Los papeles históricos en los archivos

El gusto por conocer los hechos pasados por medio de los documentos antiguos puede parecer solo un pasatiempo en la vocación por conocer la historia. Sin embargo, este conocimiento va más allá de la curiosidad, son muchas las disciplinas que trabajan para recuperar los recuerdos históricos, hurgando en esos lugares donde pueden descubrirse historias. Es probable que te parezcan extraños y quizá sean desconocidos para ti, se llaman “archivos”.

¿Sabes que Oaxaca tiene una gran cantidad de archivos? En ellos se guardan documentos que algunas personas llaman “viejos”, aunque lo correcto sería decirles históricos, porque justamente eso representan: la historia de cada lugar, sobre todo si la población tiene muchos años de existencia, pues hay algunas que se conformaron hace más de quinientos años, desde el México prehispánico, dejándonos legados como construcciones antiguas, por ejemplo, iglesias, conventos y palacios, incluso las zonas arqueológicas.

Pero, como buen tesoro, el archivo no puede verse a simple vista, en muchas ocasiones está escondido, y para descubrirlo es necesario buscar en todos los rincones del lugar; a veces lo guardan en la presidencia municipal, otras en el cuarto de trebejos o en la iglesia, y al encontrarlo es necesario limpiarlo, organizarlo y cuidar lo que contiene, porque en él se encuentran datos importantes de la población.

Aunque los papeles que conservan tengan muchos años de antigüedad, y por ello roturas o manchas, guardan la memoria escrita; además de datos históricos, acontecimientos importantes y de personajes del pasado, también está plasmada la vida cotidiana, la organización de la sociedad tanto política, económica, e incluso religiosa. Como ejemplo podemos pensar en la participación en movimientos armados como la Independencia o la Revolución mexicana, que son sucesos que conocemos de nuestros libros de la escuela, fechas que todos los mexicanos celebramos. Estos espacios son importantes y todos podemos ayudar a cuidarlos de un enemigo cruel: el olvido.


El papel clave de la música en la primera infancia

Los sonidos del entorno repercuten en el estado psíquico de personas de todas las edades, provocan determinados estados emocionales y cognitivos. Una obra musical es el resultado de la interacción entre el ritmo, melodía, armonía, dinámica, agógica, articulación, timbre, entre otros elementos y, en la vida humana, la música cumple una función comunicativa.

Las primeras menciones de la influencia positiva de la música en el desarrollo y la salud del ser humano se encuentran en el diálogo filosófico La República de Platón (según él, el ritmo y la armonía se adhieren con mayor fuerza al alma, trayendo una apariencia hermosa) y en la Poética de Aristóteles (quien escribe sobre su poder depurativo). Ya en el siglo XVII, el pedagogo Juan Amos Comenio escribió que escuchar y aprender canciones ayuda a moldear el carácter de los niños.

Las investigaciones muestran que, a partir del sexto mes de gestación, el feto humano es capaz de procesar el sonido, lo que estimula el oído interno, responsable de la tensión muscular, tan importante para el correcto desarrollo motor del niño. El sonido básico que llega al feto es el ritmo de los latidos del corazón y el flujo sanguíneo de la madre. Esta cadencia es la base de nuestra necesidad de ritmo en la música y del desarrollo del lenguaje. El bebé experimenta las primeras impresiones rítmicas en el útero, y cuando los padres arrullan a sus pequeños o les palmean la espalda, desarrollan la capacidad de sentir y usar el ritmo.

La música da forma a la memoria activa, permite la divisibilidad de la atención, la imaginación creativa y competencias cognitivas como la percepción, la clasificación y la evaluación estética; se desarrolla el pensamiento independiente, la necesidad de expresión y las habilidades comunicativas. La música influye en el desarrollo de los niños, sobre todo desde el nacimiento hasta los 5-6 años.

Los investigadores han señalado que los niños de 4 a 6 años que participaron en clases de música, por lo menos durante medio año, lograron mejores resultados de aprendizaje y en pruebas de memoria. Además, se ha demostrado que la mejora de las habilidades y destrezas se mantuvo después de la finalización de la formación musical. En otro estudio, realizado a un grupo de niños en edad preescolar que habían estado aprendiendo a tocar el teclado durante ocho meses, se mostró que los participantes obtuvieron puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas y de memoria.

El otorrinolaringólogo y psicólogo francés Alfred Tomatis (1920-2001) investigó la influencia de la música en la percepción auditiva. Al tratar con niños con trastornos del habla y comunicación buscó una forma de estimularlos auditivamente. La investigación de Tomatis demuestra que estimular la corteza cerebral a través de sonidos de alta frecuencia mejora la concentración y la capacidad de recordar, además de que estimula la creatividad, motiva a estar activo, mejora la organización en la vida cotidiana y normaliza la tensión muscular, lo que tiene un efecto positivo en el cuerpo. Tomatis también ha demostrado que el oído ayuda a mantener el equilibrio, una posición corporal erguida, controla la orientación espacial, monitoreo del habla, el lenguaje y la voz.

A partir del ritmo, el volumen y la melodía, van a existir dos tipos de música: calmante-relajante y activadora, con efectos específicos en el cuerpo del niño.

La música calmante-relajante tiene beneficios sobre el sistema respiratorio, ya que ralentiza y profundiza la respiración, baja el ritmo cardíaco y disminuye la presión arterial. También reduce la tensión muscular, lentifica el metabolismo y aumenta la excreción de jugo gástrico. Asimismo, evoca tranquilidad, reduce el nivel de ansiedad, mejora la comunicación interpersonal y crea una atmósfera adecuada para el descanso, la relajación y el sueño.

