TUNMUK. HECHO A MANO, HECHO EN MÉXICO

Jarra de vidrio, cesta de mimbre, huipil de manta de algodón, cazuela de madera: objetos hermosos no a despecho sino gracias a su utilidad. La belleza les viene por añadidura, como el olor y el color a las flores
Octavio Paz, El uso y la contemplación (1973)

En Oaxaca han pervivido a lo largo del tiempo talleres artesanales cuyo trabajo es muestra del talento intrínseco de mujeres y hombres capaces de imaginar, innovar y crear con las manos. Los productos artesanales son una expresión artística que se ha transmitido de generación en generación, que parte de su entorno comunitario en estrecha relación con su patrimonio cultural inmaterial.

Lamentablemente, cada vez son más evidentes el abandono de la artesanía como alternativa laboral y el profundo desconocimiento que tiene la sociedad en general de su valor sociocultural y económico como expresión artística cimentada, en gran medida, en el modo de vida de una comunidad. Por lo que, con el afán de acercar a la ciudadanía a la apreciación de la obra creativa que condensa el patrimonio cultural de una familia, un taller, una localidad o una región, se abrió al público la exposición Tunmuk. Hecho a mano, hecho en México, en la Galería del Centro Cultural San Pablo. En ella encontramos magníficas piezas elaboradas por personas portadoras de la tradición que ejemplifican la capacidad creativa de comunidades como Oaxaca de Juárez, Pinotepa de Don Luis, San Andrés Solaga, San Bartolo Coyotepec, San Juan Guelavía, San Luis Amatlán, San Marcos Tlapazola, Santa Catarina Mechoacan, Santa Cecilia Jalieza, Santa María Atzompa, Santo Tomas Jalieza, Teotitlán del Valle, Tlacolula de Matamoros y producción de los talleres Polvo de Agua, Zegache y Xaquixe.

Esta exposición busca facilitar el encuentro entre la creación artesanal y el desarrollo de nuevos públicos. El recorrido por la misma nos permite apreciar la utilidad y belleza de jarras, vasos, cazuelas, platos, cucharas, espejos, candelabros, mesas, sillas, mecedoras, entre más de 325 objetos. La museografía logra transmitir confort y belleza; es en sí misma una invitación a incorporar los objetos-arte en nuestra vida cotidiana, utilizarlos en cada uno de los espacios de nuestro hogar: sala, comedor, cocina y baños. Es la oportunidad para resaltar la utilidad y belleza de lo hecho por manos oaxaqueñas.

La asistencia de aproximadamente 10,000 personas a la exposición, entre los meses de abril y junio de este año, es un aliciente. Si aún no has tenido la oportunidad de visitarla considera que tienes hasta el 2 de agosto; también puedes hacer un recorrido virtual por la misma en el canal de YouTube de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Con esta exposición la FAHHO ratifica su convicción por trabajar a favor del sector artesanal, el cual contribuye a fortalecer la cohesión social y a construir identidad, motivo por el que esta exposición es un esfuerzo por abrir mercados, no sólo para que las familias de artesanos se beneficien, sino también para fortalecer el entramado cultural y social de Oaxaca

JUAN MANUEL GARCÍA ESPERANZA: EL ESPÍRITU DE UN ORFEBRE OAXAQUEÑO

Don Manuel es de las personas que viven las costumbres y fiestas de la ciudad de Oaxaca. Su vena estética se combina con su inquietud de promotor cultural; se podría decir que él es un artista-promotor. Su labor artesanal, la orfebrería, le da casa y sustento; su participación en las fiestas tradicionales enaltece su espíritu. Su sentido innato de la belleza le ha permitido transformar pedazos de cantera verde en una representación de Jerusalén o Nacimiento, mismo que desde hace 25 años es parte de su casa, y que a partir de cada 10 de diciembre, generosamente exhibe para todo el que lo quiera visitar.

Además, al ser hijo de hortelanos del barrio de La Noria, participa de una manera feliz y entusiasta de la Noche de Rábanos, concurso que acontece en la ciudad cada 23 de diciembre y donde nuestro personaje elabora creativas esculturas costumbristas con los vegetales, que lo llevaron a ganar el primer lugar por 18 años consecutivos, de 1972 a 1990.

Y qué decir de sus monos de calenda, distinguidos por ser elaborados con gran maestría. Dichos monos, a lo largo de 15 años, participaron en los convites de las fiestas de los Lunes de Cerro. Todavía hoy se extraña a su veintena de personajes que desfilaban orondos por las calles de la ciudad. Asimismo, don Manuelito tiene la alegría para organizar —en el curso de 35 años— la Comparsa del Día de Muertos cada primero de noviembre en su barrio.

Vivir, gozar, crear, trabajar con delicadeza y tesón es la fortuna de don Manuel, quien por 63 años ha perfeccionado el arte de elaborar, con finísimos hilos de oro y de plata, objetos que engalanan a las mujeres. En su taller encontramos alhajas elaboradas por sus manos en la técnica artesanal de filigrana. Destaca la diversa variedad de aretes: de hamaca con perla, de moño, de gusano, de triángulo decorado, de hoja con almendra, de jardín con almendra, de jardín con farolito, las coquetas, muñecas, oaxaqueñas, arracadas de ojillo, entre otros. También es posible hallar espléndidos medallones y collares, joyas que podemos adquirir en el área de trabajo denominada Taller Familiar García y en la tienda del Museo Textil de Oaxaca.

En su taller sobresalen piezas de invaluable riqueza, en las que este artista ha volcado su alma, que ejemplifican su técnica y talento de gran orfebre. En ellas ha combinado su pasión por las tradiciones de su ciudad con una profunda exquisitez: diseños con laboriosos encajes de plata con los que ha logrado piezas únicas, como una carroza tirada por caballos, un campesino con su yunta, una china oaxaqueña y un danzante de la pluma, testimonios en sí mismos de su refinado trabajo para transformar metales preciosos.

El Taller Familiar García se ubica en la calle de Vega 305 (entre Melchor Ocampo y Fiallo), Centro Histórico, Oaxaca. Ahí es posible apreciar el delicado y largo proceso artesanal de transformar el metal en piezas de filigrana, que va desde adquirir oro o plata, fundir, martillar, recocer, laminar, obtener el grosor deseado, redondear el alambre, calibrarlo, marcarlo, recocerlo, blanquearlo, diseñar la figura, soldar, limpiar, unir, pulir, abrillantar, hasta dejar impreso el espíritu de un artista de tiempo completo que vive y sueña para Oaxaca.

