Trofeo del campeonato de la zona norte de la Liga Mexicana de Beisbol y jersey con nombre mexica. Préstamo de Los Diablos Rojos de México.
Al hablar del origen del beisbol, casi por automático viene a la mente el nombre de Estados Unidos, pero ¿y si hay relaciones del origen de este deporte con los juegos de culturas precolombinas? Este cuestionamiento lo realiza el Smithsonian National Postal Museum en el núcleo temático ‘Creando beisbol’ de su asombrosa exposición “Beisbol: El jonrón de los EE.UU.”, en la cual el Museo de la Filatelia de Oaxaca colabora con el préstamo de una espléndida obra.
Este original planteamiento, que pone en entredicho la mítica idea del beisbol como el pasatiempo nacional de Estados Unidos, analiza las similitudes que tiene este deporte con los antiguos juegos de pelota de las civilizaciones mesoamericanas, tales como los mexicas, mayas y zapotecas. La propuesta es que esas actividades ancestrales, de dimensiones políticas y rituales bastante complejas, dieron forma al beisbol moderno tanto como sus antecedentes europeos. Ya que para popularizar al beisbol se necesitó de una expansión multicultural en la que participaron millones de migrantes, muchos de ellos provenientes de culturas prehispánicas acostumbradas y adeptas al juego de pelota.
Timbres postales de ancha y jugador de pelota maya, México, 1954
Y la representación de este vínculo entre el juego de pelota y el beisbol se puede observar a lo largo de la historia de México, sobre todo en el arte de sus timbres postales.
Otras formas en que los mexicanos han conectado sus raíces en el juego de pelota con la modernidad del beisbol ha sido, por ejemplo, con la representación de sus equipos beisboleros o con el diseño de sus trofeos, elementos que evocan de forma implícita el nexo cultural entre estos dos deportes.
De igual manera, la expresión artística contemporánea ha contribuido al fortalecimiento de este innegable enlace cultural. Una muestra de ello es “El Quetzalcoatl bat”, una obra del artista Gómez Morín, la cual consiste en un grabado del plumaje de Quetzalcoatl realizado en un bate de beisbol hecho en Estados Unidos, con el fin de representar la naturaleza dual estadounidense y latina del deporte.
Esta interesante exposición renueva la identidad de uno de los deportes más populares del mundo, analiza sus trasfondos y rompe mitos no fundamentados. Encuentra todos estos elementos mencionados en la exhibición “Creando beisbol” del Smithsonian National Postal Museum.
Nada sabemos de la vida del ingeniero alemán Enrique de Schleyer, cuyo nombre de nacimiento podría haber sido Heinrich von Schleyer, pero su nombre castellanizado aparece anotado en varios mapas elaborados en 1870 y 1871 en comunidades de la Sierra Juárez. Hoy en día conocemos cuatro de sus mapas correspondientes a los pueblos de Ixtlán, Chicomezúchil, Yahuiche o Macuiltepec y San Andrés Yatuni, todos en un mismo estilo muy colorido y —por ende— muy llamativo.2 Por el apellido es de suponer que De Schleyer vino a México en la legión austrohúngara que siguió a Maximiliano y Carlota a su llegada en 1864. Junto con las fuerzas francesas de Napoleón III, este cuerpo militar de unos siete mil soldados, arribó a México el siguiente año. Sin embargo, en los siguientes dos años la situación de la legión se complicó. El ejército republicano de oriente, bajo el mando de Porfirio Díaz, logró derrotar a los franceses, mexicanos imperialistas y austrohúngaros en varias batallas alrededor de Oaxaca durante el año de 1866 y el 31 de octubre tomó la ciudad misma. Entre los soldados austrohúngaros que fueron hechos prisioneros ese día en Oaxaca figura el nombre del subteniente Enrico de Schleyer, probablemente nuestro cartógrafo.3 Igual que muchos otros legionarios, Enrico o Enrique se quedó en Oaxaca después de ser liberado y poco después aparece como autor de los mencionados mapas de la Sierra Norte.
Hoy en día, de los cuatro mapas, solo el de Chicomezúchil se conserva en su lugar de origen. En ellos, el autor se presenta como “Ingeniero de la Confederación N[orte] Alemana”, o sea del primer estado federal alemán (1867-1871), con quien México firmó varios convenios. El mapa de Yatuni —oficialmente parte del Archivo General Agrario— está exhibido en el Museo de las Culturas de Oaxaca, mientras que el mapa de Yahuiche —al parecer robado alrededor de 1982— se encuentra en una colección privada desconocida en Estados Unidos. Todos se caracterizan por la llamativa franja negra con decoración floral en sus orillas y el águila nacional en el centro superior.
En enero de 2020, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova pudo adquirir, en una subasta en la Ciudad de México, el Mapa de Ixtlán, el mayor de todos, con un impresionante largo de 3.44 metros. Se encontraba en un grave estado de deterioro, por lo que se buscó la colaboración con el Archivo General del Estado de Oaxaca, donde se elaboró un diagnóstico y propuesta de tratamiento. Posteriormente, el documento fue trasladado a sus talleres de restauración para ser intervenido.
El mapa o plano de Ixtlán presentaba diversos tipos de deterioro, incluyendo suciedad, roturas, faltantes, arrugas y dobleces, invasión de microorganismos e incorporación de materiales inadecuados. El equipo del AGEO primero realizó tareas de limpieza, desinfección y aplanado. Después, se removieron soportes y adhesivos, para luego darle un nuevo y más adecuado soporte al documento utilizando papel japonés. Enseguida se insertaron injertos de papel en donde se presenta-ban faltantes y se realizó reintegración cromática donde existían pérdidas de color en la capa pictórica. Tras meses de arduo trabajo, el enorme documento fue digitalizado y se le colocó en un marco especial de madera de cedro. Finalmente, en diciembre del año pasado, el mapa restaurado regresó a las instalaciones de la Biblioteca de Investigación Juan de Cordóva.
En el mes de julio de 2021, las autoridades de Ixtlán fueron invitadas a conocerlo mientras estaba en restauración. Un detalle interesante que se les hizo ver fue que, en una nota escrita en el mapa, Schleyer declara que elaboró el documento a cambio de una suma de solo 100 pesos “por amistad al ciudadano Fidencio Hernández”, sin duda el famoso cacique de la Sierra Juárez que en 1876 se levantó en armas siguiendo la proclamación del plan de Tuxtepec por parte de Porfirio Díaz para oponerse a Sebastián Lerdo de Tejada en la presidencia de la República.
Dentro de poco tiempo, en su recuperada condición, el oficialmente llamado Plano topográfico de los terrenos de Ixtlán de Juárez será exhibido en el Centro Cultural San Pablo, donde sus minuciosos detalles e interesantes características podrán ser apreciados por el público visitante.
Para más detalles sobre el proceso de restauración del Mapa de Ixtlán se sugiere acceder a las siguientes ligas:
1 Con datos sobre la restauración de Danahí Monserrat Hernández Pérez y Eduardo Ruffiar Nicolás, del AGEO
2 Viola König (en La batalla de Siete Flor. Conquistadores, caciques y conflictos en mapas antiguos de los zapotecos, chinantecos y mixe, de 2010, pp. 129 y 132) menciona otro mapa de Schleyer en Santiago Comaltepec (1870) cuyas características desconocemos. Conocemos otro mapa de Schleyer de San Miguel Maninaltepec (fragmentos en el pueblo y copia en la Mapoteca Orozco y Berra), pero este último es de un estilo muy diferente a los demás.
3 Manuel Santibáñez. Reseña histórica del cuerpo de ejército de oriente. Tomo II. México: Tipografía de la Oficina Impresora del Timbre, 1893, p. 503.
Fotografías: Acervo de Taller de Restauración FAHHO
A pesar de que hay algunos textos que registran información acerca del Templo de Tejúpam (Villa Tejúpam de la Unión, Teposcolula, Oaxaca) y mencionan fechas cercanas a su construcción, se ignora la época de su fundación, pues solo se sabe por tradición que, antaño, estuvo situado en un lugar diferente al actual. La investigación que realizó Robert J. Mullen describe algunos acontecimientos que posiblemente serían los más acertados sobre la época de la fundación del templo:
El primer párroco de Tejúpam fue del clero secular y ya residía allí en 1558; los dominicos se encargaron del lugar por 1570, puesto que el convento de Santiago Tejúpam fue aceptado en 1572, según las actas; en 1579 había allí dos religiosos; hay registros de bautizos y matrimonios entre 1562 y 1780, de los que se deduce que durante los siglos XVII y XVIII la parroquia tuvo dos dependencias; se piensa que entre los años 1745 y 1766 Tejúpam fue secularizada, además, se menciona en los registros y estudios que fue la colecturía de Yanhuitlán en 1801 y 1810, y se le reconoce como parroquia en 1850.1
El conjunto fue construido durante la segunda mitad del siglo XVI bajo la advocación de Santiago apóstol y se divide en templo, Portal de Peregrinos, convento, atrio y barda atrial. La fachada principal del templo está compuesta por dos cuerpos, un remate o frontón, dos torres y un campanario de dos cuerpos. El primer cuerpo presenta el acceso principal con puerta de madera y hornacinas en sus extremos, el segundo exhibe una ventana en ajimez.
