Orígenes
En el año de 1993 el maestro Francisco Toledo proyectó la realización de una exposición sobre cartografía en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca a partir del fondo antiguo de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, así que contactó a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa para encargarle la curaduría. La Dra. Grañén detectó la riqueza del acervo y supo que debía ser más que una exposición, entonces se propuso hacer el inventario y ordenamiento de tan extraordinario acervo.
Francisco Toledo, como nuestro benefactor, sabía que la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, a cargo de la Dra. Stella María González Cicero, era pionera en el rescate y organización de acervos conventuales. Una tarea que había puesto en marcha por medio de su equipo de estudiantes de Letras Clásicas, cuya función es indispensable para poder clasificar los libros en español, latín, griego, francés, etc. La BNAH estaba organizando los fondos conventuales a cargo del INAH a nivel nacional, en consecuencia, se diseñó una ficha para inventariar los libros antiguos.
Cuando el maestro Toledo pidió apoyo a la Dra. Stella, de inmediato le dio una respuesta favorable: proporcionó la base de datos para registrar los libros y asumió la tutoría del proyecto, utilizando el modelo de organización de fondos conventuales aplicado en el ámbito nacional a los acervos bajo la custodia del INAH.
En enero de 1994, siendo yo restauradora de la BNAH, la Dra. González Cicero me comisionó para fumigar el acervo y capacitar al personal de la UABJO en temas de conservación de material bibliográfico y limpieza superficial de encuadernaciones. La capacitación se dio en varias etapas para constatar la calidad del trabajo efectuado.
Después, egresadas de la licenciatura en Letras Clásicas de la UNAM, que habían participado en el proyecto de la BNAH, se trasladaron a Oaxaca para iniciar el inventario y organización de los libros. También participaron especialistas del más alto nivel, como el Mtro. Miguel Díaz Rivera, quien asignó los encabezamientos de las materias.
Durante este tiempo se estaba restaurando el exconvento de Santo Domingo y se logró obtener un espacio en comodato para albergar el fondo antiguo de la UABJO. Gracias a don Alfredo Harp Helú, los libreros de cedro rojo fueron donados por Fomento Social BANAMEX y, en mayo de 1996, la biblioteca fue trasladada al exconvento de Santo Domingo y nombrada oficialmente Biblioteca Fray Francisco de Burgoa.
Como restauradora de la BNAH, fui comisionada para elaborar el proyecto del taller de restauración, planear el montaje y poner en marcha el taller con la capacitación del personal de la UABJO que participaría en la conservación del acervo. Se mandó a hacer el equipo y mobiliario con el fin de instalar el taller con todo lo necesario para realizar la labor de conservación y restauración de material bibliográfico: una cámara de fumigación, tinas de lavado, injertadora mecánica, prensas, microscopio y todas las herramientas y materiales necesarios para su operación.
Años después, el maestro Francisco Toledo y don Alfredo Harp adquirieron el taller de encuadernación de Gabriela Guzzi para donarlo a la Biblioteca Francisco de Burgoa. Gracias a ellos es que, actualmente, la Biblioteca cuenta con prensas, guillotinas, herramientas, tipos y una excelente colección de placas y florones.
Durante ese tiempo conocí a don Alfredo Harp Helú, quien en una plática me expresó su inquietud porque no se atendía la restauración de documentos en las comunidades. Yo le expliqué que los tiempos eran distintos: las comunidades requieren de una respuesta inmediata y el INAH presupuesta en el mes de agosto lo necesario para las actividades del siguiente año, por lo que, en ocasiones, cuando ya se tiene el recurso, las autoridades de la comunidad cambian o ya no están interesadas. En consecuencia, muchas veces se pierde el contacto y la posibilidad de restaurar los documentos.
Don Alfredo preguntó: “Si hubiera un fondo para atender de inmediato a las comunidades, ¿se podría?”. Yo respondí “¡Si!”, y él me dijo “Vamos a hacerlo”, y así inició el proyecto “Conservación y restauración de documentos en comunidades del Estado de Oaxaca” del que soy responsable y es auspiciado en especie por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.
Dentro de este proyecto se han atendido a 62 comunidades cuyos acervos se restauraron, contando en su haber con documentos, mapas, lienzos y códices. Para este fin se han establecido acciones interdisciplinarias con investigadores especializados en la materia, teniendo como punto de partida el contexto histórico. En el análisis de materiales se han realizado colaboraciones con el Instituto de Física de la UNAM, los Laboratorios de apoyo para investigación del INAH y el Laboratorio de Biología de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural INAH.
Los documentos ya restaurados son devueltos a su comunidad para ser resguardados, de tal forma que se pueda garantizar su conservación: algunos dentro de una caja hecha ex profeso o en una vitrina especial, siempre pensando en los espacios y en las costumbres de las comunidades.
Agradezco a don Alfredo Harp Helú y a la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa por darme la inmensa felicidad de formar parte de este proyecto, de atender las solicitudes de las comunidades y poder decir: Sí.