MUFI EN TU COMUNIDAD: EL CAMINO A UNA NUEVA MUSEOLOGÍA

En la búsqueda y creación de nuevos espacios que faciliten el diálogo sobre la filatelia y la cultura epistolar, el Museo de Filatelia creó Mufi en tu Comunidad, un programa educativo que nos permite desplazar el museo a otros espacios que brinden la posibilidad de enriquecer los diálogos e interpretación del patrimonio filatélico. El sentir de las comunidades oaxaqueñas y sus lazos cooperativos son los que nos llevaron a diseñar una serie de actividades que sean itinerantes y nos ayuden en la construcción de discursos alternativos, donde los integrantes de la comunidad construyan un autoconocimiento colectivo, propiciando la reflexión, la crítica y la creatividad, fortaleciendo así su identidad.

Uno de los tantos mitos de los museos es que son entidades para un público muy cerrado y que, por lo tanto, solamente acuden expertos en el tema. Sin embargo, los museos cada día se convierten en agentes de cambio, capaces de transformar, de aportar y encontrar su sentido y su razón de ser en su entorno, sobre todo, enfocándose más en el trabajo con su comunidad. Pero este trabajo no sólo se genera desde el museo, son sus públicos los que le aportan su sentido y razón de ser. Mufi en tu Comunidad arranca con la exposición La carta, un homenaje a la querida práctica de alimentar la comunicación epistolar, proyecto desarrollado en la comunidad de San Miguel Tamácuaro, Michoacán. Encabezado por el maestro Artemio Rodríguez, sabedor de su arte, este proyecto conquistó el ingenio de sus alumnos, quienes lograron representar el viaje de las palabras que van de un lado a otro, dentro de un sobre lleno de cariño. Estos grabados —elaborados por los jóvenes César Rodríguez Avilés, Gildardo Arreola Rodríguez y los hermanos Jesús y Juan Arriaga Silva— nos cuentan la historia de Juan, un joven mexicano que comienza su aventura en un barco atunero en las costas de Alaska y que, por la distancia, extraña a su madre, quien radica en una pequeña comunidad en Oaxaca y con la cual mantiene únicamente contacto por medio de cartas, contando entre líneas lo mucho que echa de menos a su gente, sus tradiciones y fiestas.

Relatos e historias como éstas son el reflejo de la mayoría de familias en nuestras comunidades, que tienen a un ser querido lejos, que han tenido que dejar a sus seres amados para buscar su sueño americano y que la comunicación sigue presente a través de líneas que viajan de norte a sur, mitigando la distancia. Ahí es donde encontramos la conexión para generar diálogos interesantes que no sólo existen en los libros, sino también en la vida cotidiana y que son parte de nuestra cultura.

Con este programa se busca dar una nueva mirada a la institución museística con el fin de replantear y renovar la manera en que el museo se relaciona con la comunidad que lo acoge, no sólo con la diversidad de públicos que lo visitan, sino también con las personas que trabajan en él, generando fórmulas que transformen el museo frente a un actual contexto de crisis, buscando sinergias, colaboraciones que hagan del museo un espacio dinámico, participativo y abierto a la sociedad.

Este programa está diseñado para escuelas de nivel preescolar, primaria y secundaria, con la finalidad de llevar la cultura de la filatelia a nuevas generaciones, visitando y atendiendo de forma gratuita diferentes centros educativos de comunidades conurbadas de nuestra ciudad.

CORRESPONDENCIAS, ARCHIVOS Y FONDOS DEL CENIDIAP

El filósofo y orador romano Marco Tulio Cicerón, con su depurado estilo epistolar, afirmaba: “En una carta se puede decir de todo, pues, ella, jamás se ruboriza”. Esta aseveración pareciera tomar mucho sentido en épocas recientes, en las que nuevos testimonios epistolares salen a la luz develando el lado más personal de políticos, filósofos y artistas de hace más de tres siglos.

México no podía quedar exento con su destacada presencia en la plástica del siglo XX, en la que nombres como Juan O’Gorman, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo dejaran sus protestas, frustraciones, dolores, celos y enfermedades en diversas cartas que ahora constituyen una documentación invaluable para nuestra nación.

Un esfuerzo coordinado entre el Museo de Filatelia de Oaxaca y el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, permite presentar por primera vez en Oaxaca la exposición Correspondencias, archivos y fondos del Cenidiap, una colección basada y estructurada a partir de los fondos de autor de grandes personalidades y artistas de la plástica mexicana como Gabriel Fernández Ledesma, Isabel Villaseñor, Francisco Goitia, Leopoldo Méndez, Diego Rivera y Frida Kahlo.

Esta exposición, dividida en cuatro núcleos temáticos (Poder y Política, Formación y Procesos de Trabajo, Amor y Amistad, y Enfermedad y Muerte), nos lleva por la vida íntima de estos artistas en la que, además de postales, cartas personales con sus respectivos sobres circulados con timbres, también encontraremos telegramas, manuscritos, documentos oficiales, libros, revistas, catálogos de exposiciones, archivos fotográficos y archivos en microfilme.

Correspondencias nos sitúa en el telegrama de Diego Rivera al presidente de la república, Lázaro Cárdenas, quejándose por la destrucción del mural del pintor O’Gorman; en la nota de Frida Kahlo a Diego en una hoja manuscrita con rúbrica y beso; o en la carta de José Guadalupe Zuno a Rivera sobre su actitud frente a la muerte. Estos testimonios le otorgan un carácter intimista a la exhibición, en la cual las obras de arte quedan a un lado, dando paso a los pensamientos de los grandes artistas de México del siglo XX.

Además de documentación inédita, Correspondencias exhibirá los cortometrajes Diego Rivera, retrato de un pintor, producción de Bonos del Ahorro Nacional de 1952, y Frida Kahlo, de Marcela Fernández Violante.

Esta muestra se une a los festejos del 17 aniversario del Mufi, el primer museo de filatelia en América Latina, y confirma que, con la suma de voluntades y esfuerzos institucionales, el acervo postal y filatélico de nuestro país se mantiene con vida y abre las puertas para múltiples interpretaciones de la historia nacional.

Y LOS CUENTOS VIAJARON POR TODO OAXACA

Durante seis días cuentacuentos de México, Colombia, Cuba, España y Francia hicieron volar a los niños y adultos a mundos diferentes, con historias que nos hicieron carcajear y nos dieron que pensar. Del 24 al 30 de abril los cuentos viajaron por Oaxaca. Organizado por Cuentos Grandes para Calcetines Pequeños y apoyado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el 8.o Festival de Cuentos para Niños Oaxaca 2015 mostró que el oficio más antiguo del mundo sigue vigente, porque a niños y grandes les gusta que les cuenten historias.

“¡Y llegaron los cuentos!”. Decenas de voces contestaban a los cuentacuentos sus preguntas. Las risas —escandalosas, como deben ser— se oían por innumerables rincones. Los niños querían estar cerca del escenario, casi casi encima del narrador: “Que se oiga bien”, “No me quiero perder nada”.