El templo se erige sobre una planta de cruz latina que mide 16.14 metros de ancho por 52.76 metros de largo y está compuesto por coro, sotocoro, dos capillas laterales de fábrica posterior, presbiterio y sacristía con bóveda de cañón corrido y un crucero con cúpula coronada por una linterna; además posee un bautisterio con bóveda de cañón de lunetos.
Adosado al extremo sur del templo se halla su exconvento, cuya fachada está integrada por un par de arcos de medio punto, entre los cuales destaca un medallón de remembranzas dominicas; la crujía lateral se conforma por dos ventanas —de peana y cornisa denticulada— y un acceso exterior con enmarcamientos de piedra cantera. A dicho acceso le siguen dos crujías más de características similares.
A partir del 2008 y hasta el 2013 se restauraron cuatro retablos y siete pinturas de caballete en conjunto con el Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal. Del 2014 al 2023 se han llevado a cabo seis etapas para la restauración del exconvento, y en el mes de marzo se firmó el acuerdo para continuar los trabajos de restauración en una séptima etapa, en la que se realizan trabajos de intervención y adecuación de los pisos, muros, la cubierta de dos crujías y el deambulatorio. Una vez concluida esta fase daremos apertura a una nueva biblioteca que albergará esta población para uso y disfrute de sus niños y jóvenes, así como de la comunidad en general.
1 Robert Mullen, La arquitectura y escultura de Oaxaca 1530-1980, volumen II (México: CODEX,1994), 146
Desde mediados del año pasado, “Un pueblo llamado Milpa” ha recibido a cientos de niños, padres y escuelas para jugar y aprender acerca de uno de los alimentos más fascinantes que México dio al mundo: el maíz. Sin embargo, la tarea de acercar estos contenidos a nuestros visitantes ha llevado a quienes conformamos el equipo educativo a instruirnos constantemente y a descubrir temas que, por nuestro perfil profesional, resultan completamente nuevos. A veces, incluso nos ha llevado a pensar el mundo con otros ojos.
A raíz de esta exposición, noté por primera vez que el maíz y los seres humanos compartimos un proceso similar en nuestro ciclo de vida. Nos une un vínculo que trasciende lo biológico. A primera vista, parece difícil que una planta y una persona tengan tanto en común, pero basta con detenernos a comparar cada etapa de nuestro desarrollo para descubrir que las similitudes son más de las que creemos.
Todo empieza con una semilla. El viaje de la vida inicia en ambos casos con el intercambio de material genético por parte de dos individuos. Es esta combinación lo que dará como resultado un ser completamente nuevo. En este punto, una semilla no es muy distinta de un bebé: ambos contienen dentro de sí la promesa de un futuro vibrante y, para ellos, la tierra y el vientre materno son lugares sagrados donde la vida florece y se desarrolla.
El tiempo sigue su curso. En el campo, han pasado doce días y las primeras hojas verdes han brotado a la superficie, listas para unirse a la milpa y su comunidad de plantas, hongos e insectos. Por su parte, el bebé humano ha pasado nueve meses en el vientre de su madre, formándose y creciendo. Ahora está listo para nacer y descubrir el mundo que lo rodea.
Dejando atrás el inicio de la vida, comienza el camino hacia la madurez. Para la planta, esto se refleja en su propio crecimiento. Necesita alcanzar la altura y fuerza necesarias para producir esas mazorcas que, eventualmente, estarán listas para la cosecha. De la misma forma, como educadora, sé que es en la adolescencia cuando el ser humano experimenta los cambios más significativos del camino. Es el momento más crítico para ambos seres vivos, que pronto llegarán al culmen de su madurez.
Sin embargo, para que una planta viva fuerte y segura, necesita de mucho más que solo agua, tierra y luz solar. Aunque estos elementos son esenciales, su verdadero florecimiento lo alcanza gracias al entorno. Cada parte de la planta se relaciona con otros seres y con el ambiente para establecer relaciones que la nutran y le den sustento. En la tierra, por medio de sus raíces, absorbe nutrientes y establece conexión con los organismos del subsuelo.
Insectos y aves actúan como polinizadores y se alimentan de las plagas que podrían perjudicarla. Incluso el viento, la lluvia y los agricultores que protegen sus cultivos forman parte de este complejo sistema que garantiza el crecimiento del joven maíz. La sabiduría transmitida de generación en generación, los métodos de cultivo tradicionales y el conocimiento científico se combinan para garantizar que las plantas alcancen su máximo potencial.
Del mismo modo, los seres humanos prosperamos en comunidad. Al relacionarnos con otros como nosotros obtenemos apoyo emocional, oportunidades de aprendizaje, recursos compartidos y sentido de pertenencia que propician el desarrollo de nuestra identidad. Al igual que el maíz y sus compañeros de la milpa, dependemos de otros para nuestra supervivencia y florecimiento.
La etapa de madurez es el punto en el que, tanto el maíz como el ser humano, alcanzan su pleno potencial. El primero florece con todo su esplendor produciendo mazorcas llenas de granos de diversos colores y tamaños. El adulto humano se convierte en una persona con habilidades, conocimientos y experiencias que lo hacen único. Es un momento de cosecha, donde se recogen los frutos del trabajo y la dedicación.
Finalmente, llegamos al punto en el que ambos individuos están listos para continuar con el ciclo de la vida. Para el maíz, esto significa que las semillas maduras están listas para ser dispersadas y así germinar nuevas plantas. En los seres humanos implica la capacidad de abrir el camino a una siguiente generación.
Mediante estas etapas, las vidas de ambos se entrelazan en un ciclo eterno de crecimiento, transformación y renovación. Ya sea en años o en días, ambas especies están sujetas a los ritmos naturales del mundo que las rodea y cada una encuentra su propio significado y propósito con el paso del tiempo. Personas y plantas, después de todo, estamos llamadas a servir a los otros.
Creamos “Un pueblo llamado Milpa” con la esperanza de transformar la manera en la que las niñas y niños de Oaxaca se relacionan con el campo y sus productos. No obstante, a diez meses y casi cien talleres de distancia, quizá los adultos seamos los más cambiados. Estas reflexiones, por más someras que resulten, son incluso más urgentes en quienes nos hemos acostumbrado a ver distancia entre las personas y su medio. Me gusta pensar que también para eso sirven los museos.
Durante la pretemporada del 2024, el tercer cañonazo de los Diablos Rojos del México fue la contratación del espectacular lanzador Trevor Bauer, quien apenas en 2020 se hizo acreedor del Trofeo Cy Young de la Liga Nacional, reconocimiento que se entrega a los mejores lanzadores de cada circuito de las Grandes Ligas.
Después un año en el poderoso beisbol de Japón, el equipo escarlata logró convencerlo para jugar en la pelota mexicana y con ello buscar un potencial regreso a las Ligas Mayores.
Los Rojos atraparon toda la atención del beisbol nacional cuando notificaron la firma del estelar lanzador californiano, muy pocos días después de confirmar que recibirían a los Yanquis de Nueva York como parte de su preparación para la campaña del 2024, además de firmar el convenio con el legendario bateador dominicano Robinson Canó.
Que Trevor Bauer forme parte de los Diablos Rojos ha significado un cambio importante en usos y costumbres para la organización, que van desde su trato como súper estrella hasta la manera de asimilar lo que expresa en sus redes sociales, que en cuestión de minutos influye en los temas de conversación sobre el deporte rey en México y en diferentes partes del mundo.
El autollamado @BauerOutage, o Corto Circuito, es un personaje extremadamente sencillo, pero siempre lleno de enigmas, al grado que desde su llegada levantó la mano para enfrentar a los Bombarderos del Bronx, al mismo tiempo que anunciaba que el compromiso con el equipo escarlata se encontraba sujeto a cinco apariciones de temporada regular, a reserva de emigrar a un mayor nivel.
Si bien es cierto que sus primeras dos actuaciones no resultaron algo fuera de lo normal, a partir de su tercera salida, segunda en temporada regular, Trevor Bauer comenzó a mostrar su verdadero potencial, que al momento de redactar esta nota lo coloca como una real esperanza de que los Diablos vuelvan a contar con un ganador de la Triple Corona de picheo, con un récord de siete juegos ganados y ninguno perdido, 1.53 en promedio de carreras limpias admitidas por cada nueve innings lanzados y 76 oponentes ponchados o “sentenciados por su espada”, como él mismo diría. Hasta ahora, Panchillo Ramírez es el único lanzador escarlata que ha conquistado la triple gema, y eso sucedió en 1956.
Al margen de sus números, Bauer ha logrado lo impensable para un jugador de la Pandilla Roja; aficionados opuestos y fuera de la Ciudad de México lo han ovacionado al final de su trabajo, asimismo han apresurado su llegada a los estadios con la única intención de observarlo mientras se prepara para cada salida. Imágenes como esa únicamente pueden ser comparadas con los tumultos generados por Fernando Valenzuela cuando volvió a nuestro país después de sus años de gloria en las Grandes Ligas, o cuando la afición veracruzana acudió a recibir a Martín Dihigo al barco que lo transportó desde Cuba al puerto jarocho en la década de 1930.
Antes de llegar a la mitad de la temporada, Trevor Bauer se dio tiempo para garantizar su paso por el beisbol mexicano al ponchar a nueve bateadores de manera consecutiva y empatar la marca de la LMB. Además, se ha quedado a un “chocolate” de igualar la cifra máxima del club rojo, que es de quince, implantada hace cinco décadas por Enrique Romo.
