Recuperación de la Casa de Cultura de Juchitán, Oaxaca
Un espacio dedicado a la expresión cultural popular ha renacido después de cuatro años de una metódica labor de recuperación. La Casa de Cultura de Juchitán vuelve a abrir sus salas a la comunidad al revalorizar su tradición arquitectónica, incorporar nueva tecnología y mantener la sustentabilidad humana y ecológica, elementos que constituyen la rúbrica de RootStudio. En el proceso de rehabilitación de este importante centro comunitario, conviven el legado histórico junto a la arquitectura sustentable actual como un compromiso con el patrimonio arquitectónico local.
Este proyecto de restauración resultó una acción colaborativa entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, gobierno federal y estatal, Amigos del IAGO, RootStudio, artistas y la comunidad, todos con la misión de recuperar la arquitectura tradicional y salvaguardar la historia de la región. Al mismo tiempo, la labor por preservar y rehabilitar el patrimonio arquitectónico de Oaxaca –sumado al rescate de bibliotecas públicas de manera altruista– reafirma un compromiso con la historia, la modernidad y la sustentabilidad integral.
Profundamente dañada por el sismo que afectó la zona en el año 2017, el concepto eje para el proceso de restauración y rehabilitación de la Casa de Cultura de Juchitán fue, además de restablecer sus aspectos constructivos y estilísticos, devolver a la región un centro social y cultural de trascendencia histórica que se consideraba perdido.
El objetivo del proyecto consistió en preservar la identidad del lugar y mantener el programa arquitectónico original, implementando un sistema de construcción que no interviniera con el esquema existente, además de reforzar las edificaciones que presentaban daños estructurales importantes.
De este modo, el principal desafío fue aunar elementos propios de la tradición arquitectónica y constructiva local –las cubiertas de tejas de barro, las biliguanas, morillos y horcones de madera– junto a elementos contemporáneos que aseguran el óptimo funcionamiento de un inmueble dedicado al uso público, así como su capacidad de preservación.
Desde el acceso principal se aprecia la organización de las distintas áreas en torno a un gran patio central rodeado por corredores techados, propio de la arquitectura de finales del siglo XIX. En un primer corredor (sobre la calle Belisario Domínguez) se encuentran la recepción y el teatro, totalmente acondicionados; en el segundo (hacia la calle Cristóbal Colón), se disponen las salas de danza, música, salón de usos múltiples y zonas de servicio. Por su parte, en el tercero (sobre la calle Benito Juárez) se ubican la sala de arqueología, dirección y biblioteca, la cual colinda con el templo de San Vicente Ferrer.
Grandes columnas de madera –recuperadas de planchas y vigas que anteriormente fueron parte de casas que resultaron derrumbadas por el sismo– se distribuyen a lo largo de los más de 1400 m² construidos, evocando en su diseño los característicos horcones de madera que sostenían las techumbres hace más de un siglo, estos nuevos elementos de diseño logran enfatizar el carácter vernáculo del recinto.
Fieles a la identidad original del edificio, se buscó reciclar y reintegrar todos los elementos constructivos existentes (morillos, muros, tejas, entre otros) que estuviesen en condiciones de ser reutilizados. Para la incorporación de nuevos materiales se optó por fuentes cercanas a la región, minimizando el impacto ecológico que implica su traslado. Al mismo tiempo, artesanos locales fueron los encargados de realizar las más de 180 000 biliguanas hechas a mano para la implementación del proyecto.
Además, se unificó la altura de los diferentes volúmenes y se conservaron los vanos históricos existentes; este juego de vanos propicia una ventilación cruzada en cada uno de los espacios. En concordancia, las terminaciones y colores de los distintos elementos y volúmenes provienen de la naturaleza, de manera que tierra, madera, ladrillo y cal se hacen presentes en los pavimentos de losetas de arcilla roja; en los muros pintados utilizando tierras de color y cal; y en las maderas que se dejaron al natural, incorporando algunos acentos de tinte negro que ayudan a resaltar las vetas e imperfecciones propias de un material con años de existencia.
Como parte de su manifiesto estético, RootStudio considera la integración del arte como una necesidad constante. Próximamente, se espera la incorporación de diferentes piezas en este proyecto, las cuales serán donadas por prestigiosos artistas nacionales y extranjeros.