Los cuentos y sus cuenteros fueron a varios foros participantes: Centro Cultural San Pablo, BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, BS Biblioteca Infantil y Juvenil Casa de la Cacica, Biblioteca Andrés Henestrosa y el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa). También viajaron a varias colonias de la ciudad, con la ayuda de Casa de la Ciudad y las Bibliotecas Móviles Urbanas de la FAHHO, que coordina la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca.

Las historias siguen, los cuentos son infinitos. Seguro que el año que viene hay muchos más niños, y grandes, que no faltarán a la cita.

STABAT MATER NO ES UNA OBRA DE JUAN MATÍAS

Este año celebramos el 350 aniversario luctuoso del compositor oaxaqueño Juan Matías, lo que nos da una muy buena excusa para corregir cierta información sobre su vida y obra, para acabar con los mitos que, desde hace muchos años, empezaron a rodear a este personaje.

Juan Matías nació aproximadamente en 1618, en San Bartolo Coyotepec, y murió el 3 de julio de 1665 en la ciudad de Oaxaca. Este humilde, pero excepcionalmente talentoso zapoteco, en un examen de oposición ganó a los eminentes músicos españoles de México y Puebla, y tomó posesión como maestro de capilla a la Catedral de Oaxaca. Fue el primer músico indígena en alcanzar tan alto puesto en la Nueva España. Su fama sobrepasó los límites del obispado de Oaxaca y perduró mucho tiempo después de su muerte. Hoy en día, Juan Matías sigue siendo símbolo del extraordinario talento musical oaxaqueño. Pero, qué es lo que sabemos sobre él y sus composiciones. Llegó el momento de poner más atención a su obra y dar fin a un mito sobre la autoría de Stabat Mater. Si preguntamos a un oaxaqueño cuál es la pieza más famosa de Juan Matías, seguramente escucharemos que Stabat Mater. Eso se debe a una información falsa que apareció a finales del siglo XIX que se ganó el derecho de ser creída, solamente por funcionar entre los oaxaqueños ya desde más de un siglo. La historia dice que a finales del siglo XIX, el maestro Cosme Velázquez encontró una composición titulada Stabat Mater y anunció al mundo entero que es la única obra del compositor Juan Matías, todavía vivo en la tradición oral de los oaxaqueños. En este momento en México no existía la investigación musicológica como una materia académica dedicada al análisis de las obras musicales y su contexto histórico. Como el maestro Cosme Velázquez, sin duda gran autoridad en cuestión de la música oaxaqueña en su tiempo, dijo que es la única obra de Juan Matías, todos, sin ninguna duda, lo aceptaron. Pasó un siglo y la pieza Stabat Mater sigue siendo “la única conocida actualmente de Juan Matías”. La historia se burla de nosotros y nos da un ligero golpe a nuestra mejilla, por el cual los oaxaqueños tienen que despertar de este sueño bonito llamado Stabat Mater y enfrentarse con la realidad en cuanto al legado de uno de sus compositores más emblemáticos.

La verdad es que, tocada con tanta admiración y estima cada Viernes Santo (y no sólo) en muchos pueblos oaxaqueños, la obra Stabat Mater ¡no es de Juan Matías! Esto hay que subrayarlo con una línea roja. Tenemos que dejar de pensar que Stabat Mater es de Juan Matías. El estilo de esta obra no tiene nada que ver con la época en la cual vivía Juan Matías. La falta del contrapunto, la factura melódica y la estructura armónica de esta composición nos permiten ubicarla como una obra decimonónica, con mucha probabilidad oaxaqueña, pero de un compositor anónimo. Hace pocos años hubo un intento académico para justificar la existencia de este Stabat Mater novohispano, compuesto por un genio zapoteco, como una pieza adelantada de su homónima de Giovanni Battista Pergolesi y posteriormente transcrita por Johann Sebastian Bach. Hoy, podemos dejar a este Stabat Mater en paz, que viva su vida, pero como una composición anónima del siglo XIX.

Debemos dirigir nuestra atención a las verdaderas obras de Juan Matías, que ya fueron localizadas. Actualmente la musicología mexicana está muy desarrollada y en los últimos 30 años ha dado un gran paso adelante en cuanto al conocimiento de la música de la época colonial. Gracias al incansable trabajo de Robert Stevenson, Thomas Stanford, Aurelio Tello, Omar Morales y muchos otros musicólogos, hoy podemos anunciar la existencia de piezas de Juan Matías que creíamos pérdidas para siempre. En el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guatemala están guardadas cuatro obras de su autoría: un villancico a ocho voces al Santísimo, Quien sale aqueste día disfrazado, y la misma obra arreglada para la fiesta de la Ascensión de Jesús Quien puebla de delicias, además de un motete a ocho voces, Cantate Domino, y una misa a cuatro. Aunque el archivo de la Catedral de Oaxaca no conserva ninguna pieza de Juan Matías, algunas iglesias de los pueblos oaxaqueños resguardan unos tesoros compuestos por este compositor. En San Bartolo Yautepec está un himno de Nuestra Señora, Ave maris stella, y una misa. En San Pedro Huamelula aparecieron dos invitatorios, Nos autem gloriari y Gaudeamus, una invocación, Domine ad adjuvandum me festina, y dos misas (una a cuatro y otra a ocho voces). Y aunque algunas no están completas, lo más importante es que, poco a poco, empieza a aparecer el legado que nos dejó este eminente compositor.

En relación con el 350 aniversario luctuoso de Juan Matías, la Fonoteca Juan León Mariscal, de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, organiza para julio una serie de eventos conmemorativos, los cuales darán al público oaxaqueño la oportunidad de conocer su obra y escuchar por primera vez algunas de las composiciones arriba mencionadas.

TSAP’EJXPË, TSÄJP’EJXPË

(Versión en mixe)

Wïxtujk änp ja mäyï po’ ja naywäämukï naywetsmukï, ja nïkäjpxïn ja nïmatyääjkïn, ja käjpxmujkïn ja tunmujkïn ojts Wäjkwë’np tyunyïyï, miti’ txëë’äjt 2o Encuentro: Conocimientos, ciencia y tecnología en un México multicultural. Ojts ja jää’y jyä’ättë miti’ apiky käjp tsoo’ntëp, jaayï Wäjkwiiny uk jakamjäwï. Majtsk xëëw jakujkp ja kajpxy matyä’äky ojts Wäjkwenp yyïktunk’aty, jam Centro Cultural San Pablo; jïts täxtujk änp ja axëëjk ojts y’uknaxy jïts nïtuki’iyï pyatëjkïtë Xäämkëjxp.

