Veinte años de leer el mundo
Trabaja por lo que creas, pero elige tus batallas.
Ruth Bader Ginsburg
La posibilidad de cambios instantáneos y la indefinición de nuestro mundo, así como la creciente incertidumbre, son hechos que confirman la idea de que vivimos en una modernidad líquida.1 Liquidez que tiene que ver con el tránsito de una sociedad “sólida” (estable y repetitiva) a una “líquida” (flexible y voluble) en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo suficiente para solidificarse y no sirven de marco de referencia para los actos humanos.
La enorme red de comunicaciones construida sobre la Tierra acorta las distancias; los desplazamientos de los seres humanos, animales, plantas y mercancías se multiplican y realizan en menor tiempo; los acontecimientos son conocidos en el momento en que suceden, aunque se den en el otro extremo del planeta. Vivimos en esa aldea global2 donde la interacción económica, política, tecnológica, social y cultural lo abarca todo, y es impredecible en todas sus consecuencias.
Un virus nuevo, aparecido en un lugar del mundo es dispersado por infinidad de viajeros que, en el mismo día, contagian a los pobladores de países lejanos. La historia se acelera y nos obliga a encontrar soluciones en tiempo límite. Esa idea de “normalidad” en la que habíamos estado inmersos, sin mucho cuestionarla, enfrenta un parón de proporciones planetarias y nos obliga a repensar lo que hemos estado haciendo y lo que deberíamos hacer. Nos encontramos en un parteaguas de la historia.
Reflexionando sobre los veinte años cumplidos de un proyecto que permanece, se renueva y multiplica sus contribuciones a la sociedad, encuentro que uno de sus ejes podría formularse así: Aplicar la razón y la evidencia para el mayor bien común. Esta premisa se nutre de saberes y de ciencia, y los saberes y la ciencia se fijan en soportes físicos o digitales para conservarse y dispersar sus influencias. Como el Banco Mundial de Semillas, construido para proteger la riqueza y variedad vegetal y los cultivos de todo el planeta, así los libros y las bibliotecas son semillas que almacenan, conservan y diseminan estos conocimientos; son esas estructuras sólidas que nos resguardan de la evanescencia y por cuya conservación hay que luchar. Los saberes, los libros, los archivos y las bibliotecas son los que le dan solidez y aseguran la permanencia de las creaciones humanas, para que puedan ser aprovechadas por las nuevas generaciones.
La FAHHO tiene muy presente —incluso antes de concebirse como la Fundación que es hoy en día— que la preservación y difusión del conocimiento, a través de la cultura escrita, es piedra angular en la formación y desarrollo de las personas, las sociedades y las naciones.
Ofrecer la oportunidad para la recreación, enriquecer el conocimiento y la cultura de niños, jóvenes y adultos a través de la fundación de bibliotecas que ofrecen acceso amplio y gratuito a lo que se está produciendo, descubriendo y escribiendo en las diversas áreas de la ciencia, el arte y la cultura en general, pero también proteger, conservar y difundir lo que esa cultura ha producido con los esfuerzos de generaciones pasadas, para aprovechar esas improntas en la construcción del conocimiento contemporáneo, son preocupaciones permanentes de esta Fundación. Uno de los primeros aportes, en este sentido, toma forma al sumarse a múltiples esfuerzos por el rescate de las colecciones de libros de los siglos XV al XIX —incluyendo algunos incunables—, propiedad de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y que hoy forman parte de la Biblioteca Francisco de Burgoa, declarada por la UNESCO como “Memoria del Mundo”.
Producto de la voluntad y esfuerzo del coleccionista, del H. Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca y de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, ha sido la apertura, en 2003, de la Biblioteca Andrés Henestrosa que, una vez restaurado su edificio, recibe los cerca de cuarenta mil volúmenes reunidos a lo largo de ochenta años de vida del escritor y bibliófilo oaxaqueño, don Andrés Henestrosa, autor de Los hombres que dispersó la danza. Abierta al público de lunes a domingo, ofrece a la comunidad de estudiantes, investigadores y al público en general, sus colecciones de Literatura, Historia, Arte, Arqueología, Ciencias Sociales, Humanidades y un Fondo Reservado con impresos del siglo XVII al XIX. Resguarda también colecciones que provienen de distintos orígenes y que hoy suman más de cincuenta mil volúmenes. Resignificada su función, la Biblioteca se ha convertido en un foro público donde sociedad, grupos e individuos presentan sus creaciones, propuestas y exponen sus preocupaciones con miras a construir una sociedad cada vez más informada, tolerante, justa e incluyente. Literatura, ciencia, música, cinematografía, lingüística, arte, entre otras manifestaciones, tienen espacio en este recinto a través de conferencias, lecturas, talleres, conciertos, exposiciones, performances, proyecciones, festivales, etc.
La FAHHO ofrece, en este mismo recinto, su biblioteca especializada en urbanismo, albergada por la Casa de la Ciudad, fundada en 2004, enfocada en el estudio de la problemática urbana y empeñada en crear propuestas con la mirada puesta en una ciudad cada vez más humana, participativa y sustentable.
