Al margen de la increíble fuerza poética que tiene este verso, Pellicer alude a las figuras más emblemáticas de la cultura mesoamericana, el jaguar y el Sol que forman una unidad, y que juntos transitan de manera silenciosa, pero causando un efecto visible. Muchas imágenes vienen a mi mente que hacen referencia a estas figuras: piezas arqueológicas, danzas, códices, personajes emblemáticos, máscaras, murales modernos, poesías, vestuarios, obras de teatro, etc. La enumeración podría continuar porque los hemos interiorizado –incluso en la actualidad– como parte importante de nuestra cultura. Pero hay algo aquí que me remite a otra cosa, a ese transitar del Sol en silencio, sin alardes, que sólo acontece y produce un efecto directo en las personas. Sé de cierto que para que se realice semejante acontecimiento hay detrás múltiples factores que propician que suceda. Puedo decir sin falsos elogios que así son las acciones que realiza el equipo de la Fundación en cada tema que se propone. Se ejecutan sin mayor aspaviento y suceden sin mayor aspiración que el beneficio de los usuarios. Brindan calor y lo hacen en silencio. Con tiempo, esfuerzo y dedicación se restauran edificios y se convierten en espacios culturales, se entrenan jugadores y se convierten en profesionales, se recolectan semillas y se reforestan los bosques, se crean bibliotecas y se desarrollan lectores o se apoyan investigadores, la lista es larga, pero la intención es la misma: iluminar los rincones donde hace falta un poco de luz y convertirlos silenciosamente en espacios colectivos cálidos, donde los seres humanos podamos ser mejores personas.
Hace veinte años se consolidaban nuestro amor de pareja y el deseo de servir a nuestro país. El rumbo no estaba definido, pero las ideas brillaban: “Haremos un museo de filatelia con mi colección de estampillas postales” –me dijo Alfredo Harp Helú. No imaginábamos, ni remotamente, lo que vendría después. Aquellas visitas a las embajadas en busca de timbres del mundo y las buenas oportunidades para adquirir estampillas postales de nuestro país dieron fruto en aquel sueño.
En un gesto de amor por México, Alfredo restauró y remodeló una casa en el Centro Histórico de Oaxaca, justo enfrente de lo que sería el Jardín Etnobotánico en el exconvento de Santo Domingo, proyecto en el que también participaba. El entusiasmo sumó a algunos aliados como José Sayeg Helú quien donó su apreciada colección, y Manuel Cossío Gabucio quien donó la biblioteca filatélica de su padre, José Lorenzo Cossío y Cosío, para que estuviera a disposición de los investigadores especializados y del público interesado. En julio de 1998, acompañados por Alfredo Harp Calderoni, inauguramos el MUFI. Sin proponérnoslo, poníamos el primer cimiento de la Fundación Harp Helú en Oaxaca.
¿Quién iba a decir que a lo largo del tiempo miles de personas han acudido a este lugar y cientos de ellas han donado millones de estampillas postales y hermosas cartas a nuestro adorado MUFI?… Poco a poco, el Museo también se convirtió en un referente obligado para los filatelistas, quienes han visto la importancia de compartir públicamente sus colecciones, así como el desafío de fomentar –en épocas donde la tecnología digital domina nuestras vidas– el gusto y aprecio por la filatelia.
Alfredo Harp estaba y sigue convencido de que los timbres postales son un instrumento didáctico por excelencia. La diversidad de temas que abordan hace que esos diminutos grabados, que permitieron durante siglos la comunicación entre los países, se conviertan en testigos de la historia de la humanidad ¡Cuánto hemos aprendido a partir de ellos!
Estos veinte años representan emociones y logros de esfuerzos conjuntos. El MUFI, como decía, fue el primer peldaño de lo que vendría después, una escalada de proyectos culturales, deportivos, sociales, educativos, medioambientales, de salud y de fomento a los proyectos productivos que día a día crecen y se consolidan. Todo esto no sería posible sin el gran equipo de colaboradores que se han unido a nuestras filas. Ese equipo que cree firmemente en que juntos podemos construir un México mejor, comprometido con nuestra sociedad, con nuestra historia y que apuesta por un futuro más humano.
En el MUFI hemos logrado crear un rincón cálido en la vida cotidiana de la ciudad; un lugar de encuentros donde se forjan amistades que comparten fines comunes. Nuestra casa va creciendo, empezamos con dos patios, se sumó el de la hermosa jacaranda que nos arrancó el alma, luego llegó el del cactus y ahora, después de esperar veinte años, la vida nos dio la oportunidad de adquirir la casa en ruinas de la esquina, esa que todos hemos querido sacarle una foto a su fachada, esa que ahora también será el nuevo hogar del Museo de Filatelia de Oaxaca. El recorrido de estos primeros dos décadas ha sido fascinante, la gran cantidad de logros enriquece nuestras vidas.
Así, las palabras vienen y van, llevan el alma de algún enamorado, los consejos de un padre que vive lejos, algunos recuerdos de países remotos… Son papeles que vuelan, llegan y van gracias a las estampillas postales, grabadas con arte y talento, sobres sellados de aquí y de allá…
Pero ojo, mucho ojo, porque un error los hace ser más valiosos. Sí, así como diría el poeta Pablo Carvajal:
Todo empieza con un error y en él uno se percata de la propia existencia, se entera de la propia vida, se da cuenta que todo apenas empieza.