Jam ojts jyä’ättë mää ja xuxpë ja myëj ïjxpëjtääjk, Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe. Jam ja CECAM xuxpë wïnaty y’awejxnïtë ku ja käjpxmujkpë jyä’ttëë, nay jam ja xaamkëjxpït kutunk jïts ja kupujx ja kukäjp, tu’uk majtsk. Tuu’yë’y ja kajpxy matyä’äky: ojts yyïknïmatyä’äky tii yë ne’kx jäjtïp ku jïte’n ja tsojkïn pyääty. Jïts nayïte’n yyïknïmatyääjk tu’uk jë mëj pujx miti’ ja tsäjp, ja määtsä’ jawaanï wä’äts yyïkkaxi’kpy. Wïn’etts ja määtsä’ tu’uk jë majää’y seri tnïmatyääjk, ojts tnïkajpxy sää ja seri jää’y ja määtsä’ txëëtejtë, nayïte’n tnïkäjpx sääjaty jam kyäjpjotp ja määtsä’ yyïknïmatyä’äktë. Kuts ja’ myatyäkkëjx, ja Xaamkëjxpït jë myëj kutunk, ja matäjk, ojts tpïktäkmï jë y’ayuujk.

Ojts tnïkäjpxy tnïmatyä’äky ku ja majää’ytëjk ijty kawïnääk ja määtsä’ t’ejxkäptë, jam ja’ miti’ yyïkmatyäktëp ku hora t’ejxtë (ja kë’ëk jïts ja cruz); jam ja’ miti’ ja’yï kaxë’kp ku ja po’ kya’any jïts ja et näxwii’nyït wä’äts (ja tutkpa’an); jam ja’ miti’ yuu’nïn kaxë’kp (tuuktëp); jaamïts ijty tu’uk miti’ jemy jumëjt ja’yï kaxë’kp, ku tsyuu’mï, Nteety’äjtïm ja’ ijty yyïktijy, ja’yï ku ka’ yäm mää y’ukkaxë’knï.

Jaamïts tu’uk ja mää’tsä’ miti’ majtsk jë xyëëw: ku tsyuu’jï, Uxkuno’kpë xyëëw; ku jyëpyï, Jaxyëëw xyëëw.Nayïte’n tijy ja Maxän tuu’ ijty kyaxë’kmï, poop y’ajäjy, ejxïm jë yootsïn.

¿Määjatyts jïte’n yë määtsä’ tsyoo’ntë? Ja’ ojts ja majää’y Tranquilino Pérez, käjptunk jë nyïkutunk, tnïmatyäkmï. Majtskïk jë Xëëw ojts y’ukkaxë’ëktë, jïts jatïkoojk ojts nyaywa’kxïyïtë jïts tu’uk ojts pyo’jaty. Jamtsïk ja Xëëw mëët ja Po’ ojts y’uknëjkxtë nëë’äm, jïts ja Xëëw jë kyë’ëk ojts natyijyï tjää’tyïkëy jïts ja Po’ ttuknïwïnpejt. Kuts ja Po’ ojts ja kë’ëk t’atskëny, ka’ïk ja Xëëw ojts t’ukpätnï mää ja jeexyï y’awijxyïyï. Ojts ja Xëëw jyawyenï jïts ja Po’ tyïktää’n, pats ojts ja Po’ y’änpiky jïts ja Xëëw ja kyë’ëk ojts ttakä’ätsy, ja’ts jïte’n jam tsäjpjotp kaxë’kp, ja Xëëw ja kyë’ëk.

Ojts ja kajpxy matyä’äky kyukëxï jïts nïtuki’iyï määtsä’ pat’ejxpë nyëjkxtëë. Jam namay jë mutsk unä’äjk wïnaty të wyä’ktuu’ïnyïtë jïts ja pujx tta’ejxïtët miti’ jïte’n ja määtsä’ yyïkta’ejxp, ja telescopio. May ja’pë pujx ojts Xaamkijxy jyä’äty, ja’yï ku ka’ tyumtuntëë .Ëyts jyajate’nï, ojts ja mëj ja mutsk t’exjtë ja määtsä’ Júpiter mëët majtsk jë pyo’.

VISITA A OAXAQUEÑOS DEL OTRO LADO

Primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales
Victor Hugo

Invitadas por el Centro Cultural Oaxaca-USA para compartir la experiencia del proyecto Huertos Orgánicos de la FAHHO, Lorena Harp y Karime Unda llegaron a Santa Ana, una localidad de California, donde conocieron de primera mano las actividades que varias asociaciones —Santa Ana Compost y El Jardinero de Santa Ana— llevan a cabo. Además de dar talleres de huertos urbanos, composta, ciclismo y nutrición, estas organizaciones consiguen que los migrantes mexicanos, en su mayoría oaxaqueños, mantengan su identidad y lo hagan unidos.

En la ciudad de Selma conocieron a Luis Domínguez, presidente de la Nuevo Alianza Oaxaqueña, quien les mostró los campos de cultivo, donde trabajan con un método de producción mixto y empiezan a emplear la composta con el fin de acelerar el crecimiento de las hortalizas. También, tienen la disposición de aprender otras formas de producción que no impliquen químicos.

Para celebrar el Día del Niño, esta ciudad californiana llevó a cabo el Festival del Librito, organizado por el Centro Cultural Oaxaca-USA, que cuenta con el apoyo del Centro Cultural EEK ́MAYAB, Migrantes de Selma, el Consulado de México en Fresno y New Generation-New Mindset.

En este encuentro literario, Lorena Harp dio una charla para explicar el uso de las ollas solares como una opción ecológica y barata. También les explicó el trabajo con Huertos Orgánicos y la importancia de promover la salud y la autonomía alimentaria en las comunidades oaxaqueñas mediante la autoproducción de alimentos orgánicos.

Por su parte, Karime Unda narró el cuento “Ajolote”, que forma parte del libro Cantos y cuentos por nuestra naturaleza, producido por Xquenda, Conabio y la Fonoteca Nacional.

Como contó Lorena Harp, no es su primera visita y pudo comprobar con los encuentros y las pláticas, las ganas que tienen los paisanos por crecer y trabajar para sus familias. Cómo, de una visita anterior a ahora, ve los cambios dentro de la organización.

LA CASA DE LA CACICA DE TEPOSCOLULA, TESTIMONIO DEL MUNDO MIXTECO DEL SIGLO XVI


Fotografía de la lista de joyas de don Felipe, para quien se construyó la Casa de la Cacica. Este documento está en el Archivo del Poder Judicial en la calle de Hidalgo (Inventario de los Bienes de don Felipe de Castilla, cacique de Teposcolula, 1563. APJO, Teposcolula, Civil, legajo 1, exp. 23).

