Boletín FAHHO Digital No. 36 (Mar 2024)

Un sueño cumplido

Francisco F. Padilla
Fotografías: Acervo del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano

Durante 34 años laboré en Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma y uno de mis sueños al momento de jubilarme era ser director del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.

Afortunadamente, el sueño se hizo realidad gracias a la recomendación de Edmundo Rodarte Valdés, director de Relaciones Institucionales de la empresa cervecera —que ya en ese momento se llamaba Heineken México—, así como a Plinio Escalante Bolio, entonces presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, quien tenía la encomienda de conseguir a la persona para dirigir el Salón de la Fama y así dar continuidad a la importante institución. Por supuesto, también tengo que agradecer a don Alfredo Harp Helú, quien tuvo a bien confiar en mí para hacerme cargo de la administración del nuevo recinto.

Eso aconteció el 29 de junio del 2013, tiempo en que cerrara sus puertas el Recinto de Inmortales ubicado en los jardines de la empresa cervecera y comenzara a configurarse la nueva historia del Salón de la Fama.

Han pasado más de diez años desde entonces, tiempo en el que hemos estado inmersos en infinidad de situaciones. Desde aquella primera foto tomada en septiembre del 2013, cundo hicimos el primer recorrido por el terreno al lado de Plinio Escalante, Daniel López Salgado —arquitecto responsable del diseño arquitectónico y del proyecto—, Horacio Ibarra Álvarez —quien se convertiría en el historiador del sagrado recinto— y autoridades del Parque Fundidora, quienes nos acompañaron para recorrer el terreno ofrecido y platicar sobre lo que significaría esta obra tan importante.

Ese fue el inicio de las negociaciones o acuerdos para la construcción del Salón de la Fama, que en la actualidad es motivo de orgullo nacional dadas sus características y lo imponente de su arquitectura, que lo han convertido en una obra icónica del beisbol mexicano.

En mi mente aflora el recuerdo de aquellas visitas que se hicieran al lugar donde actualmente se erige la magnífica construcción, las cuales fueron al lado de Plinio, luego, de Lorenzo Peón Escalante como consejero delegado del proyecto, el Ing. José Maiz García, presidente de la Constructora Maiz Mier que se encargó de erigir la obra, y el arquitecto Daniel López Salgado, encargado del proyecto. Es un recorrido cronológico mental que me satisface y me llena de orgullo.

Desde entonces hemos tenido el privilegio de vivir grandes experiencias en este gran proyecto, como cada una de las etapas de la construcción: por ejemplo, la excavación del subsuelo para romper las montañas petrificadas que se formaron por la acumulación de la escoria de fierro, subproducto de la elaboración del acero en la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey empresa pionera impulsora del desarrollo industrial de México ubicada en los terrenos del ahora Parque Fundidora.

Con la observación de esa escoria de fierro petrificada de tonalidades y formas impactantes, nos nació la idea —la propuse y se aceptó— de elaborar con este material la escultura del Pitcher de Hierro, ubicada junto a la entrada del Salón de la Fama, como un homenaje que hace este deporte a la historia de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.

Otra gran vivencia fue cuando tuve en mis manos piezas pertenecientes al inmortal Epitacio la Mala Torres, gran ídolo de mis padres. Siendo yo un niño, ellos me platicaban de sus hazañas, de su tremendo brazo, de sus tiros desde el fondo del jardín derecho que ponían out en tercera base o en home a los corredores que trataban de ganar una base extra. Recuerdo que me emocioné al palpar el guante, al tocar el bate, el uniforme y los trofeos del gran ídolo de Monterrey. Eso fue algo que me conmovió muchísimo, ya que vino a mí el recuerdo de mis padres, quienes me transmitieron su amor por el beisbol con mucho cariño.

Otra de mis grandes experiencias ha sido la oportunidad de conocer personalmente a grandes jugadores inmortales del beisbol mexicano, a los cuales vi jugar y admiré siendo un niño; ahora tengo el privilegio de contar con la amistad de Alfredo el Zurdo Ortiz, Ronnie Camacho, Moi Camacho, Felipe Clipper Montemayor, José Peluche Peña, Pedro Charrascas Ramírez y Rudy Sandoval. También con William Berzunza, Marcelo Juárez y Jaime Corella, quienes se nos adelantaron recientemente.

De igual manera puedo añadir la gran experiencia de conversar con todos los inmortales en nuestro programa Pláticas de Beisbol, transmitido semanalmente en vivo por las redes sociales del Salón de la Fama.

Disfruto al recordar mis vivencias en las tres Ceremonias de Entronización (2019, 2022 y 2023), donde compartimos momentos agradables y emotivos con grandes personajes del beisbol mexicano como Fernando Valenzuela, Daniel Fernández, Vinicio Castilla, Matías Carrillo, Isidro Márquez y en la más reciente con Luis Arredondo, Roberto Vizcarra, Juan Gabriel Castro y don Alfredo Harp Helú, el pasado mes de noviembre.

Quiero agradecer primeramente a Dios por permitirme el privilegio de vivir mi sueño, luego a todo el equipo de trabajo del Salón de la Fama por su compromiso, entusiasmo y apoyo en este gran proyecto. Mi eterno agradecimiento a las personas que me apoyaron para cumplir este sueño, a mi amigo Edmundo Rodarte, quien me recomendó con Plinio Escalante; al mismo Plinio, por creer en mí y darme su confianza; a Lorenzo Peón por su guía durante la construcción del Salón de la Fama y por su amistad; a José Ortiz Izquierdo, por su ayuda y orientación en el arranque de la operación del Salón; al Lic. Carlos Levy Covarrubias por su confianza y liderazgo.

Y, de manera muy especial, a don Alfredo Harp Helú, por darme la oportunidad de realizar mi sueño de dirigir el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.

¡¡Muchas gracias a todos por su compromiso ahora y siempre!!


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