Conexiones afectivas desde la primera infancia

Actividad dedicada a mamás y bebés en el Museo Infantil de Oaxaca. Fotografía: Acervo Museo Infantil
de Oaxaca.

Es un martes al mediodía. Mamá y Bebé están llegando al Museo Infantil de Oaxaca, pues asistirán al taller “Masajes para mi bebé”. Un aroma fresco a lavanda y menta llena la nave principal del MIO; luces tan tenues como los rayos del sol por la mañana se asoman por la ventana y dulces notas de violín los reciben. Mamá ha colocado en los tatamis una manta suave sobre la que recuesta a Bebé, lo mira con ojos de amor y se dibuja en ambos una sonrisa de complicidad que confirma la comunión entre ellos.

Después de la canción de bienvenida y presentación, Mamá y las demás asistentes repiten después de la educadora:

¡Hola, bebé! Estoy muy feliz de poder pasar un momento agradable contigo. Quiero que sepas que te amo mucho, que estoy agradecida de poder ser tu mamá. Te había esperado hace mucho tiempo, pero has llegado en el momento correcto. Estoy lista para compartir mi tiempo, mi energía y mi vida contigo, así como lo haremos hoy en el MIO. Gracias por tu presencia, gracias por tu sonrisa, gracias por tus pequeños gestos de amor hacia mí. Te pido permiso para poder tocar tu piel, para hacerte ligeros masajes, que sé que te ayudarán a relajarte y estimular tu desarrollo. Si hay algo que te incomode, te pido perdón, estoy aprendiendo a tener conexión contigo en el mundo exterior. Ahora estás aquí y trataré de ser siempre lo más sensible y respetuosa posible.

Después de esas palabras inician los masajes. Mamá hace pequeños y ligeros círculos en las plantas de sus pies, sus deditos y sus piernas regordetas. Masajeando la pancita suavemente, siguiendo las manecillas del reloj, ayuda a su digestión y Bebé la mira con tranquilidad. Él busca con sus manos sentir las de mamá y ella reacciona masajeando sus manitas y brazos. Mamá contempla a Bebé. Con el dedo medio le acaricia tiernamente la frente y entre sus cejitas. Bebé lanza un bostezo y muestra sus encías en las que apenas se asoman dos dientitos, cierra sus ojitos y luego los abre resistiéndose al inevitable sueño.

Ahora Mamá coloca a Bebé boca abajo, cuidando que su cabecita quede volteada hacia un costado. Masajea su espalda dando pequeñas caricias de abajo hacia arriba y, de pronto, se percata de algo que ya imaginaba: Bebé está dormidito. Se encuentra en un sueño tan profundo que Mamá lo gira lentamente y se recuesta junto a él. Están en un lugar seguro en el que se respira paz, serenidad y mucho amor maternal.

En la escena final del taller, Mamá y Bebé descansan en la parcela de primera infancia acompañados por otros como ellos. Algunas mamás, entre murmullos, cuentan su experiencia. Otras, sorprendidas, comentan: “Se durmió, no pensé que se dormiría”, lanzando una risita de satisfacción y alegría. Entre ellas entienden la importancia de vivir cada experiencia como un regalo inesperado. Ahora, en grupo, valoran la convivencia con otras y otros que entienden el camino por el que transitan. El mismo por el que van aprendiendo cada día a ser mamá o papá.

Cuando llega la hora de partir, cada mamá toma a su bebé en su regazo con mucha delicadeza para no interrumpir su sueño. El objetivo se ha logrado, los bebés se han relajado y ellas confirman que, aunque el camino a veces parece muy complicado, lo están haciendo bien. Ahora saben que en el MIO tienen un equipo que las acompaña.

En el MIO cada martes nos esforzamos por transformar nuestra parcela de la primera infancia en algo mágico. A veces es una casita, otras un escenario musical, un carril para carreras de caballos, un bosque o hasta un spa. Siempre buscamos contribuir al sano desarrollo y estimulación de la primera infancia de forma amorosa, libre y respetuosa. Forma parte de estos talleres junto a tu bebé y fortalece el vínculo que los une; cada martes a las 13 h tenemos una experiencia diferente y divertida. No olvides consultar la cartelera mensual del MIO.


Tardes de astronomía en el CCSP

El Instituto de Astronomía de la UNAM compartirá con el Centro Cultural San Pablo, a partir de abril, un ciclo de conferencias en vivo sobre el conocimiento científico del cosmos; sus especialistas abordarán, el último viernes de cada mes, temas relacionados con agujeros negros, ondas gravitacionales, materia oscura, entre otros, para dar a conocer al público en general las investigaciones más recientes sobre el espacio.

