PALABRAS DE LA INAUGURACIÓN

Hoy comienza un sueño más para el beisbol mexicano, una obra hecha con todo mi amor por México, un país campeón. Tenemos todo para lograr los mejores trofeos a nivel mundial, solo falta decisión y compromiso, así que comencemos a actuar como se juega el buen beisbol: en equipo.

El Salón de la Fama del Beisbol Mexicano que hoy nos reúne es un jonrón con casa llena, acoge a las estrellas que brillan de día y de noche, aquellos jugadores, mánagers, ampayers, directivos y hombres de los medios de comunicación que merecen nuestro reconocimiento en un nuevo hogar que nos permite recordar sus hazañas. 

Los inmortales del beisbol mexicano nos inspiran; su fuerza mantiene en armonía las bóvedas de este edificio. Pareciera que la luz no es la que entra por las ventanas, más bien emana de los hombres que han entregado todo en el terreno de juego. Así, en este edificio, el poder del beisbol mexicano hace que sus fuentes brillen con toda intensidad y que el suelo sea un campo de sueños compartidos, un diamante donde todos hablamos un mismo lenguaje, sin necesidad de pronunciar una palabra.

Los inmortales del beisbol mexicano jamás esperaron a que la suerte jugara por ellos, decidieron encaminarse por la vía del entrenamiento, la constancia, el esfuerzo y la disciplina; una y otra vez, vencieron sus miedos para lograr las grandes hazañas que encumbran al beisbol que tanto orgullo causa en sus aficionados. Es momento de poner en práctica esta enseñanza: dueños de equipos, directivos, peloteros, medios de comunicación, gobiernos, autoridades deportivas y aficionados… Somos los únicos responsables de que este deporte siga brillando en los corazones de los mexicanos. A veces nos cuesta asumir las derrotas, pero lo importante es tener más juegos ganados que perdidos y en México estoy seguro que existen las condiciones para lograrlo. Reitero: juguemos en equipo y vamos a triunfar.

El beisbol es dinámico, como lo será también este Salón de la Fama, una obra en constante renovación, un sitio para acudir una y otra vez, para recordar a los grandes de nuestro deporte y para aprender siempre algo más. 

El Salón de la Fama será un punto de encuentro, un lugar de convivencia familiar, un sitio inspirado por el Cerro de la Silla para dar cobijo a un centro de desarrollo creativo y social, una visita obligada en Monterrey. En este recorrido nos daremos cuenta de que el beisbol, además de ser un deporte, es también historia, estadísticas y un arte elocuente que inspira a los creadores: a poetas, periodistas, fotógrafos, estadistas, locutores y artistas, entre otros. 

Y como el beisbol también es un poema no escrito, en este recinto las palabras cuentan, por ello hemos instalado una extraordinaria biblioteca, que seguramente se enriquecerá con el paso de los años e inspirará a nuevas plumas que deseen contribuir a la historia del beisbol en nuestro país. 

Hace unos años, la posible desaparición del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano entristeció a los aficionados. Durante cuarenta años, Monterrey había sido sede de este recinto, pero no tenía casa propia y cerró sus puertas. En el Juego de Estrellas que se celebró en Oaxaca en 2013 me comprometí a edificarlo. Posteriormente, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, ofreció las facilidades necesarias en el glorioso Parque Fundidora para que Monterrey continuara con el privilegio de albergar la catedral de los inmortales. Y así, el arquitecto Daniel López Salgado dejó su alma y talento en esta gran obra, que ha sido llevada a cabo por la constructora Maiz Mier y nuestro mayor entusiasta: José Maiz García, su presidente. Asimismo, mi reconocimiento a Francisco Padilla, director del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano por su entrega y dedicación, a Lorenzo Peón, quien se hizo cargo de la administración del proyecto de obra, y a José Ortiz Izquierdo, consejero delegado del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, a quien he encargado esta responsabilidad, así como a las más de 1 200 personas que han participado en hacer posible este proyecto, señalando con especial énfasis a Plinio Escalante, quien desempeñará un gran esfuerzo para mantener el recinto en Monterrey. 

Hoy, los vientos soplan a favor de nuestro beisbol mexicano, pues el corazón del presidente Andrés Manuel López Obrador late con un bat y una pelota y desea contagiar su pasión a lo largo y ancho del país. Cuando le extendí la invitación, por supuesto, estuvo de acuerdo en acudir a inaugurar este templo beisbolero que honra a los grandes del rey de los deportes. Es una distinción contar con su significativa presencia en este recinto. 

Este edificio que hoy inauguramos es una prueba más de una familia comprometida con México, que sabe vivir y morir jugando beisbol. 

Señor Presidente, atendiendo al llamado que hizo a empresarios para apoyar el desarrollo y crecimiento de nuestro país, y buscando fomentar el espíritu de equipo que trabaja por México, quiero anunciar que intensificaré mis apoyos a proyectos productivos y que, además, me haré cargo de la remodelación del estadio de Guasave para que el beisbol vuelva a esa ciudad en la temporada 2019/2020. 

¡Hagamos de México un país campeón!

Monterrey, N. L., a 20 de febrero de 2019.

LA OVACIÓN

Fue un mediodía nublado en Monterrey. De pronto, el sol se abrió dentro del Parque Fundidora, comenzaron a llegar personalidades del deporte, de la vida pública y económica del país.

Se percibía una gran ansiedad por conocer el nuevo Salón de la Fama del Beisbol Mexicano; el recinto que involucró a más de 1 200 personas de diferentes rincones del territorio nacional, lo mismo para su concepción que para su construcción.

Con apenas algunos segundos de retraso, apareció una poderosa comitiva. En ella se encontraban el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón y el C.P. Alfredo Harp Helú, quien seis años atrás se había comprometido a rescatar el templo de los inmortales.

Las paredes del imponente edificio retumbaron por primera vez, segundos después de que los oradores tomaron sus lugares. Bastó con escuchar el nombre de don Alfredo para que cada uno de los asistentes le brindara una asombrosa ovación, la más natural y pura de las que se tenga memoria.

Ahí estaban las grandes glorias del pasado, con todos sus hits, con todas sus carreras y con todos sus juegos ganados. Ahí estaban también los poderosos empresarios, los que invierten y siempre quieren ganar. Ahí estaban los artistas de los trazos maravillosos. Ahí estaba la familia de don Alfredo, que como él mismo dijo, “está comprometida con México, que sabe vivir y morir jugando beisbol”.

Nadie podía dejar de aplaudir. Fueron largos segundos de homenaje para el hombre cuya familia no podía estar más emocionada al recibir tanto afecto, tanta admiración y tanto respeto, el que se merece el principal promotor del beisbol en México, como lo dijo en su discurso el Presidente de México.

Don Alfredo no esperaba aquella avalancha de aplausos. Él había ido a rendirle homenaje a los grandes del beisbol mexicano, a inaugurar una obra llena de amor y gloria para su país. Así quedaron atrás los meses de trabajo y preocupación para que abriera sus puertas el edificio del millón de ladrillos, el palacio de las bóvedas gigantes.