Con la intención de ofrecer oportunidades para la lectura y fomentar su hábito a partir de edades tempranas —desde bebés hasta adolescentes—, y partiendo de una perspectiva lúdica, al margen de presiones de horarios, programas y calendarios escolares toma forma el proyecto de la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, abierta en 2003 y ubicada en el Barrio de Xochimilco, en el centro de la ciudad y zonas conurbadas. Esta es la oportunidad de tener un primer contacto con los libros, en donde se involucra a los padres para ligar la experiencia también a los afectos y establecerla en la dinámica familiar. Desde la BS se busca formar el hábito de la lectura mediante el juego, tanto para la recreación, como para la adquisición de conocimiento, estableciendo enfoques hacia la ciencia, el arte, la igualdad de género, la tolerancia y el cuidado del medio ambiente; también a través de actividades, exposiciones, talleres, conciertos, presentaciones, funciones teatrales y proyecciones, saberes que serán de gran utilidad tanto en el desarrollo escolar como en la construcción de una personalidad documenta- da, curiosa, imaginativa y crítica.
A partir de la apertura de la BS, este recinto acoge en sus instalaciones, a petición de su fundador, Francisco Toledo, a la Biblioteca Jorge Luis Borges. Creada en 1996, pone a disposición de ciegos y débiles visuales libros y revistas en braille, audiolibros, cursos permanentes de lenguaje braille, talleres de integración escolar, de ábaco Cranmer, de movilidad, así como becas a estudiantes de escasos recursos en todos los niveles escolares.
Cubrir las necesidades de lectura, esparcimiento, estudio, etc., representa un reto de gran magnitud para una biblioteca, dada la amplia extensión geográfica de Oaxaca que hay que cubrir, así como el número de habitantes que hay en ella. Por ello, en 2008 se ponen en marcha las Bibliotecas Móviles Urbanas, dos de las cuales viajan a veintiocho comunidades conurbadas de la capital que no cuentan con el servicio de biblioteca, ofreciendo actividades de animación a la lectura, juegos, talleres, préstamo de libros a domicilio, conciertos, proyecciones, etc.
Por otro lado, la Casa de la Cacica es un extraordinario monumento del siglo XVI que fusiona elementos arquitectónicos del mixteco postclásico y español renacentista. Fue restaurado por la FAHHO, el INAH y el Ayuntamiento de Teposcolula y alberga, desde 2013, a la BS Casa de la Cacica, en San Pedro y San Pablo Teposcolula. Proyecta la misma propuesta de la sede principal de la BS: fomento de la lectura entre niños, jóvenes y adultos. Aquí también tienen lugar manifestaciones del arte, la ciencia y la cultura, incorporando a sus propuestas los saberes de la comunidad a través de talleres de lengua y pelota mixteca, entre otros.
En el año 2017 vimos realizados dos grandes proyectos: la finalización de la restauración de la Antigua Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur, emprendida por el Gobierno Federal, el Gobierno Municipal y la FAHHO, en la que se instala y abre sus puertas el Museo Infantil de Oaxaca (MIO). Este museo tiene como objetivo proveer de un sitio para la recreación, la educación, la cultura y el cuidado del medio ambiente y de los animales a través de talleres, juegos, exposiciones, proyecciones y múltiples actividades. Aquí mismo se abre un espacio para la BS Ferrocarril, que ofrece sus colecciones y actividades a niños, jóvenes y adultos en la misma línea de su sede principal.
Durante este año también se abrió el Archivo General del Estado, albergado en una magna obra arquitectónica, pensada con el alto grado de especialidad requerido para custodiar, organizar, estudiar y difundir la gran riqueza de los archivos históricos de la ciudad de Oaxaca. Se encuentra ubicado al poniente de la ciudad, en una zona conocida como la Ciudad de las Canteras, cuenta con un gran centro y jardín recreativo, y es enriquecido con la instalación de una nueva rama de la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca.
En el año 2018 abre sus puertas el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, en el Parque Fundidora de Monterrey, en el que se instala también otra sede de la BS Biblioteca Infantil, y en la que se incluye la Colección Juan Vené de libros sobre beisbol.
Pero, afortunadamente, estas no son todas las bibliotecas a las que se ha contribuido para su apertura y funcionamiento. Hay diversas bibliotecas que son iniciativa de organizaciones y comunidades a las que la Fundación se suma por medio de donaciones de libros, muebles, equipo y actividades.
La pandemia nos ha obligado a cerrar las bibliotecas para contribuir, mediante el confinamiento, a evitar propagación del COVID-19, desalentando las reuniones de personas, mientras los científicos y médicos encuentran una solución. Entre tanto, trabajamos a puerta cerrada, manteniendo la comunicación con nuestros lectores echando mano de las redes sociales y replanteándonos la forma de nuestras propuestas, usando la tecnología para la interacción virtual. Obligados por las circunstancias, hemos recalibrado: dedicamos más tiempo a la organización y protección de las colecciones bibliográficas y preparamos contenidos educativos para apoyar a niños y jóvenes en su formación escolar. Tenemos también ese otro gran pendiente al que hay que abordar y concienciar a los niños y jóvenes para que también se sumen: el cuidado del medio ambiente. Afortunadamente, estamos aquí.
(1) Bauman, Zygmunt, Modernidad líquida, México, Fondo de Cultura Económica, 2000.
(2) McLuhan, Marshall, La aldea global, Barcelona, Gedisa, 2015