Testimonios de la Hacienda Buenavista de los padres betlemitas
Dentro de los muchos tesoros que resguarda la Biblioteca Francisco de Burgoa, se encuentra un expediente valioso relativo a una hacienda denominada Buenavista1. Está conformado por varios cuadernillos, de los que 25 aparecen numerados consecutivamente mientras que el resto no lo están. Todos ellos fueron cocidos dando forma a un libro. Es probable que debido a la manipulación de los documentos por los constantes litigios en los que estuvieron involucrados los diferentes dueños de la propiedad, ya no fueron integrados de manera ordenada, ya que su numeración aparece intercalada. El total de fojas que lo conforma es de setecientas doce.
Los betlemitas eran una hermandad de la congregación de los hermanos de Belén que nació en la capitanía de Guatemala a mediados del siglo XVIII. Su nombre, al inicio, era conocido como Compañía de los hermanos betlemitas de los hospitales de los pobres convalecientes en las indias occidentales.2 Fue gracias a los donativos de benefactores acaudalados y sus herencias que se vio beneficiado el crecimiento de esta orden en Nueva España. Se establecieron en Oaxaca en 1685 aproximadamente. Entre los servicios que prestaron a la comunidad estuvo el hospitalario para enfermos convalecientes y la enseñanza de primeras letras. Para el financiamiento del complejo de los hermanos de Belén en dicha ciudad, entre otros ingresos, les fue de gran ayuda la hacienda de Santo Domingo Buenavista, sobre todo para el sostenimiento del Hospital de Nuestra Señora de Guadalupe que tenían a su cargo.3
En el documento que se describe en el cuadernillo núm. 20 se encuentra una escritura de compraventa fechada el 6 de noviembre de 1738, donde se reconocen como propietarios de la hacienda a los betlemitas, pero el legajo también incluye documentación antecedente de los primeros dueños de la propiedad. El primero de los nombres que se registran se remonta al año 1538, que, mediante una real provisión como título, designaba a don Manuel Zepeda Medinillas como dueño. El 18 de junio de 1601 la adquirió el canónigo Cristóbal de Rojas Maldonado. Cabe mencionar que durante este periodo se fueron adquiriendo otras caballerías de tierra, así como licencias para estancias de ganado menor, como se describe en el cuadernillo 4, el cual consiste en un testimonio del título y cuenta de la estancia de ganado menor llamada Sobaguiá, vendida por don Gaspar Calderón a Andrés de la Sierra el 26 de enero de 1620. Por otro lado, el cuadernillo 11 trata de mandamientos de repartimiento de indios para el servicio de las estancias. El número 13 es una petición y proveimiento contra los indios de Tlacochahuaya y otros tantos simples de peticiones sobre juicios de tierras y pleito con los indios.
Después que los padres betlemitas adquirieron la hacienda en 1738, realizaron gestiones ante la real audiencia de la Nueva España, mismas que quedaron asentadas en los cuadernillos; por ejemplo, el número 21 es una real provisión despachada el 21 de octubre de 1740 para amojonamiento y deslinde de las tierras de la hacienda. El motivo de esto, probablemente, debió ser por un pleito con los naturales del pueblo de Tlacochahuaya. Dentro de los cuadernillos sin numerar se encuentra una probanza de información de los padres motivada por un reclamo de tierra perteneciente a estos y requerida por el mencionado pueblo. Otros pueblos que se refieren en el documento y con quienes también tuvieron conflicto los religiosos y anteriores propietarios son Macuilzochil, San Juan Guelavía y Teotitlán del Valle.
Pese a todos estos datos, no pude encontrar información sobre la localización exacta de esta hacienda, pero tomando como referencia los pueblos mencionados podemos suponer que la propiedad se localizaba entre estos, enclavados en el Valle de Tlacolula. En un mapa del AGN publicado en el libro Pueblos en movimiento, conflicto y poder en el Valle de Tlacolula,4 aparece la siguiente anotación: “en este rumbo siguen pleito con los p.p. betlemitas”, la cual quedó registrada en el plano, entre el barrio de San Sebastián y el pueblo San Jerónimo, ambos pertenecientes a Tlacochahuaya.
Este documento puede ser de gran utilidad para todos aquellos interesados en el estudio de las haciendas, ya que, mediante un análisis serio y profundo, podría aportar datos relevantes para continuar enriqueciendo la historiografía regional de Oaxaca.
1 Colección documental de la Biblioteca Francisco de Burgoa, Sección Gobierno, Serie Religiosos, Subserie Betlemitas.
2 Patiño Chávez, María Monserrat, Historia bethlehemitica 1723, análisis historiográfico, Universidad Iberoamericana, 1981, p. 279, [Consultado en línea 27/10/2023] disponible en: https://ri.ibero.mx/bitstream/handle/ibero/2487/016855s.pdf?sequence=1&isAllowed=y
3 Taylor, W. B., “Haciendas coloniales en el valle de Oaxaca”, Historia Mexicana, 23(2), 1973, pp. 284– 329, [Consultado en línea 27/10/2023] disponible en: https://historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/article/view/2959; Muriel, Josefina, Hospitales de la Nueva España. Tomo II, Fundaciones de los siglos XVII Y XVIII, México, UNAM, 1991, p. 444, [Consultado en línea 27/10/2023] disponible en: https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/hospitales/hne_t2.html O´ Gorman, Edmundo, “Crónica mexicana de los religiosos hospitalarios betlemitas escrita por un hermano del instituto por los años 1688-1689. (Fragmento)”, Boletín del AGN, México, 3(31), 1986, pp. 79-80; [Consultado en línea 27/10/2023] disponible en: https://bagn.archivos.gob.mx/index.php/legajos/article/view/1562
4 Cruz López, Beatriz, Pueblos en movimiento, conflicto y poder en el Valle de Tlacolula, Oaxaca, durante la época colonial, Zamora, Michoacán, Colegio de Michoacán, 2012, p. 54.