Si el beisbol y sus leyendas tuvieran voz, seguramente habrían replicado el mensaje de Andrés Manuel López Obrador: “Párate, Alfredo, para que te ovacionemos”.

ENTRE SENDEROS: LA COLECCIÓN FOTOGRÁFICA DE ANITA JONES

Uno de los puntos más destacables de la colección fotográfica de Anita Jones es la gran amplitud de temas retratados: paisajes, botánica, mercados tradicionales, textiles, arquitectura vernácula, fiestas locales, oficios y muchos otros temas de la vida cotidiana de los pueblos indígenas en sus comunidades y en el contexto urbano. Anita fue autodidacta en la fotografía y en la investigación antropológica. Junto con su esposo, Roy Jones, fundó el Hotel Oaxaca Courts en la ciudad de Oaxaca en los años cuarenta (ahora conocido como Hotel Misión de los Ángeles). Sus intereses fueron guiados y alimentados por los cientos de investigadores y profesionistas que se hospedaron en su establecimiento a lo largo de los años. Conoció a naturalistas como don Tomás MacDougall, los esposos Cordry (estudiosos de los tejidos mesoamericanos), arqueólogos como John Paddock y antropólogos como Gertrude Blom, entre muchos otros que compartían sus conocimientos y pasiones con ella. Con muchos de ellos, Anita formó amistades que duraron el resto de sus vidas. 

La mayoría de las fotos de Anita se sitúan entre los años cincuenta y mediados de los setenta, y se enfocan en el estado de Oaxaca, aunque también incluyen fotos de Guerrero, Puebla, Chiapas y Guatemala. Anita viajaba a pueblos sumamente remotos ya fuera a pie, a caballo, en su jeep o en avioneta, acompañada de amigos e incluso huéspedes de su hotel, para ver y documentar las costumbres de pueblos frecuentemente olvidados por la mirada académica en esos años. Cabe destacar sus visitas a las zonas chontal, triqui y afromestiza. En esta última, ella tomó las únicas fotografías de tejedoras afromestizas que conocemos, labor que realizó junto con Francis Bristol, una de sus amigas más cercanas con quien viajaba frecuentemente. Dada la cercanía entre las dos, la colección de textiles y fotografías de Francis Bristol (actualmente resguardada en el Logan Museum de Beloit College, E.U.A.) forma una colección hermana de la colección de Anita. 

Nacida en Tampico en 1916 y de descendencia holandesa, Anita falleció en 2005 en su casa en San Felipe del Agua, Oaxaca. Su nuera, Elsa Moreno de Jones, decidió donar el acervo fotográfico al Museo Textil de Oaxaca en 2017. Después de estabilizar, inventariar y digitalizar la colección, que consiste en más de 4 000 diapositivas y otros materiales fotográficos, el MTO pudo asegurar su preservación y consulta abierta. Cabe mencionar que muchas de las diapositivas fueron tomadas con película Ektachrome, y estaban a punto de perderse debido a un proceso de descomposición química, que provocó que estas imágenes viraran casi por completo al color rojo. 

A pesar de la falta de un eje central en la obra fotográfica de Anita, quien siempre encontraba los aspectos más interesantes e inesperados de la localidad donde se encontraba, ella solía tomarse su tiempo para encontrar la mejor manera de enmarcar sus composiciones de forma estética. El resultado es un corpus de fotografías que se distingue por su gran valor documental (en un sentido amplio) de la vida cotidiana de los pueblos de Oaxaca, tomado con la paciencia y pasión de una persona que valoraba la multiplicidad de la experiencia humana. 

El MTO invita a investigadores, estudiantes y personas procedentes de comunidades indígenas a conocer la colección fotográfica de Anita Jones. Para agendar una cita, consulta la página: www.museotextildeoaxaca.org/acervo/ 

Clases de tejido en Apoala, 1968. Acervo fotográfico de Anita Jones. Donación al MTO de Elsa Moreno de Jones

DONACIÓN DEL INSTITUTO IBEROAMERICANO DE BERLÍN A LA BIJC

La BIJC busca ser un espacio de referencia donde puedas consultar libros que abordan temas de lenguas y culturas de Oaxaca. También puedes descubrir, en los congresos que organizamos, los últimos progresos de investigaciones académicas, ya sea sobre lingüística, activismo lingüístico, arqueología, filología, etnohistoria y una variedad muy grande de temas que representan el abanico cultural que ofrece el estado de Oaxaca en temas mesoamericanos. Por último, si tu interés no es la cultura escrita, sino el uso de las lenguas en su forma oral, puedes venir a escuchar conciertos de música cantada en lenguas oaxaqueñas o aprender a comunicarte en alguna de las dieciséis lenguas de las cinco familias lingüísticas que se hablan en el estado por medio de nuestra oferta de cursos y talleres. Esta línea de trabajo ha marcado nuestra personalidad y definido nuestro acervo desde que abrimos en 2012. 

Desde entonces hemos ido aumentando el acervo de investigación con varias colecciones especializadas sobre Oaxaca, incluyendo el Fondo John Paddock (arqueólogo y etnohistoriador, alumno de Ignacio Bernal, que se especializó en el estudio de las culturas de Oaxaca), los archivos personales y la biblioteca del lingüista Thomas Smith Stark, especialista en lenguas zapotecas, las notas y fotografías de Irmgard Weitlaner Johnson, quien en vida fue la principal autoridad en textiles de México, los mapas y planos del arquitecto porfiriano Francisco Tort, el Fondo Luis Castañeda Guzmán, con los documentos históricos sobre Oaxaca reunidos por este historiador oaxaqueño, los documentos del notario Alfredo Castillo, el Fondo El Gallo, con los libros contables de esa famosa tienda, el Fondo Emily Rabin, especialista en la cronología de los códices mixtecos, y los documentos históricos reunidos por el empresario oaxaqueño Luis Fernández del Campo Moguel. El objetivo de estos esfuerzos ha sido dotar a la sociedad en general, y a académicos enfocados en Mesoamérica y la historia de Oaxaca en particular, de un espacio en donde puedan encontrar información para realizar sus investigaciones, y así profundizar nuestro entendimiento de las culturas y las sociedades que vivieron en lo que hoy llamamos Oaxaca. 

