El expediente

El Archivo de Concentración de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A. C. hoy en día resguarda 5466 expedientes correspondientes al periodo 2003-2013. Esta cifra, dependiendo de la lupa con la cual se observe, podrá parecer grande o pequeña, pero para el archivista conocedor sin duda será un número aceptable de expedientes, ya que en ellos se resguarda la memoria escrita de una institución altamente activa. Sin embargo, para el resto de los lectores puede ser un número que no despierte ningún sentimiento, porque desconocen cuál es el objeto del expediente; por esta razón, durante este número intentaremos explicar este término.

En el Archivo de Concentración de Adabi se resguardan los expedientes que son producto de las tareas realizadas por cada una de las oficinas de nuestra institución, en ellos se resguardan los documentos que surgen dentro del marco de las actividades fundamentales de la asociación: diagnósticos, asesorías, capacitaciones, proyectos o servicios que tienen como propósito el rescate y la conservación del patrimonio documental de nuestro país. Así pues, la característica principal de los expedientes es el resguardo de documentación que se encuentra entrelazada y que se genera de manera seriada, porque se produce en el marco del progreso de un mismo propósito.

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra expediente como el “conjunto de todos los papeles correspondientes a un asunto o negocio”, y dentro del ámbito archivístico es común encontrar definiciones que los describen como “la suma o conjunto integrado de documentos de archivo producidos o separados que participan en el mismo asunto o están relacionados con un mismo evento, persona, lugar, proyecto o materia”.

Si bien esta última definición es muy completa, nos deja una nueva duda: ¿qué es un documento de archivo y por qué solo esos documentos pueden integrar un expediente? Un documento de archivo es el que produce cada oficina de una institución en el cumplimiento de sus funciones como prueba de una actividad concreta proporcionando información sobre la misma, pero además se caracteriza por ser único, objetivo y, en general, seriado, ya que se trata del resultado de acciones repetitivas, de acuerdo con las funciones o actividades de las oficinas del órgano productor. Además, un documento de archivo se caracteriza por exponer la información de forma objetiva sin agregar elementos personales, por ejemplo una valoración o crítica que puedan deformar los hechos descritos. El conjunto de estos documentos serán los que conformarán, finalmente, los expedientes que se resguarden en cada archivo.

Los expedientes, pues, tienen la capacidad de dar cuenta del inicio, el desarrollo y el final de un mismo proceso en el que se genera documentación de manera sucesiva como resultado de una constante producción de interacciones que se ejecutan para cumplir el objetivo de una meta concreta. En el caso de las oficinas de Adabi que generan expedientes, estos se crean de manera natural ya que, generalmente, se relacionan con personas o instituciones públicas o privadas ajenas a Adabi, con quienes se establecen objetivos, proyectos que describen tiempos de ejecución y productos finales. De este modo, todas las oficinas productoras comprueban el inicio, el desarrollo y el final de cualquier interacción constituida en el marco de sus funciones.

Sobre el expediente también debe aclararse que su creación comienza en las oficinas productoras y no hasta que los documentos llegan al archivo. Porque la acumulación de estos generan expedientes de manera natural en el ejercicio de las funciones de cada una de las oficinas encargadas de llevar a buen término las acciones, en ellas los documentos reciben su primera ordenación de manera lógica y cronológica, además de que se resguardan de forma precautoria hasta que los documentos que los integran pierden vigencia.

Una vez que los documentos que constituyen el expediente finalizan todos sus procesos jurídicos, contables o administrativos, se encuentran listos para pasar al archivo de trámite o concentración, donde serán sometidos a procesos de valoración que determinarán su resguardo permanente o su destrucción definitiva. En el caso de Adabi de México, el archivo hace recepción de expedientes con procesos administrativos, contables o legales completamente cerrados cada dos años, cuando el archivo de concentración solicita la transferencia primaria a cada una de las oficinas productoras.


Rosario Castellanos y su vínculo afectivo con las mujeres

No es posible sino soñar, morir, soñar que no
morimos, y, a veces, un instante, despertar.

Rosario Castellanos

Rosario Alicia Castellanos Figueroa nació un 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México. Su familia se encontraba de visita en la capital del país, y semanas después de su nacimiento regresaron a Comitán, Chiapas, donde pasó su infancia y parte de su adolescencia.

Soy hija de mí misma.
De mi sueño nací.
Mi sueño me sostiene.
No busquéis en mis filtros más que
mi propia sangre
ni remontéis los ríos para alcanzar
mi origen.
En mi genealogía no hay más que
una palabra: Soledad.

