Materialización de una promesa: El Diamante de Fuego
Nuestro estadio es la materialización de la promesa realizada por don Alfredo Harp Helú de construir una casa propia para los Diablos Rojos del México y su afición; adicionalmente, es una gran contribución para la Ciudad de México y el país. El verdadero valor de este “diamante” y nuestro activo más importante es intangible: son más de ochenta años de hazañas y pasión.
Después de poco más de cincuenta años, el 23 de marzo de 2019, la Ciudad de México volvió a ver la inauguración de un estadio para eventos deportivos profesionales —Ciudad de los Deportes (1946), Olímpico Universitario (1952), Estadio Azteca (1966)— y, específicamente, uno dedicado al beisbol.
Como responsable de la operación y administración de este inmueble, con capacidad para 20 000 personas, tengo el privilegio de encabezar un equipo multidisciplinario que tiene como objetivo ofrecer la mejor experiencia a nuestros visitantes, así como mantener en las mejores condiciones posibles las instalaciones para la práctica del beisbol.
A cinco años de haberse inaugurado, hemos tenido diversos retos que han sido resueltos en equipo: la novedad propia del primer año de operación; la pandemia y las restricciones por salud; el regreso a la “nueva normalidad”; llenos totales en clásicos; los juegos de la MLB Mexico City Series; dar cabida a la selección mexicana de beisbol; la participación en la Fórmula 1 y ser la cara del Teletón, entre muchos otros.
Es precisamente en este marco de celebración del Diamante de Fuego que este inmueble recibe a los New York Yankees, el equipo más ganador, emblemático y popular de las Grandes Ligas del Beisbol (MLB).
Después de 56 años, el 24 y 25 de marzo del presente año, esta novena regresa a la Ciudad de México para disputar juegos de exhibición contra los Diablos Rojos del México. Son parte del trabajo diario la planeación a corto, mediano y largo plazo; la adaptación al cambio; la toma de decisiones ágiles y acertadas; la exigencia en infraestructura y servicios al estar en un estadio con nivel de Grandes Ligas para tener a punto la casa de un equipo grande como los Diablos Rojos.
Operar y administrar el Diamante de Fuego es un trabajo único, pues no solo hablamos de un escenario estrictamente deportivo, ya que, como nuevo hogar de los escarlatas, comprende componentes tan importantes como el histórico, el social y el artístico.
· Histórico, al ser heredero de la tradición de más de ochenta años de los Diablos Rojos del México, que jugaron previamente en el Parque Delta, Parque del Seguro Social, Foro Sol y Estadio Fray Nano.
·Social, debido a una propuesta de espacios sanos para la convivencia, la recreación y la integración al pensar en la promoción del deporte como catalizador del desarrollo individual y colectivo de las personas. Los mismos juegos de beisbol son vistos como crisol de emociones capaces de vincular familias, amistades y nuevos conocidos, todos al unísono ¡Beisbol! ¡Diablos! ¡México!
·Artístico, a partir de la colaboración de importantes artistas mexicanos con trayectorias, causas y obras con profundas raíces en su país y, además, con reconocimiento internacional. Francisco Toledo, Sergio Hernández, Amador Montes, Demián Flores y José Luis García, quienes dejaron, por medio de rejas, esculturas y murales, un legado indeleble de identidad, simbolismo y sentido de pertenencia para los visitantes.
El mismo diseño arquitectónico del estadio determina su personalidad, como muestra del talento mexicano y su alcance, para lograr identificar al proyecto como el más moderno de América Latina al nivel de otros inmuebles de las Grandes Ligas en Estados Unidos y Canadá.
En 2022 se nos presentó la oportunidad de responder al gran voto de confianza que otorgó el Consejo de Administración de Diablos Rojos y del Estadio para que, entre ambas organizaciones lideradas para este proyecto por Santiago Harp Grañén, se hiciera realidad la puesta en marcha del Museo Diablos Rojos, el cual, en dos años, ha recibido alrededor de siete mil visitantes.
Al igual que en su momento el Estadio Alfredo Harp Helú, el Museo de los Diablos recibió el apoyo de todas las organizaciones que complementan el gran círculo virtuoso logrado por don Alfredo y su familia. Es así como gracias a la Fundación Alfredo Harp Helú, el Museo de la Filatelia de Oaxaca, el Centro Cultural San Pablo, el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, la Academia de Beisbol de Oaxaca, entre otras instituciones, se llevó a término este proyecto con lo mejor de México para alcanzar una calidad de clase mundial.
Dentro de las novedades, nos dará mucho gusto recibir en 2025 al equipo femenil de los Diablos Rojos (softbol), ampliando así la oferta deportiva que tenemos en el inmueble.
Somos conscientes de que para mantener al Diamante de Fuego como un estadio de vanguardia a través del tiempo, se requiere del trabajo diario, la capacidad resolutiva, el compromiso con la excelencia y la vocación por el oficio que cada integrante del equipo desempeña.
Nos sentimos privilegiados y estamos muy agradecidos por la oportunidad y la confianza que nos otorgan, pues nuestra misión es estar a la altura que la nación escarlata y nuestro país merecen.