Dicho esto, actualmente nos visitan un número cada vez mayor de investigadores de muy diferentes orígenes y perfiles que aprovechan las colecciones. Uno de nuestros visitantes frecuentes es el Dr. Michael Dürr de la Freie Universität Berlin (Universidad Libre de Berlín), quien, en su última visita, vino acompañado de la Dra. Ulrike Mühlschlegel, directora del Departamento de Servicios al Público y responsable de la colección de México del venerable Ibero-Amerikanisches Institut en Berlín (Instituto Ibero-Americano de Berlín), con quienes hay una estrecha relación de intercambio académico, bibliográfico y de estudiantes. Recientemente, tuve la oportunidad de conocer personalmente el Ibero-Amerikanisches Institut, en donde la Dra. Ulrike me contó cómo se formó uno de los institutos de estudio y diálogo intercultural más importantes de Europa en lo que toca a América Latina e Iberoamérica. Me contó que una de las tres colecciones más importantes con las que se formó ese instituto fue una donación que Plutarco Elías Calles, entonces presidente de México, donó a Alemania en 1924. Cuando el general Calles visitó Berlín por unos meses, en donde conoció al Dr. Hermann B. Hagen, profesor auxiliar de Geografía en la Universidad de Marburgo, éste le comentó la dificultad de hacer estudios sobre México en Alemania por la falta de material bibliográfico actualizado, a lo que el general Calles prometió “abundantes envíos” para ser puestos a disposición de estudiosos. Poco tiempo después el Dr. Hagen viajó comisionado oficialmente a México para cooperar en tareas de selección y adquisición de material, lo cual realizó entre 1926 y 1927. La donación del gobierno de México, constituida con la ayuda de numerosos científicos, instituciones y universidades, resultó en más de 25 000 libros, folletos y revistas, unos 1 400 mapas y abundante material de fotografías, en su mayor parte ilustrativas de la arquitectura colonial. Esta colección, conocida como “Colección Mexicana”, estuvo en un principio en el Instituto Geográfico de Marburgo, pero en 1930 se incorporó al Ibero-Amerikanisches Institut bajo el nombre de “Sección Mexicana”. Desde que se fundó el Ibero-Amerikanisches Institut, ha pasado por muchos retos y desafíos en cuestión de catalogación, mantenimiento de acervo y divulgación del conocimiento, sin mencionar su difícil paso por la época nazi. En 2017, la colección de libros pasó la marca de un millón, aparte de más de trecientas colecciones de investigación. Nosotros en la BIJC, como una biblioteca joven y en constante proceso de consolidación, volteamos a ver un instituto modelo ya con largo camino andado y con una agenda que combina las funciones de centro de investigación, centro de información y centro cultural. 

Agradecemos al Ibero-Amerikanisches Institut por la donación de trece obras clásicas de la filología indoamericana de Alemania a la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Entre ellas se incluyen trabajos de Leonard Schutze Jena (sus traducciones del Popol Vuh y de partes de la obra de Bernardino de Sahagún, y su magistral estudio etnográfico de los mixtecos, pipiles y pueblos de Guatemala); Karl Anton Nowotny (su clásico estudio de los códices mánticos); Walter Lehmann (traducciones de los Anales de Cuauhtitlán, de partes de la obra de Chimalpain Quauhtlehuanitzin y de los llamados Coloquios de Sahagún); el registro de la tradición oral en nahuatl de Durango por Konrad Theodor Preuss; y el registro de la tradición oral nahuatl de Veracruz por Luis Reyes García y Dieter Christensen. 

EL SALÓN DE LA FAMA DEL BEISBOL MEXICANO

El imponente Parque Fundidora tiene un motivo más para reunir a miles de personas cada día en sus majestuosos jardines, donde sus gigantescas estructuras de hierro son devoradas por el verde de los callejones. Las enormes bóvedas de ladrillo rojo que componen el nuevo Salón de la Fama del Beisbol Mexicano atrapan las miradas a un costado del antiguo ojo de agua de Santa Lucía.

Nuestro rey de los deportes volverá a concentrar la colección más grande de sus memorias en un solo lugar. Los recuerdos y las leyendas se mantuvieron en silencio durante casi seis años; días de incertidumbre que se transformaron en meses de esperanza. El Salón de la Fama dejó de ser el apéndice de una cervecería para encontrar un hogar propio, a la altura de sus inmortales huéspedes.

La apertura del recinto de los inmortales llega en el mejor momento, precisamente cuando el beisbol está decidido a adueñarse de las mejores portadas, cuando las Grandes Ligas nos vuelven a visitar con frecuencia y cuando contamos con estadios que sorprenden a la nueva ola de aficionados. El Salón de la Fama del Beisbol Mexicano tiene las historias, las respuestas y las explicaciones.

“El beisbol es magia y es un gran conducto para enlazar generaciones”, nos cuenta Francisco Padilla, director del Salón de la Fama: “Tenemos una misión muy clara: Conservar las grandes historias del beisbol mexicano y ser el medio de transporte para que, sobre todo los jóvenes, mantengan viva la esencia y tradición de nuestro deporte. Este lugar se va a convertir en el agente desarrollador de la cultura deportiva en los niños y no tan niños”.

Los relatos de los kilométricos homeruns de Héctor Espino, de los jeroglíficos de humo que lanzaba Martín Dihigo desde la loma y de los asombrosos tiros de “La Mala” Torres desde la profundidad de los jardines no pueden esperar más para apoderarse de la emoción de chicos y grandes. Las fábulas del beisbol no han cambiado, pero la forma de contarlas sí. Abrazado de la museología actual, el Salón de la Fama diseñará la estrategia ideal para no perder dinamismo y mostrar algo nuevo a quienes los visiten más de una ocasión.

En este nicho todo es de dimensiones gigantescas: Una enorme biblioteca con zona infantil, un auditorio, un patio con juegos interactivos, una tienda de recuerdos y una explanada para exaltar a sus futuros habitantes. Todo lo anterior complementa el ecosistema donde reposarán las doscientas placas de jugadores, mánagers, ampayers, directivos y periodistas, que son el corazón de un edificio que rebasa cualquier pensamiento futurista de Alejandro Aguilar Reyes “Fray Nano”, promotor de la primera elección de inmortales hace ochenta años.

El tren de los recuerdos nos transporta nuevamente a momentos de gloria. Resultará irresistible detenersea observar el Bat de Plata donado en vida por Beto Ávila, que lo avala como el campeón bateador de la Liga Americana en 1954, logro que hasta ese momento no había sido alcanzado porun jugador latino. Con porcentaje de .341, el veracruzano superó al fenómeno estadounidense, Ted Williams.

Será obligado detenerse a recordar el ingreso de la Liga Mexicana a la Asociación de Ligas Profesionales en 1955, acontecimiento que fue el origen de una placa entregada en 1974 por Henry J. Peters.

La permanencia del recinto en la capital de Nuevo León es muy significativa. Fueron cuatro décadas de trabajo ininterrumpido en su ubicación anterior, lo que convirtió al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en un referente de la ciudad que también es el hogar de los Sultanes, la franquicia más antigua de la Liga Mexicana. A pesar de enconadas disputas por la sede, la comunidad regiomontana conservará el privilegio de mantener en su tierra el sitio donde las Ligas y los colores se unen para celebrar a sus glorias.

Quedó en el recuerdo la tristeza general que causó la posible desaparición del hogar de los inmortales. La oportuna intervención de don Alfredo Harp logró rescatar, junto con sus valiosos aliados, una tradición que ahora vivirá su tercera etapa, seguramente la más emocionante.

SALÓN DE LA FAMA DEL BEISBOL MEXICANO

PARQUE FUNDIDORA MONTERREY NUEVO LEÓN

El Salón de la Fama del Beisbol Mexicano es el recinto donde se rinde homenaje a todos aquellos que han hecho del Beisbol el Rey de los Deportes en México. Esto incluye a jugadores, managers, ampayers, directivos y cronistas de este deporte. 