Este año celebramos el centenario de la escritora, filósofa, periodista y diplomática Rosario Castellanos, una de las plumas más grandes que ha dado México. Sobre ella se ha publicado mucho: su obra, su labor como docente, su paso como embajadora, su vida pública, esa que aparece por miles al teclear su nombre en el buscador. Sin embargo, es su producción literaria la que nos da fe de aquello que la marcó.

Leer a Rosario es un pendiente que todos tenemos. Ella se hizo notar por medio de su escritura; sus libros dieron voz a los indígenas, a los pobres y a las mujeres. Estas últimas estuvieron presentes en su obra y en su vida personal de manera decisiva. El vínculo que tejió con algunas, desde muy temprana edad, fue motivo de los temas que abordó en sus escritos.

Pese a todas las técnicas y tácticas y estrategias de domesticación usadas en todas las latitudes y en todas las épocas por todos los hombres, la mujer tiende siempre a ser mujer, a girar en su órbita propia, a regirse de acuerdo con un peculiar, intransferible, irrenunciable sistema de valores.

Rufina
Balún Canán fue su primera novela, publicada en 1957; parte de su vida está ahí a modo de reflejo de sus memorias en Comitán, su visión y aprendizaje de los pueblos indígenas, así como las diferencias entre estos y la sociedad privilegiada chiapaneca atravesada por el racismo y el clasismo.

Fue Rufina, su nana, mujer de origen tzeltal, quien ejerció una gran influencia en Rosario. Mientras le hacía trenzas, le contaba historias de los pueblos indígenas, mismos que más tarde la escritora convertiría en relatos literarios. Tal fue su cercanía, que en Balún Canán la nana acompaña a la protagonista durante toda la trama, siendo un personaje fundamental en la novela y fuera de ella para la escritora.

Mi nana me lleva aparte para despedirnos. Estamos en el oratorio. Nos arrodillamos ante las imágenes del altar. Luego mi nana me persigna y dice: Vengo a entregarte a mi criatura. Señor, tú eres testigo de que no puedo velar sobre ella ahora que va a dividirnos la distancia. Pero tú que estás aquí lo mismo que allá, protégela. Abre sus caminos, para que no tropiece, para que no caiga. Que la piedra no se vuelva en su contra y la golpee. Que no salte la alimaña para morderla. Que el relámpago no enrojezca el techo que la ampare. Porque con mi corazón ella te ha conocido y te ha jurado fidelidad y te ha reverenciado. Porque tú eres el poderoso, porque tú eres el fuerte.

Rufina abandonó la casa de la familia cuando el reparto agrario arruinó a los dueños de las fincas. Por su parte, Rosario partiría de Comitán hacia la Ciudad de México para continuar con sus estudios en los años 40; en esa ocasión, otra mujer la acompañaría.

María
María Escandón mantuvo un vínculo muy importante y significativo con Rosario, que duró casi dos décadas. La familia de Rosario era de terratenientes; tenía privilegios y prácticas de acuerdo con sus costumbres, como aquella de principios del siglo XX que consistía en tener una “cargadora” para sus hijos, una compañera de juegos, normalmente de su misma edad o con pocos años de diferencia entre sí, como en este caso. María cumplió esa tarea, participando activamente en los juegos y travesuras infantiles de la pequeña Rosario. Escandón era hija de Francisca Escandón García y Trinidad Abarca, primo hermano de Carmen Abarca de Figueroa, abuela materna de Rosario; María era su tía en segundo grado. Rosario escribió:

Yo no creo haber sido excepcionalmente caprichosa, arbitraria y cruel. Pero ninguno me había enseñado a respetar más que a mis iguales y desde luego mucho más a mis mayores. Así que me dejaba llevar por la corriente. El día en que, de manera fulminante, se me reveló esa cosa de la que yo hacía uso era una persona, tomé una decisión instantánea: pedir perdón a quien había yo ofendido. Y otra para el resto de la vida: no aprovechar mi posición de privilegio para humillar a otro (Poniatowska, 1990).

Conforme crecían, la relación se distanció; mientras Rosario se concentraba en sus estudios, a María se le asignaban tareas domésticas. A pesar de ser muy cercanas, su relación también presentaba momentos de tensión y conflicto, como es de suponerse.

