Boletín FAHHO Digital No. 49 (Abr 2025)

Presentación de un cuento en lengua diʼdxaza

Victor Fuentes / David Vicente / Samantha Jiménez Taller de grabado comunitario Guiriziña
Presentación del libro Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga. Fotografía: Acervo de la BIJC

San Blas Atempa es una comunidad bilingüe, hablante de di’dxaza. En la comunidad se anuncia, se comercia, se canta, se dialoga, se narra en zapoteco, pero poco se escribe y se lee en esa lengua. La cotidianidad está hecha de las distintas prácticas y manifestaciones culturales, sin embargo se vive la ausencia de espacios para el desarrollo de las artes, para la promoción de la literatura y la lectura. En este contexto se creó de forma autogestiva el Taller de Grabado Comunitario Guiriziña, un espacio que facilita el acceso a infancias, jóvenes y adultos a expresarse creativamente. Se decidió que las actividades serían gratuitas, mismas que incluyen talleres y un acervo de libre consulta con literatura en di’dxaza, y están enfocadas en enseñar técnicas de artes visuales, especialmente grabado, integrando el idioma local como medio de expresión y detonante visual.

Este esfuerzo busca tanto preservar la lengua como fortalecer el sentido de pertenencia y unión en la comunidad, mostrando que el arte y la cultura son herramientas poderosas para el cambio y la resistencia. En el camino se han encontrado aliados que han colaborado y fortalecido el espacio: las visitas de la biblioteca móvil del programa Seguimos Leyendo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca ha favorecido la promoción de la lectura, una labor importante para acercar la literatura a los niños y sus familias. A partir de estas interacciones hemos notado que cuando tienen acceso a libros en zapoteco el interés crece, he ahí la importancia del cuento Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga, ‘Por qué los coyotes se comen a los gallos’, un relato africano de Vicent Afeku, traducido al zapoteco por Eduardo Vicente.

Traducir textos a otro idioma puede considerarse un ejercicio recreativo para la mente; aunque es una actividad de gran demanda cognitiva, también es una oportunidad para volverse creativo con las palabras y el pensamiento. El cuento es un tipo de texto que te permite conocer diferentes personajes, desarrollar la imaginación y aprender muchas historias, además de que es una excelente herramienta para desarrollar el hábito de la lectura.

El cuento Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga es uno de varios ejemplos por excelencia de un material que está pensado para el fomento a la lectura en una lengua originaria, en este caso el di’dxaza o zapoteco del Istmo. Al tratarse de un relato traducido, lo más probable es que existan elementos de la lengua y cultura original que no están presentes en la lengua y cultura receptora, es ahí donde inciden los retos de la traducción y el traductor tiene que sensibilizarse ante las palabras, cuidando que la esencia de texto original se transmita del modo más fiel posible y resulte en una nueva versión que agrade a sus nuevos lectores.

Hoy en día, acceder a un texto escrito en su lengua materna no es una posibilidad absoluta para muchas personas. En muchas partes del mundo aún existen lenguas y comunidades que no cuentan con una propuesta o forma de representación escrita, situación que ha impedido la creación de portadores textuales para diferentes necesidades. Afortunadamente para el zapoteco y otras lenguas en México la realidad es distinta. Gracias a la creación y traducción de textos, así como a iniciativas institucionales que facilitan el acceso a materiales en diversas lenguas, hoy la realidad de la niñez istmeña zapoteca está cambiando. En este caso, la traducción del libro se realizó gracias a la plataforma Storyweaver de Pratham Books, India, aliado del proyecto Endless Oaxaca Multilingüe de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova de la FAHHO.

Para conmemorar el Día Internacional de la Lengua Materna, el Taller de Grabado Comunitario Guiriziña, ubicado en San Blas Atempa, invitó a Víctor Fuentes para presentar el cuento Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga, cuyo trabajo de traducción estuvo a cargo del maestro David Eduardo Vicente Jiménez, quien ha estado colaborando con el proyecto Endless Oaxaca Multilingüe.

Con un emotivo público de la localidad, el traductor compartió la lectura del cuento en zapoteco, e invitó a una poeta a que leyera la versión en español para el disfrute de todos. Esto fue lo que Víctor Fuentes nos compartió:

Escribir un cuento en tiempos en que la mayoría de los niños se pasan horas pegados a sus dispositivos electrónicos, es un franco desafío. ¿Sería interesante seguirles el juego a las tecnologías y hacer una serie de animación de estos personajes? ¿Esta es una pregunta y a la vez un deseo?

Como quiera que sea, elegir un cuento y luego traducirlo en la lengua materna, en este caso el diidxazá de San Blas Atempa, ha sido en verdad un atrevimiento, sabiendo que muchos niños del Istmo ya no hablan la lengua, que generaciones de padres no hablan la lengua, y por ello sus hijos dejarán de hacerlo dentro de poco, si es que no se han adelantado.

Hace cincuenta años, para los padres y madres de la región del Istmo el miedo era un a razón para no hablar su lengua, y lo transmitían a la imaginación de sus hijos. Los que ahora somos los adultos nos contamos cómo nuestra infancia estuvo marcada por el asombro: vivíamos en carne viva si andaba por el pueblo el bi’cu’ yu’ba’ o ca bidxaa, ne ca bixe, nos asustaban al caer la noche, cada noche.

Nuestras madres nos arrullaban con tanguyú o gasisi nana. El mundo no era distinto al de ahora, solo era una época en la que ellos, nuestros padres y ancestros, sabían del valor de la mentira (relato), el guendala’si, las narraciones o ca gendala’si. Nuestras historias contenían los prerrequisitos de los cuentos clásicos, más allá de nuestras fronteras reales e imaginarias.

Hacer aparecer un relato contado entre animales, es un sueño de fábula; nos hacían falta las dos situaciones, la voz que narra y el suceso, sin doble moral, sin prejuicios. Esta narración nos advierte que la mentira y el engaño son dos cosas distintas, todo el pueblo cree, pero uno más intrigante siembra la duda: indaga, descubre la mentira y la revela, ocupa el lugar del héroe.

¡Cuánta emoción nos trae conocerlo! La alegría que nos motiva a creer que todavía se puede confiar, que aún podemos encontrar una rendija de luz, una comisura que guiña, una guía, y también confiar que este libro, Xine’ ga gueu ga raugame ga bere ngula ga, les será grato a los niños, será bien acogido por los adultos, y se lo vamos a agradecer a su autor.

Todos podemos compartir como una honda necesidad, la más apremiante, el poder traer a la luz la voz de quienes nos arrullaron y nos hablaron en diidxazá desde el corazón, pues aún es posible hacernos arder el alma tiernita del binnizá que somos.

Y también pensar y creer que el libro de papel no se pierda en medio de tantos cables que, así como vamos tan a prisa, un día se tragarán las palabras, harán que desaparezca el papel; luego de ello volveremos a oír los cuentos bajo el árbol de pochote, bajo la luna, o bajo una tarde lluviosa. Hay que acurrucarse en los escenarios menos dramáticos, más cálidos, que nos quiten la sed, para ver pasar más cauteloso al coyote que se come a las gallinas más grandes o se traga al gallo mentiroso, eso que Eduardo Vicente nos contó un día. Que así sea, para siempre.


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