Cierro los ojos y pienso en la Biblioteca Móvil, en una historia que inició hace diez años, pero que es aún una historia inacabada, una historia que ha sido escrita por muchas personas y de la cual ahora soy parte.
Con la Biblioteca Móvil recuerdo haber leído para otros, con un enorme placer, teniendo como escenario la sombra de un árbol, la naturaleza, un salón de clases, sentados en el piso o donde la emoción del momento permitía acomodarnos. Detalles mínimos, pero llenos de magia. Sacar un libro del acervo, mostrarlo como un gran tesoro a los demás, ver las caras de sorpresa de algunos, de expectativa de otros y de emoción por lo que viene, es una experiencia única. Son momentos llenos de encuentros, cercanía, calidad e igualdad, teniendo siempre como horizonte la promoción de la lectura. Momentos que se dificultarían vivir sin la Biblioteca Móvil.
La clave del éxito de este proyecto, me atrevo a decir, es que es un proyecto humano, flexible, que cambia y se transforma con cada una de las personas que se suman y/o colaboran, lo cual le ha permitido ir creciendo. De atender sólo comunidades de la Sierra Norte, ahora hace presencia en la región Mixteca y el Istmo, dejando huella en la vida de muchas personas y en la memoria colectiva de muchas comunidades.
El presente y futuro de la Biblioteca Móvil, considero, es quizá el presente y el futuro de muchos.
En la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú trabajamos para desarrollar jóvenes. El lunes 16 de julio dio inicio nuestro campamento de verano, con la finalidad de evaluar en los meses de julio y agosto a más de 130 prospectos que buscan ganarse un lugar en nuestras organizaciones, que tienen sedes en las ciudades de Oaxaca, Los Mochis, y Ciudad Obregón, Sonora.
En lo que respecta a Oaxaca, nuestro campamento se realizó del 16 de julio al 10 de agosto de 2018, con la presencia de más de cuarenta jóvenes prospectos de diferentes partes del país, supervisados por nuestro cuerpo técnico integrado por Pedro Castellano, Mario Valenzuela, Carlos Reyes, Salvador Robles y nuestro entrenador Carlos Mendez.
El curso realizado en Los Mochis estuvo encabezado por un histórico de la organización de los Diablos Rojos del México, José Luis “el Borrego” Sandoval, acompañado de su cuerpo técnico: Shammar Almeida, Antonio Pollorena, Roberto Lugo, Roberto Verdugo y nuestro fisioterapeuta Alberto Rivera. Este campamento se desarrolló del 16 de julio al 31 de julio.
En Ciudad Obregón se realizó una evaluación más breve, del 1 al 4 de agosto, en la que trabajaron Antonio Pollorena y el preparador físico Alí Domínguez. De igual forma se integraron Enrique “Che” Reyes, al regresar de su participación como manager de la Selección Mexicana que participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018.
El objetivo de nuestros campamentos de verano sigue siendo detectar el talento de los futuros peloteros desde edades tempranas, y darles la proyección necesaria para convertirlos en jugadores exportables al mejor beisbol del mundo.
Cohesionar una sociedad lastimada en el desastre por los sismos de septiembre es una de las tareas que ha emprendido la FAHHO en la región del Istmo. A la par de la restauración de espacios arquitectónicos de alto valor histórico y cultural, se han llevado a cabo acciones para rehabilitar espacios que reactiven la vida deportiva de las comunidades afectadas por los sismos y sus alrededores. Y es que esta región se ha caracterizado por ser semillero de figuras del deporte que han dado brillo a Oaxaca, así como su afición por el rey de los deportes, disciplina que ha tenido tanto arraigo en sus comunidades, que llegaron a albergar en el pasado una liga semiprofesional.
Cómo no recordar aquellos grandes equipos que hicieron historia en cada uno de sus municipios, como Venados de El Espinal, Ángeles de Ixtepec, Xhahuis de Juchitán, Agricultura de Tehuantepec, Águilas de Unión Hidalgo o Cruz Azul Lagunas. Por ello, y con la finalidad de impulsar la promoción de este deporte, se pretende rehabilitar diez campos de beisbol, como parte del Programa de Apoyo a la Reconstrucción de las zonas afectadas. Con una inversión de tres millones de pesos, se promoverán trabajos para el mejoramiento de diez escenarios deportivos, con la firme intención de promover la práctica y promoción del beisbol.
En Unión Hidalgo se adecúa la infraestructura del campo de beisbol Rodolfo Brena Torres, con mantenimiento en gradas y sanitarios, y en la Unidad Deportiva de Salina Cruz se trabaja en la cubierta de gradas y pintura en muros.
En Santa María Jalapa del Marqués se realiza la ampliación de malla en el área de gradas del campo de beisbol Tigres, y en San Pedro Tapanatepec se trabaja en las instalaciones del campo de Cantarranas.
En la Unidad Deportiva Cheguico, de Ixtaltepec, se construirá la barda perimetral, y en Ciudad Ixtepec se proyecta el mejoramiento de las gradas y sanitarios del diamante de beisbol Brena Torres.
En Santo Domingo Tehuantepec, el Campo Rojo lucirá una nueva fisonomía con la obra de rehabilitación en dogouts, cubierta en gradas y sanitarios, mientras que en Juchitán de Zaragoza se edifica la barda perimetral en la Unidad Deportiva Municipal.
El campo de beisbol Juan B. Toledo de El Espinal contará con una nueva barda perimetral, mientras que en la Unidad Deportiva Municipal de Chahuites, los deportistas serán beneficiados con la instalación de nuevos pisos en los dogouts, estructura de cubierta y sanitarios.
