PRESENTACIÓN DE LA OBRA “RODOLFO MORALES: EL PINTOR DE LOS SUEÑOS”
En un destello de colores, como el despertar de un sueño, la luz del sol nos ilumina y guía en los caminos que Rodolfo Morales recorrió. Los amaneceres, los cielos, las montañas moradas, la suave danza de las nubes, el regazo de las gigantescas y generosas manos de las mujeres, solitarios perros, frondosos árboles y las casas nos invitan a entrar en sus sueños.
Sus cuadros contemplaban hermosas fiestas, las mujeres rodeadas de flores rojas, moradas, rosas, amarillas y anaranjadas, los sonidos de las trompetas, violines, tambores, flautas, clarinetes, los juegos pirotécnicos bailan en un cielo estelado.
Los niños corren descalzos en la plaza central, los antojitos con su elaboración, su mezcla de olores y sabores nos muestran la riqueza gastronómica de nuestro pueblo y nos remiten a un momento de la infancia que es como saborear un dulce regional.
Las mujeres cruzan senderos imaginarios, esquivan soles y lunas rodantes en los cielos de Rodolfo, los vientos ondean banderas y globos aerostáticos. Multitudes de mujeres cocinan, vigilan, bailan, tocan instrumentos, bordan y tejen lazos de amor interminable; blancas novias vuelan, otros rostros pacientes observan mientras esperan, manos crean y curan.
Los trenes de lugares lejanos y edificios están suspendidos mágicamente y unen el cielo con la tierra, los perros perpetúan la mirada inocente y feliz del niño que Rodolfo fue.
Rodolfo Morales nace en un territorio rico en expresiones artísticas y culturales, textiles bordados y tejidos, alebrijes, figuras de hojalata, piezas de barro, papel y cuero. Tomando en cuenta estos elementos, la adaptación del libro Rodolfo Morales: Maestro del color, escrito por la doctora María Isabel Grañén Porrúa, promueve una puesta en escena que integra estos elementos.
Las fiestas nos evocan un disfrute de comunidad que nos guían al cumplimiento de un sueño, así fue como decidimos retomar el rescate de las tradiciones e integrar los sonidos de la chirimía de San Bartolomé Yatoni y ambientar la obra con la Banda Juvenil Serrana, bajo la dirección de Bartolomé Martínez quien creó la marcha en honor a Rodolfo Morales.
Para dar vida al maestro Morales, Alejandro Jiménez creó diferentes títeres y marionetas, así como objetos que recrearon su universo mágico. La manipulación de estos elementos estuvo a cargo de Giuliana Jiménez, Ernesto Díez y Alejandro Jiménez.
El libro utiliza un lenguaje que estimula imágenes, sonidos, movimientos y palabras que inspiran canciones y escenas. Fue así como nacieron las letras y la música de las canciones, escritas por Bárbara Groves y musicalizadas por el dueto Bajo mis Manos.
La adaptación de la obra fue narrada por Claudia Domínguez y la puesta en escena fue gracias a la dirección de Bárbara Groves.
El proyecto contó con el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú, la Fundación Rodolfo Morales, el Museo Infantil de Oaxaca y Steve Kaufman. El 8 de mayo se realizó la primera presentación en la Fundación Rodolfo Morales para rendir tributo al pintor en su natalicio. Además, el 13 de mayo se presentó nuevamente en MIO, como un homenaje que nos recuerda la filantropía que el maestro promovía.