Museos, universidades y juventud: el arte como vía para la comprensión del mundo y de uno mismo

Descubrí que podía decir las cosas con color y
formas, cosas que no podía decir de otra manera
porque no encontraba las palabras.
Georgia O’Keeffe
El Museo de la Filatelia de Oaxaca ha demostrado, a lo largo de sus ya 27 años de existencia, que un museo puede ser mucho más que un espacio de exhibición: puede ser un punto de encuentro, una plataforma de diálogo y, sobre todo, un lugar donde se cultivan vínculos significativos con las nuevas generaciones.
En su relación con jóvenes universitarios, el Mufi se ha consolidado como un espacio formativo que no solo transmite conocimientos sobre filatelia, historia o diseño, sino que propicia experiencias vivenciales, las cuales fortalecen la identidad profesional, el pensamiento crítico y la creatividad. Desde pasantías y voluntariados hasta colaboraciones en proyectos curatoriales o comunitarios, los jóvenes encuentran en el Museo un lugar donde su voz es escuchada y sus ideas pueden cobrar vida.
Este acompañamiento genera un crecimiento profesional genuino. Los universitarios desarrollan competencias en comunicación, gestión cultural, investigación y diseño de experiencias educativas. Pero, más allá de lo técnico, se sienten parte de una comunidad que valora el trabajo colaborativo, el cuidado del patrimonio y el diálogo interdisciplinario.
A partir de su apertura a la participación juvenil, el Mufi ha tejido una red que trasciende sus muros. Jóvenes que han pasado por el Museo continúan su camino profesional con una visión más amplia del arte y la cultura, muchos de ellos convertidos en agentes culturales, educadores o promotores comunitarios. Algunos de ellos vuelven, otros multiplican lo aprendido en nuevos territorios. Todos llevan consigo una huella del Museo: una forma de mirar, de escuchar, de crear con otros.
Esta red de crecimiento no es casual. Surge del compromiso del Mufi con su entorno, de su vocación por ser un espacio vivo en sintonía con Oaxaca y su riqueza cultural. El Mufi ha sabido construir un puente entre generaciones, entre saberes formales y cotidianos, entre el pasado que resguarda y los futuros que imagina.
En un tiempo que demanda vínculos más humanos, sostenibles y creativos, el trabajo del Museo de la Filatelia con los jóvenes universitarios es una apuesta por el presente, con la mirada puesta en un futuro compartido. Mediante el trabajo conjunto con los jóvenes, hemos descubierto que apostar por una formación integral nos permite que el aprendizaje sea también un acto de escucha, de apertura y de encuentro. Así, museos y universidades pueden ofrecer a los jóvenes no solo las herramientas para construir una carrera, sino también las claves para habitar el mundo con dignidad, imaginación y conciencia. Porque descubrir el arte, como descubrirse a uno mismo, es una forma profunda de conocer y también una forma de ser.
Mufi y jóvenes universitarios
Cada vez que un joven elige el Mufi para desarrollar sus prácticas profesionales, voluntariado o servicio social, está descubriendo que su voz tiene valor, que su mirada es necesaria, y que el patrimonio cultural puede ser también una herramienta de transformación contemporánea. Por ello, trabajar con jóvenes en etapa universitaria no solo implica transmitir saberes, sino acompañar procesos de búsqueda, identidad y proyección. El Museo se transforma como un lugar vivo en constante diálogo con su entorno. Cuando abre sus puertas a los jóvenes universitarios, se convierte en un laboratorio de aprendizaje mutuo, una plataforma en donde el conocimiento académico se encuentra con la experiencia práctica y la sensibilidad social.
Me gustaría cerrar esta nota con el siguiente texto de Perla Rubí Bolaños Santiago, de la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca, San Pablo Huixtepec, quien desarrolló, como parte de su pasantía, una carpeta curatorial enfocada en la historia de los telares en la filatelia. Actualmente, Perla busca mostrar su trabajo en alguno de los museos de nuestra ciudad.

Trama y urdimbre: un encuentro
entre timbres y tejidos
Hablar de textiles en el contexto de la filatelia puede parecer, en principio, una idea lejana. Pero al mirar de cerca los timbres postales y demás elementos filatélicos, descubrimos que estos igualmente conservan las huellas de una tradición milenaria: la del textil. Esta reflexión dio origen al proyecto “Trama y urdimbre: un encuentro entre timbres y tejidos”, realizado como parte de mis estadías profesionales universitarias en un periodo de tres meses, y cuya finalidad fue establecer un diálogo entre el arte textil y el mundo filatélico.
El proyecto tomó forma a partir de una investigación sobre la representación de telares, tejidos y motivos textiles en timbres postales de distintas partes del mundo. Explorar estos timbres fue también una forma de visualizar la riqueza cultural que habita en los oficios textiles: sus herramientas, símbolos y contextos. Con cada timbre encontrado en el acervo filatélico tejía una historia: algunos evocaban el trabajo comunitario y otros la memoria de pueblos originarios, pero todos compartían una delicadeza visual y un fragmento de la historia de vida de quienes fueron sus artífices.
A partir de esa búsqueda se desarrolló una propuesta curatorial compuesta por tres elementos principales: una carpeta de investigación, una carpeta curatorial y una pieza visual para exhibición. Esta última, inspirada en la filatelia mexicana, fue planteada con el objetivo de acercar al público juvenil al mundo filatélico desde un lenguaje más contemporáneo: el de la moda textil.
La pieza propone romper con la idea de que la filatelia y el diseño textil son campos aislados. Por el contrario, demuestra que ambas disciplinas pueden entrelazarse sin caer en estereotipos visuales. La obra incluye una selección de motivos filatélicos, entre ellos cancelaciones de la etapa prefilatélica que forman parte de la bóveda filatélica del Museo. Es así como el timbre postal deja de ser un mero objeto de colección y se convierte en un hilo más dentro de la cultura visual.
La filatelia y el textil comparten una vocación profunda: ambas son formas de preservar la memoria. Tanto el timbre postal como el tejido funcionan como archivos visuales y materiales; ambos documentan, representan y transmiten historias, tradiciones y territorios. Son, por lo tanto, embajadores culturales que viajan a través del tiempo y del espacio.
Este proyecto no solo vincula dos lenguajes distintos, sino que revela su afinidad simbólica, histórica y documental. “Trama y urdimbre…” es, en esencia, un homenaje al timbre como archivo visual, al textil como lenguaje, y al puente que ambos tienden entre el pasado y el presente.