El día 2 de julio de 1566, don Pedro Osorio, el señor mixteco de Teposcolula, falleció. Aparte del dolor que causó su muerte, grande fue la preocupación en la comunidad, ya que no dejó a nadie que pudiera tomar su lugar. En vida, él y su esposa María de Zárate habían visto morir a sus propios hijos: primero a don Felipe Osorio en 1563 y luego a doña Inés. Inmediatamente, la casa gobernante de Tilantongo, la más prestigiosa de toda la Mixteca, hizo efectivo su antiguo derecho de intervenir en la sucesión en tales casos: don Felipe de Austria, señor de Tilantongo y viudo de la mencionada doña Inés, fue declarado también señor de Teposcolula. Durante los trámites burocráticos que siguieron, se describió el palacio de don Felipe en los siguientes términos: “en este dicho pueblo de Tipozcolula, frontero del monesterio de él, están hechas unas casas grandes de cal y canto, las cuales se hicieron e fundaron para don Felipe Osorio, hijo de don Pedro Osorio, cacique de este dicho pueblo, en las cuales murió el dicho don Felipe; y después que recibieron por cacique al dicho don Felipe de Austria, que ahora es vivo, ha vivido e vive en las dichas casas e las posee como cosa anexa al cacicazgo”. Vista la descripción de la ubicación como “frontero del monasterio” no hay duda que se trata aquí del edificio conocido hoy como la Casa de la Cacica, en realidad un palacio en que se fusionaron de manera admirable los diseños y técnicas mixtecos con elementos arquitectónicos españoles.

La construcción de este palacio mixteco fue parte del proyecto de reubicación del centro administrativo-ceremonial de Teposcolula de su sitio prehispánico, en la cima del cerro Yucundaa, a la vega al pie del mismo cerro. El traslado, acordado por los frailes dominicos y don Pedro Osorio, se dio a partir de 1552, como se deduce de la licencia del virrey Luis de Velasco. Por lo tanto, podemos fechar la construcción de la Casa de la Cacica en la década de 1550.

Don Felipe de Austria no disfrutó la posesión de las casas por mucho tiempo. Mientras estaba en el señorío de Teozacualco, que también le pertenecía, el día 8 de noviembre de 1569, Juan Sarmiento, juez de comisión en Teposcolula, asistido por Francisco de Montalegre, juez de residencia y justicia mayor en la provincia de Teposcolula, se dirigió al palacio en Teposcolula para entregarlo, por la fuerza, a doña Catalina de Peralta, a pesar de que “los naturales deste dicho pueblo quieren o pretenden perturbar la dicha posesión e causar alboroto y escándalo”. Doña Catalina era sobrina (una hija de la hermana menor) de don Pedro, por lo que pensaba tener derecho a las casas y al señorío de Teposcolula. La decisión inesperada de la Audiencia Real de reconocer el reclamo de doña Catalina parece corresponder a un intento de debilitar y socavar el poder de don Felipe de Austria, heredero del linaje más prestigiado en la Mixteca Alta y un obstáculo al dominio español.

La Casa de la Cacica es un edificio singular por muchas razones; la cualidad estética, la calidad de sus materiales (en su época debió ser una construcción muy cara) y las claras referencias a la arquitectura prehispánica en su planta y decoración hablan del poderío político y económico del señor mixteco que la mandó construir. Es además un extraordinario ejemplo de la fusión de estilos artísticos —mixteco posclásico y español renacentista— que se dio a mediados del siglo XVI en la Mixteca Alta, y que podemos también apreciar en el Códice de Yanhuitlán. Pero más importante es donde tuvieron lugar los dramáticos momentos en que el poder español derrotó al sistema político mixteco. Por una singular coincidencia, los documentos que dieron legalidad a este proceso están conservados en varios archivos e incluyen no sólo una detallada descripción del edificio tal como era en el año 1569, sino que también comprenden listados de las innumerables joyas de oro y textiles decorados que se guardaban al interior y de las muchas tierras pertenecientes a la casa que estaban regadas por todo el señorío. Más aún, contienen las declaraciones y explicaciones de don Felipe de Austria sobre el gobierno en la Mixteca. Tener una documentación tan rica acerca de un edificio tan singular en un momento tan significativo como lo es el siglo XVI en la Mixteca Alta es una coincidencia excepcional. Nos permite reconstruir algo de la vida en su interior: la vida dramática y desconcertante de aquellos gobernantes mixtecos que se encontraron frente a los desafíos de un mundo en rápida transformación. De esta manera, la Casa de la Cacica deja de ser una simple curiosidad arquitectónica y se convierte en un testimonio de lo que fue la sofisticada cultura mixteca y de la manera en que ésta se enfrentó y asimiló la gran confrontación de mundos que fue la colonización de Mesoamérica.

LEER ENTRE LAS MONTAÑAS: PRIMERA FERIA COMUNITARIA DE LA LECTURA Y LA PALABRA

Cuando los lectores del Pograma Seguimos Leyendo (FAHHO-DIF OAXACA) en alguna reunión comentaron su deseo e inquietud de seguirle la huella a la Biblioteca Móvil de la Sierra Norte del estado de Oaxaca, lo vimos como algo lejano y futuro, pero posible a todas luces.

En una reunión de trabajo con el equipo de coordinadores de Seguimos Leyendo quedó claro, teníamos fecha y lugar, como una carta con destinatario. Las preguntas vinieron a nuestras mentes: cuántos exploradores se sumarían a la aventura, cómo nos recibirían, cómo diseñar las acciones para atender a los escuchas sin tener claras sus preferencias y edades, y todo en un espacio abierto y público, como son las canchas de la Presidencia Municipal de Ixtlán de Juárez.

La logística olía a frescos y atrayentes ingredientes, reuniones de discusión para emprender este pilotaje fueron y vinieron. El cálculo nos decía que unos veinte lectores se unirían a la excursión literaria. Se acercaba la fecha para cerrar la lista y contratar los servicios de transportación. ¡Grande fue la sorpresa: éramos 75 personas las que aspirábamos cruzar las montañas y regalar un sábado completo de siete de la mañana a ocho de la noche!

Puntuales salimos de El Llano. La camaradería, alegría y excitación flotaban en el ambiente. La primera parada fue en El Punto, para tomar un café y compartir el refrigerio que algunos llevaban para otros. Fue una fiesta de sabores, olores y tequio.

De ahí seguimos el viaje y llegamos a Ixtlán, nuestro destino. Con la sorpresa de que era muy temprano para ellos, pues no cambian el horario de verano. Nos organizamos por equipos. Las canchas y el parquecito estaban en nuestras miradas, buscando la mejor estrategia para ubicarnos con nuestros libros y colchonetas.

