Vocho Mufi

La creatividad. Con el propósito de mostrar al público una parte del universo filatélico y del arte a partir de los timbres postales, surgió el Vocho Mufi, un proyecto en el cual un automóvil Volkswagen Sedán modelo 93 se cubriría de timbres postales de distintos países. Pero ¿qué diseñar? La creatividad se puso en marcha: la idea central fue considerar elementos representativos de Oaxaca: luego se seleccionaron motivos iconográficos de algunos textiles originarios de pueblos zapotecas, mixtecas, chatinos y huaves, por mencionar algunos: una cabra, una serpiente, aves de frente, motivos florales europeos, delicadas flores pequeñas y grecas, así como ornamentaciones de recipientes rituales.

El diseño. Se eligió un fragmento para plasmar en una lámina y así realizar una prueba del adhesivo y lacas que utilizarían para conocer los detalles del acabado; posteriormente, la lámina fue expuesta a la intemperie para observar la durabilidad de los materiales. Una vez aceptados, se elaboró la plantilla en gran formato para trazar el diseño sobre el vocho.

Los timbres. A la par del diseño, con el apoyo de los estudiantes de servicio social, se clasificaron los timbres postales por color con el propósito de estimar la cantidad y elegir la paleta de color para cada detalle. Es importante mencionar que los timbres postales utilizados son comunes, viajaron en una carta o en una tarjeta postal procedentes de Alemania, Austria, Italia, Argentina, Estados Unidos y, por supuesto, de México, cada uno con variedades de color. Estos timbres fueron coleccionados y llegaron al museo por distintas donaciones, se lavaron y, finalmente, por contar con tantos en el acervo Mufi, quedaron dispuestos para ser utilizados en talleres o en otros proyectos de Arte Postal.

El proceso. Colocar los primeros timbres, atinar a la precisión que debían tener el pegado y los cortes de estos tornó la tarea complicada; pero poco a poco la habilidad y la perseverancia del equipo de trabajo fueron tales que hasta el mínimo detalle contemplado en el diseño se ve impecable. Durante el proceso se contó con la colaboración de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú, Adabi, Andares del Arte Popular, la Casa de la Ciudad, el MIO, Museo Textil, Taller de Restauración FAHHO e invitados especiales: la Biblioteca Francisco de Burgoa, la UABJO, la Fundación Bustamante Vasconcelos, Guerreros de Oaxaca y, por supuesto, del equipo del Museo.

Vocho Mufi. El esfuerzo de un gran equipo de trabajo ha quedado plasmado en una historia que comenzó a escribirse en 2016 y que se ha convertido en un highlight de nuestro querido museo. Hoy, este creativo proyecto se suma a los que el Mufi ha generado en estos maravillosos 25 años, y nos recuerda que cada proyecto con timbres postales hace que tengamos anécdotas, experiencias e historias que contar.

¡Arrancamos! Ahora estamos listos para emprender un fascinante recorrido por los barrios y espacios públicos de la ciudad, llevando actividades que deleiten a nuevos públicos dispuestos a descubrir el mundo de la filatelia.



Restauración y evolución arquitectónica del Mufi

El Museo de la Filatelia de Oaxaca se inauguró en 1998 en el interior de la casa número 504 de la calle de Reforma, la cual había sido rehabilitada recientemente para dicho uso. Posteriormente, como parte de la primera ampliación fue intervenida la casa número 500, permitiendo establecer una intercomunicación entre ambos inmuebles. En 2017, en aras de que el Museo continuara creciendo y diversificando sus actividades, fue adquirido un predio más en Constitución 201, esquina con Reforma, dentro de la misma manzana, en una de las intersecciones del bastión del Ejército Nacional, frente al XXVIII Regimiento de Caballería.

Es muy probable que Constitución 201 —la casa correspondiente a la segunda ampliación— haya conformado un solo predio con Reforma 500 en el año de 1848. A principios del siglo XX, en 1910, la casa ya había sido subdividida y —aunque varios predios de la manzana habían sido reformados— solo la casa de Constitución permanecía registrada como antigua, ocupando el No. 6 de la calle y como propiedad del señor Ignacio Ortiz. Se conoce un documento más acerca de la casa, con fecha del 9 de julio de 1917, titulado Manifestación de finca urbana No. 982, el cual se encuentra en el Archivo General del Estado de Oaxaca, por el que se sabe que en ese año la casa continuaba perteneciendo al mismo propietario. Dicho documento dice lo siguiente: “Esta casa contiene tres patios de un piso, con 15 piezas, su construcción es de ladrillos, adobe y barro y mide 485.60 centímetros (metros) cuadrados de sitio”. Entre sus líneas también se detalla la existencia de paredes de adobe (405.5 m³); de ladrillo y mezcla (68 m³); techo de terrado (392.60 m2); pavimentos de ladrillo (298 m²) y de piedra de río (93 m²); 19 puertas de madera y 4 rejas de fierro en regular estado; particularmente, expresa la existencia de 4 pilares de ladrillo que tenían una altura de 3 m y un espesor de 50 cm. En enero de 1931 un fuerte sismo provocó el colapso parcial de la fachada sur de la casa, y se sabe que en la segunda mitad del siglo XX estaba habitada por tres familias: sin embargo, en 1995 la casa ya se encontraba abandonada.

En junio de 2019, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca comenzó la restauración del inmueble, rememorado hasta esa fecha como una casa abandonada desde hacía 25 años, aproximadamente. El abandono había causado importantes pérdidas y deterioros en la estructura y elementos arquitectónicos. Probablemente en el recuerdo de muchas personas se encuentre una fachada con una mezcolanza de colores y el letrero de “Miscelánea”, que refería uno de sus últimos usos, a estos se hallaban sobrepuestas las mantas, letreros y cintas restrictivas de acercamiento al edificio por riesgo de colapso. El guardacantón de cantera verde conformando la esquina, las rejas y una serie de puertas y ventanas que daban a ambas calles fueron, probablemente, los detalles menos percibidos de la fachada; por su parte, el interior de la casa se dejaba entrever por las puertas y ventanas débilmente sostenidas, mostrando un lugar totalmente derruido, carente en general de cubiertas. De este modo, luego de que transcurrieran ochenta y ocho años desde el sismo de 1931, las calas estratigráficas de pintura realizadas durante la restauración de ambas fachadas revelaron los colores primarios, ocre y terracota. Así, bajo el pretil de piedra cantera que sella la parte superior de los muros, se intercalan ambos colores para conformar una cenefa dibujada, aunque en la fachada de Constitución esta se muestre solo en una parte, hecho que remite al sismo de 1931, cuando colapsó gran parte de la fachada y por lo cual se le integró también un pretil de cantera completamente nuevo.

