NACIMIENTO DE LAS PALOMAS
El nacimiento, representación de la natividad, se ha convertido en una costumbre de carácter popular en México durante las fiestas decembrinas. A lo largo de tres generaciones, la familia Bravo de Irabién conservó esta bella tradición en una técnica de arte popular, para después compartirla al público.
La historia del “Nacimiento de las Palomas” comienza hace más de 76 años, cuando la señora Luz María Bravo de Irabién realizó un viaje por diversas ciudades del Bajío, entre ellas Irapuato, Apaseo, Guanajuato y Salamanca, descubriendo y aprendiendo la técnica de realización de figuras en cera, de los maestros del arte popular de la zona. Aquellos artesanos compartieron con ella la técnica de mezcla de cera y parafina con tierras de color para obtener distintas tonalidades con las que se modelan piezas de gran belleza, a las cuales se les colocan ojos de cristal para aumentar la expresividad de las mismas.
Fue así como Bravo de Irabién comenzó a crear piezas y a montar pasajes para conformar un nacimiento que hoy se compone de más de 140 piezas, todas ellas de gran detalle y delicadeza en su elaboración, atendiendo a la naturaleza del frágil material con que fueron realizadas.
El realismo de las piezas y la composición del conjunto le valió al “Nacimiento de las Palomas” ganar en 1951 el concurso de conservación de las tradiciones mexicanas organizado por el diario Excélsior. Es así como las generaciones de hijos y nietos deciden compartir y a la vez conservar el nacimiento, exhibiéndolo en distintas sedes, hasta llegar en 2012 a su actual hogar.
Como hace ya varios años, este diciembre los visitantes podrán admirar el “Nacimiento de las Palomas” en la Capilla del Rosario del Centro Cultural San Pablo, acercándose así a dos tradiciones y disfrutando de la tradición y el arte popular en un solo conjunto.