Los grupos de lectores se fueron armando con sus mejores historias, la Biblioteca Móvil al fondo era el paisaje que nos abrigaba. En petates encontrábamos libros maravillosos. El jolgorio empezó: llegaron niños de preescolar y de primaria, las lecturas impregnaban el aire serrano. Se impartió un taller de estimulación oportuna a 12 infantes con sus madres. Nuestro lector más joven se llama Brihan Ramírez Santiago, tiene 13 años y lleva 4 años inscrito en el programa de lectura voluntaria.

Celebramos con alegría la sinergia con el ayuntamiento de Ixtlán de Juárez, su presidente, Manuel Pacheco Rodríguez, y su regidor de Educación, David Ramírez Pérez, en todo momento nos dieron las facilidades logísticas. Su poder de convocatoria quedó de manifiesto. Atendimos a más de 800 personas, desde recién nacidos hasta adultos mayores. Nos ofrecieron la comida, un exquisito estofado en un espacio con arquitectura vernácula.

Sin planearlo, al término de la comida un nutrido grupo de lectores subió al mirador del pueblo. La vista es espectacular. Ahí encontramos una escultura de Jupa y Cuachirindo, defensores de la invasión azteca. Laa yetzi (‘hoja gruesa’, ‘penca de maguey’) era el nombre en zapoteco de lo que hoy conocemos como Ixtlán, que en náhuatl significa ‘lugar del ixtle’.

Por la tarde siguieron los talleres de lectura en voz alta, nos visitaron estudiantes de la secundaria técnica, del CECYTEO y del CAM (Centro de Atención Múltiple). Para cerrar con honores desfilaron nuestros novatos cuentacuentos, que lo hicieron fantástico. Nos despedimos con porras, haciendo olas en las gradas y felices, no por el deber cumplido, sino por el gusto obtenido.

PELOTEROS VISITAN EL RE-CREO

Con el propósito de promover la actividad física y la práctica del deporte en la comunidad infantil oaxaqueña, el club de béisbol Guerreros de Oaxaca se une a El Re-creo, proyecto de Socialización de la Cultura Física de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

El Centro Cultural San Pablo fue sede del programa Guerreros en El Re-creo, para incentivar a los niños y jóvenes a combatir el sedentarismo con juegos tradicionales acompañados por integrantes del equipo de béisbol oaxaqueño.

Estuvieron presentes el infield Luis Fernando Medina y el receptor Carlos Garzón, quienes, además de jugar con los pequeños de la Escuela Primaria Rafael Ramírez, compartieron sus experiencias y motivaron a los pequeños a practicar algún deporte.

Por su parte, el infield, José de Jesús Martínez, y el jardinero, Manuel Mancilla, participaron en el segundo día, donde mostraron sus tácticas de fildeo, bateo y los términos básicos del beisbol, para que los niños en un futuro puedan practicarlo.

Los asistentes tuvieron la satisfacción de escuchar los consejos de los peloteros, quienes paso a paso les enseñaron todo sobre el deporte rey. Los jugadores también disfrutaron la oportunidad de acercarse a los pequeños aficionados y brindarles las nociones básicas del beisbol, además de impulsarlos a practicarlo.

El Programa Guerreros en El Re-creo continuará trabajando con distintas escuelas de la ciudad de Oaxaca los próximos meses.

A CIEN AÑOS DE LA MUERTE DEL GENERAL PORFIRIO DÍAZ

Los días 2, 3 y 4 de julio de 2015 se realizará en la capital oaxaqueña el Coloquio sobre el Porfiriato, al cumplirse el día 2 el centenario de la muerte del general Porfirio Díaz Mori.

Con el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, esta reunión de historiadores está convocada por el Centro de Estudios Históricos del Porfiriato A. C. y el Instituto de Investigaciones en Humanidades de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

Los convocantes consideran que, después del tiempo transcurrido, ahora es posible analizar desde el punto de vista académico, sin prejuicios ni intereses justificativos, a un personaje y a un periodo que, por diversas razones, habían estado relegados en la labor de los especialistas y las instituciones.

La respuesta de muchos estudiosos de la historia ratificó esa consideración: se presentarán alrededor de 90 ponencias que abordan diversos aspectos relativos al Porfiriato: su impulso a la “modernidad”; la arquitectura; el periodismo; la educación; la fotografía y las imágenes; la criminalidad y las prisiones; la literatura y otras artes. No faltan los estudios sobre personajes de la época y por supuesto el propio Porfirio Díaz y su trayectoria personal. Entre los temas que se abordarán tampoco están ausentes aspectos relativos al desarrollo de Oaxaca en esos mismos tiempos, ni faltan enfoques críticos al político y militar que da nombre al periodo que marcó con su presencia.

Los participantes que esperamos para este coloquio provienen de muy diversas regiones e instituciones del país: Yucatán, Sinaloa, Jalisco, Puebla, Tlaxcala, la Ciudad de México y por supuesto de Oaxaca.

Para redondear el éxito que se augura, se tiene ya confirmada la participación, como conferenciantes magistrales, de los historiadores especialistas en tema “oaxaqueño”, Francie R. Chassen y Paul Garner. Además, el día 2 por la tarde se presentará en el Paraninfo universitario el libro conmemorativo: Porfirio Díaz, del soldado de la patria al estadista (1830-1915), patrocinado por la UABJO y el gobierno del estado de Oaxaca.

ESTUDIANTE CROATA INTERESADO EN EL CÓDICE DE YANHUITLÁN

El 8 de diciembre de 2014, Ognjen Raden, de Croacia, me solicitó una copia digital del Códice de Yanhuitlán para su hijo, quien estaba interesado en las culturas mesoamericanas y particularmente en el documento. La búsqueda de un facsímil de una edición de 1940, en las librerías de Croacia, no dio ningún resultado y así fue que localizó la versión en línea del documento, que aparece en la Biblioteca Digital Mexicana (BDMex), la cual no pudo descargar ni imprimir, por ello se dirigió directamente a la Biblioteca José María Lafragua de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Mi respuesta, enviada el 10 de diciembre, sugería descargar el códice de nuestra página electrónica, concretamente de nuestra colección digital de acceso abierto. Además, le informé acerca de la exposición organizada por la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Archivo General de la Nación y la Biblioteca José María Lafragua. Agregué la publicidad de ésta, aprovechando para preguntarle acerca de su hijo y del interés por este códice en particular.

En una carta del 12 de diciembre, en la que me agradece el dato de acceso al códice, me aclaró ¡para sorpresa mía! que su hijo, a quien yo imaginaba como estudiante universitario o investigador, era un niño que aún no cumplía 7 años de edad, llamado Ljubomir, y que apenas iniciaba la escuela elemental.