Para nadie fue una sorpresa su participación en el Juego de Estrellas de Veracruz como pícher abridor, convirtiéndose apenas en el segundo pelotero en la historia que es convocado a un encuentro estelar en las Ligas Mayores, en Japón y en la Liga Mexicana, igualando al bateador dominicano Julio Franco.
Transmitir o reseñar un juego de Bauer es lo más parecido a regresar a un salón de clases, con todo tipo de documentos a la mano para registrar algún hecho inédito o fuera de lo común.
Ante los inquietantes rumores de que dejará a los Diablos Rojos, el club ha llegado a anunciar por adelantado hasta cuatro salidas confirmadas de sus presentaciones para que los aficionados puedan apartar fechas y no se pierdan la oportunidad de ver a un auténtico lanzador de liga grande en plenitud de facultades, cuya presencia será recordada durante mucho tiempo en el beisbol mexicano.
Estampillas de la exposición “El ingenio alado: un viaje filatélico por el mundo de los pájaros”. Fotografías: Acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca
En el jardín del árbol de orquídeas asiático, entre hojas que imitan la pata de una vaca, emerge la figura de un diminuto visitante, embellecido por un plumaje resplandeciente de matices metálicos. Revolotea con gracia, entre flores rosas y blancas, un ser alado: un colibrí que despierta la atención de todos los visitantes. A sus espaldas, un majestuoso espacio arquitectónico que resguarda con esplendor una colección de pedacitos de papel provenientes de todos los rincones del mundo: el Museo de Filatelia de Oaxaca.
Desde los conocidos residentes de nuestros jardines hasta los vibrantes habitantes de tierras tropicales lejanas, los pájaros nos rodean desde todos los rincones. Se encuentran en todos los continentes y en una diversidad de hábitats, deslumbrándonos con una amplia gama de cantos, colores y formas. En la actualidad, se estima que existen alrededor de nueve mil especies en todo el mundo, cada una con sus propias características y comportamientos únicos.
Los pájaros, a su vez, representan una fuente inagotable de misterio y asombro. Desde la antigüedad, han sido plasmadas en diversos registros: desde las paredes de la cueva Lascaux hasta las tumbas egipcias, pasando por grabados en cerámica china y figuras de barro de los mexicas. Dada su cercanía a nuestra vida cotidiana, han adquirido significados metafóricos que abarcan diversos aspectos de la experiencia humana, como el poder, el amor, el mal, el orden y el caos, la muerte, la superstición y la resurrección. Además, son apreciadas como mensajeras, indicadores del cambio estacional, fuentes de remedios médicos, así como acompañantes domésticos. Su representación artística permea casi todas las formas de arte, y va de los poemas y las pinturas a las indumentarias de diversas culturas.
En el Museo de la Filatelia de Oaxaca estamos emocionados de presentar la exposición “El ingenio alado: un viaje filatélico por el mundo de los pájaros”. Esta exhibición, inspirada, inspirada en El ingenio de los pájaros, el best seller de la divulgadora científica Jennifer Ackerman, se despliega en ocho núcleos temáticos. Por medio de más de cuatrocientas piezas filatélicas, como timbres, sobres y hojillas de más de cien países, exploramos las extraordinarias capacidades técnicas, sociales, musicales, artísticas, espaciales, inventivas y adaptativas de nuestros amigos emplumados.
Durante la meticulosa curaduría de la exposición, se llevó a cabo un exhaustivo proceso de investigación y selección de especies. Cada una fue escogida por sus fascinantes características y su relevancia en el mundo de las aves. Por ejemplo, el arrendajo azul fue seleccionado por su ingeniosa técnica de utilizar su propio cuerpo como herramienta para limpiar hormigas rociadas con ácido fórmico, por lo que esta astuta especie fue inmortalizada en timbres de Canadá y Estados Unidos. Asimismo, el cenzontle, representado en estampillas de México y Cuba, se destacó por su asombrosa habilidad para imitar una amplia gama de sonidos, que pueden ser tanto los cantos de otras aves como los ruidos de máquinas. El hornero común, constructor de nidos de barro en forma de horno, fue incluido por su singular técnica constructiva, plasmada en un timbre de Argentina. Cada especie seleccionada constituye una ventana singular al universo aviar, resaltando tanto su diversidad biológica como su increíble ingenio.
Esta exposición integra arte, ciencia y naturaleza con el fin de despertar la curiosidad y el asombro ante la belleza y la biología de los pájaros. Por medio de obras artísticas, infografías y el evocador canto de algunos ejemplares, te invitamos a sumergirte en un viaje fascinante por el majestuoso mundo aviar. Por ejemplo, te presentamos la obra “Vuelo timbrado”, del colectivo Lapiztola, compuesta por doce cajas intervenidas con la técnica de esténcil, utilizando timbres postales y papel cortado. Al contemplar las cajas en conjunto, podrás apreciar la silueta de un ave en pleno vuelo. Además, en la bitácora aviar filatélica encontrarás una guía de identificación que te permitirá explorar y conocer diversas especies mundiales, comprendiendo su aspecto, hábitat y comportamiento.
Por último, te invitamos a convertirte en un héroe para nuestros amigos emplumados al descargar —por medio del código QR— un manual especialmente diseñado para ti, donde encontrarás diversas estrategias creativas para ayudar a preservar el hábitat de las aves.
Únete a nosotros y descubramos juntos el ingenio y la belleza de estas criaturas emplumadas.
De acuerdo con los estudios sobre el inicio de la vida en nuestro planeta, el agua ha sido fundamental para la creación y existencia de los seres que lo habitamos. No cabe duda de que todas las civilizaciones han sido consientes de la importancia de este vital liquido que corre por todos los confines de la tierra.
Para los pueblos mesoamericanos el agua tenía tanta importancia, que idearon múltiples formas de expresar su significado. En Oaxaca, el dios Pitao Cosijo, de acuerdo con los zapotecos, y Dzahui, según los mixtecos, fueron de gran trascendencia tanto en los aspectos religiosos como en los cotidianos de nuestros antepasados, ya que el agua es la fuente de vida.
Hoy en día, el agua sigue siendo igual de importante, pero tiene un significado especial para las comunidades que se dedican a la elaboración del arte popular. Al conversar con los maestros que trabajan el barro, expresan una gran preocupación por el destino de su trabajo, ya que el barro, que es la materia prima para la elaboración de sus productos, se crea cerca de los ríos o de los lugares húmedos que las fuentes de agua generan. Esta preocupación surge ante la escases de agua que hay en Oaxaca y en todo el país.
Por otra parte, el agua es fundamental para el crecimiento y desarrollo de las plantas que hacen posible la creación de los tintes naturales; un ejemplo es la producción del “oro azul”, el añil que se produce en la comunidad de Niltepec (Cerro del añil), Oaxaca. Esta labor de producción del añil implica un largo proceso: después de la siembra el desarrollo de la planta toma aproximadamente un año, ya que su cosecha sucede entre los meses de julio y agosto. Posteriormente, la elaboración de la pasta de añil se realiza a partir de la cocción de la planta en piletas en donde se ocupan muchos litros de agua para su producción.
La grana cochinilla es un insecto que se reproduce en el nopal, y gracias a la savia que esta planta contiene se pude desarrollar y producir su característico color rojo, que sirve para el teñido de textiles.
La seda se crea a partir de la alimentación del gusano de seda, siendo su comida la hoja de la morera. Tan solo treinta gramos de huevos pueden comer entre 900 y 1 200 kilogramos de hoja durante su desarrollo, el cual dura aproximadamente treinta días.
Para la producción de piezas elaboradas con palma y carrizo el agua es importante, ya que sin humedecer estas materias no pueden ser manejables, pues cuando estas fibras se encuentran completamente secas tienden a romperse. Para la palma es importante la lluvia, ya que con un tipo de clima húmedo adquiere mejor flexibilidad para su uso.
Te invitamos a conservar nuestro patrimonio cultural y, así mismo, nuestro activo patrimonial que es el agua, ya que es la base ecosistémica de la sociedad.
Año con año, la directiva del club Guerreros de Oaxaca trata de hacer sinergia con algo que caracteriza al estado de Oaxaca, su cultura. Es por eso que Guerreros fusionó su talento en el beisbol con las habilidades de la familia Bautista, quienes, desde hace más de cuarenta años, cuentan con su taller de rótulos en Santo Domingo Barrio Bajo, Villa de Etla, Oaxaca.
El rótulo es un letrero o descripción donde se da a conocer el contenido, objeto o destino de algo por medio de diversas figuras, frases, colores, ilustraciones, etc. Siempre caracterizado por tener un poco de humor en la proyección.
En la temporada 2024 de la Liga Mexicana de Beisbol y en su vigésima novena campaña, los Guerreros de Oaxaca optaron por juntarse con Giovanny y Arturo Bautista para realizar, según la prensa especializada, uno de los jerséis más bonitos y llamativos en todo el circuito veraniego.
Con colores en blanco, naranja, azul y amarillo fue diseñado este modelo que el equipo oaxaqueño estará vistiendo cuando juegue de local en el Estadio Eduardo Vasconcelos de la ciudad de Oaxaca.
En años anteriores, Guerreros ha estrechado lazos con artistas plásticos oaxaqueños que han brillado nacional e internacionalmente, entre los que se encuentran Amador Montes, María y Jacobo Ángeles y Sabino Guisu.
