Boletín FAHHO Digital No. 35 (Feb 2024)

Remontan las Bibliotecas Móviles: cautivan en cinco regiones de Oaxaca

Socorro Bennetts y colaboradores

De no ser por la pandemia, el programa Bibliotecas Móviles (BM) rurales de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca estaría cumpliendo 17 años; por fortuna remontamos y hay nuevas historias. Son diez almas, parecidas al grafeno, resistentes y ligeras, las que fluyen por los caminos del estado de Oaxaca hacia cinco de sus regiones: Sierra Juárez, Istmo, Mixteca, Mixe y Triqui.

Regresar implicó convencer nuevamente a las autoridades de las comunidades y a las instancias educativas, desde nuestra misión y filosofía de trabajo: leer y escribir libremente para crear lectores autónomos. A partir del préstamo mediante una credencial, más de 5 000 libros se han puesto a disposición de las comunidades para ser leídos en voz alta con el objetivo de crear círculos de lectura y charlas literarias. Principalmente, los textos que conforman las colecciones son infantiles y juveniles (LIJ) y entre estos podemos hallar temas científicos; géneros como la novela y la poesía; así como algunas obras en lenguas originarias.

Comunalidad
Cada lugar que tocan las BM se transforma en una fiesta lectora: las imágenes que publican los promotores conmueven y convencen acerca de esta labor como una gota que nutre y refresca las vidas de los participantes; los testimonios se extienden desde los recién nacidos hasta los abuelos. Algunos niños de la Sierra Juárez, donde empezamos hace 17 años, hoy ya son profesionistas que migraron a otros estados para estudiar; otros son padres y madres de familia que van con sus hijos a la BM. Podríamos decir que ya somos parte del paisaje y de ciertas costumbres. Cada instancia que nos recibe suministra los alimentos y un lugar donde pernoctar: nos abren sus corazones al brindarnos las facilidades para laborar.

Para consolidar este programa ha sido vital valorar y respetar los saberes y las costumbres de las poblaciones, ya que el objetivo es diseñar actividades contextualizadas, pertinentes y novedosas mes con mes: lecturas en voz alta y en sitio; talleres diversos: escritura creativa, reciclaje, randa, títeres, libros artesanales, papiroflexia, pintura, máscaras, entre otros; cine al aire libre; uso de telescopio y microscopio; y hasta sesiones de activación física con el kit facilitado por la Fundación Harp para el
Deporte.

Sistematización del proceso
Los promotores, comprometidos con su labor, registran en su bitácora diaria lo que observan, lo que manifiestan las familias, van conociendo los comportamientos lectores de sus rutas y poblaciones. Asimismo, detectan factores externos que afectan el desarrollo de las tareas: como la migración (pocos niños en algunas comunidades); la inseguridad (a cierta hora ni los niños ni las familias acuden a las BM); las altas y bajas temperaturas (los cambios climáticos); los problemas políticos (condiciones adversas para acudir a ciertas poblaciones). Las reuniones de trabajo para evaluar la ruta y poner en perspectiva todas las aristas y los componentes son indispensables. El diálogo, la reflexión y la camaradería están siempre presentes entre los promotores, quienes se han convertido en verdaderos conocedores de las comunidades que visitan.

Esencia social
Los promotores, mediadores, choferes, camaradas, “todo terreno” y más… dejan su casa, sus comodidades, sus dietas, para adentrarse y entregarse a esta labor de bibliotecarios móviles, algunos con un kilometraje de más de 6 años de aventuras: si su pasión es sorprendente, su convicción lo es más. Pozo Conejo en Yalalag es una muestra de ello, pues llevamos más de diez años, con mochila al hombro, caminando tres horas para atender a los niños mes con mes.

Vínculos afectivos, encuentros humanos
Cuando los promotores empiezan a hablar de sus vivencias “la luz en sus ojos es otra”: viven un trabajo con propósito. Detectan en niños y jóvenes las transformaciones al encontrarse cada quien con sus textos, y también al reencontrarse con ellos cada mes. Ese vínculo es un nutriente para los promotores, quienes se toman el tiempo para pensar y seleccionar los textos que ofrecerán a sus amigos lectores en el próximo encuentro.