Fue en 1939 cuando Alejandro Aguilar Reyes “Fray Nano” concibió la idea de que México tuviera su propio Salón de la Fama, como el que el 12 de junio del mismo año se inauguró en Cooperstown Nueva York, Estados Unidos. El reconocido periodista capitalino llevó a cabo un concurso para elegir a los primeros cinco inmortales del beisbol mexicano, mediante cupones aparecidos en el diario La Afición, el cual había fundado en 1930. 

Fue hasta 1964 que se eligieron seis inmortales más, ahora por medio de la Asociación de Cronistas de la Ciudad de México. De 1964 a la fecha se han honrado a doscientos grandes del Beisbol Mexicano.

En 1971, mediante un comité encabezado por el Lic. Antonio Ramírez Muro, presidente de la Liga Mexicana de Beisbol y de la Asociación de Ligas Profesionales de Beisbol, se otorgó la sede vitalicia a la ciudad de Monterrey, N.L., gracias al apoyo de la Cervecería Cuauhtémoc, que se comprometió a albergar el Salón de la Fama y a patrocinar su funcionamiento.

El 13 de junio de 2013 el Salón de la Fama cerró sus puertas. Fue don Alfredo Harp Helú quien con entusiasmo tomó la estafeta y decidió patrocinar la construcción de un nuevo recinto, en un espacio al costado del Canal Santa Lucía cedido por el Parque Fundidora.

El nuevo Salón de la Fama está construido principalmente con ladrillo rojo, usado en muros y en la techumbre abovedada. Este ladrillo es un homenaje a los edificios históricos de la antigua fundidora de Monterrey. La variedad de formas de sus bóvedas rinden homenaje al perfil de la Sierra Madre. El edificio consta de varias opciones para los visitantes, como el Recinto de los Inmortales, sitio donde están colocadas las doscientas placas de los consagrados del rey de los deportes, así como un amplio espacio de exhibición permanente que dispone de una línea del tiempo del beisbol mexicano, y espacios para la exhibición de otros temas afines a este deporte. Cuenta también con una biblioteca con zona infantil y con un acervo especializado donado por don Juan Vené, además de un auditorio para 150 personas, un mini diamante de beisbol con gradas, jaulas de bateo, zona de juegos interactivos, tienda de recuerdos, restaurante y una explanada para la celebración de las “entronizaciones” del Salón de la Fama.

La impresionante vista del edificio desde el Canal Santa Lucía lo hace ver como una obra monumental, que hace honor a este deporte como parte importante de la historia de México.

PRETEMPORADA DIABLOS ROJOS DEL MÉXICO

Por tercer año consecutivo y durante casi un mes, las instalaciones de la Academia Alfredo Harp Helú alojarán a los Diablos Rojos del México, para iniciar la pretemporada del campeonato 2019 de la Liga Mexicana de Beisbol. 

Iniciando su preparación el día 11 de febrero, los campos del paraíso beisbolero vieron de vuelta al ya conocido Japhet Amador, quien regresa al equipo escarlata después de haber participado en la liga profesional de Japón. Por primera vez, Jorge Cantú visitó las instalaciones como parte del equipo.

Tuvimos la presencia de Carlos De León (obtuvo seis victorias de ocho oportunidades en el campeonato 2018 durante su segunda emisión) y de Fabián Anguamea (terminó el primer campeonato de LMB 2018 con una era de 2.38), ambos egresados de la AAHH, quienes recientemente tuvieron participación en la final de Liga Mexicana del Pacífico, defendiendo los colores de Yaquis de Ciudad Obregón con excelentes actuaciones. 

De igual forma se recibieron a los jugadores que inician su preparación para reportarse en las diferentes sucursales (Academia Monterrey y Liga del Norte de México), quienes buscan defender sus respectivos campeonatos. 

Durante el mes de febrero hubo mucho movimiento en el paraíso beisbolero. Tuvimos casa llena en la Academia. El día 12 de febrero se inició el curso de primavera (febrero–junio) de los jóvenes prospectos de Academia Alfredo Harp Helú. Se reportarán cincuenta jóvenes que continúan su preparación en busca de cumplir su sueño de ser beisbolistas profesionales.

REFORESTACIÓN SOCIAL

La reforestación social es una actividad que involucra a una comunidad o grupo social, que de manera organizada y con un plan definido, siembra árboles para recuperar suelos que han sido afectados por la deforestación. Oaxaca es la entidad con mayor biodiversidad del país. Lamentablemente, por malas prácticas agrícolas, plagas forestales y descuidos que provocan incendios forestales, se pierde anualmente un promedio de veinte mil hectáreas de bosques y selvas, lo cual se traduce en la pérdida de veinte millones de árboles, lo que genera una grave afectación a los ecosistemas. Ante el grave escenario, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, en una acción sin precedentes, donó quince viveros de alta tecnología para la producción de planta, lo que ha generado una infraestructura que hace posible alcanzar cifras históricas. Solo en 2018, se lograron producir tres millones de árboles de especies de clima templado, tropicales, nativas y agroforestales. La FAHHO donó esta producción a instituciones de los tres niveles de gobierno, organizaciones de la sociedad civil, autoridades agrarias y a la ciudadanía en general, lo que ha generado una sinergia social, comprometida con la reforestación y protección del medio ambiente.

En este programa de reforestación la FAHHO involucró a 263 municipios, que representan el 46% de los municipios de todo el estado, y a 327 localidades en las ocho regiones del estado. Hombres, mujeres y niños participaron de manera entusiasta en la reforestación. 

¡Reforestar, reforestar y reforestar!, es el único camino para la recuperación de bosques y selvas, lo que permite la captura de carbono, la recuperación y protección de suelos, la mitigación de daños por desastres naturales, la regulación del ciclo del agua y el clima. Podemos afirmar, por todos estos beneficios que resultan de la reforestación y protección del medio ambiente, que reforestar es preservar la vida.

Vivimos una situación de riesgo por la pérdida de bosques y selvas, lo que nos obliga a tomar conciencia y comprometernos a cuidar nuestro entorno. Este compromiso debe ser de toda la sociedad en su conjunto. ¡Comprometámonos a proteger el gran patrimonio natural que poseemos los oaxaqueños!

SAN BALTAZAR YATZACHI EL BAJO, SIERRA NORTE, OAXACA

Dentro de la vasta Sierra oaxaqueña, a 106 kilómetros al noreste de la capital del estado, entre la abrupta orografía se localiza una población de origen zapoteco que ha adoptado como su hogar al “lugar de encinos amarillos”: San Baltazar Yatzachi El Bajo, municipio conformado actualmente por cinco localidades incluyendo a la cabecera municipal: San Baltazar Yatzachi El Bajo, San Baltazar Yatzachi El Alto, San Jerónimo Zoochina, Santa María Yohueche y Santa María Xochixtepec. 