La iniciativa impulsada por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca busca reactivar dichos espacios para que la población en general, sin importar la edad, pueda realizar actividades físicas en beneficio de su salud y mejorar el entorno social.
Cuando Iván Terrazas fue nombrado el Novato del Año de la Liga Mexicana de Beisbol en 2006 con Monclova, lo último que pensó es que duraría muy poco tiempo con el uniforme azul, un año más, para ser precisos.
En uno de los movimientos más sonados y agresivos del nuevo siglo, los Diablos Rojos del México obtuvieron al exprospecto de Atlanta, a cambio de Saúl Soto, un jugador consagrado desde hacía varias temporadas.
La negociación tomó por sorpresa a Terrazas. El cambio lo alejaba de amistades muy cercanas a su familia, en una ciudad que no muchos logran conquistar como él lo hizo.
De ser un jugador insignia, “El Terrible” pasó a ser la sangre nueva de un vestidor plagado de jugadores con carreras brillantes en México y en el mundo. Jamás hubiera imaginado que su llegada a la Pandilla Roja era el inicio de un cambio generacional en la organización.
Su contratación implicó que el equipo tuviera un auténtico representante de la capital del país, donde nació el 11 de noviembre de 1983; además de que esa juventud brindaría frescura a un equipo poderoso, pero poco dinámico.
La adaptación fluyó desde el momento en que su nuevo mánager sería Daniel Fernández, quien estaba a unos días de dejar los diamantes como jugador para enfocarse en su tarea como estratega.
Daniel vio en Iván al elemento que podía ocupar el lugar que él dejaría vacante, y se encargó de abastecer de consejos al nuevo integrante de la familia escarlata.
Resultó muy significativo que, en su primer turno como Diablo, “El Terry” conectó un home run de dos carreras, un batazo que permitió al “Danny” Fernández anotar su carrera 1837, la última en su vida profesional, y que lo ubica como el líder de esa especialidad en todos los tiempos.
En un deporte lleno de códigos, los seguidores colorados entendieron que algo muy especial estaba por ocurrir, y ocurrió. La felicidad se prolongó por meses, hasta que el México obtuvo su campeonato 15. Diez años y doce temporadas después, debido a los nuevos formatos de competencia, han dejado a Iván Terrazas como el único elemento activo de aquel equipo que jugaba enfrente del Palacio de los Deportes. Con la mayoría de sus excompañeros convertidos en instructores o de plano alejados del rey de los deportes, el Capitán Rojo mantiene el deseo intacto de competir contra quien sea.
Dos campeonatos de verano, tres de invierno, y el cariño de una fanaticada que no ha dejado de animarlo, son las razones que encuentra para explicarse que hizo bien al cambiar la astronomía por el bat y la pelota.
JULIO DE 2018-08-14 Sr. Freddy Aguilar Reyes Biblioteca Henestrosa Oaxaca de Juárez, México Estimado Sr. Aguilar Reyes:
En nombre de la UNESCO y del Thelonious Monk Institute of Jazz le envío mi más profundo agradecimiento por los esfuerzos que la Biblioteca Henestrosa realizó en apoyo de la edición 2018 del Día Internacional del Jazz. Gracias a su participación, la celebración de este año fue la mejor que hemos tenido hasta ahora.
Es difícil creer que 2018 representó la séptima celebración anual de este día especial. A través de innumerables actuaciones, programas educativos, sesiones masivas, debates, exposiciones de arte y otras iniciativas ofrecidas por nuestros socios infinitamente creativos, estoy orgulloso de reconocer que El Día Internacional del Jazz ha impactado y emocionado a la gente en prácticamente todos los rincones del mundo.
Este año, el inolvidable concierto global All-Star de la ciudad anfitriona de San Petersburgo, Rusia, junto con el concierto de lanzamiento de Nueva Orleans, Louisiana, tuvo un récord de 15.6 millones de visitantes, amantes de la música en todo el mundo. También fue muy importante que la participación de organizadores como ustedes continuó creciendo, con una multitud de actividades en todos los niveles de la sociedad civil en más de 190 países.
Muchos eventos en 2018 se ofrecieron de forma gratuita y estuvieron abiertos al público, asegurando un amplio acceso en las comunidades locales. Continuamos creando vínculos con los organizadores buscando difundir el espíritu del Día Internacional del Jazz mucho más allá del 30 de abril por medio de proyectos y programas. Además, numerosos socios respondieron con entusiasmo a la convocatoria de un mayor compromiso social, y usaron sus actividades para reunir apoyo para causas valiosas.
Una vez más, gracias por todo su apoyo. Valoramos su membresía en el mundo #JazzDay family, y esperamos conocer sus planes para el 30 de abril de 2019.
Sinceramente, Herbie Hancock Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO para el Diálogo Intercultural Thelonious Monk Institute of Jazz, Presidente
El Festival Agite y Sirva1 fue fundado en 2008 como una red de difusión, formación, producción e investigación de videodanza a través de una gira internacional de proyecciones, videoinstalaciones, talleres, laboratorios de creación, residencias, conferencias, mesas de reflexión y presentación de publicaciones, alcanzando diversos públicos. En sus nueve ediciones (2009 2017) el festival ha visitado más de sesenta ciudades en México, Latinoamérica, Norteamérica y Europa. En 2014 lanzamos el Premio de Videodanza Agite y Sirva con el apoyo del INBA, a través del cual otorgamos anualmente $33 000.00 a creadores mexicanos. La creación híbrida en videodanza es la primera publicación impresa sobre este campo en México, una colección compilada de cinco volúmenes con la colaboración de veintiocho autores de ocho países de América y Europa, publicada por Editorial UDLAP.
