Manos que ayudan a dar vida
En muchas ocasiones, cuando un niño decide plantar un árbol, o cuando varios niños de diferentes comunidades, a modo de fiesta y celebración, los plantan, no imaginan lo que ahí puede suceder con el paso del tiempo.
Conforme los árboles van creciendo, las aves que vuelan cerca encuentran en sus ramas espacios ideales para construir sus nidos. Estas ramas se han vuelto el hogar de pájaros junto a sus huevos. Incluso familias de conejos, lombrices, escarabajos y catarinas piensan que tienen un nuevo hogar, y así es. También crecen frutos en esos árboles, a los que se acercan colibríes, abejas y abejorros, hasta las abejas encuentran las ramas perfectas para hacer su colmena. Las hormigas, al comerse los frutos, dejan caer las semillas que había adentro. Las abejas siguen multiplicándose, y los polluelos nacen, crecen y vuelan formando otros nidos en los árboles vecinos.
Después de muchas noches, las semillas que cayeron al suelo se transforman en pequeños brotes de arbolitos. Donde antes no había vida, ahora hay familias de árboles, pájaros, huevos, insectos y frutos.
Hoy, gracias a tantas y tantas manos, nuestros campos áridos se van convirtiendo en maravillosos bosques llenos de vida.