En los meses de octubre y noviembre del año pasado, el equipo de la Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos de la FAHHO acudió con la finalidad de llevar a cabo una serie de procesos que concluyeron con la organización del archivo municipal de San Baltazar Yatzachi El Bajo. 

De lo anterior resultaron un total de 104 cajas contenedoras con los documentos ya clasificados y ordenados, 69 correspondientes a la sección Gobierno, 19 de sección Hacienda, 3 de la sección Justicia y, finalmente, 13 cajas de Registro Civil. 

Los documentos que integran un archivo contienen información que permite dar cuenta de sucesos que han labrado la historia de una comunidad. Es así como conocimos algunas de las vivencias cotidianas de Yatzachi, por ejemplo, que durante al menos dos siglos la agricultura fue la principal actividad económica practicada por sus habitantes. Prueba de esto es un documento del siglo XVII que da cuenta del excesivo pago de tributo realizado con grana cochinilla y vainilla; ambos, productos sumamente valiosos especialmente en el periodo virreinal. No obstante, fue posible comprobar la presencia de un fenómeno que cambió la historia de San Baltazar Yatzachi El Bajo: la migración. Gracias a una misiva con fecha de 1944 se atestigua la presencia de pobladores yatzachitecos beneficiados por el programa “Bracero” (1942-1964), que abrió las puertas a la migración por empleos temporales en Estados Unidos, un fenómeno que continúa y parece no cesar. Así fue pues, que se dejó de cultivar para comenzar a emigrar. 

Es pertinente mencionar que como consecuencia del incesante flujo migratorio, la mayoría de los habitantes de este pueblo son adultos mayores, en contraste con la escasa cantidad de jóvenes y niños, quienes se van a los Estados Unidos y en ocasiones regresan después de una vida de arduo trabajo, a disfrutar de sus años de madurez o para servir a su pueblo. Lo anterior mantiene una estrecha relación con la organización política del lugar, regida por un sistema de usos y costumbres en el que la comunidad elige a sus representantes: presidente, síndico, regidores de hacienda y obras públicas y secretario municipal. Gracias a documentos de correspondencias y nombramientos, pudimos saber que, en muchas ocasiones, este sistema es una fuerte razón para el regreso de los yatzachitecos que residen en Estados Unidos a sus tierras, y así poder cumplir con las obligaciones que su comunidad les ha designado.

En cuanto a las creencias religiosas destacan dos documentos, el primero da constancia del difícil proceso de evangelización en la región, data de 1725 y en él se informa de la mudanza del primer templo católico ubicado en el Barrio de San Pedro, puesto que ahí continuaban practicando la idolatría, a pesar de ya haber transcurrido casi dos siglos desde el inicio de la “conquista espiritual” en la Nueva España. El segundo documento, con fecha de 1768, fue redactado en zapoteco antiguo y da cuenta de las contribuciones económicas de los habitantes para la construcción de un retablo para el interior del nuevo templo católico abocado a San Baltazar, patrón del pueblo hasta la fecha. 

Los documentos son testimonios de los procesos cotidianos y extraordinarios que han labrado la historia de una población, en este caso específico nos acercan a conocer y comprender la construcción del actual Yatzachi, lo que sin estos registros sería imposible. Mientras los yatzachitecos actuales comienzan a reconocer su historia en su legado escrito, en ADABI continuaremos trabajando por la persistencia de la memoria de los pueblos oaxaqueños. 

DONDE RESPLANDECE LA GRANDEZA

Figurando rozar los bordes costeros, nos empalmamos en el límite de las cuencas y brumas de la Cañada y en los límites que llegan por el sur del estado al Golfo. 

En el año 2018, el Taller de Restauración FAHHO participó en la restauración de trece inmuebles ubicados en las distintas localidades del estado de Oaxaca; uno de estos se ubica en la Cañada y otro en la Costa, regiones que, en su atmósfera contrastante, muestran otras maneras de hacer en las que se desenvuelve la arquitectura. En la Mixteca y en la Sierra Norte se brindó seguimiento a seis proyectos iniciados en etapas anteriores, mientras que en los Valles Centrales se apoyó con la restauración de cuatro inmuebles.

En el transcurso de la restauración, los frentes de intervención fueron desde la delación más común asociada al mantenimiento escaso y envejecimiento de las obras, como en el caso del templo de San Mateo Apóstol en San Mateo Yucucuí (rico por su decoración mural), retablos y por supuesto el órgano de mediados del siglo XVIII; o el templo franciscano de San Miguel Arcángel, ubicado en San Miguel Huautla, que detrás de su portada de arco polilobulado (probable inspiración de las ilustraciones de Fray Muñoz Camargo), muestra entre vestigios los arranques de una arquería que pudo sustentar una cubierta de cal y canto, y que loablemente hoy muestra una cubierta de armaduras de madera y entablado con señas todavía del tallado de la chazuela.

Otras intervenciones un tanto más lastimosas fueron las debidas al deterioro causado por intervenciones inapropiadas, como en el exconvento dominico de la Santa Cruz, en Santa Cruz Mixtepec, mientras que una de las obras más interesantes está en un templo custodiado por amates en Santa María Colotepec, en donde el principal agente de deterioro es un vínculo que estrecha a la población con el inmueble: el ladrillo cocido de sus muros se entreteje con largas raíces y la cubierta es de traslúcido verdor.

Los Peñoles, por su ubicación en el municipio de Santa María Peñoles, son un par de templos de la cabecera y de la localidad de San Pedro Cholula. Han llamado nuestra atención por las características de su construcción: muros de adobe protegidos al interior con aplanados de cal y cubiertas de armaduras de madera. Uno de ellos es de tres naves con columnas del mismo material, decoradas con motivos vegetales en tonos azules, y lo más interesante es que hay otros casos similares en la zona. En el mismo distrito se ubica el templo de la localidad de San Juan Sosola, donde se interviene la cubierta de dos aguas de viguería de madera.

En la Sierra Norte y la Cañada, en las localidades de San Juan Evangelista Analco y San Juan Coatzospan, se encuentran dos de los cinco templos que ostentan en su interior elaboradas armaduras de madera, sustentadas en arrastres, zapatas, tirantes, pares, largueros y nudillos; en Santiago Tejupan se continúa con la recuperación de un exconvento de reminiscencias dominicas entre vestigios labrados de piedra; adicionalmente, este año selogrará una recuperación integral: se trata de la casa cural de Santiago Yosondúa, un inmueble de características estilísticas del siglo XVI. En Santa Catarina Cuixtla, la localidad afamada en el siglo XIX por su música de viento (que refloreció la música escrita en el virreinato), se recupera uno de sus tres enigmáticos templos, el cual se halló en ruinas.

Para la realización de las restauraciones se logró reunir la cantidad de $9 050 000.00 entre los dos niveles de gobierno: la Secretaría de Cultura, a través del programa FOREMOBA, los municipios beneficiados y la iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. De este total, $3 700 000.00 corresponden a la aportación que realizó la Fundación, que además brindó apoyo y asesoría a las diferentes localidades en el seguimiento y supervisión de sus proyectos, a través de su Taller de Restauración; en consecuencia, la participación de las comunidades ha brindado grandes satisfacciones en el reforzamiento de su cultura y apropiación de las obras, conocedores ahora de la riqueza que disfrutan en sus comunidades. 