La Biblioteca Henestrosa se ha convertido en nuestra sede principal en la ciudad de Oaxaca, con diversas actividades como proyecciones, charlas y talleres. Desde el 2015 llevamos a cabo residencias y laboratorios en colaboración con el Centro de las Artes de San Agustín, Etla, Oaxaca, con destacados creadores y gestores nacionales e internacionales. Nuestro Festival es miembro de la Red Nacional de Festivales de Danza (INBA), de la Red Iberoamericana de Videodanza (REDIV) y de la Red Mexicana de Festivales Cinematográficos. Constantemente colaboramos con festivales, curadores y artistas en América y Europa. Nos interesa la videodanza como un medio híbrido en el cual podemos recorporalizar nuestro ser en relación con el mundo. Nuestro trabajo es múltiple, toca fronteras porosas entre creación, pedagogía, curaduría, crítica e investigación.
Para nosotras, la videodanza forma parte de un campo creativo y de una alternativa audiovisual artística y cultural, crítica y necesaria respecto de cánones corporales impuestos, ofreciendo propuestas a la cultura visual en términos comunicativos, estéticos, educativos, sociales y sensibles al entorno y a las urgentes crisis de la cultura global y las culturas locales. La videodanza y su curaduría nos invitan a remirar, repensar, reconsiderar y reconstruir valores establecidos de las políticas del mercado y la comunicación visual, reconstruyendo valores de belleza, salud, humanidad, corporalidad, presencia, memoria, derechos humanos, feminidad, masculinidad, heteronormatividad, homosexualidad, ecología, economía, espiritualidad, ética, y en fin, los temas urgentes de nuestras sociedades.Con el objetivo de articular un punto de vista distintivo y de enunciar un posicionamiento en el ámbito de la exhibición de imágenes, el Festival Agite y Sirva, desde su fundación, ha propuesto y desarrollado criterios curatoriales que se dirigen a la ubicación de la videodanza como forma transdisciplinar, en un contexto amplio dentro del arte contemporáneo, en diálogo con las artes visuales, digitales, audovisuales y escénicas.
Finalmente, hemos realizado colectivamente videodanzas en el marco de laboratorios de creación: Jeux d’automne (Francia), Panspermia (México), Si es necesario es preciso flotar (México) y Frenesí (México), así como el Manifiesto en español, inglés y francés ¿Cómo filmar un cuerpo en movimiento en un mundo hostil?.Nuestro trabajo busca ampliar las nociones de coreografía y videodanza en diferentes contextos, espacialidades, formatos y prácticas. Nos interesa la exploración de las posibilidades creativas de la videodanza como una forma híbrida, transdisciplinaria, poética y pánica. Buscamos diferentes maneras de tejer el arte coreográfico y el arte digital para generar o promover estados de conciencia, presencia y nuevas relaciones entre gestos, sonidos e imágenes en movimiento. Exploramos la danza en las pantallas de forma in situ, para proyectar imágenes relacionadas con la arquitectura y los cuerpos de creadores y espectadores. La videodanza es para nosotras una práctica relacionada al de arte y vida en plena era digital.
1 Algunos fragmentos de este texto forman parte de la conferencia con el mismo nombre, impartida por las autoras en Rencontres Internationales Regards Hybrides de Montreal, Canadá, en noviembre 2017; así como del texto publicado sobre el Festival Agite y Sirva en la revista Repères, cahier de danse #40, «La vidéo-danse à l’ère numérique» de París, Francia, noviembre 2017.
Tejer la vida con libros es la experiencia humana más extraordinaria. Edith Juárez Hernández
Con la Biblioteca Móvil de la Sierra Norte a diez años de su creación, hemos tejido redes lectoras y humanas en el sector Cajonos, sector Zoogocho y algunas comunidades del distrito de Ixtlán.
En la región de la Mixteca, el maestro José Luis García, junto con su esposa, la señora Lolita, como se le dice de cariño, han sido parte fundamental de esta ruta, ya que ellos trabajan hombro con hombro para el buen desenvolvimiento del servicio de la Biblioteca Móvil de la Mixteca.
Tenemos muchos recuerdos de diferentes comunidades, y cabe recalcar una que nos dijo un niño de la comunidad de Santo Domingo Yojovi en la Sierra Norte.
“Cuando llegan ustedes es como una fiesta del pueblo. Desde que los vemos entrando vamos avisándole a nuestros amigos que ya llegaron los de la Biblioteca Móvil y están en el auditorio. Así vamos llegando por grupitos, de repente se da uno cuenta que ya somos bastantes, entonces empezamos la música de las voces, cada niño acomodado en diferente lugar, leyendo un libro, sus hermanos chiquitos escuchando, otros buscando qué leer en el librero o en las cajas.
“Lo que más nos emociona es cuando ustedes nos leen cuentos y les pedimos más y más, cuando se cansan de leernos les pedimos que hagamos una actividad manual para estar más contentos. Llegando la hora de la película empiezan los cuetes con el sonido de la bocina, gritamos de alegría ya que nadie más nos viene a poner películas. Terminando quisiéramos que no se vayan porque termina la fiesta, lo único que nos dejan son libros que podemos leer mientras no están.”
