Un Borrego inmortal
Pido permiso, señores
para un corrido cantar.
Es para un gran pelotero
del beisbol profesional.
Sus amigos lo apodaron
el Borrego Sandoval
La anterior es apenas una estrofa del corrido del Borrego Sandoval, compuesto por los Maxximos de Sinaloa, y que retoma la vigencia que tuvo hace una década cuando fue lanzado. Símbolo de los Diablos Rojos del México y figura indiscutible de la historia del beisbol mexicano, José Luis Sandoval Rodríguez alcanzó la eternidad el pasado 10 de noviembre, cuando el Salón de la Fama lo recibió como uno de sus miembros predilectos.
El ingreso del originario de La Bajada de San Miguel, Sinaloa, fue para la familia del Rey de los Deportes lo que se conoce como un strike cantado, es decir, un acontecimiento que a nadie tomó por sorpresa, excepto al propio Borrego, quien cumplió con todos los requisitos en su primer intento para alcanzar la llamada inmortalidad. Todavía recordamos cuando recibió la noticia de su ingreso, en los momentos más inciertos de la pandemia, mientras dirigía al equipo que llevó su nombre en la Copa Juntos por México. Aquello fue una fiesta que logró que salieran de nuestras mentes aquellos días tan terriblemente complicados.
Sin embargo, el proceso de selección y las grandes figuras que participaron en la votación del 2020 no fueron el principal motivo para que el legendario short stop de la Pandilla Roja pusiera en duda lo que hoy es una realidad; comenzaba el nuevo siglo cuando el primer capitán oficial del México se preguntaba si su carrera contaba con los blasones suficientes para codearse con los menos de trescientos personajes más importantes de todos los tiempos de la pelota nacional.
Con el nacimiento del Foro Sol como sede del beisbol en la Ciudad de México era muy común referirse a Sandoval como el mejor jugador de su posición en ese tiempo y, para muchos, de toda la historia. Estamos hablando de un pelotero que revolucionó el prototipo de un campo corto, combinando una defensiva fuera de serie con una ofensiva nunca vista: un auténtico fenómeno. Es por eso que, ante la mirada de aficionados, compañeros y especialistas, esa duda sobre su futuro en el Salón de la Fama no tenía sentido, aunque hoy nos dice mucho de la personalidad del nuevo inmortal: temperamento arrollador en el Diamante y humildad notable fuera del terreno de juego.
Hombre de familia y atleta de tiempo completo, el Borrego Sandoval completa un círculo envidiable y realmente incomparable. Su selección es de esas que no requieren de una hoja con estadísticas para justificar el homenaje más alto al que aspira un miembro de la familia del beisbol.
Para quienes lo vieron jugar, sus cuadrangulares a la hora cero están por encima de los más de 200 que conectó con los Diablos; sus lances de alarido no se pueden comparar con su récord de doble plays en una temporada; sus cinco campeonatos no son superados por los 21 Juegos de Estrellas a los que fue convocado y, aunque es el short stop con más juegos en la historia de la Liga Mexicana, esos 2219 encuentros se quedan cortos cuando miramos el número 3 que nadie más volverá a usar en la franela roja.
Y como reza el corrido de aquel niño que jugó por primera vez a los ocho años y no sabía que existía el deporte profesional:
Partió con mil ilusiones
cuando se fue a jugar.
No importa que vaya lejos,
si es con tal de triunfar.
Quiero jugar con los grandes
eso dijo al marchar