Puedes conocer diariamente la información de estos y otros proyectos más en los que participa el Taller en sus medios de difusión digital, o consultarla en las Memorias de Restauración, que es la gaceta editada por el Taller de Restauración FAHHO, de la que puedes disponer en el Acervo de Casa de la Ciudad o en nuestra página de internet:

http://www.tallerderestauracionfahho.org/

MEMORIA HISTÓRICA DE LOS TRABAJADORES FERROCARRILEROS

La lucha armada revolucionaria obtuvo, entre los logros más importantes, la consolidación de derechos para los trabajadores obreros, dentro de los cuales se encontraban los ferrocarrileros, quienes históricamente fueron de los más combativos en la defensa de sus derechos, razón por la cual lograron muchos beneficios. En la vida sindical, su número de afiliados les hizo tener presencia política, y al mismo tiempo gran capacidad de convocatoria hacia otros sindicatos que se unieron a sus protestas posteriormente.

La Unión de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, hoy Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), fue fundada en 1933, afiliándose a la Confederación de Trabajadores de México, inscrita al PRI. Unas décadas después, tal filiación provocaría el movimiento ferrocarrilero, a raíz de la molestia de la masa trabajadora, pues los dirigentes sindicales estaban designados desde el partido oficial y alineados con el gobierno en curso, lo que provocó que la dirigencia defendiera intereses políticos y económicos de las empresas ferrocarrileras y del régimen, dejando de lado la defensa de los derechos laborales, conseguidos con la nacionalización de los ferrocarriles mexicanos.

Como antecedente del movimiento ferrocarrilero de 1958, la dirigencia sindical estaba envuelta en conflictos por corrupción y faltas al contrato colectivo de trabajo, lo que incitaba a la organización entre los ferrocarrileros para lograr aumento salarial y también la elección democrática de sus representantes. 

Los principales líderes con ideas izquierdistas, como Valentín Campa y Demetrio Vallejo, militaban en el partido comunista. Este último fue líder en la Sección Sureste, donde armaron el Plan del Sureste para rechazar una propuesta de aumento a nivel nacional y exigir uno mayor, desconociendo a los representantes locales por no consultar a la asamblea y emplazando a huelga de no reconocer a los nuevos representantes y dar respuesta a sus peticiones. Sumadas al Plan Sureste otras secciones del sindicato ferrocarrilero, revocan a los comités ejecutivos y crean una nueva Comisión para la negociación pro-salarios, logrando mejores propuestas, desconocen a los líderes estatales y el oaxaqueño Demetrio Vallejo logra el respaldo para ser el nuevo representante nacional. 

Este movimiento ferrocarrilero alcanza escalas mayores obteniendo el apoyo de otros sindicatos como el de electricistas, el magisterio y los petroleros, quienes también tenían peticiones del mismo tipo.

Los trabajadores de ferrocarriles han sido protagonistas de varios movimientos sindicales, logrando consolidarse como un gremio estable y poderoso, en el cual se encuentran obreros y especializados. Lograron con sus luchas una estabilidad económica superior a la de otros trabajadores, además de un status social reconocido en muchos aspectos. Para Oaxaca, el ferrocarril representó un gran salto tecnológico, la vía de comunicación y transporte más rápida y segura durante muchas décadas.

La historia de los trabajadores ferrocarrileros en nuestro estado persiste a través de los testimonios de los ferrocarrileros jubilados y sus familiares, pero también permanece en los expedientes personales de cada uno de ellos. Estos expedientes albergan muchos aspectos de la vida del trabajador, información confidencial como los datos personales, pero también contienen información susceptible de investigación, como los informes laborales, datos sobre su puesto o puestos de trabajo, su responsabilidad e incumplimiento, las llamadas de atención, sanciones, hojas de servicio, jubilación o pensión. Estos expedientes, que ha conservado el sindicato durante estos años posteriores a la privatización y desuso de lo que fue el Ferrocarril Mexicano del Sur, son de gran valor y motivo de análisis y conservación para conocer al gigante de acero desde la vivencia del ferrocarrilero. 

Este acervo también da cuenta de los procedimientos de la administración sindical, los cuales no serán revisados a profundidad hasta que sean organizados y abordados adecuadamente para su preservación, pero nos hablan de una gran actividad interna, tanto de gestión como de respaldo a los trabajadores. En la actualidad, el sindicato sigue teniendo representación de sus agremiados jubilados, además de una participación activa en el nivel nacional. 

La vida del ferrocarril y de quienes la hicieron posible no podría comprenderse sin el trabajador, de ahí la importancia de rescatar y dar a conocer esta parte de la historia que aporta no sólo a los ferrocarrileros, sino a todos los oaxaqueños.

ANTÍDOTO

A principios de año, Masako Takahashi presentó una instalación de coloridos pompones suspendidos en el patio principal del MTO. Esta obra, construida a partir de un conjunto de esferas de lana hilada a mano y teñida artesanalmente, deriva de otra instalación que ella tituló Liberación. Ante el actual estrés social y político que vive cotidianamente en su país natal –Estados Unidos–, Masako se ha sentido atrapada en una situación que queda fuera de su control, por lo que decidió traer esta instalación a Oaxaca con el afán de liberarse un poco de la presión que se ha ido acumulando en su vida diaria. El color, la textura y el movimiento infatigable de los pompones lograron su cometido, pues a partir de elementos sumamente básicos, se ofreció un espacio libre a la mente. Sin embargo, la artista ha decidido dar un nombre distinto a esta instalación: Antídoto. Con este remedio, Masako busca revertir los efectos nocivos de nuestro entorno, aunque sea por un momento. Como está consciente del efecto pasajero de este contraveneno, ella dice que se requieren dosis constantes, y por esa razón cohabita en su casa con estas suaves pelotas de lana: las toca, las reconfigura en distintas composiciones e incluso Kiki, su inseparable mascota de apenas cinco meses de edad, se sumerge y esconde entre ellas. 

Cuando hablamos de un antídoto, generalmente pensamos en una situación grave; me atrevo a afirmar que la primera situación que aparece ante nosotros es la mordedura de una serpiente. De igual modo, al escuchar la palabra “antídoto” se transmite cierto sentido de magia, de alquimia. Recurrimos a un antídoto no solamente para revertir un peligro que de otro modo sería inminente, sino para alejar al mal cuanto antes, pues la velocidad de reacción es determinante para el proceso de recuperación. Frente a las severas crisis que enfrenta nuestro mundo, Masako nos ha ofrecido un espacio para recargar energía. Estamos convencidos de que el arte siempre tiene una función; en este caso, nos ayuda a relajar nuestra mente para dar cabida a nuevos pensamientos y así estar en posibilidades de replantear nuestra forma de ver, de analizar y de actuar. Estos momentos de pausa, de liberación, son necesarios para que nuestro cerebro y espíritu se regeneren. Con elcolorido de la lana en contraste con el azul intenso del cielo invernal de Oaxaca hemos refrescado nuestro ser para continuar nuestro camino. El antídoto funcionó.