Palabras que alientan a los promotores día con día, para seguir tejiendo redes lectoras y humanas con la Biblioteca Móvil, a pesar de las diferentes circunstancias que se encuentran en cada comunidad.
En el marco de su 6.o aniversario, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova recibió la donación, por parte de Ángeles Fernández del Campo, del Fondo Legado de documentos históricos que pertenecieron a don Luis Fernández del Campo Moguel (1926- 2014) y a su familia. Los documentos, que van del siglo XVI hasta mediados del siglo XX, en su mayor parte se relacionan con la historia de las haciendas oaxaqueñas, en particular las de Montoya, San Juan de las Peñas y muy particularmente la de Tlanichico. Buena parte de esos materiales están ligados a las empresas, propiedades y actividades del matrimonio formado por José Zorrilla y Consuelo Guergué, quienes durante el Porfiriato adoptaron al padre de don Luis, quien se había quedado huérfano.
Don Luis Fernández del Campo Moguel fue un conocido empresario oaxaqueño, dueño de una famosa refaccionaria y apreciado también por sus composiciones musicales y poéticas. Su carácter organizado y curioso le llevó a conservar y compilar un conjunto de documentos y publicaciones muy relevantes para la historia de Oaxaca, que generosamente quiso legar al público. Se trata de libros de cuentas, títulos de propiedad, litigios y pagos de impuestos. También incluyen archivos ligados a la vida social y política en los Valles Centrales durante el Porfiriato, además de un libro del cabildo oaxaqueño del siglo XVII y hasta la copia más antigua conocida de los títulos de propiedad del convento de San Pablo. A ello se suma una muy interesante colección de notas periodísticas y suplementos culturales de la primera mitad del siglo pasado.
Gracias a la generosidad y a la visión de la familia Fernández del Campo, esos documentos se integran ahora a los acervos de la BIJC, para nutrir las investigaciones especializadas y la curiosidad del público en general. Algunos de ellos pueden apreciarse en la exposición temporal que la Biblioteca ha montado para la ocasión.
El proyecto de implementación del Sistema Institucional de Archivos de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, que lleva a cabo la asociación Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A.C., ha representado un reto importante. Después de dos intentos infructuosos en años anteriores por comenzar los trabajos partiendo de un diagnóstico inicial, finalmente se logró arrancar a partir de agosto de 2015, con un periodo de duración hasta agosto de 2018.
Esto se debió al interés mostrado por la presidenta de ADABI, la Dra. María Isabel Grañén, quien deseaba que en la Fundación se establecieran métodos efectivos de recepción de la documentación, así como criterios uniformes que permitieran una rápida localización de documentos. Además, el crecimiento que había tenido la institución demandaba un sistema de archivos eficiente y acorde a las necesidades para lograr su óptimo funcionamiento. Así, se planteó un proyecto que incluiría tres etapas.
Primera etapa: el diagnóstico, para el cual fue necesario realizar entrevistas y llenar cuestionarios dirigidos a los responsables de las diversas áreas generadoras de documentación, lo cual nos permitió conocer a fondo la estructura y funcionamiento de la Fundación, así como la documentación generada por aquéllas. Gracias a esto fue posible llevar a cabo la elaboración del inventario preliminar de las 45 áreas encuestadas, del cual derivó un primer esbozo del cuadro de clasificación archivística para su aplicación general en la institución.
Segunda etapa: elaboración del proyecto ejecutivo denominado Implementación del Sistema Institucional de Archivos de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el cual permitirá llevar el control de la recepción, registro, clasificación, archivo, consulta y conservación de los diferentes soportes de archivo (físicos y electrónicos) existentes en sus acervos. El proyecto incluye objetivos, justificación, desarrollo del proyecto, requerimientos, presupuesto y cronograma.
Tercera etapa: corresponde a la implementación que está a punto de finalizar con la capacitación e inducción al manual de procedimientos del sistema. Esto ha representado quizás la parte más complicada del desarrollo del proyecto, ya que implica la ordenación, clasificación e inventario de toda la documentación que había sido objeto del inventario preliminar. Pues si bien se contaba con un cuadro de clasificación, éste fue remitido para su aprobación a las diversas áreas, con el fin de obtener una retroalimentación y definir así una versión final, con la cual las propias unidades empezarían a clasificar su propia documentación.
Para lograr esto se dieron diversas pláticas introductorias al proyecto, empezando por los titulares de las áreas, en las que se exponían el objetivo y los alcances del proyecto; también se realizaron cursos y talleres para el personal operativo encargado del manejo de la documentación, con la asesoría permanente del personal contratado ex profeso para el proyecto, aclarando las dudas en el manejo del cuadro de clasificación, en la integración de expedientes, en el manejo del control de gestión, etc. Ahora que estamos por concluir, consideramos que un proyecto así requiere del compromiso permanente de todos los que formamos parte de la Fundación, por lo que será necesario que cada una de las unidades generadoras de la documentación sea consciente de la responsabilidad que implica la generación, guardia y custodia de la documentación a su cargo. Es precisamente en los archivos de trámite de la institución donde nacen los documentos que serán a futuro —si bien no en todos los casos—, históricos. Gracias al buen manejo, clasificación e inventario que de ellos se haga se estará garantizando un archivo histórico digno del trabajo de la Fundación, que además de dar testimonio de su gran labor, contribuirá a fortalecer sus funciones como agente promotor de la conciencia del valor del patrimonio documental de nuestro país.
