Todo cambia
Ningún hombre puede
cruzar el mismo río dos veces.
Heráclito
La naturaleza nos ha enseñado que todo cambia, y el aceptar y estudiar el cambio es la base del profesional en conservación. Al mirar al pasado podemos observar cómo Adabi no es el mismo, ni tampoco la Coordinación de Conservación, Restauración y Encuadernación, los colaboradores, el taller y las oficinas. De 2011 a la fecha ha habido un flujo constante de retos, metas y objetivos, de los cuales la pequeña parte que representa el Centro de Conservación de Adabi, se materializaron en la atención de 283 proyectos. Así como en la Naturaleza nada es permanente, de igual forma los proyectos son únicos, aunque a simple vista parezcan similares.
No obstante, la conducción, guía, enseñanza y respaldo de la doctora Stella González Cicero durante estos años nos han permitido mantener una filosofía y metodología que consiste en observar y detectar los cambios, como un cazador que ve a su presa; entender las causas profundas, como una gota de agua al filtrarse a través de la tierra, y proponer mejoras de conservación, considerando siempre al especialista que emite un juicio crítico como resultado de un análisis profundo, algo que se observa tan sencillo como un amanecer después de una tormenta. Naturalmente, esta dedicación, experiencia y conocimiento en la decisión y ejecución de cada proceso de conservación y restauración es como ver la cosecha en lo que antes eran suelos pedregosos y arenosos.
En resumen, sería soberbio decir que dos proyectos se hacen de la misma manera o que se llevan a cabo procesos similares de restauración. Se trata de un trabajo constante, en el que la Dra. Stella nos ha inculcado el esfuerzo para ser mejores en la tarea que tenemos asignada; buscando mejores formas de hacerlo, realizando mejoras continuas, entendidas como una práctica de la gestión de empresas y la administración, en la que se analizan y revisan los procesos para realizar adecuaciones que minimicen errores; siendo más eficaces y teniendo un mejor rendimiento, pero sin olvidar nuestra función principal: la conservación. No se trata de producir más, sino de conservar mejor para las generaciones futuras, de formar el mejor equipo, de ser cada uno un mejor conservador; por ello hemos progresado, porque nos hemos superado a nosotros mismos; esta última cualidad ha sido una característica del personal que ha laborado en esta coordinación, al cual le agradezco cada instante en que hemos compartido y crecido, porque así hemos atendido 96767 bienes culturales con los que hicimos lo mejor que en su momento pudimos. Hemos crecido, y cuando ya estamos seguros de que ha sido el mejor proceder, estamos listos para el siguiente objeto, para el que elegimos, nuevamente, hacer lo mejor y esto nos ha ayudado a establecer lecciones aprendidas y aportaciones que beneficiarán a los bienes por conservar.