Cuando Rosario emigra a la Ciudad de México para continuar con sus estudios, María se va con ella para ayudarla. Rosario concluyó la licenciatura en Filosofía y el grado de maestra en filosofía por la UNAM, el apoyo y la compañía de María fue fundamental, era su acompañante, cómplice, amiga, familia, cuidadora, empleada…

Lo hizo de tal modo que yo no tenía siquiera la necesidad de ordenar: todo estaba listo siempre. El baño, en el momento preciso, la ropa escogida adecuadamente para cada ocasión, la comida a sus horas y según los canones. ¿Qué tenía yo que hacer en cambio? Aceptar la disciplina sin más comentarios que los que fueran elogiosos. No traspasar mis límites que eran el escritorio, la recámara y la sala. No hacer preguntas ni averiguaciones de ninguna especie. Entregarme con una confianza y una pasividad total. A la que María correspondió no abandonándome ni cuando el médico que diagnosticó mi tuberculosis habló del peligro del contagio. Ni cuando decidí irme de empleada del Instituto Nacional Indigenista a Chiapas. Ni siquiera cuando me casé. Pero las dos sabíamos que a partir de entonces ella se sentía relevada de sus obligaciones para conmigo, porque yo ya estaba —como se dice en mi tierra —“bajo mano de hombre”.

El oficio de la escritura es muy demandante. Para Rosario Castellanos, María Escandón fue decisiva en su proceso creativo, porque no solo procuraba lo doméstico, sino que era una leal compañera que la conocía desde su origen, sabía sus manías, sus virtudes, sus alegrías y desvelos. Eso duró hasta que Escandón regresó a Comitán a cuidar a su propia madre.

Rosario fue una autora prominente que escribió desde el privilegio, pero también desde la empatía y el respeto. Una mujer que escribe, que sabe latín, que es funcionaria, docente, diplomática, madre, esposa, etc., puede lograrlo con el apoyo de mucha gente, como el que le brindaron Rufina y María, quienes además dejaron una huella muy profunda y duradera en su vida. Aunque esas relaciones eran desiguales, sin duda, fueron fundamentales para que Rosario desarrollara sus habilidades escriturales.

Dolores
Las mujeres construimos muchas historias y vínculos con mujeres distintas, algunos tan fuertes como la amistad. En la exposición que se encuentra en el Colegio de San Ildefonso, con motivo del centenario del nacimiento de la escritora, se puede observar una foto donde aparecen dos jóvenes y hermosas mujeres: Rosario Castellanos y Dolores Castro.

Cuando Castellanos llegó al entonces Distrito Federal, tenía 16 años y se hizo amiga de la poeta Dolores Castro, cuando aún estudiaba la secundaria. Sin embargo, ya en la universidad formó parte del Grupo de los Ocho —llamado así por una antología del mismo nombre—, junto con Dolores, Javier Peñalosa, Alejandro Avilés, Octavio Novari, Efrén Hernández, Honorato Ignacio y Roberto Cabral. Ellas dos eran las únicas mujeres en este nutrido grupo poético. ¡Cuánta fuerza había en ellas dos juntas!

Rosario obtuvo el grado de maestra en Filosofía, posteriormente se va a Madrid para hacer un posgrado. En su libro Cartas a Ricardo relata el trayecto en barco y su vida en la capital española. ¡Su amiga Dolores la acompañaba! Imagino ese viaje y todas las vivencias que tuvieron. Sobre ello, Castro dijo: “Recuerdo a Rosario, en mar abierto, sonriente, plena de vida en la cubierta de aquel barco cuya travesía de un mes entre Veracruz y Barcelona nos hizo reír muchas veces, o llorar por nada”.

Fueron amigas desde los 16 años hasta la muerte de Rosario; Dolores falleció muchos años después, en 2022. Sobre las aportaciones de Rosario a la literatura, Castro dijo que influyó en toda una generación de escritoras —Dolores misma se contaba entre ellas— “por ser una mujer ejemplo de tenacidad en el cumplimiento de una vocación y por su fortaleza para defender principios elementales”. “Para mí Rosario Castellanos es la escritora más importante del siglo XX en México y su aportación es riquísima en obra poética, narrativa, reflexiva y dramática, géneros que casi ningún literato ejerce en su totalidad”.

En el andar de la escritora también encontramos muchos nombres de hombres, como el de Raúl Ortiz, quien a su muerte se convirtió en su albacea literario. Nuestra Rosario partió de este mundo a sus jóvenes 49 años, en lo que se dice fue un accidente. Su muerte acaeció el 7 de agosto de 1974 en Israel, cuando se desempeñaba como embajadora de México en aquel país (1972-1974).