En un ejercicio de mutua colaboración, con el taller del maestro Rolando Regino Porras buscamos elaborar y desarrollar una vajilla en la que planteáramos, además de inquietudes personales tanto del Laboratorio de Diseño como de Rolando, poner en práctica las diferentes características de lo que, creemos, debe incluir cualquier experiencia que conlleve procesos y análisis de diseño, así como prácticas y conocimientos artesanales que tienen que ver con una técnica y la innovación en esta.
El actual Taller Dolores Porras es dirigido por Rolando Regino junto con Lorena Lávida, dos artesanos de tradición en Santa María Atzompa, herederos de este taller que lleva el nombre de una de las impulsoras del vidriado, tienen un estilo particular ya reconocido. Ambos artesanos cuentan con carreras importantes y consolidadas.
La colaboración con Andares del Arte Popular se da después de varios acercamientos y ejercicios donde valoramos y aprendimos sobre la labor de Rolando y Lorena, y les mostramos las áreas que abarcamos y lo que cada una trabaja. Así creamos confianza. Durante cada encuentro vamos generando lazos que después son los que, orgánicamente, crean el escenario perfecto para iniciar un proyecto de colaboración. Durante el proceso de creación remarcamos la libertad de ambas partes de sugerir y encontrar puntos de acuerdo.
Todo comenzó con una idea puesta sobre la mesa acerca de la creación de un servicio de comedor o vajilla. Después de una primera propuesta formal y pláticas donde se discutían el color, el tipo de esmalte y cómo podría solucionarse, se generaron prototipos que sirvieron para entender la dimensión y las texturas de las piezas, y ya sobre este análisis sugerir cambios para realizar una última prueba que nos dejara satisfechos para presentarla.
Esta vajilla tiene en su conceptualización varias ideas que se compartieron y buscaron adecuar, ideas como el mar, el chocolate, los colores del mar y las texturas, que se trataron de materializar y resultaron en piezas que buscan crear ilusiones e irregularidades líquidas en contraste con un barro más rojo y resistente, que en su modelado crea ondas en la base para que el vidriado lo cubra en niveles y así se crean profundidades.
Estas colaboraciones, además de servir para generar nuevos productos que puedan ayudar económicamente a los talleres, y así puedan abrir sus productos a nuevos mercados, buscan también ofrecer experiencias a los artesanos para que, más adelante en su recorrido, sus colaboraciones con diseñadores, artistas o clientes en general sean más orgánicas y naturales, y que podamos erradicar poco a poco las malas prácticas que muchas veces desaniman a los artesanos para seguir trabajando con diseñadores o creativos.
Busca esta vajilla elaborada en colaboración con el Taller Dolores Porras, en Andares del Arte Popular.
Que zutaabe guichi ra gasti rini. No voy a clavar una espina donde ya no hay sangre. Fragmento de “La Micaela” Carlos Iribarren Sierra
La memoria de los pueblos es la forma más natural de conocer su historia. La comunidad zapoteca contemporánea de Tehuantepec es heredera de una tradición cultural que data, al menos, del año 1350 del tiempo cristiano, cuando los gobernantes de Zaachila, a consecuencia de la violenta presión ejercida por los pueblos mixtecos de la sierra, fundaron el gran señorío de Guizi ́i a fuego y sangre.
Esta tradición cultural ha dejado vestigios de su historia en personajes que, a bien, han realizado una gran labor de conservación y rescate de expresiones culturales propias del pueblo tehuano. Ejemplo de estos ilustrados del siglo XX fue el profesor Carlos Iribarren Sierra (1906-1975). Folclorista, investigador, poeta, periodista, músico, compositor y narrador nacido en el barrio de Santa María Reu. Descendiente de notables liberales tehuanos de la Reforma y la Intervención Francesa. Hijo de don José Gregorio Iribarren y Rutila Sierra Palacios, “Tila Bolo” ̧ como se le conocía a su madre. Heredó de su padre un gran acervo bibliográfico, donde la historiografía de Oaxaca y Tehuantepec eran temas recurrentes. Además, temáticas universales se pueden leer en los títulos que conforman la colección. En su juventud fue fundador y presidente del Instituto Cultural del Istmo, y director del grupo folclórico Guisi ́i, con el cual representó a la región en la ciudad de México en 1970, y ganó el Concurso Nacional de Danza acompañado de la Banda Princesa Donashi, dirigida por el maestro Margarito M. Guzmán.
Como promotor cultural fundó la revista Guiengola, órgano difusivo de la cultura zapoteca en la región. Colaboró en diversos medios impresos, entre los cuales destacan Neza Cubi, El Universal y La Prensa.
Gracias a sus investigaciones, fueron rescatados del olvido sones antiguos, música de origen indígena y tradiciones que habían caído en desuso. Fue un recio defensor del diidxazá, la palabra de las nubes. Creador y compositor del son “La Micaela” que posteriormente fue plagiado por el maestro Andrés Henestrosa, bautizando el son tehuano con el nombre de “La Martiniana”, argumentando que le nombró así por el nombre de su madre, doña Martina Morales. Esta defensa se hizo pública y el maestro Henestrosa reconoció su error, afirmando la autoría del profesor Carlos Iribarren de aquella hermosa canción.