Este ciclo de conferencias permitirá comprender cómo se construye este tipo de conocimiento, y nos ayudará en San Pablo a buscar vínculos con el arte contemporáneo. Recientemente presentamos una obra de Melanie Smith realizada en Tlacochahuaya, en la que las estrellas son flores expandiéndose continuamente en la cúpula del templo barroco, y el centro sin principio ni final es un Dios representado con forma humana. Este video recuerda que entrar en un templo es establecer un vínculo con el universo como espacio sagrado, y descifrar la manera en que funcionan las estrellas, los planetas y los demás componentes del universo es el propósito de la astronomía.

Actualmente las ciencias encuentran cada vez más difícil mantener separado el conocimiento que producende la operación de los mismos observadores; como en arte, apuntan a un tipo de saber que es funcional, contingente, histórico, emergente y enactuado; un tipo de conocimiento que tiene menos que ver con la materia y más con la mente. En la obra de arte de Smith las estrellas son flores; en el universo las estrellas son flores también, que son estrellas, y en algunas ocasiones son soles conectados a los seres humanos mediante el fuego cotidiano que es el pensamiento.


Reparaciones históricas del libro antiguo

Portada del libro D. Avrelii Augvstini Hipponensis…, 1586. Fotografías: Acervo Adabi

Las evidencias materiales del uso, desgaste y “reparación” de los libros forman parte de su historia de vida, en la que, a partir de acciones sumamente delicadas o milagrosamente efectivas, se les colocan endoses, charnelas y guardas, o incluso se reencuadernan completamente con el fin de remendar algún deterioro y extender su tiempo de uso. Estos elementos se convierten en evidencias, en fuente de información de los contextos históricos en torno a la circulación, uso y comercio del libro antiguo.

Tras sufrir un daño los libros pueden ser reparados tanto por el usuario/ lector, sin que este posea conocimientos especializados, así como por una persona con experiencia en encuadernación, a partir de materiales y técnicas tan diversas según la gravedad o extensión de los deterioros que se buscan resarcir para recuperar la funcionalidad.

A estos trabajos de época hechos por bibliotecarios o encuadernadores con conocimientos de los materiales y técnicas de encuadernación se les conoce como reparaciones.1 Pueden ser nombradas también como reparaciones antiguas o históricas, cuyo objetivo era atender y corregir los daños que impedían la consulta del libro, debido a que en el momento del uso y conformación de las bibliotecas, tanto novohispanas como europeas, enmendar los deterioros para continuar usándolo resultaba ser más accesible que adquirir otro ejemplar del impreso.

Se trata, pues, de un antecedente de la disciplina de la conservación y restauración de material bibliográfico, ya que reflejan experticia y entendimiento de los elementos estructurales del libro, acciones que incluso hoy en día son empleadas en los procesos de restauración.

En el Fondo Antiguo de la Biblioteca Cossío, resguardada en las instalaciones de Adabi, uno de los cuatro volúmenes del siglo XVI del libro de sermones de San Agustín de Hipona (D. Avrelii Avgvstini Hipponensis Episcopi, Opervm Tomvs X), impreso en París en 1586, tiene una reparación histórica que permitió unir el cuerpo del libro con la cartera de pergamino flexible.

La costura que une los cuadernillos de este libro consta de cuatro estaciones con doble nervio de piel curtida al alumbre junto con las cadenetas a la cabeza y pie. Estos nervios se encuentran cortados al ras, por lo que no tienen prolongaciones, probablemente de manera intencional, ya que muchos impresos europeos se cosían de forma provisional para su envío hacia Nueva España, con el fin de hacer más barato y práctico su transporte. Al llegar a su destino, esta costura podía reemplazarse o se le podían añadir nuevos nervios para enlazar estas extensiones a la cartera de pergamino.2

Detalle de la lomera con cuatro nervios dobles para la costura del cuerpo, y tres nervios añadidos atravesando el cuerpo parcialmente para unir la cartera.

En este libro también se repusieron ambos juegos de guardas, aunque en un formato más pequeño que el de las dimensiones del cuerpo del impreso. En las guardas se observan las características de un papel verjurado hecho con pulpa de trapo, cuya marca de agua consiste en una cruz dentro de un círculo con corona flanqueado por dos grifos y un arco debajo.