“Tengo mi primer experiencia en el beisbol mexicano como jugador; me habían dicho que Oaxaca es una ciudad con mucha cultura y tradición, y este nuevo jersey me dice todo, es muy lindo, los colores son llamativos como me gustan y, la verdad, estoy seguro de que será uno de los uniformes más destacados del año”, mencionó el jugador venezolano Renato Núñez.
La afición bélica se mostró muy contenta al momento de conocer el nuevo diseño del jersey que portan sus Guerreros para la campaña 2024 de la Liga Mexicana de Beisbol. Al respecto expresaron mucho ánimo y deseos por poder tenerlo en sus manos:
“Hacía muchos años que no deseaba comprar un uniforme como el que tendrá nuestro equipo este año, los demás me han gustado, pero la verdad este me encantó. No dudaré un minuto en comprarlo, ya que es un uniforme con colores e ilustraciones que nos identifica como oaxaqueños. La directiva de Guerreros debe estar muy contenta por el trabajo que han hecho”, comentó Alejandro Soto, fiel aficionado de los Guerreros de Oaxaca.
Llevo ya buen tiempo parado aquí, bajo la sombra del árbol. Afuera el sol deforma la atmósfera y la visión de las calles con sucesivas ráfagas de calor amarillo. Es mediodía. No hay en el mundo, pienso, seres tan piadosos como los árboles, de ellos es deseable aprender la compasión. “A la sombra del árbol”, Edmundo Hernández
Cómo empezar a escribir un texto para celebrar el Día del Árbol1 en México (11 de julio de 2024) desde un lugar en donde la siembra de maguey y la construcción de conjuntos habitacionales parecen más importantes que la siembra de árboles; ahora que el calor abrasador, la escasez de agua, la ausencia de lluvias y los incendios forestales nos resultan angustiantes.
Entre el 1 de enero y el 6 de junio de 2024 se han registrado 5,482 incendios forestales en las 32 entidades federativas, con un total de 538,233.80 hectáreas de superficie dañada. Según el Sistema Meteorológico Nacional, del total de esta superficie, el 94 % corresponde a vegetación herbácea y arbustiva, mientras el 6 % es vegetación arbórea. Los estados con mayor presencia de incendios son: Jalisco, Ciudad de México, Michoacán, Puebla, Durango, Chihuahua, Tlaxcala, Veracruz y Oaxaca, que representan el 83 % en el contexto nacional. Las entidades federativas con mayor área afectada son: Jalisco, Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Guerrero, Nayarit, Durango, Sinaloa y Chihuahua, que constituyen el 84 % en todo el país. Del total de incendios forestales en México, el 14 % corresponde a ecosistemas sensibles al fuego, es decir, que su recuperación de forma natural puede tardar cientos de años, como sucede con las selvas altas y medianas perennifolias (aquellas que conservan su follaje todo el año) y subperennifolias, selvas bajas caducifolias (las que pierden su follaje durante una parte del año), manglares y bosques de oyamel.
Cuando un árbol muere, ya sea en un incendio o por la tala, no solo desaparece un árbol, sino que se extingue un microclima y un microecosistema adecuados para el acontecimiento de la vida de muchos otros seres vivos: vuela desorientada el ave; se pierde un nido; huye la ardilla; el alimento escasea; los animales caen de las ramas como frutos maduros, abatidos por el sol… Pero, del mismo modo que cuando está vivo, si el árbol fenece por causas naturales la humedad retenida en su corteza posibilita la existencia de pequeños organismos como las plantas hepáticas, los musgos, los hongos y los líquenes, constituyendo así uno de los tantos escenarios para el acontecer de la sorprendente vida en el microcosmos.
En este sentido, el Día del Árbol no es sino un recordatorio sobre la protección, enriquecimiento e impulso de las superficies arboladas tanto en las zonas urbanas y rurales habitadas por seres humanos, como en las naturales que constituyen bosques, selvas, manglares y otros biomas. Su reproducción es importante porque estos seres proveen de servicios ambientales vitales para el planeta: regulan la temperatura gracias a que son capaces de frenar la radiación solar para evitar su impacto directo sobre la superficie terrestre; tienen un papel clave en el equilibrio del ciclo del agua; su existencia influye en la generación de precipitaciones; permiten a los suelos captar y retener el agua; ayudan a evitar la erosión del suelo y, con ello, a disminuir los escurrimientos e inundaciones; además, son una fuente importante de alimento y una materia prima necesaria en el desarrollo de la economía. En pocas palabras, constituyen diferentes entornos naturales propicios para albergar a miles de especies de animales y otras plantas.
Entre las funciones ambientales vitales más importantes que realizan se encuentra la producción de oxígeno junto a la captación y almacenamiento del dióxido de carbono producido por diversas actividades humanas, una de la casusas principales del cambio climático. No hay mejor mecanismo de captura de carbono en el mundo que el de los árboles: para realizar la fotosíntesis extraen dióxido de carbono del aire, en seguida lo fijan en forma de azúcar y finalmente lo liberan como oxígeno. El azúcar es la materia prima para generar madera, ramas y raíces. En consecuencia, el tronco se convierte en un increíble depósito de carbono, porque está hecho completa y precisamente de este elemento, de ahí la longevidad de los árboles y el hecho de que, aún con la muerte y la descomposición encima, se mantengan en pie. Pero incluso los árboles liberan un poco de dióxido de carbono cuando la lenta caída les sobreviene o cuando, durante toda su vida, mueren por sus hojas y, también, porque sus raíces queman azúcar para capturar nutrientes y agua. Sin embargo, en el maravilloso ciclo que las superficies arboladas conforman, los árboles vivos son capaces de hacerse cargo del dióxido de carbono que los difuntos dispersan con su putrefacción, además del de las combustiones producidas por las actividades humanas. Por eso son tan importantes los árboles jóvenes, porque mediante su acelerado crecimiento son capaces de extraer carbono de forma rápida.
Afortunadamente, dentro de un ciclo de vida natural son pocos los árboles que mueren y muchos los que brotan. Si bien la captura y almacenamiento de carbono en los árboles es un proceso natural aunque diverso según su edad promedio, así como las diferentes cantidades y velocidades con que retienen y acumulan el carbono—, hay maneras de ayudarles a retener más carbono mediante una gestión forestal adecuada. Lo primordial es mantener a los ecosistemas forestales como tales (selva, bosque, manglar, etc.), pues el cambio de uso de tierra trae consigo la liberación de carbono, además de la pérdida del potencial que la tierra tiene para almacenar carbono, que es otra forma en la que los árboles acopian este elemento. Por otro lado, la tala es admisible siempre que su objetivo sea restablecer la edad de las zonas arbóreas, así como garantizar su buena salud y correcta conservación a lo largo del tiempo. En cambio, si no hay tala, lo mejor será asegurar el aumento de la cubierta forestal. Esto ha de hacerse bajo la premisa de que reforestar no es igual que restaurar, es decir, sustituir especies nativas por exóticas no es lo mismo que estudiar y conocer las especies nativas para integrarlas a su hábitat. El problema consiste en que la introducción de un árbol extraño al territorio provoca una mayor presión al ambiente para mantenerlo vivo, y con esto se corrompe el equilibrio ecológico.
Es necesario aclarar que la siembra de un árbol jamás será inútil, incluso la de los exóticos. Todos disfrutamos sentarnos a la sombra de un árbol, y no se trata de un simple gusto, sino de un llamado, de algo que nos corresponde no por ser humanos, sino en tanto organismos vivos: el agua, el aire, los rayos de sol y la sombra, una temperatura agradable, un entorno propicio para la existencia. Nos sobran razones para celebrar a los árboles y no hay mejor forma de hacerlo que sembrando y cuidando. Se trata de dar a estos maravillosos seres un poco de lo mucho que hacen por todo el planeta, pues el árbol que nosotros somos capaces de olvidar, siempre, desde la quietud de su sitio y desde sus diversas formas de procurar cuidados, nos ha de recordar.
1 El 1 de julio de 1959 un decreto presidencial permitió instaurar oficialmente en el país la celebración anual del Día del Árbol el segundo jueves del mes de julio, asimismo instituye la Fiesta del Bosque durante todo el mes.
Durante la primavera de 2024, la ciudad de Oaxaca manifestó una escasez hídrica. La población, ante el desabasto del vital líquido, se vio en la necesidad de comprar agua a transportistas privados: el suministro se hizo en camiones cisterna y la demanda fue tal que su precio aumentó en un 100 %. En ese contexto, se lanzó la convocatoria del taller de análisis y creación poética “Cantos pluviales”, propuesta didáctica-literaria desde la que se exploró la escritura de distintos autores que comparten un punto en común: la figura del río como eje temático y fuente de la experiencia estética.
A lo largo de seis sesiones, que se impartieron en la sala José Molina de la Biblioteca Andrés Henestrosa gracias a la buena disposición de su director Freddy Aguilar, los asistentes al taller exploraron voces diversas tanto en su construcción como en su geografía de origen. Los peruanos José Watanabe y Javier Heraud pusieron sobre la mesa la subjetividad del río como ente que se expresa en sus milagros cotidianos, un eco del devenir natural que sorprendió a Heráclito. La mirada contemplativa de Bosho nos recordó que en el ocio se alumbra la mirada desinteresada, contemplar el mundo conlleva dirigir la vista a la naturaleza, que transforma nuestra interioridad. Reconocer la belleza del mundo provoca en nosotros un gozo que nos impide ir más allá de nuestros límites, dando la impresión de que la naturaleza solo tiene su belleza para defenderse.