Fotografías: María Luisa Santos Cuéllar, Estampas de un espacio, Mufi, 2018.

Entre elementos modificados y otros muy bien conservados, la casa que llegó hasta nuestros días mostraba algunas alteraciones en vanos y rejas, por lo que la restauración de la fachada logró la recuperación de los macizos y también de las rejas faltantes, fabricadas artesanalmente mediante el forjado de roleos y ornamentos de los paneles y remates de las rejas y el fundido de las perillas decorativas de los barrotes que fueron retomados de la única reja antigua con la que contaba la casa. Esta composición de las mismas proporciones de los vanos y medidas se repetían en la casa colindante de Reforma, de la que se sabe que en 1848 fue una sola, así que la restauración se extendió a dicho predio para unificar ambos inmuebles en una sola fachada: la de Reforma se identifica por el cornisamento y rejas de herrería que tenía y que fueron conservados durante la restauración.

En Constitución 201, un cúmulo de vestigios y hallazgos en el sitio formaron nuevamente las crujías y las cubiertas de viguería. A partir de abril de 2020, esta casa conforma el acceso principal al Museo de la Filatelia de Oaxaca. En el área restaurada se integró la recepción, se trasladó la Miscelánea Filatélica e incluso se abrió una cafetería, el patio principal cuenta con un amplio corredor y se agregaron tres salas, entre ellas, una de gran tamaño adaptada en el segundo patio, el cual se encuentra desprovisto de las construcciones agregadas y protegido ahora por una cubierta flotante inspirada en el timbre postal.


Entre patios

Fotografía: Michael Toolan, Estampas de un espacio, Mufi, 2018.

Conocí el Museo de la Filatelia de Oaxaca en 2007. Desde mi primera visita encontré un bello espacio que resguarda una de las colecciones de filatelia más importantes de América Latina. A partir de entonces, el Mufi ha sido para mí una visita obligada, que me llena de gozo y sigue sorprendiendo tanto como la primera vez.

En apariencia, se podría pensar que el museo es visitado exclusivamente por los aficionados y coleccionistas interesados en la filatelia. La realidad es que cualquiera de sus visitantes, sean cuales sean sus profesiones o intereses personales, habrán encontrado, durante el recorrido por las salas del museo, piezas que atrapen su atención, ya sea por la temática o por la belleza de las colecciones.

En pequeños pedazos de papel, las estampillas contienen temas tan extensos como diversos.

Planillas conmemorativas y de personajes históricos, aspectos de la naturaleza con imágenes de animales e insectos, ejemplos de la botánica endémica de cada país, entre otros, son temas que figuran en la magnífica Bóveda Filatélica del museo. También destacan el deporte, la historia del arte, las tradiciones, los objetos populares, la arqueología y los espacios emblemáticos de distintas épocas y estilos dentro de la arquitectura mundial: la naturaleza y la historia de la humanidad contenidas en estampillas, de todo y para todos.

En sus salas y espacios de exhibición, el Mufi presenta también objetos históricos relacionados con el correo postal. En ocasiones, objetos y estampillas se muestran en exposiciones que integran el arte contemporáneo a los temas filatélicos. Pero la vocación del museo no se ha limitado a conservar y exhibir estampillas, ya que, además de fomentar el uso del timbre postal para mantenernos comunicados en la distancia, en cada uno de sus proyectos da vida a la creación de nuevos conceptos que mantienen activa y vigente la colección que resguarda.

Además de sus salas para exhibiciones permanentes y temporales, los espacios abiertos tienen una presencia importante y multifuncional. El recorrido incluye seis magníficos patios que dan un respiro entre las salas del museo, espacios que para el ámbito arquitectónico se asocian con el descanso y la recreación.

Además de comunicar a las distintas áreas del museo entre sí, en cada uno de
los patios que vamos encontrando en nuestro recorrido el cielo de Oaxaca se une a la
belleza del lugar.

En distintas culturas, la integración del patio dentro de la arquitectura ha tenido una importancia relevante, particularmente en la griega, romana y árabe, quienes nombraban a sus patios como el wast al-dar ‘centro de la casa’. Más adelante, con la expansión musulmana, el patio fue integrado a las construcciones de la Península ibérica, y con la llegada de los españoles a América, este espacio se introdujo al interior de las casas coloniales. En la modernidad, Luis Barragán, figura central de la arquitectura mexicana —galardonado con el Premio Pritzker, en 1980, y el Premio Nacional de Arquitectura, en 1987— fue un maestro en la creación de patios interiores en los que sintetizaba una mezcla de elementos tradicionales y modernos.

Independientemente de su valor arquitectónico, los patios son inspiradores, se nombran en canciones y poemas, como el de Jorge Luis Borges, titulado, precisamente, “Un patio”, en el que describe las cualidades de la luz que se percibe a lo largo del día en estos espacios.


Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del
[patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la
[casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada
[de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un
[aljibe.

Los patios tienen personalidad y los que nos ofrece el Mufi tienen sus particularidades.

Fotografía: Hertzain Vásquez, Estampas de un espacio, Mufi, 2018.

El primero de ellos hospeda un automóvil de la marca Volkswagen, bautizado afectuosamente como el Vocho Mufi por su decoración con estampillas. La función original del timbre postal se traslada del sobre —que suele contener una carta— a un elemento para decorar el vw Sedan 1993. Mostrando orgullosamente su diseño, inspirado en la colección del Museo Textil de Oaxaca, de vez en cuando sale de paseo por las calles de la ciudad.

Pasando la Bóveda Filatélica del museo nos encontramos de frente con un espectacular muro de cantera amarilla de sobresalientes volúmenes geométricos. En el patio cuadrado, que está rodeado por abundante vegetación y altos bambúes, se encuentran mesas y sillas para que los visitantes se sienten a platicar o a tomar un descanso.