TALLER DE TRADUCCIÓN EN LENGUAS INDÍGENAS

Tse kjoa faatse’on ko tse chin fi’iya

Jngo café tibia nga kui ngixón, tsjana nga ndá chon jñá jñá nga ke, jngo jta kinrela rijane jio jio (nikibe josín xánla) kisi kjánna. Jngo tja ‘on ri iki nanga kjoán kinrobáni, ta jngo tjó kjóan’ni tikeni nga tsijénkamána, nga kinrela, nga tijnakoan, joni kamána ri iki jngo xkín kitjomitjen, ya’anyóla niya ña satena café ya ñani San Pablo mí.

Nikiya meri kamalá rijé, tanga tjínmeri tisíchijé jtala, nijéjin tjo nyán ri tiba ke ngixón rokji, nijéjin ndá café tsjé ri tibi’i nga ke kamála tsakasénko.

Ya kjoán ñaa chraña tijna kinrela, ndalani tsá taña kiyókjonajin café meni mitsá tajéni (ari mitsá taje), ya kjijnatala teléfonola, sákoa kjoánla mijnó ngá, nga kji, tanga tajé tsangiyaanajin kjoa jñá, tijéni kjoa jñá ri bate nga ika ika fatse’onla, joni mana’an ri iki faaneyaní, ri iki ‘on bela ijola, joni tifa kjoa’in.

Ko kjoanda!! tsáta yari kata tsobákjá jngotjó (xan ná ‘an nga tisíkitsjen, nikiti nda tsaká’ijnajna) josian tsakoa?, nitséjínlabe joñá ke nga kui kjoa, nikiti nda ma’ina, jngo jmí kjá kjonangina kjoabitsénna, nikibe josian a kuinákjoala la tsakoa? (xan kjoanla ngá tsaki) tasa majín (yaala koakatasín). Tasa katafií ko kjoanda!! (xánná), tanga niki koakamá, tasasa tasa itsia caféna kjóan ki’a fe kamá. Nikiti kitsena rije, fe nikitiyaritjín’ni nga ji’i indiya, sakuila fe ki’ini.

A fi’iya nga koasín fa’atsená? tsákoa (tsóri kisikjítjsen nga kiina) tanga bena nga majín, iki koatjínna nga majín, tanga ikitakoakamána nga kjoányijónnni, nga kinrela ijona nga itjo kjatse ’on’on’na, ti’an kitsakjónna, ke kjóanní nga kisíkitsjen a jon tsakoa, a jon tsakoa (jotsó tsajé chjita ri Priani mí), a bakínna tsakoa. Kení fekamani, majín xánná, nikitsá tsakoná chin fa’atse’on, ta kjoabitsénjin ika titsatokjá inima’na, ri taxá koasín kuitjoni.

Jon majín, ke bitjo jín nga’ij’ie, tanga nikibe tsáya ri tisijtíla ko kjoa jé, nga koasín tífa’atse’onna, nga nijéjin café, nijé jin tjo nyán ri tiba je nichrjain chan tjo jé, fiko nga’ijie.

*Traducción de Gabriela García García al mazateco de Zoquiapam de un texto en español de Alejandra Méndez.

¿Te gustó el texto? ¡Mándanos tu traducción al español y al autor de la mejor versión le daremos una sorpresa por parte de la BIJC!

ANDAR ENTRE EL ARTE POPULAR

Cuando uno es pequeño empieza a conocer el mundo a partir de sus capacidades sensoriales, el desplazamiento nos vuelve caminantes y descubridores del mundo. En este sentido, Andares es un espacio donde convergen el aprendizaje y la apreciación por el arte popular. Quien camina por las salas aprecia las texturas, colores y todo aquel bufet visual que entona con la bella casona de la avenida Independencia. El trabajo en equipo y la sensatez para otorgar a cada pieza un espacio que habite la casa, permite a los visitantes tener un contacto directo con las culturas que comparten sus artesanías con el mundo. 

Existe una idea constante, la cual gravita en el pensamiento del visitante local, nacional o internacional, y en ocasiones la comparte. Después de haber recorrido las diferentes salas de Andares, surge la consigna: “el espacio, finalmente, parece más museo que tienda”. Si bien el significado de la palabra museo se refiere al lugar donde se resguardan y exhiben objetos de interés cultural, histórico, artístico o científico, la organización de las artesanías y el acompañamiento con el “público” cumplen un cometido museográfico. Pensar en público más que en clientes es una premisa que permite una comunicación horizontal de reconocimiento cultural entre ambos universos de significación: el que atiende y el que visita. 

La comunicación que se realiza en las diferentes salas, donde se exhiben las piezas, permite que los visitantes tengan una retroalimentación directa con el equipo de Andares. Esto ayuda a resolver dudas o plantear nuevas interrogantes que fortalezcan el proyecto. En el proceso de diálogo con el visitante (cliente, público) existen momentos muy interesantes de reconocimiento “intercultural” que permiten un aprendizaje recíproco. Constantemente, el público proveniente de diferentes latitudes piensa por un momento en su lugar de origen, al mirar cómo una técnica que se realiza en la Sierra Norte para la elaboración de “ruanas”, tiene similitud con las capas creadas de alpaca en Perú, por ejemplo. O de los maestros ceramistas que en Japón hacen la técnica de “raku”, y encuentran un apego con la técnica para crear los cuencos vidriados y craquelados de Santa María Atzompa. O la técnica que poseen en Ecuador para crear los sombreros de “toquilla”, y su símil en Yucatán para bordar la palma de jipijapa. 

Caminar por Andares es trasladarse a las diferentes comunidades que comparten sus artesanías, pero también su cultura. Es compartir anécdotas de quien nos visita, también es aprender, partiendo del reconocimiento de los otros, es apreciar la arquitectura y los frescos laterales de la casa, es apreciar la música silenciosa que trasmiten los grandes músicos de barro creados en Santa María Tlahuitoltepec, que permanecen suspendidos en el tiempo y en el patio de la casa, produciendo armonías visuales con los mosaicos rojizos y el contraste azulado del cielo. Sin lugar a duda, quien camina por Andares encuentra su casa en algún rincón del espacio, aquella parte de uno que se encuentra en Oaxaca, y que siempre te pide regresar. 

LA LUNA BLANCA DE TILTEPEC: LA ONCOCERCOSIS EN LA SIERRA NORTE DE OAXACA

En los primeros días del mes de abril de 1925, el Dr. José Edmundo Larumbe Lozano visitó el pueblo de Tiltepec, en la Sierra Norte de Oaxaca. El motivo de su viaje era tener unas vacaciones de cacería y pesca. No se imaginaba lo que se encontraría.

