Boletín FAHHO No. 14 (Sep-Oct 2016)

MI EXPERIENCIA EN EL MERCADO INTERNACIONAL DE ARTE POPULAR

Miriam Leticia Campos Cornelio

El pasado mes de julio tuve la grandiosa oportunidad de asistir al Mercado Internacional de Arte Popular en Santa Fe, Nuevo México, un evento que dura tres días. Ésta es la manera simple de describirlo. En realidad, es bastante más complejo: por mucho que le platiquen a uno acerca de él, la imaginación no te da, hay que vivirlo.

Mi historia comienza algún tiempo atrás. Mi familia y yo nos dedicamos al bordado tradicional de San Antonino Castillo Velasco. La primera vez que oí sobre este mercado fue hace unos cuatro años: una clienta nos habló de él y pensamos en participar, pero ya no había suficiente tiempo para enviar nuestra aplicación, la cual debe enviarse un año antes. En ese entonces no sabía más allá de eso. La historia se repitió al año siguiente, cuando el Museo Textil de Oaxaca me invitó a participar. Con su respaldo sería más fácil, pero tristemente tampoco tuve tiempo suficiente.

Se dice que la tercera es la vencida, en mi caso así fue. Esta vez con tiempo, el apoyo del MTO, varios amigos y mi familia, envié la solicitud a mediados del año pasado. Estaba programado que la respuesta de aceptación o rechazo llegaría a más tardar el 31 de diciembre.

A inicios de este año no había recibido respuesta alguna, sabía que varias personas ya habían sido aceptadas y en verdad quería ir; empezaba a decepcionarme, pero días después por fin llegó el tan esperado correo ¡de aceptación! Resultó que hubo un error en la dirección de correo, lo habían enviado desde el 11 de diciembre.

Ésa fue la primera de muchas alegrías, aunque sólo era el principio. Sabiendo que había sido aceptada, mi familia redobló esfuerzos en terminar las piezas preparadas especialmente para este evento. Muchas puntadas después, me enfrenté al reto del envío. En bordar tenemos algo de experiencia, en envíos internacionales de una cantidad considerable… Hubo que pensar en inventarios, etiquetas, contenido, empaques, dimensiones, tallas, descripciones, facturas comerciales, formatos de aduana que desconocía, etcétera. Después de mil peripecias y el apoyo de muchos, se hizo el envío y afortunadamente llegó con bien a su destino.

¡Ahora por fin el viaje! Muchos amigos iban a ir, era emocionante, aunque tampoco estuvo fácil. El mercado sería viernes, sábado y domingo, salí de San Antonino el martes muy temprano y después de tomar tres aviones y varios camiones llegamos a Santa Fe a la 1:30 a.m., el evento daba inicio.

Desde que llegas puedes intuir el impresionante aparato de organización del mercado, mucha gente, voluntarios que siempre están dispuestos a ayudar. El miércoles muy temprano a desayunar; después, todo un día de preparación para los que asistimos por primera vez, intercambio de experiencias, conocer gente, entre medias comer, lidiar con el inglés. Un día lleno, como el resto de la semana que estuve allá. Jueves: talleres, toma de fotografías, desfile de delegaciones de los países participantes, trajes impresionantes, música, mucha gente y muchas fotografías. Ahora los días del mercado. Viernes: primer día, pero antes por la mañana preparar el puesto, colocar etiquetas, precios, decidir cómo colocar las prendas, toma de la foto grupal, cambiarte con tus ropas tradicionales, el mercado se abrió a las 5 de la tarde. Tres días de ventas, explicar tu trabajo, contar sobre tu pueblo y tu cultura, sentirte bendecido por vivir donde vives y agradecer la oportunidad de compartirlo con otros. Sábado y domingo, lo mismo, es un torbellino de cosas, cenas en las que platicas con personas que tienen vivencias muy similares a ti, pero que viven del otro lado del mundo. Y para cerrar con broche de oro: ¡baile! No importa el cansancio, si tienes buenos pasos que mostrar, si entiendes palabra alguna de lenguajes extraños, lo importante es convivir por última vez con todas esas talentosas personas, que este espacio no me alcanzaría para enlistarlas.

El resto es más trivial, pensar cómo empacar tus cosas de vuelta, los pagos, el itinerario de viaje, la vuelta a casa con el cansancio, pero sobre todo con la emoción de lo mucho vivido en tan pocos días. Este evento no es sólo un mercado, es mucho más.

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