El techo móvil de carrizos, que resguarda a los visitantes del sol de mediodía, proyecta juegos de luz y sombras sobre el muro y el piso a lo largo de la jornada: un espacio que invita a la serenidad y la reflexión.

Un puente de madera comunica a un íntimo y pequeño patio lateral. Su piso de piedritas blancas contrasta con la calidez de los muros de adobe. Tres árboles jóvenes sustituyen a la jacaranda que originalmente creció en ese espacio: la naturaleza se transforma y cumple con sus ciclos de vida dando lugar a la nueva vegetación.

Desde hace doce años, un pochote y una pata de vaca dan sombra a los niños que hacen un recreo de su visita al museo. En el columpio, colocado especialmente para ellos, los podemos encontrar disfrutando de la sombra y meciéndose plácidamente; mientras uno se columpia, siempre hay otros que esperan su turno, recogiendo y admirando con curiosidad las piedras del piso. Los niños han tenido en el Museo un espacio para fomentar su imaginación y creatividad. Es común encontrarlos corriendo en busca de los buzones para enviar una tarjeta postal de su propia creación.

En verano, el Mufi recibe a los niños con actividades especiales y a veces los encontramos esperando pacientemente la magia de la imagen con una cámara estenopeica entre sus manos, o realizando las actividades creativas de los distintos talleres, cuidadosamente preparados para ellos.

El gran espacio de muros blancos conocido como La plancha de eventos al que comunica el puente de madera, posee muros que reflejan y potencian la luz tan intensa inundando las salas de exposiciones temporales que se encuentran al fondo del patio rectangular.

Durante la noche, la función de los muros es servir como una enorme pantalla blanca para proyecciones.

La plancha de eventos ha sido testigo de presentaciones de libros, cancelaciones de estampillas, conferencias, congresos e inauguraciones y, en ocasiones, la luz es sustituida por la alegría que provoca en los visitantes la música de los conciertos de La China Sonidera, Mono Blanco o el Trio D’Argent, entre los muchos intérpretes que se han presentado en la explanada.

Todos los espacios, durante cada hora del día, son aprovechados en sus cualidades de socialización para realizar y compartir eventos.

Fotografía: Hertzain Vásquez, Estampas de un espacio, Mufi, 2018.

Dos arcos conectan con el patio siguiente. Un espacio inconfundible por su espléndido espejo de agua que muda de personalidad según las fiestas y tradiciones del año. En su reflejo, el cielo y el agua dialogan refrescando el ambiente y según la temporada lo encontramos adornado con nenúfares o con el intenso color naranja de la flor de cempasúchil.

El blanco encalado de los muros ilumina con su reflejo las columnas habitadas por las palomas que anidan en sus capiteles y que nos sorprenden con su vuelo repentino.

El espacio, con su estilo mediterráneo, se viste con las enormes cactáceas endémicas de Oaxaca que crecen queriendo alcanzar el cielo azul, y es común encontrar a los visitantes tomando fotografías y selfies que constatan su visita a tan bello lugar.

Por último, el sexto y más reciente de los patios del Museo fue agregado con la expansión y las nuevas salas en 2021. Se trata de un patio que colinda con la calle Constitución y que con su techo móvil constituye un espacio versátil para las actividades organizadas por el museo.

A un costado se encuentra un espacio de café y refrigerios para consumir antes o después del recorrido o de la visita a la Miscelánea Filatélica, donde se puede encontrar todo tipo de artículos relacionados con la filatelia.

De igual forma, el espacio se presta para asistir a una clase de danzón o a la presentación de un libro y, con la misma eficacia, también sirve como centro de reunión para socializar después de la inauguración de una exhibición.

El 6, para la numerología de distintas culturas y religiones, es un número afortunado y se le asocia a la armonía, el equilibrio, la responsabilidad y estabilidad. Se le relaciona también con la energía de la Tierra y su conexión con la naturaleza. Es un símbolo de unión y de comunicación. En México, para la cultura maya, el número 6 está relacionado con la sabiduría, la compasión y la unión entre la mente, el cuerpo y el espíritu.

El Museo de la Filatelia de Oaxaca festeja los 25 años de su fundación, tiempo en el que se ha ido transformando y creciendo como un espacio de armonía entre lo tradicional y lo contemporáneo. Un museo donde la naturaleza convive en equilibrio con la arquitectura, uniendo a personas de todas las edades y nacionalidades en una experiencia integral que las comunica con la cultura.

Con sabiduría y generosidad, el Mufi nos ofrece un espacio en donde la calidez humana de sus fundadores, directivos y de quienes nos reciben con entusiasmo en cada visita nos hace regresar, inevitablemente, al encuentro de nuevas sorpresas en sus salas y entre sus seis mágicos patios.


Entre gráfica, filatelia y numismática: museos impulsados por iniciativas ciudadanas

Una década de distancia separa la creación del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca del Museo de la Filatelia; el primero, fundado por Francisco Toledo en 1988 y el segundo por Alfredo Harp Helú, en 1998. Hoy en día, Oaxaca cuenta con museos y bibliotecas especializadas, espacios que son visitados y cuyos acervos son consultados por personas provenientes de distintas partes del mundo.

Toledo contaba que, en la época en la que abrió el IAGO, en la misma cuadra todavía mataban cerdos, y que los carros transitaban por la calle de Macedonio Alcalá: han pasado casi 35 años desde entonces. El artista, además, fundó más museos y bibliotecas, y surgieron otros espacios promovidos por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Al ser lugares que buscan difundir el arte, la cultura y la educación, han desarrollado proyectos en conjunto. Entre los espacios creados por Toledo y la FAHHO existe un trabajo colaborativo cuyos resultados son visibles en exposiciones, concursos, talleres y publicaciones. Entre el IAGO y el Mufi, por ejemplo, a manera de celebración, para conmemorar sus aniversarios, han editado publicaciones y diseñado ediciones especiales de carteles.