Después de su muerte, su colección bibliográfica fue donada a la Casa de la Cultura de Tehuantepec. En su honor se abrió una sala de exposición que contiene sus ex libris, tres ejemplares de la revista Guiengola (primera época) y algunos objetos personales, entre los cuales destacan una serie de tarjetas impresas que regalaba a sus amigos en año nuevo. Las tarjetas contienen refranes en zapoteco que versan sobre la vida indígena de los campesinos e imágenes conmemorativas de Tehuantepec. Por su gran aporte a la historia, cultura y estudios lingüísticos de Tehuantepec, el profesor Carlos Iribarren Sierra ocupa un peldaño alto entre los intelectuales regionales. Sus investigaciones son fuente obligada para conocer todo lo referente a tradiciones y costumbres de Tehuantepec en el siglo XX.
El Taller de Restauración de la Fundación Alfredo Harp Helú consideró de vital importancia la reconstrucción del exconvento de Santo Domingo Tehuantepec, sede desde hace 35 años de la Casa de la Cultura, lugar referente de la comunidad, además de ser un testimonio de historia y patrimonio de Oaxaca, por tener casi medio milenio (474 años) de haberse edificado. Lo habitaron los frailes dominicos. Después fue abandonado por más de cien años. Un tiempo funcionó como cuartel y por último como reclusorio, hasta que en 1975 fue desocupado. En 1982 se convirtió en sede de la Casa de la Cultura, sin embargo, en septiembre de 2017 fue desalojado debido a los daños sufridos durante los sismos en la región.
La Casa de la Cultura de Santo Domingo Tehuantepec es un espacio que ha brindado talleres gratuitos de marimba, guitarra, piano, artesanía festiva, taller de cultura, karate do, danza contemporánea y danza folclórica a los habitantes de Santo Domingo Tehuantepec. Por las mañanas se concentra la parte administrativa y por las tardes los talleres. Antes del sismo albergaba aproximadamente a doscientas personas, aunque el número varía debido a que los talleres son trimestrales.
Originario de Tehuantepec, José Francisco Marcial Martínez, de 34 años, es auxiliar administrativo de la Casa de la Cultura. Recuerda con nostalgia que fue ahí que de niño tomó clases de oratoria, lectura y danza, pero destaca que debido al sismo del 7 de septiembre del año pasado se quedó todo cerrado, por seguridad y recomendación de Protección Civil. “Fue complicado primero por la edificación, pero más por todo lo que se dejaba de hacer, porque al final de cuentas éste es como el centro neurálgico de la cultura, todo converge aquí. Todo lo que se manejaba dentro de la cuestión cultural se detuvo a partir de que el edificio quedó colapsado; ésa era más que nada la preocupación”.
Durante ese tiempo empezaron a colaborar en la atención de los afectados, estuvieron en contingencia alrededor de dos meses. Se suspendieron por un tiempo los talleres; después se habilitaron en las oficinas del DIF y actualmente se encuentran en el barrio Jalisco.
Después del sismo llegó la lluvia, lo cual resultó otro problema pues hubo preocupación por el acervo. “Porque es un acervo comunal. Toda la gente de Tehuantepec estaba preocupada por el acervo, porque es producto de donaciones, algunas cosas son únicas. La comunidad es la que hace a la Casa de Cultura al final de cuentas”. Sin embargo, se logró el resguardo de los acervos y se salvaron los documentos. “Es muy importante que el espacio esté listo para que la gente vuelva a sentir que sus cosas están bien resguardadas, que van a perdurar, que el acervo lo van a seguir viendo sus hijos, sus nietos. Todos en Tehuantepec alguna vez en la vida tomamos un taller aquí. La gente nos pregunta cuándo regresaremos. La respuesta es: cuando termine la rehabilitación, cuando termine el rescate del acervo, entonces ya regresaremos”.
La Casa de la Cultura no sólo albergaba la diversidad de talleres, sino también contaba con salas de exposiciones: la sala de la tehuana, la sala de arqueología, la sala de los trajes, sala de personajes importantes de Tehuantepec, la sala de arte sacro; además de dos bibliotecas: la municipal y la de la Casa de la Cultura. Había muchos visitantes nacionales, “pero los que más la visitan son las mismas personas de aquí”.
Al preguntarle qué se siente trabajar en la Casa de la Cultura, contestó entusiasmado: “Ah, pues es como un sueño, todos los que estamos en Tehuantepec esperamos en algún momento estar en el espacio, porque, aunque nosotros lo hemos visto desde niños, aquí se hacen muchos eventos escolares, premiaciones, es como un lugar muy vivo, entonces siempre uno sueña, o todos los que estamos inmersos en la cultura, queremos estar ahí, es un sueño estar en el espacio; porque lo conoces más a fondo (…)”.
También menciona lo que sería ver la Casa de la Cultura levantada: “Para mí sería casi como un triunfo, un triunfo sobre el desastre, un triunfo sobre la catástrofe, sería como decir ahí está el gigante, el gigante cultural. Entonces, si soportó ese espacio y recobró nueva vida, entonces hay un futuro también para nuestra cultura, hay un futuro para nuestra lengua; es fuerte. Es fuerte como los cimientos, como la estructura en sí, ese es trabajo de manos zapotecas, eso representaría. El hecho de que vuelvan nuevamente los talleres, las salas, la biblioteca, la gente, ¡la vida! Eso para mí sería lo ideal, que la gente tenga su Casa de la Cultura; la gente la extraña, no es lo mismo sin ella”.
