Trevor Bauer, un agente de cambio
Durante la pretemporada del 2024, el tercer cañonazo de los Diablos Rojos del México fue la contratación del espectacular lanzador Trevor Bauer, quien apenas en 2020 se hizo acreedor del Trofeo Cy Young de la Liga Nacional, reconocimiento que se entrega a los mejores lanzadores de cada circuito de las Grandes Ligas.
Después un año en el poderoso beisbol de Japón, el equipo escarlata logró convencerlo para jugar en la pelota mexicana y con ello buscar un potencial regreso a las Ligas Mayores.
Los Rojos atraparon toda la atención del beisbol nacional cuando notificaron la firma del estelar lanzador californiano, muy pocos días después de confirmar que recibirían a los Yanquis de Nueva York como parte de su preparación para la campaña del 2024, además de firmar el convenio con el legendario bateador dominicano Robinson Canó.
Que Trevor Bauer forme parte de los Diablos Rojos ha significado un cambio importante en usos y costumbres para la organización, que van desde su trato como súper estrella hasta la manera de asimilar lo que expresa en sus redes sociales, que en cuestión de minutos influye en los temas de conversación sobre el deporte rey en México y en diferentes partes del mundo.
El autollamado @BauerOutage, o Corto Circuito, es un personaje extremadamente sencillo, pero siempre lleno de enigmas, al grado que desde su llegada levantó la mano para enfrentar a los Bombarderos del Bronx, al mismo tiempo que anunciaba que el compromiso con el equipo escarlata se encontraba sujeto a cinco apariciones de temporada regular, a reserva de emigrar a un mayor nivel.
Si bien es cierto que sus primeras dos actuaciones no resultaron algo fuera de lo normal, a partir de su tercera salida, segunda en temporada regular, Trevor Bauer comenzó a mostrar su verdadero potencial, que al momento de redactar esta nota lo coloca como una real esperanza de que los Diablos vuelvan a contar con un ganador de la Triple Corona de picheo, con un récord de siete juegos ganados y ninguno perdido, 1.53 en promedio de carreras limpias admitidas por cada nueve innings lanzados y 76 oponentes ponchados o “sentenciados por su espada”, como él mismo diría. Hasta ahora, Panchillo Ramírez es el único lanzador escarlata que ha conquistado la triple gema, y eso sucedió en 1956.
Al margen de sus números, Bauer ha logrado lo impensable para un jugador de la Pandilla Roja; aficionados opuestos y fuera de la Ciudad de México lo han ovacionado al final de su trabajo, asimismo han apresurado su llegada a los estadios con la única intención de observarlo mientras se prepara para cada salida. Imágenes como esa únicamente pueden ser comparadas con los tumultos generados por Fernando Valenzuela cuando volvió a nuestro país después de sus años de gloria en las Grandes Ligas, o cuando la afición veracruzana acudió a recibir a Martín Dihigo al barco que lo transportó desde Cuba al puerto jarocho en la década de 1930.
Antes de llegar a la mitad de la temporada, Trevor Bauer se dio tiempo para garantizar su paso por el beisbol mexicano al ponchar a nueve bateadores de manera consecutiva y empatar la marca de la LMB. Además, se ha quedado a un “chocolate” de igualar la cifra máxima del club rojo, que es de quince, implantada hace cinco décadas por Enrique Romo.
Para nadie fue una sorpresa su participación en el Juego de Estrellas de Veracruz como pícher abridor, convirtiéndose apenas en el segundo pelotero en la historia que es convocado a un encuentro estelar en las Ligas Mayores, en Japón y en la Liga Mexicana, igualando al bateador dominicano Julio Franco.
Transmitir o reseñar un juego de Bauer es lo más parecido a regresar a un salón de clases, con todo tipo de documentos a la mano para registrar algún hecho inédito o fuera de lo común.
Ante los inquietantes rumores de que dejará a los Diablos Rojos, el club ha llegado a anunciar por adelantado hasta cuatro salidas confirmadas de sus presentaciones para que los aficionados puedan apartar fechas y no se pierdan la oportunidad de ver a un auténtico lanzador de liga grande en plenitud de facultades, cuya presencia será recordada durante mucho tiempo en el beisbol mexicano.