La música activadora (basada en la frecuencia cardíaca de 120/140 latidos por minuto) evoca alegría, estimula la acción, fortalece la sensación de fuerza y aumenta la autoestima; hace que la respiración se vuelva regular y rítmica, y que la tensión muscular se normalice o aumente. El corazón late más rápido, aumenta la presión arterial, acelera el metabolismo; estimula la actividad física y fortalece la coordinación.

Estos fenómenos muestran cuán importante es la influencia de la música en el desarrollo de un niño.


Los infantes del coro de la Catedral Metropolitana

En 2011, Adabi de México y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca publicaron el libro El Colegio de Nuestra Señora de la Asunción y Patriarca San José para los infantes del coro de la Catedral Metropolitana, resultado de la investigación realizada por Dalia Vallejo Cortés en el archivo catedralicio de la Ciudad de México.

El Colegio de Infantes se fundó en el año de 1725 y fue sin duda una de las instituciones musicales más importantes de la Nueva España. El motivo por el que se concibe como casa de recogimiento es resultado del desperdicio de esfuerzos invertidos en la educación de los que asistían a la iglesia solo para estudiar, y que al final desertaban y dejaban incompletos sus estudios, abandonando la capilla musical que tanto los necesitaba; o bien, no aprovechaban sus clases, pues dada la extrema pobreza de algunos quizá pasarían el día sin alimento. Además de lograr una juventud sana y educada, el colegio tenía el claro propósito de la formación de capellanes de coro y ministros de capilla, sujetos idóneos y suficientes para el servicio de la Iglesia.

Este libro nos permite validar cómo, por medio de los documentos contenidos en un archivo, se desempolva la historia de una institución, dándonos la posibilidad de viajar en el tiempo y conocer la educación de los niños en esa época, los rigurosos horarios de sus actividades, cómo se veían con su uniforme, cómo vivían, las enfermedades que padecían con frecuencia; incluso, con más imaginación podemos escuchar sus voces entonando las piezas para el Oficio Divino; son bien conocidas las historias que señalan como una de las mejores razones para asistir a la celebración eucarística, el agasajo que era escuchar la música que emanaba de las voces e instrumentos, vibrando en un edificio que envolvía a la concurrencia para llevarla a un viaje de emociones y lugares, del cielo al infierno, pasando por la redención, haciendo encarnar en el espectador la gratia plena.


Gramática pedagógica en tu’ùn savi de Jamiltepec

Sá’an Tu’ùn Savi ñuù Càsàndó’ò: lengua mixteca de Jamiltepec es la primera gramática pedagógica del tu’ùn savi o mixteco de Santiago Jamiltepec, Oaxaca. Dar a conocer mi lengua, la misma con la que me han hablado mis padres, siempre ha sido un placer para mí, y hoy me satisface ver el libro impreso, bilingüe, con dibujos originales y a color. Sin embargo, su elaboración fue una aventura intelectual, emocional y también material y logística, tras años de inquietud y meses sin dormir.

Siempre me ha entusiasmado hablar tu’ùn savi y enseñarlo a aquellos que no lo hablan. Sin embargo, fue durante los Talleres de gramáticas pedagógicas, realizados en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova del 2015 al 2018, cuando tuve la oportunidad de reflexionar sobre los métodos para enseñarlo de una manera efectiva. Estos cuatro veranos en Oaxaca no solo me ayudaron a redactar materiales de enseñanza, sino también me permitieron conocer a otros estudiosos de la lengua, cultura e historia de nuestro pueblo.

Fue hasta el 2017 cuando, tras integrarme como auxiliar de servicios generales en el Hospital Rural #35 de Santiago Jamiltepec, enseñar mi lengua se convirtió en una misión social, pues la mayoría de los pacientes se sienten más cómodos expresándose en tu’ùn savi; y hasta los médicos han tenido un afán por aprenderlo y aplicar su conocimiento dentro y fuera del hospital. Iniciando como diálogos con médicos y enfermeros en mi tiempo libre, este espacio tomó la forma de un curso gracias al generoso apoyo del hospital con un aula y una pizarra. También fue posible emitir constancias del curso con ayuda de la Universidad La Salle Oaxaca, lo que atrajo a más alumnos que querían aprender.

Este trabajo se materializó cuando, finalmente, fue auspiciado por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, en octubre del 2021. Con tres meses para revisar el contenido, pulir el texto, colocar las imágenes y colorearlas, corregir el formato, imprimir el libro y presentarlo, conté con el apoyo de diferentes personas. El antropólogo José Manuel Bañuelos Ledesma ofreció los dibujos nacidos de su vivencia y perspicaz observación sobre la gente y la vida en Jamiltepec. El ingeniero Aníbal Jiménez Guandulain apoyó con el coloreado de las imágenes. La lingüista Elena Gaitán Hidalgo siempre se preocupó por el avance de nuestra gramática y también ayudó con la redacción del texto en español. El lingüista Shun Nakamoto leyó y releyó en voz alta el texto en tu’ùn savi para asegurarse de que los tonos fueran los correctos. Mis hermanos colaboraron conmigo para que las explicaciones gramaticales en tu’ùn savi fueran entendibles para aquellos que no tengan nociones lingüísticas. Escribir este libro habría sido imposible sin el amor y la paciencia que me brindaron mi esposa e hijos. Por último, les debo este legado lingüístico a mis padres: a mi madre Guadalupe de la Paz Bautista, quien aparece bordando en la portada, y a mi padre José Luis López Hernández (†), a cuya memoria dedico este libro.


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