Boletín FAHHO Digital No. 46 (Ene 2025)

Si el MIO fuera a la primaria

Arturo Saavedra
Representación de Anoche soñamos con Teozintle. Fotografía: Acervo del Museo Infantil de Oaxaca

Si el Museo Infantil de Oaxaca fuera a la primaria, estaría por terminar el segundo grado. Es un poco extraño pensarlo de ese modo, finalmente, para un museo, siete años de vida no suenan como la gran cosa. Sin embargo, todos saben que el tiempo pasa distinto en la niñez. Durante la infancia los años parecen eternos, los problemas se sienten monstruosos y los descubrimientos tienen el poder de cambiarlo todo. Un instante —triste o alegre, pero imperceptible para quienes hemos dejado la infancia atrás— puede quedarse grabado en la memoria y transformar sin aviso la identidad, estima o concepto que una persona tendrá de sí durante muchos años, a veces, incluso, por el resto de su vida.

Esa es la razón por la cual los adultos que trabajamos en el MIO cuidamos con tanto esmero lo que nuestros visitantes viven tras cruzar el umbral de la antigua estación del ferrocarril. Sabemos, después de todo, que cada visita al Museo es importantísima, pues representa la irrepetible oportunidad de un recuerdo feliz y un aprendizaje crucial. También comprendemos que la vida adulta no siempre resulta fácil, por eso agradecemos el esfuerzo que cada mamá, papá, abuela y abuelo dedica para llevar a sus niños a nuestras actividades. Es un voto de confianza que nunca daremos por sentado.

Este séptimo año del MIO estuvo colmado de proyectos. Tuvimos un comienzo intenso con la publicación del libro ilustrado Anoche soñamos con Teocintle. Esta obra llegó en 2024 a 2859 lectores, quienes han acompañado a Nisa, Elote, Frijol y Mili Calabaza en su búsqueda del origen de la milpa. La presentación de este libro, con una divertida obra de teatro y canciones originales escritas por sus autoras, fue una gran fiesta que recordaremos por muchos años más.

La exposición didáctica “Un pueblo llamado Milpa” también nos llevó a zambullirnos en la agricultura y la cocina tradicional de Oaxaca, las dos raíces de las que brota nuestra cultura. Manos pequeñas sembraron, desyerbaron, regaron y cosecharon.

Aprendieron a preparar el nixtamal, a moler en metate y a cocinar. Se descubrieron capaces de hacer tortillas, atole, tamales, queso, chilate, esquites, tejate, tlayudas, tacos, memelas, chileatole, garnachas, tascalate, tejuino, dulce de calabaza, pinole, tetelas, mermeladas, nicuatole, salsas picantes, piedrazos, aguas frescas, ates, chapulines, molotes, quesadillas, palomitas, buñuelos, alegrías, nieves de garrafa, pan de muerto y panqué de elote. También viajaron por el mundo y aprendieron que nuestro preciado maíz sirve en otras latitudes para hacer arepas, mazamorra, ugali, agidi jollof, alivenci, mamaliga y maja blanca.

Fotografía: Acervo del Museo Infantil de Oaxaca

Por otro lado, como creemos que la comunidad se fortalece en el gozo, nos la pasamos de fiesta en fiesta. Tuvimos bailes, rodadas, días de campo, excursiones, comparsas, posadas, festivales, conciertos, obras de teatro, proyecciones de cine y funciones de lucha libre. La fiesta es, sin lugar a dudas, uno de nuestros más poderosos recursos didácticos. Es la vía que usamos para poner en práctica la cultura, para dar salida a la energía de los niños y para llevarlos al encuentro de los otros. Sin importar qué suceda este nuevo año, sabemos que también estará lleno de celebraciones.

2024 nos permitió compartir nuestro amor por el arte y el patrimonio con nuevos públicos. Además de los éxitos y nuevos proyectos comunitarios que siguen brotando de la exposición “Rostros de arte y color” en San Miguel Tixá, este año tuvimos la oportunidad de llevar talleres infantiles a lugares como la Villa de Zaachila, Santa María Atzompa, San Jerónimo Tlacochahuaya y Ánimas Trujano. Gracias al extraordinario recibimiento que ha tenido en estos meses el Centro Cultural Itinerante de la FAHHO, estamos seguros de que podremos visitar muchos más lugares este 2025.

Sin importar qué tan lejos nos lleven nuestros proyectos, una responsabilidad que siempre tenemos presente es la de honrar y salvaguardar la memoria ferroviaria de Oaxaca. Es por ello que el MIO se dedicó durante el 2024 a reivindicar su identidad como museo ferrocarrilero.

Fotografía: Acervo del Museo Infantil de Oaxaca

Algunos de los momentos más importantes de este camino fueron el lanzamiento de nuevos recorridos guiados, la puesta en marcha del nuevo ciclo de talleres ferroviarios para niños, la conmemoración del Día del Ferrocarrilero en México, la celebración del Encuentro Nacional de Museos Ferrocarrileros, el rediseño de nuestra línea del tiempo, la presentación del evento Voces del Ferrocarril Mexicano del Sur y la publicación del primer número de La Rielera, nuestra nueva gaceta ferroviaria. No queremos revelar mucho sobre la sorpresa que tenemos preparada para el próximo mes de abril. Solo diremos que vienen cosas emocionantes para los amantes de los trenes y su historia.

Con todo, nuestro mayor desafío para 2025 radica en renovar nuestra exposición eje. Así que el diseño de la muestra que ocupará el lugar de “Un pueblo llamado Milpa” nos volcará todavía más hacia nuestro entorno, reunirá a todos nuestros colaboradores y amigos, nos llevará a reflexionar sobre el trabajo de los últimos siete años y moldeará la imagen futura del museo, en su rol como espacio cultural y en su vocación como centro de educación patrimonial para la niñez. El proyecto todavía está en ciernes, pero siguiendo el ejemplo de don Alfredo Harp Helú, no podemos sino comprometernos a crear la mejor exposición infantil que se haya visto en Oaxaca. ¡Los esperamos en el MIO!


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