Y no es extraño que los espacios colaboren, tiene que ver, también, con quiénes han impulsado estos proyectos: el maestro Toledo y la doctora María Isabel Grañén Porrúa trabajaron juntos en diversos proyectos, iniciaron con la catalogación del acervo que hoy se encuentra en la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, espacio que actualmente dirige la doctora Grañén Porrúa, quien en su momento también dirigió el IAGO.

Las colaboraciones entre el Instituto y el Museo vienen quizá de que este último se ideó en una exposición en el IAGO. Eduardo Barajas, director del Mufi, recuerda la anécdota que le han contado:

El IAGO organizó una exposición de filatelia y numismática, la colección pertenecía al Archivo Histórico de Banamex, entonces el maestro Toledo le comentó a don Alfredo Harp Helú que sería buena idea poner un museo de numismática y filatelia en Oaxaca, un tema que al filántropo le interesaba porque tenía colecciones tanto de monedas, como de timbres.

Fue así como años más adelante, en 1998, surgió el Mufi.

En los 35 años del iago y 25 del Mufi se han editado diversos materiales, Bestiario de artrópodos y una zoología variada es una publicación que se realizó para el 10.° y 15.° aniversario del Mufi y 20.° y 25.° del iago. Testimonios, obra, filatelia, catálogos y pósters conmemorativos diseñados por el maestro Toledo han sido parte de las exposiciones.


Historias escritas en oro y plata: sala permanente de numismática

La historia del Museo de la Filatelia de Oaxaca comienza en 1996, cuando se realizó la primera exposición de filatelia y numismática en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. La idea de crear un museo especializado en monedas tardaría 25 años en verse materializado.

En 2020, el museo recibió la donación de su primera colección numismática, la cual comprende desde las primeras piezas coloniales —que ostentan la efigie de los monarcas hispanos— hasta las monedas de variado cuño que circulan hoy en día. Esta colección constituye un testimonio de las características del circulante metálico cuyas leyendas, cecas y marcadores de ensayador nos hablan de los procesos de acuñación, las políticas monetarias y el momento histórico en que salieron a la circulación. Estas monedas son otras tantas páginas de nuestra historia, escritas en oro, plata e incluso en barro.

El Mufi, consciente de la importancia de resguardar este patrimonio, y con el objetivo de ponerlo al alcance del público para deleite de todos, a la vez de permitir su futura investigación y divulgación para beneficio de los investigadores y estudiosos de la materia, ha decidido inaugurar su primera sala permanente de numismática, especializada en las monedas mexicanas.

La creación de un espacio dedicado exclusivamente a la numismática conlleva muchos retos. Las exigencias del visitante actual demandan una actividad expositiva, formativa y lúdica, lo cual agrega una nueva dimensión al trabajo de gabinete. Atrás ha quedado la exposición cuyo único objetivo era la contemplación de piezas sueltas, sin ningún contexto o interés por que el visitante comprendiera su memoria histórica.

Este nuevo proyecto curatorial y museográfico implicó, necesariamente, un arduo trabajo de escudriñamiento, clasificación y estudio de la colección. La investigación numismática abarca distintos campos, desde el reconocimiento del material, el peso, diámetro, estado de conservación, clasificación en época y periodo, hasta su contexto histórico y la relación que establece con la sociedad que lo utilizó. Este trabajo dio como resultado la selección de más de 400 monedas distribuidas en 15 núcleos temáticos.

Por su naturaleza, los proyectos expositivos del patrimonio numismático, y desde el punto de vista científico, resultan ser rigurosos, sin embargo, deben diseñarse de forma atractiva y ser de fácil comprensión para distintos tipos de público.

Las vitrinas en las que se exhibe el patrimonio numismático cuentan con características similares a las que sirven para exponer otro tipo de materiales: seguridad y sistemas de conservación. Una parte fundamental en el diseño del mobiliario de esta exposición es la iluminación. Sabemos que un sistema de iluminación inadecuado puede convertir a la moneda más interesante en una mancha indescifrable, por esto se eligió la instalación de luz al interior de las vitrinas; así, gracias a un ángulo adecuado resalta el relieve de las monedas, previendo un efecto espejo provocado por la luz exterior. A su vez, se ha diseñado una vitrina para exhibir una o dos monedas de interés excepcional, consideradas las Joyas de la colección.

Debido a su gran riqueza documental, es difícil comunicar en su totalidad el contenido de una moneda, sin embargo, por medio de una correcta presentación se pueden destacar uno o más mensajes de los múltiples que encierra. Para presentar al visitante el marco histórico, cultural y artístico en el que se utilizaron y fabricaron se utilizan diversos recursos museográficos como fotografías, imágenes e infografías. Sabemos que el tiempo que los visitantes promedio suelen dedicar al recorrido del museo es muy breve, por lo que es importante que, si el visitante solo quiere detenerse en cierto núcleo, cada uno ofrezca una lectura comprensible por sí mismo. Otro punto importante es el de los textos que se encuentran a lo largo de la exhibición: la introducción, el núcleo y la ficha del objeto. Para la exposición se diseñó un cedulario breve y conciso, pues consideramos que un exceso de datos puede generar confusión.

La nueva sala permanente de numismática del Mufi será un espacio formativo, educativo y de conservación del patrimonio numismático del país; un espacio que brindará a los visitantes nuevas posibilidades, tanto expositivas como de preservación, investigación y difusión. Al mismo tiempo, traerá nuevos retos que el equipo del museo está listo para asumir.

Se seguirán escribiendo historias, no solo en pequeños pedacitos de papel, sino ahora también en oro y plata.


Mufi, tu museografía es y siempre será un reto

Querido Mufi:

Qué mejor forma que esta carta para expresar la alegría por tus 25 años y, al mismo tiempo, agradecer por los aprendizajes adquiridos en cada uno de tus proyectos expositivos.

Esta vez seremos breves, porque hablar de tu vida nos daría para sumarle otras 10 miradas más al interior. Así que nos centraremos en nuestra experiencia: hablemos de tus museografías.