Otra posible explicación acerca del estado en que se encuentran los nervios es que pudieron romperse con el uso constante del libro al abrir y cerrar las tapas; eventualmente, con la rotura de las prolongaciones, perdió su encuadernación. Aun así, la reparación antigua hecha para volver a unir su cartera tuvo la intención de recuperar su funcionalidad, colocando tres nervios de piel que atraviesan parcialmente el cuerpo del libro para enlazar así sus prolongaciones a la cartera de pergamino. Momento en la historia de este libro en que fueron colocadas las cabezadas con alma de piel alumada, cuyas prolongaciones también se enlazan con la cartera. Las características de estos añadidos a la costura permiten inferir que se trata de una reparación de época, ya que la elección de materiales de reposición de los elementos —tanto de los nervios como de la cartera— obedecen a un contexto histórico y tradición específicos en el oficio de la encuadernación. La reparación histórica es, además, una evidencia del entendimiento de los materiales y técnicas de factura para dar solución a un deterioro que dificultaba el uso del libro.

El estudio y análisis de las reparaciones antiguas contribuye a comprender el oficio de la encuadernación, los contextos de uso, la circulación y reparación de libros, así como los antecedentes en la disciplina de conservación de material bibliográfico.

El estudio material del libro es una herramienta y fuente invaluable de información de las colecciones bibliográficas y fondos antiguos, su conocimiento nos brinda a los conservadores y restauradores bases sólidas respecto a la toma de decisiones que procuren su preservación material para las futuras generaciones.

1 Romero, M. E., Mínima intervención, concepto actual, práctica de siempre, Presentado en el 2° Coloquio Internacional hacia la preservación del Patrimonio Documental, Líneas de trabajo en materia de conservación y restauración en bibliotecas y archivos, Biblioteca Nacional de México, Ciudad de México, 11 de octubre 2013.

2 Martínez, M. F., Las reparaciones antiguas en las encuadernaciones en pergamino flojo del siglo XVI: registro, análisis e interpretación (tesis de licenciatura, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete, 2016), 41.


Presentación de un cuento en lengua diʼdxaza

Presentación del libro Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga. Fotografía: Acervo de la BIJC

San Blas Atempa es una comunidad bilingüe, hablante de di’dxaza. En la comunidad se anuncia, se comercia, se canta, se dialoga, se narra en zapoteco, pero poco se escribe y se lee en esa lengua. La cotidianidad está hecha de las distintas prácticas y manifestaciones culturales, sin embargo se vive la ausencia de espacios para el desarrollo de las artes, para la promoción de la literatura y la lectura. En este contexto se creó de forma autogestiva el Taller de Grabado Comunitario Guiriziña, un espacio que facilita el acceso a infancias, jóvenes y adultos a expresarse creativamente. Se decidió que las actividades serían gratuitas, mismas que incluyen talleres y un acervo de libre consulta con literatura en di’dxaza, y están enfocadas en enseñar técnicas de artes visuales, especialmente grabado, integrando el idioma local como medio de expresión y detonante visual.

Este esfuerzo busca tanto preservar la lengua como fortalecer el sentido de pertenencia y unión en la comunidad, mostrando que el arte y la cultura son herramientas poderosas para el cambio y la resistencia. En el camino se han encontrado aliados que han colaborado y fortalecido el espacio: las visitas de la biblioteca móvil del programa Seguimos Leyendo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca ha favorecido la promoción de la lectura, una labor importante para acercar la literatura a los niños y sus familias. A partir de estas interacciones hemos notado que cuando tienen acceso a libros en zapoteco el interés crece, he ahí la importancia del cuento Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga, ‘Por qué los coyotes se comen a los gallos’, un relato africano de Vicent Afeku, traducido al zapoteco por Eduardo Vicente.

Traducir textos a otro idioma puede considerarse un ejercicio recreativo para la mente; aunque es una actividad de gran demanda cognitiva, también es una oportunidad para volverse creativo con las palabras y el pensamiento. El cuento es un tipo de texto que te permite conocer diferentes personajes, desarrollar la imaginación y aprender muchas historias, además de que es una excelente herramienta para desarrollar el hábito de la lectura.

El cuento Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga es uno de varios ejemplos por excelencia de un material que está pensado para el fomento a la lectura en una lengua originaria, en este caso el di’dxaza o zapoteco del Istmo. Al tratarse de un relato traducido, lo más probable es que existan elementos de la lengua y cultura original que no están presentes en la lengua y cultura receptora, es ahí donde inciden los retos de la traducción y el traductor tiene que sensibilizarse ante las palabras, cuidando que la esencia de texto original se transmita del modo más fiel posible y resulte en una nueva versión que agrade a sus nuevos lectores.