Componente formativo
Es vital tejer y destejer, intercambiar experiencias, procesos, aprendizajes y desaprendizajes, por eso confiamos y le apostamos a la formación continua. En este momento, seis de los diez promotores estudian el Diplomado Internacional en Promoción de la Literatura, Infantil y Juvenil, y los otros cuatro ya lo estudiaron en alguna edición anterior. Además, se ofrecen capacitaciones puntualmente para temas del proceso, para lo cual hemos contado con la participación de Cirianni, Yepes, Diez, entre otros, y también hemos trabajado colaborativamente con los compañeros de las BM urbanas que trabajan con la BS infantil.

A continuación, presentamos algunos comentarios precisos en voz de los promotores de cada ruta:

BM MIXE: André Sánchez y Edgar Olmedo
A veces es gravoso para los comités de padres de familia costear nuestros alimentos, y es comprensible, son comunidades muy marginadas, son las que más merecen ser atendidas.

Los albergues indígenas son lugares muy valiosos, en especial el BIC 16 en Santo Domingo Tepuxtepec y el albergue de la niñez indígena Niños Héroes de Llano Crucero Tepuxtepec.

Representa un reto prestar los libros, pues temen pagarlos si llegaran a perderlos: buscamos que el gusto por leer sea mayor que el miedo a perderlos. Después de once meses, tenemos clara la gran dimensión territorial, por ahora nos concentramos en la región Mixe alta, algunas comunidades de la media y ninguna de la baja. Muchas de estas localidades están trabajando en el mejoramiento de sus caminos y soñamos con atenderlas cuando el acceso a ellas sea seguro.

BM TRIQUI: Araceli López y Víctor Fuentes
Estamos muy emocionados, los escuchas, principalmente niños, nos esperan con ilusión, celebran la presencia de la BM, y estamos logrando incrementar la participación de los adultos. Gracias a la FAHHO y a la Fundación Steiner, que desde Estados Unidos ha colaborado para hacer posible esta nueva ruta.

Es muy difícil la credencialización para prestar libros, así que optamos por tener de avales a los profesores de grupo, ya que los padres de familia desconfían de todas las instituciones y piensan que sus datos se usarán para otros fines.

Intercambiar e ir a otra ruta nos favoreció: conocimos nuevas estrategias lectoras, también cómo gestionar mejor con las autoridades. Tenemos desafíos interesantes, y eso nos gusta.

BM SIERRA NORTE: Amparo Valdivieso y Sofía Díaz
Ha sido un año muy productivo. En junio, estuvimos de fiesta con las presentaciones de Xolita en el templo mayor en las comunidades de Capulálpam de Méndez y Santa María Yavesía, con muy buena respuesta. También la gira de Alejandro Molina con sus marionetas logró atender todas las rutas. ¡Qué gran regalo, gracias!

BM ISTMO: Giovanni Camarillo y Gladys Contreras
Se vive y se siente un esfuerzo colaborativo entre actores locales: padres de familia, directivos, docentes, autoridades de agencias y municipales, así como personas civiles. Después del terremoto, la ciudadanía solidaria tiene más presencia.

Al terminar la pandemia, se logró construir nuevamente una ruta de trabajo en la región del Istmo, la cual se encuentra en consolidación.

A la gente le gusta poder explorar los libros de nuestro acervo, ya que no cuentan con el acceso a este tipo de materiales.

De abril a septiembre se sintieron unas olas de calor fuera de lo normal, lo que implicó hacer ajustes en nuestra metodología de trabajo.

Nos sentimos muy contentos y orgullosos de los alcances obtenidos en este 2023 y de contribuir a la gran labor que realiza la FAHHO por medio de las BM.

BM MIXTECA: Ángel Cosmes y Neftalí Jerónimo
Logramos el acercamiento directo con la biblioteca “La Casa de la Cacica” en San Pedro y San Pablo Teposcolula.

Nuestra visita al penal de máxima seguridad del estado, en Miahuatlán, nos causó un cúmulo de emociones. Con solo una docena de libros, computadora y proyector cruzamos con cierto nerviosismo la aduana del penal, pero con la certeza de que nuestra planeación abarcaba aspectos que serían de provecho para los internos. Se trabajó con alrededor de 210 personas privadas de su libertad y, por las 6 horas al día que estuvimos con ellos, ese espacio se convirtió en un lugar ajeno a la prisión: se exploró con el juego, el canto, el dibujo y la papiroflexia. Por unas horas los internos se olvidaron de su pena, de su encierro y por ratos volvieron a su niñez: las historias brotaban como caudal de río. La participación nos recargó de energía para muchos meses más de labor en la Mixteca.


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