Boletín FAHHO Digital No. 7 (Sep 2021)

Memoria del Río Jalatlaco

Juan Manuel Yáñez García
El Río Jalatlaco permitió el desarrollo del barrio del mismo nombre, apenas dividido de la ciudad por el afluente

Al mirar los mapas antiguos y las viejas fotografías de nuestra ciudad, notamos que los ríos que flanquean la traza virreinal dan cuenta de la importancia que ha tenido el agua para sus habitantes, como elemento vital, pero también vivencial. Al poniente, el río Atoyac acompañó el devenir legendario de la urbe oaxaqueña desde la celebración de la primera misa en 1521 en sus márgenes, dándole un sentido fundacional a la ciudad. Y al oriente, el Río Jalatlaco permitió el desarrollo del barrio del mismo nombre, apenas dividido de la ciudad por el afluente:

En Jalatlaco había gente de Tenochtitlan, Tlatelolco, Culhuacán, Tlaxcala, Huejotzingo, Cholula, Tepeaca, nahuas que —una vez establecida la ciudad de Antequera— trabajaron mayormente en ocupaciones urbanas (panaderos, artesanos, carniceros, etc.), además de gente de Guatemala, zapotecos y mixtecos que trabajaban sobre todo en las huertas de los españoles.1

Así, la vida cotidiana de los oaxaqueños estuvo vinculada a sus ríos que, en el siglo XVII, al estar unidos iban “regando y fertilizando muchos pueblos antes y después de la ciudad, en distancia de quince leguas, así de siembra de humedad y legumbres de la tierra, como para sustento de muchos ganados mayor y menor”.2

Pero hoy en día, el panorama ha cambiado: el Atoyac, como todos sabemos, está muy contaminado, y solo las personas mayores recuerdan sus aguas limpias. Mientras el Río Jalatlaco, desde la segunda mitad del siglo XX, “desapareció” cuando fue entubado debido a las inundaciones que provocaba en los barrios, la contaminación de sus aguas y las obras públicas que se realizaron en la zona. De este último río solo ha quedado la memoria de los pobladores vivos que insisten en recordarlo bajo las arterias urbanas, como parte de la historia de Oaxaca, pero también, como parte de la vida de cada uno.

En 2010, la artista Elena Pardo instaló en Jalatlaco una videocabina para recuperar la memoria de sus habitantes en relación con el río. Este interesante documento forma parte de una exposición dedicada a la ecología que puedes encontrar en el Centro Cultural San Pablo.

1 Sebastián van Doesburg, “La fundación de Oaxaca, Antecedentes y contexto del título de ciudad de 1532”, 475 años de la Fundación de Oaxaca, México, Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, FAHHO, 2007, p. 65.

2 Francisco de Burgoa, Geográfica descripción…, México, Juan Ruiz, 1674, p. 6.


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