Boletín FAHHO No. 33 (Nov-Dic 2019)

Reseña

Verónica Loera y Chávez

Gustavo Curiel, coord. y ed.
Carpinteros de la Sierra. El mobiliario taraceado de la Villa Alta de San Ildefonso, Oaxaca (siglos XVII y XVIII), 2 vols.,
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM / FAHHO, México, 2019. 

El pasado 17 de octubre, en el claustro del Centro Cultural San Pablo, se presentó el libro coordinado y editado por Gustavo Curiel, Carpinteros de la Sierra. El mobiliario taraceado de la Villa Alta de San Ildefonso, Oaxaca (siglos XVII y XVIII), con la participación de Ana Paulina Gámez, María Isabel Grañén Porrúa, Gustavo Curiel así como las autoridades y banda municipal de Villa Alta de San Ildefonso. 

Con un estudio introductorio de Gustavo Curiel, el libro es una recopilación de ensayos realizados en torno al mobiliario de Villa Alta, Además del Dr. Curiel, escriben Jorge Rivas Pérez, Dennis Carr, César Manrique Figueroa, Hilda Urréchaga, Guillermina Solé Peñalosa, Carla Aymes, Alejandra Quintanar, Berenice Jarquín y Mireya Olvera. Historiadores del arte, biólogas, arquitectos, anticuarias y restauradoras componen un excelente equipo multidisciplinario que enriquece al libro. Desde diferentes enfoques y con distintos ejemplos, cada quien aporta nuevos datos al estudio de los muebles realizados entre los siglos XVII y XVIII en la Villa Alta de San Ildefonso. El segundo volumen es el catálogo razonado de las piezas registradas por Curiel y la investigadora y anticuaria Hilda Urréchega. 

La historia comienza con los registros más tempranos del contacto español con los habitantes de Villa Alta, los pleitos entre los nativos, las luchas por el poder y las exploraciones españolas en busca de minas de oro, el establecimiento de una prisión, el circuito de la grana cochinilla y los tratos comerciales en la zona. Es decir, el contexto que da origen a la carpintería en México y en la zona, y la influencia europea en la elaboración de los muebles. Además, hace un análisis de la tipología, los diseños, las técnicas, los colores, la iconografía y el perfil de los ebanistas que elaboraron estas piezas. En los ejemplos concretos tenemos el análisis del esgrafiado en los espacios novohispanos, la lectura de mapas y mensajes en un escritorio; los libros e impresos que llegaron de Europa y la influencia que tuvieron como modelos visuales para la ornamentación de los muebles; la prosperidad económica que trajo esta producción de muebles a la zona; ejemplos de iconografía de vírgenes, santas, modelos de mujer, imágenes de la Justicia Divina y un extenso repertorio de animales y ornamentos que componen el imaginario de este tipo de ebanistería. 

El catálogo razonado abarca la producción que fue localizada en México y en el extranjero. Los muebles se describen con fichas técnicas por tipología: escritorios, cajas, baúles, bufetillos, papeleras, sillas, escribanías, contadores, muebles modificados y un apartado exclusivo para los muebles de la iglesia de Tlacochahuaya. 

Como afirma Dennis Carr en el análisis de un escritorio: “El mueble es una orgullosa declaración de los logros de los artesanos; con sus símbolos e iconografía indígenas es, hasta el día de hoy, una prueba del carácter híbrido y transcultural del arte colonial de América Latina, y de la lucha por el poder que se libró en Villa Alta durante la época colonial”. 

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