La literatura mesoamericana reposa en el mito que, como ente vivo que es, por medio de la resignificación muestra el permanente movimiento al que está sometida la voz. La figura del río no les fue ajena a las culturas prehispánicas: la serpiente se vincula con las corrientes de los ríos, con la luminosidad del rayo y con la lluvia. Las distintas versiones del mito de la serpiente y el río nos hicieron sentir una mirada familiar; la de los oaxaqueños que, por medio de la ritualidad, deificamos el mundo.
De esta manera pudimos acercarnos a tres miradas, tres maneras de decir las cosas que, aunque ajenas la una de la otra, nos recuerdan que la experiencia frente a la naturaleza nos permite descubrir algo que ya residía en nuestro interior, pero no se había manifestado. Nos conocemos a través del asombro, del silencio, de permitir que nuestro ser se manifieste y para ello es auxiliado por la belleza de la naturaleza.
Por medio del ecosistema río, nos permitimos reconocer el permanente devenir natural, que muestra que la physis está en un constante despliegue, un respirar ordenado y causal, solo atravesado por lo inesperado. Es el azar el que impide que algo se cumpla, el accidente se interpone torciendo o interrumpiendo el proceso ontológico del mundo.
Las culturas prehispánicas, al ser culturas agrarias, desarrollaron una relación con el elemento agua y el cuerpo río. El Atoyac y el Salado, fueron en un tiempo protectores e irrigadores del valle de Oaxaca. Entre los pueblos y el río existió un vínculo de dependencia, pero también una conexión estética contemplativa. Hoy en día, estos cuerpos de agua los hemos reducido a canales por donde circulan los desechos de la ciudad que, en el más oscuro de los casos, hemos entubado, para enterrar con ellos la culpa y el remordimiento al verlos enfermos. Ser habitantes de una ciudad en la que la figura del río está exiliada de nuestra mirada cotidiana, nos condiciona a conformarnos con el agua de la lluvia, que corre rebotando por las cunetas. En ella navega basura, rastros de la urbanidad sintética y plástica. Desconocemos el canto fluvial del río que trae madera, carrizos, mueve piedras, las pule, las fragmenta hasta convertirlas en arena. Somos, por el contrario, muy conocedores de los “Cantos pluviales” del agua sobre la ciudad.
La lectura conlleva la escritura, la poesía engendra más poesía. Un infante, cuando descubre algo que le sorprende, siente el deseo por mostrarle al mundo su encuentro. No buscamos la belleza para hacerla rehén, como una más de nuestras posesiones, sino para liberarla ante los ojos de los otros. Es natural que al encontrarnos con la mirada de la poesía, queramos permanecer próximos a ella, este impulso es el que nos conduce a la escritura y más tarde a compartir lo escrito. La poesía viene a recordarnos la incertidumbre por el futuro, la experiencia de pasar de lo sublime a lo terrible en una llovizna que se torna tormenta, nos habla el logos cósmico que se manifiesta en la armonía matemática, en el canto de Fibonacci y su visión áurea del mundo.
Es la poesía quien nos hace un llamado a la memoria, a no caer en el naufragio del olvido y siempre tener presente que cuando un río se pierde, la humanidad se empobrece en sus posibilidades de encontrarse a sí misma a través de la belleza del mundo natural.
El comercio surgió como una actividad preponderante en la historia de la humanidad. El trueque era una de las tantas formas que existían y aún existen en algunos pueblos para el intercambio de productos. Así, se han sucedido distintos periodos de la historia del mundo humano que han propiciado la evolución del comercio. A lo largo de esta historia, la tecnología ha revolucionado el mundo y nos ha otorgado otras costumbres, hábitos, herramientas y, por consiguiente, ha generado las nuevas formas en las que ahora las personas nos relacionamos por medio del comercio; una nueva dinámica para comprar y pagar por los bienes y servicios que necesitamos.
Recién iniciada la pandemia por COVID-19, surgió como iniciativa del Museo Textil de Oaxaca la idea de crear una tienda en línea, un proyecto que sirvió para acercarnos a las personas durante la emergencia sanitaria y así apoyar a las familias creadoras de arte textil que continuaron trabajando desde casa para generar ingresos. Este proyecto tiene como propósito promocionar, conservar y difundir la creatividad, el talento y la destreza de las creadoras y creadores del arte textil de Oaxaca y otras regiones del país. Asimismo, promueve la elaboración de piezas textiles de calidad en beneficio directo de los artistas, los talleres familiares y las cooperativas.
La tienda en línea del MTO cumple la dinámica de venta, pero resalta por ser un espacio didáctico educativo al incluir no solo la información que comúnmente observamos acerca de un textil -como el tipo de pieza, persona que la elabora, lugar de procedencia, por mencionar algunos-, sino también integrar textos que acompañen a algunas de las piezas, como testimonios, relatos y biografías de las personas que las han elaborado, con el objetivo de visibilizar los procesos creativos, el contexto y las historias que cuentan las propias creadoras y creadores. Además de esta valiosa información, se integró un mapa interactivo que ubica la comunidad en donde fue elaborada la pieza; así, podemos pasar de la Sierra norte a la Costa oaxaqueña con un solo clic.
El proceso para realizar la compra es muy sencillo: podemos elegir la pieza directamente del catálogo que se divide en cuatro secciones, las cuales incluyen camisas, blusas, huipiles y gabanes/ruanas, o bien, realizar la búsqueda por medio del mapa interactivo al navegar y seleccionar la comunidad de la cual queremos adquirir la pieza textil. Sobresalen las piezas tejidas en telar de cintura con hilos de algodón coyuchi e hilos teñidos con añil y grana cochinilla, o con seda local de San Pedro Cajonos, Oaxaca; de igual forma se encuentran piezas bordadas sobre lino, y algunas otras son resultado de talleres de creación y experimentación organizados por el Museo.
La compra es segura con envío directo al domicilio del cliente. Por el momento los envíos se realizan al interior de la República mexicana, Estados Unidos y Canadá; si alguna persona radica en la ciudad de Oaxaca, puede acudir directamente a recoger su pieza a la tienda física del MTO.
Hoy en día es una realidad que el comercio se globaliza aceleradamente, gracias al desarrollo de diferentes tecnologías, especialmente la que tiene lugar con la conexión a internet que proporciona nuevas y valiosas oportunidades a las creadoras y creadores textiles, puertas que les abrirán relaciones con nuevos públicos y brindarán mayor facilidad a las personas que gusten adquirir una pieza textil de manera virtual.
En la tienda en línea del MTO estamos a un clic de comprar, pero también de valorar, conocer y educar.
Te invitamos a conocer más del trabajo de los y las artistas textiles en la dirección electrónica www.museotextildeoaxaca.org/tienda o bien, en nuestra cuenta de Instagram: @tiendamto.
Estamos a mitad de año, las lluvias, aunque todavía un poco aisladas, comienzan a refrescar las tardes. Algunos buscan refugio del calor o del agua repentina en locales que lo permitan, otros más ingresan al Centro Cultural San Pablo, que les ofrece cobijo y la experiencia de la exposición en turno. Cobijo y apreciación, son dos palabras que pueden definir un poco de lo mucho que cada uno de los sitios de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca da a las personas.
A modo de obertura de este número, tenemos la reseña de la entrega de reconocimientos a los presidentes de la Fundación, don Alfredo Harp Helú y la doctora María Isabel Grañén Porrúa, por su invaluable apoyo en la reconstrucción de casas tradicionales y monumentos históricos afectados por los sismos del 2017 en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
Como segundo acto, el Museo Textil de Oaxaca da continuidad a su serie Arte plumaria, que describe número a número un ejemplo que integra el proyecto emprendido hace nueve años entre Noé Pinzón Palafox y Alejandro de Ávila.
Los museos muestran, en voz de los colaboradores y algunos espectadores, lo mucho que dejan en cuanto a experiencia y reflexión: el Museo Infantil nos comparte la reseña que una pequeña lectora y asidua asistente hizo sobre el reciente libro Anoche soñamos con Teocintle y la exposición “Un pueblo llamado Milpa”; el Centro Cultural San Pablo, por su parte, nos habla de Aviarium, una muestra de cómo las aves pueden ser inspiración para los elementos más cotidianos. En el mismo tenor de la naturaleza, Casa de la Ciudad hace una reflexión sobre la importancia de los árboles en estos tiempos, algo que debemos traer a la discusión constantemente para poner manos a la obra en la preservación del medio ambiente.
La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova nos habla del reencuentro de una delegación de representantes de comunidades chocholtecas con un lienzo pictográfico del siglo XVI resguardado por el Museo Etnológico de Berlín, mientras que el Museo de la Filatelia comparte una entrevista realizada al presidente de la Federación Mexicana de Filatelia.
Por otro lado, Adabi nos entrega dos notas que ejemplifican su labor cotidiana: en una describen el trabajo que mano a mano han realizado con la Biblioteca Francisco de Burgoa durante veinte años, y en la otra exponen uno de los esfuerzos más encomiables de la asociación: el compartir de su experiencia y conocimiento a estudiantes interesados en la salvaguarda del patrimonio documental de México.
