Trabajar con amor…
…Es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa… (Kahlil Gibran, El Profeta, 1923). Quisimos comenzar con esta reflexión porque la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México han manifestado, en repetidas ocasiones, que el trabajo que realizan es con amor, pasión, dedicación y entrega por y para México.
Esta labor tan loable se extiende hasta Líbano, por lo que queremos compartir esta inusitada y extraordinaria oportunidad de contribuir a la conservación de la memoria del patrimonio universal de Kahlil Gibran (1883-1931), filósofo, poeta, escritor, pintor y escultor libanés.
En la ciudad natal del poeta, Bsharri, dos restauradoras de Adabi de México, Alejandra Mejía y Roxana Govea, tuvimos el honor de asistir, del 17 de septiembre al 12 de octubre del presente año, al Gibran Museum para realizar una serie de actividades con el fin de mejorar las condiciones de conservación de las colecciones del museo.
En primer lugar, llevamos a cabo actividades de diagnóstico de la colección, que cuenta con más de 400 obras –óleos, acuarelas y grafitos– de su biblioteca personal y su archivo. En el caso de las pinturas de óleo, el principal problema era la acumulación de polvo en los marcos, ya que éste fomenta su resequedad. En el caso de las acuarelas y los grafitos, los problemas del deterioro estaban ocasionados por la presencia de diferentes microorganismos y el uso de cintas adhesivas empleadas en los montajes.
Hablamos sobre el diagnóstico con los miembros del Comité Nacional Gibran y con el director del Museo, Joseph Geagea, y propusimos dos capacitaciones. La primera estaría encaminada a fomentar la limpieza de los marcos de las obras con el personal del museo, que habría de ser seleccionado por su habilidad manual, compromiso y valoración de las obras. La segunda estaría enfocada hacia las tareas de limpieza y organización de la biblioteca personal de Gibran. Para esta última, la decisión fue invitar a un grupo de jóvenes de la localidad responsables de bibliotecas o involucrados en la cultura, la música y las artes de Bsharri. Una vez cerrado el museo, se efectuó la primera clase práctica de limpieza con Joseph Geagea, Sofía Geagea y Edmon. Logramos el 50% de limpieza en la sala, mientras que en la segunda, con un grupo de diez personas, el resultado fue una evidente mejora: la limpieza y organización de 700 libros.
Durante estas actividades, los trabajadores y visitantes del museo mostraron continuamente gratitud por el trabajo realizado, y una preocupación por la conservación de su colección. La comunidad de Bsharri manifestó que encontraba en el museo un espacio de paz y de abrigo, por lo que era un honor haber contribuido para que las obras se conservaran y continuaran expresando estos sentimientos, así como la importancia de haber involucrado a la comunidad con tareas básicas para su preservación. Tras terminar estas tareas y mostrar el profesionalismo y la experiencia, nos dieron el privilegio y la confianza de poder abrir algunos de los retratos de Kahalil Gibran realizados en carboncillo sobre papel, y que fueron elaborados en su época de estudios en París. Elegimos aquellos que por sus deterioros su atención fuera más urgente, pues de no realizarlos la pérdida de la imagen sería mayor.
En la sala XVI instalamos un pequeño taller para realizar tareas de desinfección, limpieza, estabilización estructural, eliminación de cintas adhesivas y montajes. Restauramos cinco obras con el ingenio mexicano que nos caracteriza. Con cuentahílos y bisturí realizamos actividades minuciosas que muy difícilmente se observarán a simple vista, pero que son ampliamente benéficas para la obra. Mientras lo hacíamos, nos sentimos plenas.
Cuando observamos los colores de las montañas a nuestro alrededor, que cambian cada segundo y la niebla permite ver un paisaje distinto, rodeadas de los óleos y pinturas de este gran artista, reconocimos la belleza y el espíritu del Valle Santo, de la naturaleza y del color. Así es Bsharri, el lugar en el cual Kahlil Gibran decidió que permanecieran sus restos. Así, con esta maravilla de montañas, una tarde nos internamos en este Valle donde respiramos la historia de la región desde el neolítico hasta nuestros días, para llegar, tras una caminata, al Monasterio Notre-Dame de Qannoubine a realizar un diagnóstico de los frescos que en él se pintaron.
Los lunes que permanecía cerrado el museo, sin salir de este paisaje ni de estas montañas, aprovechamos para ir al Monasterio de Koshaya, y realizar el diagnóstico general del museo que ahí se encuentra. De forma minuciosa revisamos los libros impresos por la primera imprenta de Líbano y de Medio Oriente, encontramos que los problemas principales eran de estabilización estructural y presencia de cintas adhesivas. Durante el desarrollo del trabajo, recibimos la visita de miembros del monasterio, quienes contribuyeron a la identificación de los libros y brindaron una hermosa interpretación de un canto litúrgico en árabe, lo cual manifiesta el significado y la vida de los cantos cuando estaban en uso, así como el valor que tienen para sus custodios. Como una aportación más de Adabi, evaluamos el estado de las pinturas, principalmente las de óleo.
Queremos compartir a los lectores de este boletín que estuvimos inmersas en una localidad donde la cultura está cimentada en la importancia de la familia y el apoyo a la comunidad, por lo que todos se conocen, se respetan y se quieren. Por esta razón, el trato se vuelve muy cordial. Cada persona en la calle puede ofrecerte sonrisas y apoyo, te identifican y agradecen. Bendecimos el momento de ser elegidas como integrantes de la Fundación Alfredo Harp Helú para ser parte de tan enriquecedora experiencia que nos hizo vivir en Bsharri.
La siguiente frase es de Khalil Gibran: “Amar a la vida a través del trabajo es intimar con el más recóndito secreto de la vida” (Kahlil Gibran, El Profeta, 1923).