Boletín FAHHO No. 9 (Nov-Dic 2015)

NO QUIERO ORO NI QUIERO PLATA

Edú Nieto

En China, para celebrar el año nuevo, después en Italia, llevada por Marco Polo y adaptada a las festividades de la cuaresma, posteriormente España y de ahí a México, la piñata utilizada entonces como objeto para la evangelización, se transformaba de una olla frágil de barro en una estrella, colorida, gorda e hinchada con siete picos; elemento tentador y llamativo que representara los siete pecados capitales a los que el hombre debiera combatir con fe ciega (ojos vendados) y virtud (el palo) para vencer el pecado y recibir las recompensas (confites).

Lo cierto es que la piñata sigue representado dualidad: el bien y el mal, castigo y recompensa, prisa y paciencia… Esa manera que tenemos los mexicanos de virar lo negativo en positivo, de agitar y sonreír con ingenio, de inventar, crear y modelar con las manos representaciones del imaginario popular, con fina destreza de aquellas personas que las elaboran, esos piñateros, que no sólo artesanos sino magos, transforman cualquier cosa, tema o personaje en piñata y, ya después, nosotros le ponemos caca… cacahuates de a montón.

Sea la clásica estrella de siete picos y su alegoría evangelizadora, o un dragón chino para recibir el año nuevo, un burrito, un cochinito, un payaso, una estrella, una cebra, una flor gigante, un luchador, el Chavo del Ocho, el Hombre Araña, Superman, Bob Esponja, el Monstruo Come Galletas, Winnie Poo, Tribilín, Mario Bross, la Cenicienta, Blancanieves, el Rey León, una fresa gorda y roja, la Sirenita, una oruga, Kitty, un charro en bicicleta, un balón de futbol, un bastón de caramelo, la carroza de calabaza, el Rayo McQueen, la Pantera Rosa, Kung Fu Panda, un barco pirata, una rebanada de sandía al estilo Tamayo, un tiranosaurio rex o hasta Donald Trump, todos hemos roto una piñata, o al menos, ya le dimos uno, ya le dimos dos, ya le dimos tres hasta que nuestro tiempo se acabó.

Ándale Juana no te dilates, ándale María no te dilates, ándenle todos no se dilaten a traer la canasta de los cacahuates pa’ llenar las piñatas que colgamos en diciembre en el Pabellón de San Pablo pa’ mostrar la destreza de los piñateros… traigan confites y canelones pa’ los muchachos que son muy tragones y estense pendientes de los talleres pa’ hacer sus piñatas.

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