El interés de la criatura nació a partir de un libro sobre la mitología del mundo y fue Tláloc el que le llamó, en primer término, su atención, así como una planta de maíz. Los padres compraron al niño un facsimilar del Códice Borgia, en una edición económica, y de esta manera el niño comenzó a dibujar dioses, sacerdotes y escenas de estos documentos que aparecen en la BDMex.

El padre cree que lo que le interesó específicamente de una de las láminas del Códice Yanhuitlán fue el “diálogo” entre las culturas precristianas y cristianas, como es el caso de su propia familia que es católica y convive con personas de otras creencias religiosas.

Finalmente, en la víspera de Navidad, me llegó un mensaje conteniendo un regalo del niño (su dibujo) y fotografías del niño y de la familia.

RESEÑAS

Códice de Yanhuitlán (1520-1544), edición comentada y facsímil, Oaxaca, 2015, FAHHO, Biblioteca José María Lafragua de la BUAP-UABJO

A raíz del descubrimiento de tres hojas adicionales del famoso Códice de Yanhuitlán en la Ciudad de México, en 2007, varias personas se organizaron para procurar su regreso a la ciudad de Oaxaca, objetivo que se vio cumplido en 2013. A finales de 2014, las tres partes del códice, guardadas respectivamente en Puebla, Ciudad de México y Oaxaca, se reunieron por primera vez en más de tres siglos para su exposición en la Biblioteca Francisco de Burgoa, en la capital oaxaqueña. La importancia y fama de este documento –no hay libro sobre la historia de la Mixteca que no incluya una imagen tomada de este códice– ameritó una nueva edición del códice, la primera con todas las pinturas conocidas. El mes de julio saldrá finalmente el esperado estudio y facsímil en una hermosa edición costeada por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP) y la Universidad Autónoma Benito Juárez Oaxaca (UABJO). A través de sus páginas nos adentramos en la agitada vida de los señores mixtecos de Yanhuitlán durante las dos primeras décadas de la colonización, cuando el mundo Ñuudzavui pasó por grandes y dramáticos cambios. Uno de los protagonistas del documento parece ser el gobernante don Francisco Caltzin (llamado 9 Casa en el códice), quien entre 1544 y 1547 fue perseguido por la Inquisición al resistirse a ser evangelizado por parte de los frailes dominicos. Posiblemente por esta razón su hijo Gonzalo quedó excluido de la herencia del señorío, uno de los más ricos y poderosos de la Mixteca. Es posible que la manufactura del códice corresponda al conflicto sobre quién debió heredar. En una serie de imágenes de gran impacto, que fusionan elementos gráficos de la escritura mixteca con la gráfica renacentista española, sus pintores dejaron constancia de este fascinante y difícil episodio de la historia en que se plantaron las raíces del México actual.

Sebastián van Doesburg

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Taller Martín Pescador (1971- 2014), Anecdotario y bibliografía México-Oaxaca, Museo de Filatelia de Oaxaca, Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, 2014.

Con prosa amena e irónica, Juan Pascoe nos presenta una recopilación de anécdotas personales que narran su inicio y crecimiento en el arte de la impresión con prensa plana y tipografía móvil. De herencia gráfica desde su bisabuelo, Pascoe cuenta quiénes fueron sus maestros, cómo se creó el grupo de jóvenes poetas y artistas plásticos que dio origen a una serie de publicaciones realizadas en una pequeña imprenta ubicada en las calles del barrio de Mixcoac, en el Distrito Federal: la Imprenta Rascuache, que más tarde se convertiría en el Taller Martín Pescador y pronto emigraría a la exhacienda El Rosario, cerca de Tacámbaro en el estado de Michoacán.

Entre sones jarochos, rimas, bromas y poemas, el componedor de tipos nos cuenta el transcurrir de su vida entremezclada con las historias que hay detrás de cada publicación del Taller. Cada libro tiene su particularidad, su misterio y Juan los desentraña. Personajes importantes de la literatura como Octavio Paz, Efraín Huerta, Gabriel García Márquez, artistas plásticos como Francisco Toledo, Carla Ripley, Othón Téllez, Dionisio Pascoe y Artemio Rodríguez han pasado por sus prensas, también autores de las siguientes generaciones, ahora destacados escritores, como David Huerta, Francisco Segovia y Carmen Boullosa. Esa generación, que vivió sus mocedades en el Distrito Federal “antes de los Ejes Viales” –como diría Carmen Boullosa–, compartió además del vino, la jarana, la poesía, el amor por la tipografía, los papeles hechos a mano y los libros en tirajes pequeños.

Cuando alguien descubre las publicaciones del Taller Martín Pescador ya no puede mirar igual el resto de las publicaciones. Son características de su impresor la limpieza tipográfica, el armonioso diálogo de las cajas, los grabados y ornamentos que acompañan a los textos, el juego del color y el manejo del espacio entre letras, líneas y párrafos. Este libro es un recuento cronológico de los impresos salidos del Taller Martín Pescador. No sólo libros o documentos históricos sino tarjetas, invitaciones, ex libris, etiquetas, carteles y otros objetos que, por más pequeño que sea el acontecimiento que conmemoran, vale la pena guardar por su belleza. Se publicó justo cuando Juan Pascoe recibió el reconocimiento al Bibliófilo del año 2014, otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Mejor momento para celebrar, imposible.

Verónica Loera y Chávez

LOS TESOROS MUSICALES DE SOYALTEPEC: DOS DE LOS LIBROS MÁS HERMOSOS IMPRESOS EN LA NUEVA ESPAÑA

En el siglo XVI, la Nueva España requería de una imprenta para hacer libros. Así, a instancias del arzobispo fray Juan de Zumárraga y del virrey Antonio de Mendoza, llegó Juan Pablos, el primer impresor, en 1539. Cuando su negocio fue prosperando, contrató a un gran conocedor en la hechura de libros: Antonio de Espinosa, quien llegó de Sevilla en 1554. Desde su llegada, los impresos novohispanos se renovaron con un repertorio de letras redondas y cursivas, así como de hermosos grabados. Su llegada también marca el inicio de la impresión de música en la Nueva España: la primera obra con música, de 1556, salió de la imprenta de Juan Pablos, cuando ya Espinosa trabajaba ahí. Su arte elevó la impresión de música a grandes niveles, como consta de los hermosos tomos ahora por primera vez en el Centro Cultural de San Pablo, en una exposición realizada por Adabi de México, la comunidad de San Bartolo Soyaltepec y la Biblioteca fray Juan de Córdova: un Graduale Dominicale y un Graduale Sanctorale, dos libros que contienen compilaciones de cantos para la misa.