Una mujer camina por un camino estéril
rumbo al más desolado y tremendo crepúsculo.
Una mujer se queda tirada como piedra
enmedio de un desierto
o se apaga o se enfría como un remoto
fuego.
Una mujer se ahoga lentamente
en un pantano de saliva amarga.
Quien la mira no puede acercarle ni una
esponja
con vinagre, ni un frasco de veneno,
ni un apretado y doloroso puño.
Una mujer se llama soledad.
Se llamará locura.


Seminario de socialización y producción de poesía 2024

Integrantes del Seminario de Socialización y Producción de Poesía 2024.

Entre marzo y agosto de 2024, en la Sala José Molina de la Biblioteca Henestrosa de Oaxaca, se llevó a cabo la primera edición del Seminario de Socialización y Producción de Poesía, un programa organizado por la Biblioteca en colaboración con Cuatro Triángulos, laboratorio editorial. El seminario se estructuró en dos etapas.

En la primera, poetas de diversas latitudes de América compartieron su experiencia en el oficio, ofreciendo lecturas, técnicas y herramientas de escritura con el propósito de fomentar el desarrollo de la obra poética de las y los participantes. Entre los docentes se encontraron Nadia López García (México), Reynaldo Jiménez (Perú), Matt Gleeson (Estados Unidos), Yendi Ramos (México), Juan Carreño (Chile), Josefina González (Chile), Candelaria Ramales (México/Argentina) y Alan Vargas (México).

La segunda etapa, impartida por editores, se enfocó en proporcionar a las y los participantes herramientas necesarias para autoeditar, difundir y socializar su obra literaria. Esta fase incluyó estrategias editoriales y técnicas de corrección. Los docentes en esta etapa fueron Gonzalo Geraldo, editor de Marginalia (Chile); Paty Salinas, editora de Almadía (México); y Jorge Plata, editor de Svarti Ediciones (México). El seminario concluyó con la muestra y presentación de las obras autopublicadas por los participantes, la cual se llevó a cabo en el patio central de la Biblioteca Henestrosa, en el marco del Festival ¡Está Vivo!

Cuarto de máquinas
El Seminario de Socialización y Producción de Poesía ha tenido un eco mucho más prolongado, ya que a mediados del pasado mes de mayo, en el patio central de la Biblioteca Henestrosa, se presentó Cuarto de máquinas, un libro publicado por la propia Biblioteca en el que se reúne una selección de obras de los poetas recién egresados del Seminario. La antología incluye textos de Zarení Ochoa, Antonio Guzmán, Shaddai Peru, Iván Andrés Beltrán Santiago, Elia Pérez López, Ramsel Garréz, Patricia Veilchen, Narciso Serrano, Karime Osorio, César Gandlyer, Izcóatl N. Ortíz, Gabriela Martínez y Claudia Díaz Jiménez.

En 2025 se lanzó nuevamente la convocatoria para formar parte de este seminario. Se seleccionaron a 17 autores para cursar el programa en esta segunda edición, la cual ya se encuentra en su recta final. El cuarto de máquinas sigue en marcha.

Taller de escritura creativa y documental
El compromiso con la formación de escritores ha caracterizado la labor de la Biblioteca Henestrosa, de tal manera que, en la actualidad, ha rebasado sus muros al unirse al programa FAHHO Itinerante. Así, a partir de este proyecto, la colaboración entre la Blioteca Henestrosa y la Regiduría de Educación de San Jacinto Amilpas ha permitido que se desarrolle el Taller de escritura creativa y documental, donde se comparten lecturas, técnicas de escritura y ejercicios de tallereo y corrección colectiva para fortalecer las habilidades de las y los participantes.

El grupo está conformado por 12 jóvenes que se reúnen todos los viernes en la Casa de la Cultura Heberto Castillo. El taller continuará durante el resto del año, y sus integrantes están trabajando en una antología que reunirá una selección de los mejores textos creados en el marco del programa. Los docentes de los dos primeros módulos han sido Sonia Gregorio (dramaturga, guionista y actriz) y Matt Gleeson (escritor, editor y traductor). Si escribir es de tu interés, aún es posible integrarte al taller.

Las actividades extramuros que la FAHHO Itinerante se encuentra realizando, en este caso en colaboración con la Biblioteca Henestrosa, buscan crear oportunidades para el desarrollo de habilidades que impulsen y fomenten la participación comunitaria por medio de la escritura.


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