Cuando tenemos noticia de una nueva exposición, empieza lo bueno: una reunión, una lluvia de ideas y mucho café para aterrizar una propuesta interesante. Así comenzamos con el guion museográfico: sugerimos un título, los temas que abordará y los posibles núcleos; dimensionamos tu espacio. Seleccionamos la obra o, mejor dicho, las mini obras de arte que son los timbres postales; hojas recuerdo, sobres de primer día de emisión, planillas y, algunas veces, correspondencias, obra gráfica, fotografías o intervenciones. Es aquí cuando el detalle de alguna pieza llama nuestra atención, entonces surgen una, dos, tres, muchas ideas más. Consultamos catálogos, literatura filatélica, navegamos en la red para llevar la información al papel; los textos de sala van tomando forma mientras pensamos en cómo queremos que luzca la exposición, lo que necesitaremos, si está en nuestras posibilidades y, a ojo de buen cubero, si estamos a tiempo de lograrlo. Esa adrenalina es única, emocionante y, aunque voluble, nos impulsa para dar lo mejor. Todas las áreas colaboramos de alguna u otra forma en cada exposición: acervo, investigación, catalogación, biblioteca, educación, difusión, diseño y museografía. Sin embargo, estas dos últimas áreas juegan un papel primordial para que el resultado en la sala sea el que esperamos. Cada integrante del equipo aporta sus conocimientos, en el proceso aprendemos y adquirimos experiencia.

El tiempo siempre apremia, así que una vez que se ha avanzado con el guion, viene el diseño, la producción y el montaje. Lo anterior suele ser complejo: la producción se acelera, el diseñador y el museógrafo entran en acción, es hora de ilustrar, seleccionar los gráficos, digitalizar, limpiar imágenes, elegir la tipografía y la paleta de color; diseñar el mobiliario, preparar el espacio, pintar los muros, revisar la iluminación, verificar la humedad en sala y, por si faltara más, preparamos toda la herramienta que utilizaremos para al momento del montaje. En este proceso también participan carpinteros, impresores, a veces rotulistas, editores y traductores, prestadores de servicio social y estudiantes que realizan sus prácticas profesionales.

En una exposición temporal se puede realizar el montaje de aproximadamente 800 piezas filatélicas, lo que significa colocar monturas a cada una o elaborar guardas de mylar o marialuisas para enmarcar. Cuando tenemos intervenciones de obras de mayor formato, omitimos este proceso.

A veces los tiempos de nuestro cronograma no se cumplen, el tiempo nos come, queremos frenarlo. Mufi, nos haces sudar la gota gorda cuando, ya listos para cortar el listón en la inauguración, nos damos cuenta de que hace falta un retoque más, aunque sabemos que para el público sea algo que puede pasar desapercibido, nosotros, comprometidos con el quehacer museístico, cuidamos hasta el último detalle, lo que nos llevará un par de minutos más. Sin embargo, nuestro público sabe esperar, lo conocemos, pues el reconocimiento de tus magníficas exposiciones va de boca en boca, o bien, se difunde por medios impresos y digitales, logrando que más personas se acerquen a ti. Y tú lo conoces más que nadie, pues eres testigo del eco de los elogios de tu público, de cada instantánea, de cada selfie en la que se muestra espectacular algún detalle en el rincón de tus salas. Siempre coqueteas con los visitantes. Te hemos visto de sol a sol, y en una que otra luna. Sin embargo, eres modesto, y mañosamente provocas que la siguiente exposición supere a la que está en turno, incluso, a veces, ni bien terminamos una y ya estamos pensando en dos exposiciones más.

Son tantos años ya, querido Mufi, que hemos perdido la cuenta de las museografías, por ahí de 140, quizá más. Recordamos, como si fuera ayer, la primera exposición temporal en la que, sin experiencia previa en curaduría y montaje de piezas filatélicas, improvisamos técnicas que con el tiempo hemos mejorado. Tantos temas desarrollados: prefilatelia, filatelia clásica, timbres fiscales, correspondencia, arte e historia, flora y fauna, deportes, y claro, tu favorito: el beisbol. Seguramente pronto compartiremos nuevos aprendizajes ahora en el montaje de monedas.

Mufi, nos sorprende cuánto has crecido, ahora tienes una enorme galería en la que podemos exhibir, temporalmente, grandes colecciones temáticas con muchos más timbres que antes. Nos encanta recurrir a los apoyos museográficos de manera didáctica, ser inclusivos y participativos, siempre buscando el diálogo con
los distintos públicos.

Hoy en día, contamos con la experiencia para crear exposiciones temáticas, sugerentes y novedosas, y de vez en cuando aportamos ideas para nuevas exposiciones en otras filiales y recintos culturales.

Mufi, tu museografía es y siempre será un reto. Siempre dejas una huella en la vida de alguien, quizá un aprendizaje, una buena anécdota, una sonrisa, una fotografía o una bella postal que con el tiempo seguramente volverá a ti y formará parte de tu acervo y, un buen día, estará exhibida luciendo como todas tus obras en alguna de tus salas.

Con estimación, tus colaboradores


La profesionalización del personal del Museo

Como custodios de la memoria, los museos y sus profesionales se han ido transformando a la par de las demandas de las sociedades a las que sirven y estimulan. El museo del siglo xxi busca conectar historias, rostros y tiempos, ser un espacio de importancia vital para las personas y en donde se establezcan relaciones con el patrimonio y se incorpore una multiplicidad de voces y diálogos; un lugar en donde se cuestione la función pedagógica clásica del museo occidental y sus órdenes discursivos establecidos desde el poder que fomentó sistemas de relación de opresión respecto a la raza, clase, cuerpo y género.

Ante estos cambios y retos, la profesionalización, reinvención y adaptación son prácticas constantes de aquellos que decidieron dedicar su vida profesional al campo museológico.

La adquisición de nuevos conocimientos gracias a la actualización formativa y la obtención de nuevas capacidades ha permitido al profesional del museo optimizar su trabajo. Ante los pocos espacios y programas formativos que brindan estos conocimientos, las universidades, colectivos, museos, asociaciones y personas de la sociedad civil han organizado congresos y conferencias especializadas, programas de formación técnica y académica; también han promovido espacios para el intercambio de experiencias y conocimientos; sin embargo, la mayoría de estos proyectos se concentran en las grandes urbes, lo cual dificulta el acceso a aquellos profesionales que trabajan en otros lugares. ¿Qué implica la profesionalización del personal de museos en espacios periféricos?