En 2013, un equipo de Adabi de México encontró un juego de estos rarísimos impresos mexicanos en la iglesia de San Bartolo Soyaltepec (‘en el cerro de la palma’), en la Mixteca Alta oaxaqueña. Yacían olvidados entre el polvo y la polilla en una vieja caja de una de las extintas cofradías. El Graduale Dominicale corresponde a la primera edición impresa por Antonio de Espinosa en 1565. El Graduale Sanctorale de 1579 —probablemente una segunda edición— es un sorprendente hallazgo bibliográfico, pues ¡es único en el mundo! Hasta ahora no se conocía un solo ejemplar y únicamente se sabía de su existencia por referencias secundarias. El ejemplar de Soyaltepec aún conserva la hoja 288 en la que está impreso el colofón en latín, cuya traducción al español es: ‘Termina el Gradual Santoral, ahora por primera vez de acuerdo a la norma, uso, modo y notas del canto de la Orden de los Predicadores, hecho en México en las casas de Pedro Ocharte 1579’. Para esta fecha, Espinosa ya estaba muerto. Una mirada al Graduale Sanctorale aquí expuesto demuestra que Ocharte compró el taller del finado Espinosa, se hizo de sus letras, grabados y sobre todo de los entrenados trabajadores, y produjo con ellos —bajo su nombre— el hermoso tomo aquí expuesto.

El Sanctorale resultó estar ricamente ilustrado con treinta grabados. Estas imágenes son una de sus características más interesantes. De los treinta que incluye, algunos eran hasta ahora desconocidos: la Resurrección de Lázaro, el que mostramos en la ilustración adjunta. Otro grupo de grabados de iconografía diversa da constancia de la circulación de las imágenes en los talleres de tres de los primeros impresores novohispanos: Antonio de Espinosa, Pedro Ocharte y Antonio Ricardo entre los años de 1576 a 1583. Aquí adjuntamos un ejemplo: La Coronación de la Virgen, que Antonio Ricardo usó en la obra de Alonso López, Summa y recopilacion de Chirvrgia, con vn arte para sangrar mvy vtil y prouechosa de 1578.

Estos libros perduraron por siglos y llegaron a nuestros días precisamente porque cantores mixtecos los cuidaban y apreciaban. Son a ellos y a los responsables de la iglesia de San Bartolo Soyaltepec a quienes agradecemos la preservación de estos tomos. Debido a la importancia de los libros, y gracias a la confianza en Adabi y en el Taller de Restauración FAHHO, el cabildo municipal autorizó su restauración.

Para celebrar tan sorprendente hallazgo y la labor de rescate de Adabi de México, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, a través de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova organizó una exposición con los libros y el día de la inauguración Ricardo Rodys, musicólogo de la FAHHO, dirigió un coro oaxaqueño especializado en canto gregoriano y escuchamos la música que se tocaba en las misas novohispanas del siglo XVI.

LIENZO DE TLAPILTEPEC: EL LEGADO DE ATONALTZIN

La heroica resistencia de Atonaltzin, el rey de Coixtlahuaca, a los ataques del poderío azteca hacia mediados del siglo XV es parte del imaginario histórico de Oaxaca. Aunque pocas personas conocen hoy en día los detalles de la historia, el personaje de Atonaltzin perdura en el nombre de calles, escuelas, taxis y un balneario en la región de Coixtlahuaca. ¿Quién era Atonaltzin y cómo llegó a tener tanta fama que su nombre aún suena cinco siglos y medio después de su muerte? La respuesta se encuentra en un espectacular documento pictográfico que desde 1919 se conserva en el Museo Real de Ontario, en la ciudad canadiense de Toronto.

La apuesta en la guerra contra Atonaltzin era alta, ya que la gran ciudad era la puerta hacia la ruta comercial por la cual se trataban productos tan codiciados como el oro, el cacao, el hule y las plumas de quetzal. De hecho, los cronistas aztecas posteriores reconocieron que la derrota de Atonaltzin les había abierto la puerta hacia la consolidación del imperio. Como demuestra el Lienzo de Tlapiltepec, Atonaltzin encabezaba un largo linaje de gobernantes que a lo largo de casi cuatro siglos habían forjado un formidable señorío en la cuenca de Coixtlahuaca. El documento registra los principales hechos históricos de este proceso y explica de qué manera la casa real de Coixtlahuaca logró expandir su poderío en el sur de Puebla y en el valle de Nochixtlán. Mediante secuencias temporales de gobernantes y recursos cartográficos, el documento narra las fundaciones, las guerras y los matrimonios políticos que moldearon esta historia desde el siglo XI hasta mediados del siglo XVI. Revela la convivencia de distintas casas gobernantes, representando poblaciones lingüísticas distintas (mixtecos, chocholtecos y nahuatl-hablantes), evidenciando el grado de complejidad sociopolítica en la región. De esta manera, el Lienzo de Tlapiltepec se convierte en nuestra mejor fuente para conocer la larga historia prehispánica de la cuenca de Coixtlahuaca y vislumbrar la formación de uno de los señoríos más poderosos que hubo en la Mixteca.

Sin embargo, desde que el documento salió de la comunidad en 1904, por la actuación dudosa de un abogadillo local, la población no tuvo ningún contacto con las personas e instituciones que conservaron el original y se enteró de manera parcial de los avances y logros en el estudio del singular documento. Se creó un caso de desvinculación cultural, tan típico en relación con las culturas mesoamericanas, donde el objeto y la comunidad quedaron separados. Por cierto, esto no tiene que ver con que el documento esté en el extranjero, ya que la misma situación prevalece con los museos nacionales de México.

El día 22 de mayo de 2015 las autoridades de la comunidad y el curador del lienzo original en el museo canadiense se encontraron por primera vez en una actividad organizada por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Al siguiente día se realizó una visita a la comunidad, precedida por un recorrido por algunos de los sitios antiguos de la cuenca de Coixtlahuaca, como San Miguel Tequixtepec y el complejo conventual de San Juan Bautista Coixtlahuaca, ambos representados en el lienzo. En la noche de este segundo día, se entregó una reproducción calcada al tamaño real (4 x 1.7 m.) del documento y una impresión de la restauración digital del documento llevada a cabo recientemente en el museo. Este último proceso, que involucró software de la NASA, permitió apreciar el documento con su colorido original, el cual se había perdido ya antes de que el documento llegara al museo en Toronto.

Las actividades en Oaxaca y Tlapiltepec lograron atraer un amplio público, pero la presentación en Tlapiltepec generó un rico, interesante e inspirador diálogo entre las personas de la comunidad, el personal del museo y los investigadores que asistieron. Con este acto se inicia un diálogo, cuyo objetivo es acercar a las partes, compartir el conocimiento acumulado durante las últimas décadas en la lectura del documento e intercambiar opiniones sobre el papel del patrimonio histórico-documental de las comunidades indígenas de Oaxaca.

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