La Biblioteca Henestrosa, por su parte, nos habla de dos exposiciones que se inspiran, respectivamente, en la obra de un escritor (Roberto Bolaño) y de un pintor (Vincent van Gogh). De igual manera, Andares del Arte Popular dedica unas bellas líneas a la descripción del trabajo de una alfarera de Tlaxiaco. Por otro lado, Guerreros y Diablos Rojos hacen gala del arte de dos grandes estrellas peloteras: Jerar Encarnación y Robinson Canó.
Como cada mes, las diferentes instituciones que integran la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca nos informan de algunas de las actividades que se encuentran realizando con la esperanza de hacernos partícipes de una energía que día con día busca generar cambios positivos en la sociedad. Por aisladas que parezcan, como la lluvia, nuestras acciones también pueden refrescar nuestras formas de vida.
El pasado miércoles 22 de mayo, la Asociación de Tehuanos radicados en la Ciudad de Oaxaca rindió un homenaje a don Alfredo Harp Helú y a la doctora María Isabel Grañén Porrúa por el apoyo invaluable en el rescate y conservación de casas tradicionales y monumentos históricos afectados por los sismos del 2017. Todo ello al ritmo de la música tradicional, con lo que celebraron que hoy día los habitantes de Santo Domingo Tehuantepec pueden disfrutar el embellecimiento de su ciudad, la cuna y centro espiritual de la cultura zapoteca del Istmo.
“El barrio de la infancia tiene un lugar especial en la memoria”, fueron las palabras de la Sra. Martina Escobar Montero de Aguilar, presidenta de la Asociación de Tehuanos radicados en la Ciudad de Oaxaca, con las que trajo a la memoria de las y los presentes los momentos de su niñez, las calles que recorrieron por años, la casa de los tíos, de los abuelos y el devastador sentimiento al contemplar todos aquellos recuerdos hechos escombro.
Los sismos del 2017 dejaron marcado al Istmo de Tehuantepec. Casas, parques y monumentos se vieron gravemente afectados, y, por consiguiente, sus habitantes. Los apoyos comenzaron a llegar de todas partes: agua potable, alimentos enlatados, material de curación. La población tenía la necesidad de reponerse y aceptaron todo el apoyo posible; sin embargo, fueron los esfuerzos de don Alfredo Harp Helú y la doctora María Isabel Grañén Porrúa, por medio de la Fundación, los que realmente marcaron la diferencia, pues entendieron que no solo se trataba de reconstruir casas, sino de preservar la cultura y patrimonio del Istmo de Tehuantepec, así como de conservar la calidez de su gente al brindarles una vivienda en la cual pudieran sentirse de nuevo como en casa, con paredes de adobe y biliguanas para conservar su frescura. De igual manera pensaron en los parques, los archivos documentales y, sobre todo, en los monumentos, como el Exconvento Dominico Rey Cozijopi, del siglo XVI, que ahora también alberga la Casa de la Cultura y que durante la restauración dejó al descubierto murales increíbles que se habían pasado por alto durante años. Calles, callejones y fachadas fueron restaurados, al mismo tiempo que distintos programas sociales fueron implementados, todos con el objetivo de ver brillar nuevamente a la comunidad.
El telar de Noé con el Dechado de Cocoles en proceso. Fotografía de Geovanni Martínez Guerra, JEBOax.
En siete números previos del Boletín hemos venido describiendo el proyecto que emprendimos hace nueve años Noé Pinzón Palafox y yo, auspiciados por el Museo Textil de Oaxaca con el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú. Noé es un joven tejedor con gran destreza y talento, nacido y criado en la comunidad ikoots de San Mateo del Mar, en el Istmo de Tehuantepec. San Mateo se asienta en una lengüeta de tierra estrecha y larga entre el Océano Pacífico, conocido localmente como “mar vivo”, y la Laguna Superior, que forma parte del complejo de aguas salobres del “mar muerto”. Si bien el tejido en telar de cintura era compartido por todos los pueblos originarios del Istmo, incluso en las ciudades zapotecas de Juchitán y Tehuantepec hasta finales del siglo XIX, San Mateo es hoy día la única comunidad donde florece este arte textil en toda esa amplia región.
Noé y yo hemos recreado diversas técnicas que se usaron antiguamente en Oaxaca y en otras regiones de México, pero se olvidaron durante el periodo posrevolucionario o incluso antes, durante el Porfiriato. En el Boletín de marzo de este año explicamos e ilustramos cómo hicimos un retrato tejido del Maestro Francisco Toledo, que fue exhibido en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca con motivo de su cumpleaños número 78. Noé labró con habilidad y rapidez la imagen del Maestro, a partir de una fotografía tomada por nuestro compañero Geovanni Martínez Guerra, originario de Juchitán. Al mismo tiempo que trabajaba en el retrato, Noé avanzaba en una propuesta más sencilla en su diseño, pero más compleja en su estructura. El joven tejedor es tan competente que terminó ambas piezas en julio de 2018, tras solo dos meses de labor.
En el acervo del MTO resguardamos un par de tejidos enigmáticos que provienen de la región otomí y mazahua al norte de Toluca, en el Estado de México. Probablemente fueron hechos durante las primeras décadas del siglo XX y formaron parte de la colección de Humberto Arellano Garza, fundador de la galería Carapan en Monterrey, sobrino del gran educador e ideólogo Moisés Sáenz. Es probable que don Humberto haya adquirido estas piezas en una subasta a la muerte de Frederick W. Davis, coleccionista norteamericano que había llegado a nuestro país en 1908 y se había interesado por el arte popular y las antigüedades virreinales. Esta posible procedencia se ve respaldada por el hecho de que el acervo Arellano Garza incluye cuatro sarapes y dos bolsas que fueron fotografiadas en casa de Davis en los años 1950 por una investigadora norteamericana, cuyas diapositivas pudimos examinar cuatro décadas más tarde en la Universidad de California en Berkeley. Gracias a la generosidad de María Isabel Grañén y Alfredo Harp Helú, la Colección Arellano forma hoy parte del MTO.
Los dos tejidos a los que nos referimos son una cinta cosida a una talega, adornada con rombos, y una cinta suelta más ancha, adornada con sardinetas. Estos diseños geométricos fueron labrados de una manera muy sencilla e ingeniosa, que no habíamos encontrado antes en el vasto repertorio de los textiles mexicanos. Al preparar la urdimbre, la tejedora (suponemos que era una mujer) usó hilaturas dobles gruesas para los hilos pares. En cambio, para los hilos nones empleó una hilatura delgada. Los hilos dobles constan de lana hilada a mano con malacate, teñida de color rojo, combinada con una hilaza industrial gruesa de algodón blanco. Los hilos nones constan de hilaza industrial delgada, también blanca.
Detalle del tejido con las tramas suplementarias emplumadas. Fotografía de Geovanni Martínez Guerra, JEBOax.
La estructura del tejido es un ligamento sencillo, utilizando un solo lizo en el telar. Al iniciar la cinta, la tejedora cuidó que uno de los dos colores quedara siempre encima, para verse uniforme por el anverso de la tela. Al labrar las figuras, simplemente invirtió los hilos pares, para que el color opuesto se hiciera visible por el anverso. De esta forma, el diseño se aprecia en positivo por el anverso y en negativo por el reverso. Las cintas tejidas en el Estado de México ejemplifican la forma más sencilla de la técnica, pero años más tarde el Museo pudo adquirir ejemplos de seda más finos y complejos, que datan de finales del siglo XVIII o principios del XIX, algunos de ellos inscritos con versos y el nombre de su propietario, como podemos leer en la primera fotografía: “NI ME PRESTO NI ME DOY SOLO DE MI DUEÑO SOI GONZALES”.
Dos rasgos permiten distinguir a esta técnica. En primer lugar, como los hilos nones de la urdimbre son blancos (o amarillos, en el caso de la cinta ilustrada en la fotografía), la saturación del color en las figuras se ve disminuida por las leves líneas claras que forman estos hilos. En segundo lugar, como la manipulación de los hilos pares de la urdimbre (para cambiar de color) solo ocurre cada tercera trama, la técnica facilita la ejecución de ángulos agudos, como podemos constatar en los rombos y las sardinetas. Sin embargo, las inscripciones y las pequeñas figuras de animales y plantas, mujeres con falda y hombres con pantalones, demuestran la habilidad de las tejedoras mexicanas, seis o siete generaciones atrás de la nuestra, para labrar diseños complejos en una técnica que demanda un control riguroso de la tensión de la urdimbre en el telar.
Fuera del MTO, el único otro ejemplo mexicano que conocemos de esta estructura de tejido es una larga cinta o faja en el Cooper Hewitt Museum en Nueva York, con un diseño geométrico repetitivo. Por otro lado, se conservan en museos públicos y colecciones privadas algunos ejemplos precolombinos procedentes de la costa de Perú: identificamos en fotografías un poncho y una bolsa para hoja de coca. La técnica parece usarse hasta la fecha en la región quechua de Tarabuco, Departamento de Chuquisaca, en la Cordillera Oriental de los Andes en Bolivia, donde fue tejida una faja comparativamente sencilla que recibimos en donación, como parte de la colección de Tony y Roger Johnston.