La Casa de la Cultura de Tehuantepec, cuya sede se ubica en el exconvento de Santo Domingo Tehuantepec, construido en el siglo XVI entre los años 1544 y 1550, obra para la que aporta parte de su fortuna el rey zapoteca Cosijopii, convertido a la religión católica con el nombre de don Juan Cortés Cosijopi de Moctezuma, siendo vicario fray Bernardo de Alburquerque. Como lo narra el autor Manuel Martínez Gracida en su libro intitulado El rey Cosijoeza y su familia, el rey zapoteca financió la construcción de este exconvento. En sus orígenes fue el claustro de la Orden de los dominicos y en la actualidad es sede de la Casa de la Cultura de la localidad, ocupada por distintos talleres y bibliotecas.
Debido a los sismos ocurridos los días 7, 19 y 23 de septiembre de 2017, el exconvento sufrió daños estructurales. Es por ello que surgió la necesidad de rescatar dicho complejo. Para iniciar con la restauración del exconvento fue necesario resguardar los acervos que ahí se albergaban, a solicitud de la Dirección de Patrimonio Edificado e Interiorizado Histórico Municipal del Municipio de Santo Domingo Tehuantepec, la Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos realizó el rescate y resguardo del acervo en los meses de mayo y junio.
Desde el diagnóstico de las diferentes salas era evidente el daño. Se observaron aberturas en techos y grietas en las paredes, aunado a esto las lluvias que llegaron casi inmediatamente después del terremoto se filtraron en el inmueble, dejando mojados libros, pinturas y fotografías. Estos eventos naturales permitieron la proliferación de hongos y esporas en los materiales mojados. Afortunadamente la mayoría de los libros solo presentaban polvo y tierra causante de la caída de escombro de techos y paredes.
Albergado en siete salas, el acervo de esta institución está conformado por colecciones fotográficas, obra gráfica, libros de los siglos XIX, XX y XXI, discos de acetato y compactos, videos en formato VHS y DVD, música en formatos de CD y también partituras, expedientes de la administración de la institución, revistas de información, culturales y especializadas, una pequeña muestra hermerográfica, carteles y planos, y la más apreciada e importante colección donada por el maestro Carlos Iribarren Sierra, conformada por libros, postales, carteles, música, fotos y revistas.
El proceso de limpieza se realizó con aspiradoras y brochas, quitando el exceso de polvo. Se verificaron los libros uno por uno para evitar guardar material contaminado con hongos, esporas o larvas de comején, se separaron los dañados por estos agentes bacteriológicos, ya que no pueden ser consultados por los humanos hasta que se les realicen los procesos de fumigación. Ya limpias las fotografías y los expedientes, se colocaron en guardas de primer nivel y se resguardaron en cajas de cartón tipo AG12; los libros se colocaron en cajas contenedoras, contabilizando uno por uno y colocando por fuera de la caja una etiqueta identificadora de lo resguardado en ella; las pinturas y fotografías con marcos se envolvieron en papel kraft, para evitar su deterioro. En algunos casos fue necesario desmontarlas para procurar su conservación y resguardo.
Al culminar la limpieza y el resguardo se contabilizaron en total 122 cajas contenedoras, 46 AG-12 y 60 paquetes, resguardando así momentáneamente la memoria escrita para las futuras generaciones, para que puedan gozar del privilegio de consultar parte de la historia. Por el tiempo que tardará la restauración de este inmueble, el material deberá estar en monitoreo, pues agentes como las condiciones ambientales y las réplicas que no terminarán representan un riesgo para su conservación. Este trabajo representa sólo el primer paso para poder preservarlo.
Cinema Domingo Orchestra ha ido germinando desde hace más de treinta años. Inició en Bélgica a finales de los años ochenta, con proyecciones los domingos de películas en 16 mm. Hace 15 años, con Bruno Varela, retomamos las proyecciones musicalizadas en Oaxaca, primero como reuniones en mi casa, donde proyectaba mi colección personal de películas en 16 mm con mis vecinos. Se llamó “Cinema Tequio”. Luego invitamos a músicos para empezar a sonorizar las películas; con el tiempo el grupo se consolidó y se formalizó la idea. Después salimos a tocar por doquier en Oaxaca y otras partes del país. En la banda se crea la música entre todos. Musicalizamos películas mudas de todo tipo, desde comedias, abstractas, blanco y negro o a color, clásicos o películas raras, con la idea de volver a darles el valor y actualizarlas. Una de mis favoritas y parte del repertorio es la comedia heroica El Maquinista de La General, de Buster Keaton.
Musicalizar esta película es un reto, porque se necesita precisión y una buena mezcla de ritmos y armonías para que las escenas caminen, recrear con los instrumentos los sonidos del tren y mantener la atención del público durante la hora y 15 minutos que dura. Esta película narra la historia de Johnnie Gray, encarnado por Buster Keaton, un maquinista de ferrocarril, quien tiene dos grandes amores: su locomotora “La General” y su novia Annabelle Lee. Basada, sorpresivamente, en un hecho real, es un clásico estadounidense y una de las películas más importantes de la historia cinematográfica. En su momento fue un fracaso comercial, porque para ese tiempo la guerra civil era algo reciente y una película cómica con esa temática no fue bien recibida. Con el tiempo fue rescatada y valorada. Lo sorprendente es la veracidad de la película, porque Keaton buscó que cada escena fuera lo más realista posible. La precisión y el conocimiento del funcionamiento de una locomotora era esencial.
Regresar a presentar esta película en la Estación del Ferrocarril es un gusto, porque siempre hemos encontrado las puertas abiertas del espacio para ensayar y presentar diferentes proyectos desde hace varios años. Combinar mi primer amor, la música y mi segundo amor, el cine, con el tren, es maravilloso.
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