Boletín FAHHO Digital No. 34 (Ene 2024)

XI Feria de la Agrodiversidad: aprender a través del juego

Diana Pascual

Oaxaca ocupa un sitio destacado a nivel nacional en agrobiodiversidad. Después de todo, 35 de las 64 variedades de maíz existentes en México pertenecen a esta entidad, lo que representa el 54 % de las razas reportadas en todo el país.1 Además, es una de las áreas vinculadas al origen y domesticación de diversas especies de importancia agrícola: calabaza, chile, maíz y frijol.

Un testimonio de esto se encuentra en San Pablo Villa de Mitla, donde se ubica Guilá Naquitz, una de las cuevas prehistóricas que recibieron, en 2010, la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

En esta cueva, se encontraron muestras de actividad agrícola experimental con calabaza y maíz. Fechaciones recientes permitieron estimar que la edad de los olotes descubiertos en Guilá Naquitz era de aproximadamente 6 229 años,2 lo que constituye uno de los restos más tempranos de plantas domesticadas descubiertos en el continente americano. Este hallazgo fue de suma importancia para comprender el origen de la agricultura y la domesticación de las plantas base de nuestra alimentación.

Con un trasfondo cultural e histórico tan importante y único como el de nuestro estado, es un compromiso constante sensibilizar sobre la importancia de conservar la riqueza genética de los alimentos, especialmente entre las niñas y los niños que heredarán este patrimonio.

En ese sentido, desde la inauguración de la tercera exposición didáctica infantil, “Un pueblo llamado Milpa”, el MIO ha diversificado sus actividades para que, mediante el juego, se difunda y transmita la valorización, así como el cuidado de nuestra riqueza natural.

En el marco de la XI Feria Estatal de Agrobiodiversidad, evento que reunió talleres, ponencias, exposiciones, actividades culturales y el reconocimiento a productoras y productores locales, al pie de las antiguas cuevas del Valle de Mitla, participamos en actividades que nos permitieron llegar a más niños y niñas.

“Guardianes de semillas” fue una actividad especialmente diseñada para esta ocasión. Esta consistió en explicar a niños, niñas y curiosos, las diferentes especies de semillas de maíz, frijol y calabaza que podemos encontrar en el muestrario de semillas del museo. A partir de la curiosidad, explicamos el proceso de germinado y crecimiento de cada una de ellas.

Nuestro objetivo con esta actividad fue que, partiendo del juego simbólico que representa la adopción de una semilla, los niños se comprometieran a cuidar la diversidad de maíces y otras especies que crecen en la milpa. ¡Cuántos “Guardianes” y amigos conocimos ese día!

Se trata de jugar. No basta con explicar qué es el maíz o por qué es importante. Es necesaria la creación de estrategias que acerquen y hagan disfrutable este momento de aprendizaje.

El juego es natural en la infancia. Desde correr o saltar, hasta desgranar el elote mientras contamos historias o hacemos tortillas de colores: todo puede ser un juego. Cuando los niños y niñas juegan, se vuelven protagonistas de su experiencia, dotan de sentido su realidad y, por ende, construyen su aprendizaje. Sigamos entendiendo el juego como el camino para construir aprendizajes. Cultivemos estas semillas.

1 Rendón Aguilar, B. (2015). Diversidad de maíz en la sierra sur de Oaxaca, México: conocimiento y manejo tradicional.

2 Vielle-Calzada, J. (2014). Geopantología en la cueva de San Marcos y su contribución al entendimiento del origen del maíz.


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