LOS TESOROS MUSICALES DE SOYALTEPEC: DOS DE LOS LIBROS MÁS HERMOSOS IMPRESOS EN LA NUEVA ESPAÑA
En el siglo XVI, la Nueva España requería de una imprenta para hacer libros. Así, a instancias del arzobispo fray Juan de Zumárraga y del virrey Antonio de Mendoza, llegó Juan Pablos, el primer impresor, en 1539. Cuando su negocio fue prosperando, contrató a un gran conocedor en la hechura de libros: Antonio de Espinosa, quien llegó de Sevilla en 1554. Desde su llegada, los impresos novohispanos se renovaron con un repertorio de letras redondas y cursivas, así como de hermosos grabados. Su llegada también marca el inicio de la impresión de música en la Nueva España: la primera obra con música, de 1556, salió de la imprenta de Juan Pablos, cuando ya Espinosa trabajaba ahí. Su arte elevó la impresión de música a grandes niveles, como consta de los hermosos tomos ahora por primera vez en el Centro Cultural de San Pablo, en una exposición realizada por Adabi de México, la comunidad de San Bartolo Soyaltepec y la Biblioteca fray Juan de Córdova: un Graduale Dominicale y un Graduale Sanctorale, dos libros que contienen compilaciones de cantos para la misa.
En 2013, un equipo de Adabi de México encontró un juego de estos rarísimos impresos mexicanos en la iglesia de San Bartolo Soyaltepec (‘en el cerro de la palma’), en la Mixteca Alta oaxaqueña. Yacían olvidados entre el polvo y la polilla en una vieja caja de una de las extintas cofradías. El Graduale Dominicale corresponde a la primera edición impresa por Antonio de Espinosa en 1565. El Graduale Sanctorale de 1579 —probablemente una segunda edición— es un sorprendente hallazgo bibliográfico, pues ¡es único en el mundo! Hasta ahora no se conocía un solo ejemplar y únicamente se sabía de su existencia por referencias secundarias. El ejemplar de Soyaltepec aún conserva la hoja 288 en la que está impreso el colofón en latín, cuya traducción al español es: ‘Termina el Gradual Santoral, ahora por primera vez de acuerdo a la norma, uso, modo y notas del canto de la Orden de los Predicadores, hecho en México en las casas de Pedro Ocharte 1579’. Para esta fecha, Espinosa ya estaba muerto. Una mirada al Graduale Sanctorale aquí expuesto demuestra que Ocharte compró el taller del finado Espinosa, se hizo de sus letras, grabados y sobre todo de los entrenados trabajadores, y produjo con ellos —bajo su nombre— el hermoso tomo aquí expuesto.
El Sanctorale resultó estar ricamente ilustrado con treinta grabados. Estas imágenes son una de sus características más interesantes. De los treinta que incluye, algunos eran hasta ahora desconocidos: la Resurrección de Lázaro, el que mostramos en la ilustración adjunta. Otro grupo de grabados de iconografía diversa da constancia de la circulación de las imágenes en los talleres de tres de los primeros impresores novohispanos: Antonio de Espinosa, Pedro Ocharte y Antonio Ricardo entre los años de 1576 a 1583. Aquí adjuntamos un ejemplo: La Coronación de la Virgen, que Antonio Ricardo usó en la obra de Alonso López, Summa y recopilacion de Chirvrgia, con vn arte para sangrar mvy vtil y prouechosa de 1578.
Estos libros perduraron por siglos y llegaron a nuestros días precisamente porque cantores mixtecos los cuidaban y apreciaban. Son a ellos y a los responsables de la iglesia de San Bartolo Soyaltepec a quienes agradecemos la preservación de estos tomos. Debido a la importancia de los libros, y gracias a la confianza en Adabi y en el Taller de Restauración FAHHO, el cabildo municipal autorizó su restauración.
Para celebrar tan sorprendente hallazgo y la labor de rescate de Adabi de México, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, a través de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova organizó una exposición con los libros y el día de la inauguración Ricardo Rodys, musicólogo de la FAHHO, dirigió un coro oaxaqueño especializado en canto gregoriano y escuchamos la música que se tocaba en las misas novohispanas del siglo XVI.