En su búsqueda por esta profesionalización, el Museo de la Filatelia de Oaxaca ha creado y desarrollado alianzas estratégicas que le han permitido la obtención y el intercambio de conocimientos. El programa de profesionalización de museos, realizado en colaboración con el Centro Cultural de España de 2010 a 2012, conllevó el intercambio de experiencias y conocimientos por profesionales de museos, tanto a nivel nacional como internacional.

Como espacio abierto al diálogo y la reflexión, el Mufi ha albergado distintos encuentros en los que se promueve la ampliación y enriquecimiento de estas redes, impulsando a los especialistas a mantenerse al día sobre las tendencias, investigaciones y prácticas más recientes, lo que les permite descubrir otras formas de trabajo y otras metodologías, además de facilitar la comunicación y colaboración entre museos a nivel local, nacional e internacional.

El 7.° Encuentro del Programa Nacional de Interpretación de Museos, en 2011, trajo consigo reflexiones sobre la intervención y vinculación de los museos con las comunidades y cómo esto puede facilitar la interpretación y expresión de manera significativa y legítima sobre la valoración de su patrimonio. Por su parte, el encuentro El Museo Reimaginado, que se realizó en 2019, puso sobre la mesa ideas innovadoras y enfoques creativos de distintos profesionales alrededor del mundo, lo que dio como resultado el análisis de problemáticas comunes y la propuesta de diversas soluciones. El Simposio Museos y Gestión Cultural, realizado en 2022, reunió a agentes y gestores del campo cultural oaxaqueño para enfatizar los distintos retos y adaptaciones del circuito artístico-cultural del centro del estado.

En 2012, las sinergias con la Alianza Americana de Museos y el Instituto Internacional de Museos aportaron al Mufi instrumentos para el fortalecimiento en temas de liderazgo, promoción y colaboración, asimismo se reflexionó sobre las particularidades de los museos con base en su contexto geográfico y social y cómo adaptar proyectos a partir de estas condiciones.

Por su desarrollo en el campo de la museología, el Mufi ha sido partícipe en la construcción de nuevos espacios para la cultura, el arte y el deporte; ejemplo de ello ha sido su colaboración en la apertura del Centro Cultural San Pablo, el Museo Infantil de Oaxaca y, más recientemente, el Museo de los Diablos Rojos del México en la capital del país.

Una de las grandes características de un museo es la interdisciplinariedad que surge de los múltiples perfiles académicos de sus colaboradores. Esta diversidad de conocimientos permite construir un diálogo más amplio y enriquecedor en la experiencia del visitante, al tiempo que promueve la investigación y el conocimiento, fomentando la inclusión y la diversidad. Como parte de su formación, los trabajadores de museos buscan, de manera personal, obtener conocimientos especializados sobre su área de trabajo mediante talleres, seminarios, especialización o maestrías. Estos profesionales se capacitan en áreas como curaduría, museografía, conservación, catalogación, diseño y comunicación, pero también en temas de género, derechos humanos, inclusión, diversidad y una gran cantidad de temas propios del museo actual. Este es el caso de los colaboradores del Mufi, quienes constantemente buscan nuevos conocimientos y puntos de vista para luego adaptarlos al campo específico de la filatelia.

Otro ejemplo de profesionalización es el de los prestadores de servicio social o voluntariado, quienes encuentran en su estadía por el museo un espacio de aprendizaje y experimentación. Mediante distintas actividades en sus áreas, el prestador de servicio llega a conocer las características teóricas y prácticas de la institución, ampliando y contextualizando su propio conocimiento. A lo largo de 25 años, distintos estudiantes que han colaborado con el museo se han incorporado al campo museístico, convirtiéndose en especialistas en su área.

Asi pues, la continua profesionalización del personal de los museos es esencial para afrontar cambios y desafíos que surgen en la práctica. El Museo de la Filatelia de Oaxaca seguirá siendo un espacio para el encuentro, reflexión y aprendizaje con el propósito de mejorar la calidad de los servicios y programas ofertados y así garantizar el cumplimiento de su misión: preservar, investigar y difundir sus colecciones, en servicio de sus visitantes.


De geografías múltiples: acercamiento a Yuku

Y que nuestros amores sean como los de la
avispa y la orquídea.
Gilles Deleuze o Félix Guattari

A partir de la indagación en el archivo y en el campo expandido de la producción de imágenes fotográficas, Rame Cuen nos propone que el abordaje al pasado siempre es un ejercicio de agencement desde el presente. Cada pieza —como lo quieren Deleuze y Guattari— se debe leer como un agente que comparte información a diferentes niveles. En este intercambio, cada agente deviene y no queda con un territorio fijo, padece por su propia movilidad. La propuesta expositiva “YUKU” (2021) —así, en mayúsculas y con k en lugar de c— opera como una maquinaria con engranajes conceptuales que se acoplan entre cada una de las piezas que la constituyen. Funciona como un conjunto de máquinas trabajando en tiempos diferenciados, en deslinde, abriendo y cerrando sus fronteras, en una segmentación fluida, ofreciendo su territorio en favor de otro, desterritorializarse. Imaginemos una escena en la que se juntan gotas de mercurio, así comparten territorio estas piezas.

Ahora veamos este mismo acto a través de un caleidoscopio. Después, empecemos la escena en diferentes momentos en cada uno de los recuadros. Enfocamos unos, cambiamos de escala otros. Ahora, alterémosles la velocidad, vamos a dejar unas iguales, otras más veloces, otras más lentas. Así funciona YUKU.

Efraín Velasco

Colaboración es una palabra mal entendida. Se atribuye igualdad y horizontalidad en cualquiera de sus formas. Bajo este sentido de agrupamiento se rompe la figura del individual frente a la colectividad. yuku se construye a partir de principios comunes, el reconocimiento de la tierra, el trabajo. Obras compartidas en su autoría que registran un todo con múltiples cosmovisiones eliminando visiones eurocentristas, aquí no hay un creador, sino una multiplicidad de reconocimientos. El cerro es de todos.

