Boletín FAHHO Digital No. 33 (Dic 2023)

Los libros de Henestrosa: Una aproximación desde la Librería

Jessica Santiago

He tenido oportunidad de escuchar cuando las personas dicen, justo en la entrada de la librería: “Mira, vamos a preguntar en esta biblioteca”; y también he sido testigo cuando pasan por alguna biblioteca preguntando si ahí venden tal o cual libro… No obstante, a pesar de la sospecha, creo que cuando cambian “librería” por “biblioteca”, y viceversa, no están tan equivocados: en ambos sitios los libros están expuestos para ser tomados, ¿no? Y cuando una entra en cualquiera de esos espacios también será tomada, irremediablemente, por las historias, los personajes, los escenarios. Hoy vengo a hablar sobre cómo cierto actor se ha presentado en la Librería Grañén Porrúa juguetón, adivinatorio, fantasmal y, como en el comentario de arriba, mezclando la esencia de dos espacios que terminan siendo similares.

En el marco del XX Aniversario de la Biblioteca Andrés Henestrosa, la Librería se unió con admiración y cariño a sus festejos; jugamos con la idea de librería-biblioteca y presentamos, en una mesa, al centro de una de nuestras salas, “Los libros de Henestrosa: Una aproximación desde la Librería”. Durante el mes de noviembre se han exhibido libros cuyos autores fueran los más entrañables para don Andrés —según la generosa labor arqueológica de los bibliotecarios y libreros, así como de Freddy Aguilar y Chey Rojas—, ya que ocupan un sitio importante en la Biblioteca. Autores como Franz Kafka, Sergio Pitol, José Revueltas, Elena Poniatowska, entre muchos más, conviven en la Librería. Cuando nos visiten, en Macedonio Alcalá 104, además de hojear y admirar muy de cerca estos libros, podrán comprarlos y, de alguna forma, si atendemos al relato de que don Andrés era un conversador nato y un elocuente narrador de historias, podemos estar seguros de que fue él mismo quien nos los recomendó.

Esta invitación es para visitar la Librería, en primer lugar, pero también para que se acerquen a la Biblioteca Henestrosa, porque, como decía, ambos sitios están hechos para que las personas reconozcan en las letras de otras y otros, parte de la humanidad que por estos tiempos extraños se nos desdibuja. ¿Se imaginan a don Andrés caminando frente a los estantes de su biblioteca, admirando y hojeando sus ejemplares más queridos? ¿Cuál habrá sido su lectura más frecuente? ¿Qué libro habrá dejado a medias? ¿Qué otro habrá querido releer sin haberlo logrado o cuál habrá sido el que más recomendó? Cuestiones que no forman parte de la historia de la literatura, seguramente, pero que vuelven entrañable la visita a la Biblioteca, y, por qué no, a la Librería.

Durante las semanas en que ha estado la mesa con libros y un letrero que hace referencia a Andrés Henestrosa, los ejemplares se desacomodan, cambian de posición, se van, son hojeados; las personas que nos visitan leen la contraportada, se preguntan, nos preguntan; somos testigos del momento en que un libro encuentra a su lector. En otras ocasiones, quienes asisten a la Librería entran sin decir palabra, llegan con las manos enterradas en las bolsas traseras del pantalón, dan un vistazo a los libros y se van. Pero los momentos extraordinarios suceden cuando alguna persona —jovencita, niño, muchacho— revisa libro por libro: los miran de lejos, los toman entre sus manos, leen las primeras páginas, los pesan con ambas manos, acarician su canto con la yema del dedo índice, y se van. A veces los compran, a veces los esconden detrás de una fila de libros para volver por ellos.

Por otro lado, en las librerías hay ejemplares que no se dejan “desentrañar” del todo porque vienen envueltos en ese plástico que los protege de manos que traen toda la calle a cuestas, así que resta pedir al librero que, por favor, haga los honores de abrir el ejemplar para nuestro deleite. En las bibliotecas, por su parte, ha caído tanto polvo que resulta una alergia soplar encima de los libros para consultarlos. Pero incluso así, con todo y polvo, ahí estamos.

Hacemos extensiva la invitación para que se dejen sorprender por los libros de Henestrosa, les esperamos en la Librería Grañén Porrúa de 9 de la mañana a 8 de la noche.


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