Noé y yo nos propusimos como reto recrear en telar de cintura la estructura que bautizamos como “tejido de urdimbre doble invertida”, puesto que no encontramos nombre ni descripción alguna de ella en la literatura especializada sobre técnicas textiles. Escogimos dos materiales distintos para tejer esta muestra: 1) seda criolla oaxaqueña, criada e hilada con malacate en San Pedro Cajonos por la familia de Moisés Martínez Velasco, teñida con grana, añil y zacatlaxcal (Cuscuta sp., planta parásita amarilla que hemos comentado en artículos anteriores de esta serie); 2) algodón coyuchi (fibra de color canela, sin teñir) cultivado en comunidades mixtecas del distrito de Jamiltepec, hilados con charkha (la rueca que usaba Mahatma Gandhi) en San Mateo Río Hondo, comunidad zapoteca del distrito de Miahuatlán.
Iniciado el tejido, constatamos la facilidad con la que esta técnica permite labrar líneas sesgadas. Nuestro diseño desplegó así rombos en distintos tamaños, insertando letras en algunos de ellos para formar la palabra COCOL. Con este término designamos en México a un pan tradicional en forma de rombo. La palabra alude además a los tiempos difíciles (“me fue del cocol”), evocando las epidemias de cocoliztli (enfermedad, pestilencia) en el siglo XVI, que mataron a millones de personas. Sembrar COCOL COCOL en un lienzo es para nosotros plasmar una advertencia velada sobre la debacle ambiental que se avecina, consecuencia de nuestra adicción mundial a los combustibles fósiles.
Detalle del tejido con las tramas suplementarias emplumadas. Fotografía de Geovanni Martínez Guerra, JEBOax.
Para enriquecer la textura del tejido y acentuar el centro de los rombos, empleamos como trama suplementaria un torzal emplumado que nos proveyó Román Gutiérrez Ruiz de Teotitlán del Valle, quien torció plumón de ganso (teñido con grana, añil y zacatlaxcal, al igual que la seda) con hilo industrial fino de algodón.1 Nos parece que los puntos esponjados resultantes contrastan de modo sorpresivo con los cambios de color en la urdimbre plana: casi los subvierten. Terminado el tejido, Noé trenzó los cabos de la urdimbre en ambos extremos del lienzo. Conforme ejecutaba las trencillas de tres cadejos, las fue entrelazando de la misma forma como se empuntaban los rapacejos de los rebozos mexicanos a principios del siglo XIX, fechas cuando creemos que fue labrada la cinta del señor González.
Al recrear esta técnica, como el brocado de urdimbre, la tela doble, el tejido de urdimbre transpuesta y otras estructuras textiles, reconocemos tácitamente los antiguos vínculos entre las culturas andinas y los pueblos originarios de México. A lo largo de milenios, las dos regiones intercambiaron semillas, plantas, animales e ideas. Dan fe de este intercambio la introducción del cacao, el pataxtle y el achiote a estas tierras, y la exportación temprana del maíz, el nopal y la grana. Las investigaciones recientes sugieren, de hecho, que el maíz salió de México a medio domesticar y regresó de los Andes como la mazorca que conocemos. En vista de esta larga y noble historia, sentimos que nuestra sociedad debe mirar y tejer al sur, más que al norte. Así lo propone este Dechado de Cocoles.
1El proveedor del plumón, ubicado en el extranjero, asegura que los gansos no sufren en momento alguno del proceso de producción y extracción de las fibrillas.
La conformación de la unión política e ideológica en la región de Coixtlahuaca en el siglo XI. Los documentos pictográficos son primeramente patrimonio de las comunidades que los produjeron, después patrimonio de la nación y al final patrimonio de la humanidad.
En septiembre de 2022, el afamado Museo Etnológico de Berlín —el principal museo alemán dedicado a las culturas de los pueblos indígenas del mundo— abrió su nueva sede en el Humboldt Forum, la muy cuestionada reconstrucción del palacio real —y posteriormente imperial— prusiano en la famosa Isla de los Museos. El museo, fundado en 1873, pero con antecedentes en el Gabinete de Arte de los reyes prusianos de los siglos XVIII y XIX, conserva una de las principales colecciones etnológicas del mundo, con aproximadamente medio millón de objetos e igual número de medios asociados (fotos, dibujos, documentos, etc.).
Entre los muchos objetos etnológicos y arqueológicos procedentes de las Américas, y en particular de Mesoamérica, se destaca el hermoso Lienzo de Coixtlahuaca II, un enorme documento pictográfico pintado sobre una tela de algodón de 3.83 x 4.42 m y una de las piezas estelares del museo. En la nueva sede del Museo Etnológico de Berlín, el lienzo ocupa un lugar privilegiado, expuesto en una vitrina especialmente diseñada para contemplarlo durante ciertos momentos del día con el fin de protegerlo de los efectos dañinos de la luz. El documento fue adquirido en abril de 1897 en Oaxaca por Eduard Seler (1849-1922) y Caecilie Seler-Sachs (1855-1935), una pareja de investigadores alemanes a quienes hoy día se les considera entre los fundadores de los estudios mesoamericanos. El intermediario de la venta fue el historiador oaxaqueño Manuel Martínez Gracida.
En tiempos prehispánicos, Coixtlahuaca fue una de las ciudades más grandes de Oaxaca, México, llegando a su mayor extensión hacia mediados del siglo XV. Fue famosa por su gran mercado y por el prestigio tolteco de sus gobernantes. El documento en Berlín es parte de un grupo de trece documentos pictográficos pintados durante el siglo XVI en la región de Coixtlahuaca y que registran la historia prehispánica de esta región y áreas vecinas desde el siglo XI hasta el XVI. Debido a una historia de saqueo (1890-1940), únicamente cinco de ellos se encuentran todavía bajo el resguardo de algunas comunidades. Además, en el siglo XX, la discriminación y la migración históricas han puesto en peligro la transmisión cultural, erosionando la identidad chocholteca. Actualmente, la lengua chocholteca está en grave peligro de extinción, con quizás unas sesenta personas que saben hablarla de manera fluida.1
Hoy estamos también en una época en que las colecciones etnológicas y arqueológicas en todo el mundo —y sobre todo las de Europa y América del Norte— son objeto de un escrutinio cada vez mayor. Por lo mismo, la reconstrucción del palacio y la reubicación del museo en el corazón de Berlín trajo consigo una serie de cuestionamientos públicos —a veces muy severos—sobre los orígenes de las colecciones en la última gran época del imperialismo europeo (aprox. 1875-1914). En aquel tiempo —en que las ideas racistas y de una supuesta superioridad eran comunes entre los políticos y los intelectuales (por cierto, también en México mismo)—, el coleccionismo de los museos no se vio limitado por dudas éticas. El Museo Etnológico, igual que muchos otros, se ve hoy en día obligado a responder a una crítica cada vez más fuerte.
Los participantes (de la izq. a la der.) José Alberto Hernández Torres (San Jerónimo Otla), Eduardo Velasco Hernández (San Miguel Tulancingo), Fernando Juárez (museo comunitario de Coixtlahuaca), Violeta Hernández Andrés (Santa María Nativitas), Horacio Miguel Cruz (presidente municipal de Coixtlahuaca y presidente del concejo chocholteco), Oscar Guzmán Zacarías (San Miguel Tequixtepec), frente al Lienzo de Coixtlahuaca II.
En este contexto, el museo en Berlín diseñó varios programas que buscan acercar las colecciones a sus pueblos de origen. Esto posibilitó invitar a una delegación de la región chocholteca a visitar el lienzo original durante una semana de actividades en Berlín, una iniciativa de la curadora de la colección de las Américas, la doctora Ute Schüren. Para esto, el museo inició una colaboración con la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova con el fin de concretar la propuesta. A su vez, la biblioteca se coordinó con el Concejo de Gobierno Tradicional del Pueblo Chocholteco Ngigua-Ngiba, una instancia supracomunitaria que busca la reconstitución del pueblo indígena chocholteco, recuperando la integración de la región, fortaleciendo la identidad étnica y promoviendo el ejercicio de sus derechos colectivos. En la delegación representativa que se formó participaron personas nombradas por las cuatro comunidades que hoy conservan uno o más lienzos originales (Santa María Nativitas, San Miguel Tequixtepec, San Miguel Tulancingo y San Jerónimo Otla), mientras que Coixtlahuaca envió dos representantes, uno fue nombrado por el museo comunitario y el otro fue el propio presidente municipal, quien a la vez preside el Concejo. Después de varios encuentros preparatorios, el grupo emprendió el viaje a Berlín el día 21 de abril.
Durante una semana, la delegación, acompañada por el autor de estas líneas y dos restauradoras de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH —quienes igualmente fuimos invitados a intercambiar opiniones y conocimientos relacionados con la conservación y el contenido del lienzo con sus homólogas en Berlín—, participamos en una variedad de actividades. El lunes 22 de abril, aprovechando el hecho que durante ese día el museo está cerrado, la delegación chocholteca pudo contemplar el lienzo original sin el vidrio de la vitrina. Esto fue una experiencia impactante para los participantes que generó muchos sentimientos encontrados. Durante los dos días siguientes, los participantes ofrecieron conferencias públicas —bien atendidas— sobre aspectos de la cultura viva de la región, un tema lamentablemente ausente en la actual exhibición del lienzo. En la tarde del 25 de abril, la delegación fue recibida en la Embajada de México en Alemania por el embajador Francisco Quiroga y el encargado de la sección de patrimonio histórico cultural de México, David Esquivel Palomares. Durante la semana, la intensa convivencia generó una excelente dinámica de grupo, donde las discusiones serias se balancearon con momentos divertidos, las novedades se equilibraron gracias al encuentro con el patrimonio propio, los eventos en grupos grandes se contrapesaron con complicidades “en petit comité” y la ciudad de Berlín se mostró como una generosa anfitriona. El programa también incluye un segundo taller en Coixtlahuaca a realizarse en 2025, donde se podrán presentar los resultados de la colaboración entre el museo y las comunidades indígenas.