I

Román Gutiérrez es un artista textil originario de Teotitlán del Valle que indaga nuevas formas del quehacer textil a partir del telar de pedal y el trabajo manual, usando materiales endémicos de varias regiones de Oaxaca y técnicas indígenas previas a la conquista. Su técnica rebasa el acercamiento “Tourist Yú’ù” creado por políticas y modelos de negocio del turismo federal para alejarse del folclorismo y racialización de los pueblos originarios de Oaxaca. Varios artistas de la escena contemporánea actual, así como talleres de producción de “amenidades artesanales” lo han usado como medio de producción para fines de un mercado extractivista.

II

Luis García y su esposa María Rojas, nuera de Teodora Blanco, reconocida alfarera de Atzompa cuyo trabajo forma parte de grandes colecciones —incluyendo la de la Fundación Rockefeller— luchan, al lado de sus tres hijos, por mantener vivo el legado del taller heredado. Su preocupación por mantener vivas las técnicas y sus narrativas son una constante lucha frente al fenómeno urbano que vive la entidad, así como la estética angelina kitsch de producción de utilitarios para exportación, tazas de carita y ocurrencias similares.

YUKU es un recorrido de procesos creativos, investigativos y también expositivos. Conformado —a varias manos, voces y saberes— por una serie de piezas migrantes que comparten preocupaciones en torno al territorio, extractivismo, los futuros y afectos interseccionados en las historias propias y los espacios comunes. Pero es también, un reencuentro de preguntas y una invitación a plantearnos la manera en que imaginamos, habitamos, construimos, colaboramos y configuramos el presente.

Ariadna Solís

YUKU es una imagen en estado de fluidez, un instrumento de escritura, es lo que queda de una acción artística que se hace timbre postal, una acción global. YUKUes una estampa que desencadena un proceso, es el agente revelador de una pérdida, en todos sus registros: del otro, de la tierra, de la raíz, de lo no muerto.

Y así, uno envía una postal intentando decirlo todo (just-all: post-all), para perder lo menos de uno… y esperar el bien común de varios mediante un acto colectivo.


Carta al Mufi

Soy Emélida Cárdenas, recordando, en el túnel del tiempo, una experiencia única: el año de 1999, cuando descubrimos el Museo de la Filatelia en la hermosa ciudad de Oaxaca de Juárez.

Mi hija, Emélida Uribe, inscribió a mi nieta, Emélida Hernández, su hija de 6 años, al club infantil, donde la iniciaron, o mejor dicho, nos iniciaron en el mágico mundo de la filatelia.

Con gran dedicación y paciencia, nos enseñaron todos los cuidados que merece un timbre postal. Descubrimos todas las salas, la biblioteca, la Bóveda, el primer timbre de México y de otros países; exposiciones temporales sobre deportes, ciencia, tecnología, animales, monumentos, tradiciones; cancelaciones con la presencia y participación de personajes, deportistas, artistas plásticos, dándonos la oportunidad de conocerlos, dialogar con ellos, sin faltar la fotografía del recuerdo. Ya viene alguna a mi mente: el 80 Aniversario de la Liga Mexicana de Beisbol. Tuvimos la enorme suerte de conocer al Sr. Alfredo Harp, a su linda esposa, Isabel Grañén, al señor Nelson Barrera, al maestro Francisco Toledo y a Eduardo del Río, Rius.

El Mufi también participó en la Promoción Nacional Cultural de Verano. Todos los eventos eran motivo de reunión con la familia y amigos.

Somos privilegiados de contar con un espacio de esta naturaleza en nuestro bello estado de Oaxaca.

Al día de hoy, mi bisnieto también está participando de las actividades: ¡cuatro generaciones estamos disfrutando inmensamente de este increíble espacio!

Agradecemos infinitamente a todo el personal del Mufi, que ha hecho y sigue haciendo posible cada magistral exposición.

P.D. Dios los bendiga. Emélida II, III, IV y Ethan Mateo.


Educar es sembrar. Mufi, semillero de proyectos y grandes seres humanos

Cualquier largo viaje empieza con un pequeño paso.
Lao Tse

Hace algunos años, mientras escribía para este espacio de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, citaba la frase de James Cash Penney: “Los cinco dedos separados son cinco unidades independientes. Ciérralos y el puño multiplica la fuerza. Esta es la organización”. Esta cita desencadena numerosos pensamientos y evoca recuerdos que me hacen amar mi trabajo cada día. Hoy, luego de 12 años trabajando para la FAHHO en el Museo de la Filatelia, me gustaría compartir con ustedes esos recuerdos y experiencias —es que, al trabajar con niños, jóvenes y adultos, no dejan de sorprenderme—: observo cómo nuestro trabajo impacta y cambia vidas, me doy cuenta de que el arte es, realmente, una herramienta transformadora, y que en los museos está vivo, solo necesita ser descubierto.

Cuando iniciamos la planeación de un proyecto, ya sea un taller, una exposición, charla u otra actividad, la primera persona en la que pensamos es en ti. Tú haces que los museos sean espacios vivos, tú disfrutas de ellos, llenas los pasillos con risas y expresiones de sorpresa y asombro. Así, la importancia de evolucionar al mismo tiempo que el museo crece, invita a que reflexionemos sobre nuestra tarea como formadores o educadores y los vínculos que generamos con la comunidad en estos espacios. Porque, en general, los museos pueden considerarse espacios de experiencias enriquecedoras, de aprendizaje y socialización y, por lo mismo, constituyen recursos educativos muy valiosos, aunque, ojo: no se trata de convertir al museo, forzosamente, en un centro de aprendizaje, o que la necesidad primordial de todo el que nos visite sea la de aprender algo.

Acciones como otorgar al público la posibilidad de tomar la iniciativa para generar y crear propuestas de las que se pueda beneficiar; fomentar la participación y colaboración de los visitantes en la construcción del conocimiento, que sean tomados en cuenta; generar experiencias y saber qué se llevan de nosotros, construyen una red de diálogo que nutre a los profesionales del museo para continuar trabajando para su público. Sabemos que las experiencias nuevas generan mochila para la vida, como solía decir un maestro de mi época universitaria. Y esta frase es justo la semillita que sembró en mí: nos motivaba y contagiaba a comernos el mundo, a salir y vivir lo hermosa que es la vida, te encuentres en donde te encuentres, creando un sentido que te guíe a lo que más deseas.