Hoy en día, acceder a un texto escrito en su lengua materna no es una posibilidad absoluta para muchas personas. En muchas partes del mundo aún existen lenguas y comunidades que no cuentan con una propuesta o forma de representación escrita, situación que ha impedido la creación de portadores textuales para diferentes necesidades. Afortunadamente para el zapoteco y otras lenguas en México la realidad es distinta. Gracias a la creación y traducción de textos, así como a iniciativas institucionales que facilitan el acceso a materiales en diversas lenguas, hoy la realidad de la niñez istmeña zapoteca está cambiando. En este caso, la traducción del libro se realizó gracias a la plataforma Storyweaver de Pratham Books, India, aliado del proyecto Endless Oaxaca Multilingüe de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova de la FAHHO.

Para conmemorar el Día Internacional de la Lengua Materna, el Taller de Grabado Comunitario Guiriziña, ubicado en San Blas Atempa, invitó a Víctor Fuentes para presentar el cuento Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga, cuyo trabajo de traducción estuvo a cargo del maestro David Eduardo Vicente Jiménez, quien ha estado colaborando con el proyecto Endless Oaxaca Multilingüe.

Con un emotivo público de la localidad, el traductor compartió la lectura del cuento en zapoteco, e invitó a una poeta a que leyera la versión en español para el disfrute de todos. Esto fue lo que Víctor Fuentes nos compartió:

Escribir un cuento en tiempos en que la mayoría de los niños se pasan horas pegados a sus dispositivos electrónicos, es un franco desafío. ¿Sería interesante seguirles el juego a las tecnologías y hacer una serie de animación de estos personajes? ¿Esta es una pregunta y a la vez un deseo?

Como quiera que sea, elegir un cuento y luego traducirlo en la lengua materna, en este caso el diidxazá de San Blas Atempa, ha sido en verdad un atrevimiento, sabiendo que muchos niños del Istmo ya no hablan la lengua, que generaciones de padres no hablan la lengua, y por ello sus hijos dejarán de hacerlo dentro de poco, si es que no se han adelantado.

Hace cincuenta años, para los padres y madres de la región del Istmo el miedo era un a razón para no hablar su lengua, y lo transmitían a la imaginación de sus hijos. Los que ahora somos los adultos nos contamos cómo nuestra infancia estuvo marcada por el asombro: vivíamos en carne viva si andaba por el pueblo el bi’cu’ yu’ba’ o ca bidxaa, ne ca bixe, nos asustaban al caer la noche, cada noche.

Nuestras madres nos arrullaban con tanguyú o gasisi nana. El mundo no era distinto al de ahora, solo era una época en la que ellos, nuestros padres y ancestros, sabían del valor de la mentira (relato), el guendala’si, las narraciones o ca gendala’si. Nuestras historias contenían los prerrequisitos de los cuentos clásicos, más allá de nuestras fronteras reales e imaginarias.

Hacer aparecer un relato contado entre animales, es un sueño de fábula; nos hacían falta las dos situaciones, la voz que narra y el suceso, sin doble moral, sin prejuicios. Esta narración nos advierte que la mentira y el engaño son dos cosas distintas, todo el pueblo cree, pero uno más intrigante siembra la duda: indaga, descubre la mentira y la revela, ocupa el lugar del héroe.

¡Cuánta emoción nos trae conocerlo! La alegría que nos motiva a creer que todavía se puede confiar, que aún podemos encontrar una rendija de luz, una comisura que guiña, una guía, y también confiar que este libro, Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga, les será grato a los niños, será bien acogido por los adultos, y se lo vamos a agradecer a su autor.

Todos podemos compartir como una honda necesidad, la más apremiante, el poder traer a la luz la voz de quienes nos arrullaron y nos hablaron en diidxazá desde el corazón, pues aún es posible hacernos arder el alma tiernita del binnizá que somos.

Y también pensar y creer que el libro de papel no se pierda en medio de tantos cables que, así como vamos tan a prisa, un día se tragarán las palabras, harán que desaparezca el papel; luego de ello volveremos a oír los cuentos bajo el árbol de pochote, bajo la luna, o bajo una tarde lluviosa. Hay que acurrucarse en los escenarios menos dramáticos, más cálidos, que nos quiten la sed, para ver pasar más cauteloso al coyote que se come a las gallinas más grandes o se traga al gallo mentiroso, eso que Eduardo Vicente nos contó un día. Que así sea, para siempre.


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