Eventos como estos son propicios para poner sobre la mesa la complejidad de la situación del patrimonio histórico indígena fuera de su ámbito. Existen múltiples dimensiones en las discusiones sobre la función y el destino de los museos etnológicos y arqueológicos en todo el mundo, incluyendo los de México mismo. Se incluyen preguntas acerca de quiénes deben decidir sobre los objetos y el discurso que los rodea, además de cómo pueden regresar a las comunidades los conocimientos generados en los últimos 150 años. Este último tema es especialmente relevante en el caso de los lienzos y códices por su contenido histórico recuperado (“descifrado”) y su gran valor simbólico para las comunidades. A la vez, estas discusiones se ven afectadas frecuentemente por consideraciones nacionalistas, lo que suele ofuscar la existencia de preguntas similares al interior de las naciones que albergan poblaciones indígenas, como es el caso de México. El camino aún es largo, y tal vez la visita fue un primer paso, pero debajo de toda la complejidad subyace una sola base: la lucha justa de los pueblos indígenas por el derecho a la autodeterminación y a la reconstitución y emancipación cultural.
1Los números del INEGI de 2020 son claramente incorrectos y no reflejan la grave situación de varias lenguas. Para el chocholteco registra 847 personas hablantes. Cualquier persona que conoce la región sabe que este número no puede ser correcto. Compárese con el número de 195 hablantes del ixcateco: en realidad hay solo dos hablantes fluidos de esta lengua.
Fotografías: Acervo de la Biblioteca Francisco de Burgoa.
La Biblioteca Francisco de Burgoa ha mantenido una estrecha relación con Adabi de México y en esta ocasión haremos hincapié en algunos proyectos que han desarrollado en conjunto.
En el mes de marzo de 2008, la Coordinación de Bibliotecas y Libro Antiguo organizó una capacitación para el personal interno de la Biblioteca Francisco de Burgoa, que tuvo como propósito instruirlos en los conceptos y estrategias para la manipulación, identificación, descripción y análisis de los libros antiguos. En esta capacitación se ahondó en el concepto de fondo antiguo, la definición de libro antiguo, las características, descripción y análisis de impresos que datan del siglo XV hasta el XIX; se realizaron ejercicios de catalogación de libros antiguos, se explicó el sistema WINISIS, la creación de una base de datos, la definición de los campos empleados para la catalogación de libros antiguos y se realizaron distintos ejemplos de captura.1
Ese mismo año, comenzó formalmente el Proyecto de Unificación de la Catalogación de los libros antiguos de la Biblioteca Francisco de Burgoa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, por solicitud de su ex rector, Rafael Torres Valdés (2008-2012); una propuesta que también estuvo bajo la coordinación del área de Bibliotecas y Libro Antiguo de Adabi, que asignó a personal capacitado para desempeñar tan importante tarea.2
Este proyecto tuvo como propósito mejorar la consulta, optimizar el control del acervo y obtener los registros bibliográficos para garantizar y constatar la existencia de las obras a partir de una base de datos. Los trabajos de catalogación tienen varias fases: para este trabajo, en un primer momento se realizó un control a partir de un inventario físico que consistió en colocar un indicador numérico a cada ejemplar con el propósito de obtener el número total y exacto de libros y volúmenes que forman el acervo bibliográfico.
De forma paralela se realizó un registro fotográfico de las portadas para constatar la existencia de los libros y apoyar los procesos de catalogación y difusión. En este caso, solo se realizó el registro de los libros antiguos y se obtuvieron 25069 imágenes.
El proceso técnico que estriba en catalogar los libros, así como capturar los registros, revisarlos, corregirlos e investigarlos se realizó de 2010 a 2012. Finalmente, el catálogo de consulta representa el fruto final del proyecto y el medio por el cual la biblioteca física y virtual será consultada y conocida. Se acompaña de una presentación, una reseña histórica de la biblioteca, la descripción del desarrollo del proyecto, los pormenores del proceso de instalación y consulta del disco y, finalmente, la caracterización y particularidades de la biblioteca. El catálogo del acervo antiguo se concluyó en el 2011.
Una vez que la biblioteca ya contaba con un catálogo de los libros antiguos, que representaba solo el 47 % de la colección total, se decidió someter a los mismos procesos al resto de los libros y se estableció un nuevo proyecto firmado el 14 de enero de 2011.3 En 2016 se entregó la versión final del catálogo de consulta en disco compacto y el informe final.
Fotografías: Acervo de la Biblioteca Francisco de Burgoa.
En 2015, cuando se realizaba el informe final, la biblioteca contaba con 15370 títulos y un total de 25273 ejemplares, asimismo, resguardaba siete colecciones: antigua, histórica, moderna, la colección Dr. Aurelio Valdivieso, la de Benito Juárez García, pliegos sueltos y folletos.
En el informe final se describe, además, la metodología de la catalogación que consistió en seguir los “criterios determinados por las Reglas Angloamericanas para la catalogación (RCAA2) y las ISBD(A) para la descripción de fichas de segundo nivel”.4 En esta descripción también se establece que Adabi ha tomado como propios los principios fundamentales de las ISBD(A), que dicen:
El fin del Bibliotecario al catalogar los libros antiguos no es únicamente describir un objeto antiguo sino, lo que es más importante, clarificar la transmisión del texto y los puntos que distinguen las ediciones. Dentro de los límites de un catálogo y especialmente de un catálogo general, no se puede recurrir a la transcripción de la portada ni llamar la atención sobre las particularidades accidentales lo que es tarea de bibliógrafos. Pero dentro de los límites de un catálogo, tales descripciones deben fijar una transcripción detallada y precisa en tres áreas, la del título, la del pie de imprenta y la descripción física, pues se debe dar una imagen exacta de la extensión del libro como fue publicado (p. X-XI.)
Durante 2009 y 2010 también se discutieron los pormenores del proyecto denominado Fundación de la Biblioteca Digital Fray Francisco de Burgoa. En el área de Archivo de Adabi de México se resguardan los proyectos y las distintas propuestas de digitalización que se hicieron para dar pie a esta maratónica tarea, que finalmente no fue concretada.
Una vez concluidos los apartados que corresponden a los libros, se comenzó un largo trayecto, de 2013 a 2023, en compañía del área de Tecnologías de la Información de Adabi. En el primer año se brindó asesoría sobre la compra de un escáner de alta gama, lo que incluyó la gestión de entrega, la puesta en marcha del taller de digitalización y la asistencia en torno a la capacitación que brindó el proveedor. En los meses de julio, agosto y septiembre de 2017 se volvió a solicitar la asistencia de Adabi para la migración del catálogo de WINISIS a KOHA.
Durante la pandemia, se requirió la impartición de un curso de Digitalización de Patrimonio Documental que fue diseñado y gestionado por el área de TI de Adabi, para el personal del Archivo General del Estado de Oaxaca, pero se decidió que más instituciones participarían en dicha capacitación. El curso tuvo una duración de 28 horas, inició el 4 de agosto y concluyó el 22 de septiembre de 2020 y el temario abordó los temas de tipos documentales, historia de la microfilmación, la digitalización, los metadatos, las herramientas para la digitalización, los medios de almacenamiento y consulta, el marco legal de derechos de autor, las gestiones de proyectos digitales y, finalmente, las políticas y procedimientos. En el curso participaron 43 instituciones entre las que se integró el personal de la Biblioteca Francisco de Burgoa, y en consecuencia se solicitó la asesoría para la compra y puesta en marcha de un servidor NAS.
En 2021, el coordinador del área de Tecnologías de la Información fue requerido por el Comité de Asuntos Digitales de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, que se encarga principalmente de establecer los criterios de catalogación que deben seguir las bibliotecas afiliadas, entre las que se encuentra la Biblioteca Francisco de Burgoa.
En el año 2022, se realizó el mantenimiento correctivo del escáner que se adquirió en 2014 y se dio una asesoría sobre la implementación del sistema KOHA en un servidor local de la Burgoa.
En 2023 se inició un constante diálogo de trabajo con el personal del área de Tecnologías de la Información de la Biblioteca para dar soluciones de mantenimiento y validar la autorización de pagos de pólizas y situaciones en carga por lotes de registros marc21.
La relación de la Biblioteca Francisco de Burgoa con Adabi de México ha sido fructífera; las directoras de cada institución, la doctora María Isabel Grañén Porrúa y la doctora Stella María González Cicero, respectivamente, pueden dar testimonio de una vinculación aún más antigua.
1 Archivo Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A.C., Sección Coordinación de Bibliotecas y Libro Antiguo, Serie Proyectos, caja 43, expediente 1, Informe de avance, diciembre 2009.
2 ARAD, Sección COBLA, caja 43, expediente 1, Proyecto ejecutivo, 4 de enero de 2008; Convenio de colaboración, 15 de enero de 2008.
3 ARAD, Sección COBLA, Serie Proyectos, caja 43, expediente 1, Proyecto ejecutivo, 14 de enero de 2011.
4 ARAD, Sección COBLA, Serie Proyectos, caja 43, expediente 1, Informe final, diciembre 2015.