Esto me recuerda lo terapéutico que puede llegar a ser el tomarse el tiempo para conocer a las personas que visitan el museo. Lo que me lleva a abrir un pequeño paréntesis para hablarles de Natalia Rojo Altamirano, una chica brillante, hermosa y talentosa, un gran ser humano que conocí en el primer taller que impartí en el Mufi.

Invitamos a Natalia a seguir asistiendo a los próximos talleres y, después de un par de años, comenzó como voluntaria en el museo; juntas, trabajamos arduamente en el desarrollo del teatro guiñol al que los niños venían una vez al mes a contagiarnos de su alegría y sonrisas con las historias “que salían de los timbres postales”. Natalia continuó en el museo con sus prácticas profesionales, servicio social y, finalmente, voluntariado. Ella obtuvo el grado de Médico cirujano y partero, y, actualmente, se prepara para su especialidad. Los puentes que crea la FAHHO son tan grandes que, durante el proceso de servicio social de Natalia, próxima a elegir licenciatura y una universidad, se enteró de la beca que la Fundación otorga a través de la Universidad de Monterrey, así que fue acreedora a la beca del 100 % para estudiar Medicina: recuerdo lo feliz y agradecida que estaba con todos aquellos que lo hicieron posible, especialmente con el corazón generoso de la Dra. María Isabel Grañén Porrúa y don Alfredo Harp Helú. Nuestra querida Nat aún nos visita en sus vacaciones.

Así hay muchas historias, todas diferentes, pero con una constante en particular: que el acto de educar es sembrar, sembrar amor, humanidad y conciencia. Nuestra comunidad nos ha enseñado el camino para brindarle las mejores herramientas posibles, hemos logrado ser un verdadero equipo y, al final del día, creamos un museo vivo.

Podría mencionar todas y cada una de las historias que hemos compartido con ustedes. “Mufi en tu comunidad”, por ejemplo, es un programa que nos ha regalado la oportunidad de observar con otros ojos la importancia de este trabajo, de vivir la hermandad con otras instituciones también preocupadas por su público, por aportar de manera desinteresada y sumar, siempre sumar, a personas maravillosas que iban iniciando, que ahora tienen grandes proyectos y que continúan sumando en cada experiencia. Gracias a ti, a ustedes, a los que ya no están y a los que apenas están llegando. Gracias, porque mi mochila para la vida está llena de historias que atesoro y que me animan a seguir trabajando y creando.

Si algo hemos aprendido a lo largo de los años es que todo está en constante transformación. En este momento, desde el área educativa, nos encontramos trabajando en la reestructuración del programa y del espacio físico dentro del museo. Estamos emocionados por convertir este lugar en un laboratorio de experimentación y construcción conjunta, y para esta tarea contamos con la colaboración de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, donde jóvenes en formación descubren nuevas áreas de acción y con quienes emprenderemos una nueva visión de la filatelia y el arte. Todo esto con el objetivo de ofrecerte un espacio enriquecedor y vibrante, que te permita reflexionar y traspasar fronteras gracias a la filatelia.

*

El Mufi me inspiró a…

El Mufi me inspiró a seguir explorando mi creatividad desde lugares que desconocía y que me llevaban a tomar la iniciativa con alegría y sorpresa en nuevos proyectos. Me permitió seguir cultivando mi capacidad de asombro y contemplación, cambiando mi perspectiva sobre la colaboración y el aprendizaje del arte en sus diferentes disciplinas, desde un acercamiento más sensible y humano.

Aprendí que la satisfacción del creador está en el proceso que conlleva tener una idea para después verla plasmada y hacerla realidad, no en el resultado que pueda tener su creación. Me enseñó que todo arte tiene un impacto tanto para quien lo crea como para el que lo contempla. El Mufi me inspiró a reflexionar sobre aquello que nos emociona y evoca sensaciones a las que podemos acceder únicamente gracias al arte, y, sea cual sea el motivo, es suficiente para buscar estar lo más cerca posible.

Edna Hernández Hernández, voluntaria del Mufi

P.D. Este artículo está dedicado a todas las personas que han visitado el Mufi durante estos 25 años, con quienes hemos compartido grandes historias; a los que ya no están y nos siguen acompañando en el corazón.


Un cuarto de siglo aportando a la literatura filatélica, el género epistolar y el mail art

Las publicaciones del Mufi son un testimonio de los proyectos expositivos en los que se ha contado con la colaboración de filatelistas, curadores, investigadores, diseñadores, artecorreistas, artistas, escritores y nuevos talentos; instituciones y espacios culturales que han sumado esfuerzos para apoyar la difusión de la literatura filatélica, el género epistolar y el mail art, favoreciendo la divulgación cultural.

Los catálogos de exposición atesoran la memoria de las extraordinarias compilaciones de filatelia clásica y temática que se han formado con piezas del acervo Mufi, o de aquellas que fueron organizadas por filatelistas cuyas colecciones han sido galardonadas en exposiciones nacionales e internacionales, y no menos importantes son las obras de entusiastas artistas que combinan el arte con la filatelia.

El viaje de la carta no podría encontrar mejor espacio que las páginas de un libro, gracias a la literatura infantil, para ser explicado con bellas ilustraciones y llegar a pequeños lectores de las nuevas generaciones, para quienes la carta pareciera un medio de comunicación tan antiguo, como si fuese una variante del pergamino, sin saber que en la era digital aún es posible el intercambio epistolar y que no requiere de nuevas versiones o convertir los formatos para acceder al mensaje. Escribir una carta, enviarla, o bien, recibirla, leerla y conservarla por mucho tiempo, podría inspirar a alguien para crear una historia y plasmarla en un libro.

Estamos contentos por celebrar un cuarto de siglo en el que el Mufi ha adquirido experiencia en la producción editorial al generar más de 70 publicaciones como resultado de proyectos colaborativos y propios. Algunas han sido reconocidas en exposiciones nacionales e internacionales dentro de la categoría de Literatura Filatélica. Entusiasmados por el trabajo realizado, continuaremos compartiendo nuestras publicaciones, ya sea en formato impreso o digital, para llegar a nuevos lectores y, desde luego, dejar la huella de uno de los espacios culturales preferidos: el Mufi.


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