Niños y patrimonio: Patrimonitos
¿Te has preguntado cómo vivían, hace muchísimos años, los zapotecos en Monte Albán o los dominicos en el convento de San Pablo? Pues los niños de Oaxaca han expresado, por medio del juego, su visión del patrimonio como una ventana al pasado que da sentido al presente.
El objetivo del programa Rescatando Nuestro Patrimonio Cultural con Patrimonitos es que los niños conozcan y valoren el patrimonio de la ciudad de Oaxaca mediante recorridos y actividades lúdicas. De esta manera, han visitado diversos sitios patrimoniales de la ciudad como Monte Albán, el Centro Cultural San Pablo, el Teatro Macedonio Alcalá y la antigua estación del ferrocarril, entre muchos otros espacios que nos permiten acercarnos a la vida de nuestros antepasados por medio del testimonio de los edificios o los sitios arqueológicos.
Una de las actividades de este programa es que los niños dibujen la manera en que ven su patrimonio. Es interesante cómo imaginan y construyen su visión de los monumentos por medio de líneas y colores. Así, Monte Albán se nos presenta, desde la visión de Metzi, Alondra y Miguel, lleno de magia y color: las pirámides son los rastros de la vida pasada hace dos mil años.
Nuestros ancestros han dejado una huella de nuestra identidad como oaxaqueños por medio de las costumbres, los conocimientos y las artes, y hoy le toca a las nuevas generaciones desarrollar y enriquecer cada uno de estos elementos.
En el dibujo de una niña llamada Vania se muestra al Centro Cultural San Pablo como un edificio de formas sobrias, por cuyas puertas y ventanas asoma una luz amarilla que viene de su interior y que nos permite imaginar lo que sucedió ahí a lo largo del tiempo. Es increíble pensar que este espacio tuvo tan diversas funciones, como la de convento, centro educativo, hotel y vecindad, hasta llegar a nuestros días como un hermoso edificio dedicado a las artes y a la cultura.
Otros dibujos señalan la importancia del agua para la ciudad —tanto en el pasado como en el presente— por medio de representaciones de fuentes abundantes, así como del antiguo acueducto que abastecía a la ciudad de líquido proveniente del cerro de San Felipe; el uso que se dio a los “arquitos” da cuenta de la tecnología de la época colonial. Y aunque hoy en día este sistema está en desuso, es un recordatorio para cuidar el agua en el presente.
Rebeca, una niña que participó en el programa, escribió: “Yo me imaginé que estaba en una fuente y conocía a unas personas y luego se desvanecían todos y todo desaparecía”, expresando de una manera conmovedora lo efímero del tiempo y del cuidado que debemos tener por conservar nuestros monumentos, pues, si no lo hacemos, corren el riesgo de desaparecer.
De esta manera viven y sienten el patrimonio los niños. Ellos son los guardianes de un tesoro muy valioso y lo expresan por medio del arte y el juego.