“…La impresión que me causó ese pueblo de Tiltepec fue terrible: sus moradores, verdaderos espectros ambulantes, estaban en su mayoría atacados por la ambliopía, y sus rostros demacrados, sus cuerpos desnutridos y su aspecto exterior desaseado en grado extremo, hacían más impresionante el cuadro”.

Tal fue su asombro, que decidió investigar las causas de la ceguera que afectaba a los habitantes de los distintos pueblos de la Sierra Norte. En 1926, Larumbe llegó a Yagila para recolectar datos e iniciar su estudio. A su regreso a Oaxaca, le acompañaron seis individuos enfermos para someterse a un análisis minucioso, realizado en conjunto con la Sociedad Médica de Oaxaca. Gracias a la revisión médica y al estudio del biólogo Isaac Ochoterena, se determinó que el padecimiento de los pobladores de la sierra era muy parecido a la enfermedad identificada por el Dr. Rodolfo Robles en Guatemala, conocida como “oncocercosis”.

En 1930 iniciaron las brigadas sanitarias oficiales que recorrieron la región de la Sierra Norte, así como Choapam, Villa Alta, la Chinantla y Valle Nacional, con el objetivo de establecer las zonas afectadas y erradicar la enfermedad. Esto último se logró gracias a los brigadistas, muchos de ellos voluntarios, quienes recorrieron las comunidades tomando datos climáticos, recolectando muestras de insectos, extrayendo tumores, etcétera. En esta etapa destaca la labor del señor Francisco Reyes Salgado, quien dejó una colección integrada por dibujos, mapas, fotografías, estadísticas y apuntes de sus experiencias en las campañas.

La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa presenta una exposición compuesta por los trabajos de Francisco Reyes Salgado y por el material documental del Dr. José E. Larumbe, el primero donado por su esposa Rosa González e hijos, y el segundo por la Sra. Gloria Larumbe Reimers. Ambos acervos integran la Colección Oncocercosis que resguarda la Biblioteca, y que desde noviembre de 2018 se convirtió en la primera compilación que puede ser consultada de manera digital en el repositorio institucional.

EL CURSO-TALLER DE MIXTECO DE LA ÉPOCA VIRREINAL EN LA BIJC

Por primera vez en Oaxaca, un grupo de filólogos y hablantes de la lengua mixteca (tu’un savi o dzaha ñudzavui en mixteco) trabajan juntos en estudiar los cientos de documentos virreinales escritos en mixteco. Las sesiones mensuales cuentan con el reconocimiento curricular de la UNAM.

Durante la época vireinal, muchos pueblos de Oaxaca tenían escribanos de la comunidad que se encargaron deponer por escrito cualquier asunto administrativo de la comunidad. Ellos elaboraron los testamentos, actas de compra-venta, inventarios, testimonios y todo lo demás necesario para una vida ordenada. Ahora bien, lo que pueda ser una sorpresa para muchas personas hoy, estos escribanos no escribían en español, sino en su propia lengua: mixteco, zapoteco, chocho, o, en algunos casos como los mixes, en nahuatl, que era la “lengua general” de Mesoamérica. Escribieron más de diez mil de estos documentos; hoy sobreviven quizás 2000.

Hasta fecha muy reciente, los historiadores y lingüistas no le dieron importancia a los textos elaborados en mixteco, zapoteco, chocho y nahuatl entre 1550 y los años de la independencia mexicana. Pero en los últimos años, esto ha cambiado. Hoy se reconoce que estos documentos no solo nos ofrecen una extraordinaria ventana a la vida, sociedad y cultura de los pueblos indígenas de Oaxaca a través de su propia lengua y en sus propias palabras, sino que conservan fases antiguas de las lenguas con palabras y formas gramaticales hoy perdidas. Este radical cambio paradigmático se ejemplifica con el reconocimiento de la UNESCO de estos documentos (particularmente los conservados en el Archivo Histórico Judicial de Oaxaca) como Memoria del Mundo en 2018.

Dicho todo esto, la lectura de estos documentos no es una tarea fácil. No solo tenemos que acostumbrarnos a las antiguas letras, sino también tenemos que habituarnos al vocabulario y la gramática antigua de la lengua. Como todas las lenguas, las habladas en Oaxaca también están en un constante proceso de cambio. El curso-taller enseña cómo relacionar –de manera científica, por medio de las reglas de cambios regulares– las variantes actuales con las versiones antiguas que aparecen en los documentos.

Trabajar juntos para librar estos obstáculos es el principal objetivo del curso-taller de mixteco de la época virreinal que inició el 10 y 11 de enero con ocho horas de trabajo. Afortunadamente, existen varios materiales que nos pueden ayudar, como la gramática y el diccionario del mixteco de Teposcolula de 1593. Pero el conocimiento de la lengua que tienen los propios hablantes es un recurso igual de importante. Finalmente, como el mixteco demuestra una gran variación al interior de la lengua, la participación de hablantes de distintas variantes es muy productivo para entender las antiguas formas de la lengua. La reflexión sobre la propia lengua desde una perspectiva histórica no sólo es divertido e interesante, sino enriquece a la vez significativamente el conocimiento profundo de las relaciones entre las distintas variantes de una lengua y sus funciones culturales.

A lo largo del primer semestre de 2019, los participantes, hablantes provenientes de Jaltepetongo, Apoala, Peñoles, Atatlahuca, Amoltepec, Jamiltepec, Zacatepec, San Miguel del Progreso, Ayutla y Alcozauca, analizarán la gramática de 1593 desde su propia habla, investigarán las diferencias (no sólo en sonido, sino también en significado) entre las entradas en el diccionario de 1593 y las palabras en su propia variante, y aplicarán este conocimiento a la lectura de textos producidos hace cientos de años. Aunque inicialmente pueda parecer difícil entrar en la lectura de los textos, la práctica con el tiempo permite algo realmente emocionante: leer y comprender la voz mixteca de los lejanos antepasados, de personas que hicieron sus vidas hace siglos en las mismas tierras donde hoy están sus descendientes, constituyéndose esta voz como un eslabón complejo y dinámico entre la cultura mixteca prehispánica y la cultura actual. 

El curso-taller forma parte del proyecto FILOV de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, cuyo objetivo es poner en línea toda la documentación virreinal escrita en alguna de las lenguas indígenas de Oaxaca. Sin embargo, la puesta en línea sin la formación de lectores/especialistas sería una labor estéril, por lo que para este curso-taller en particular se activaron los añejos lazos de amistad y solidaridad que unen a la Biblioteca con la Academia de la Lengua Mixteca (Ve’e Tu’un Savi en mixteco).

Estaremos hablando más de los curso-talleres y de los resultados que arrojen a lo largo de este 2019, pero por lo pronto agradecemos mucho a todos los participantes y colaboradores en este proyecto, señalando que son pocas las oportunidades de armar un grupo de estudio con tantos involucrados de regiones muy diferentes. ¡Qué mejor manera de comenzar el Año Internacional de las Lenguas Indígenas de la UNESCO!

Lo sentimos, la página que buscas no existe.

¡Muchas Gracias!
En breve nos pondremos en contacto contigo.