Lo unido permanece: Diplomados FAHHO 2025

Además de festejar a quienes terminan los diplomados internacionales en Cultura Escrita y Adolescencia (III edición) y en Promoción de la Lectura Infantil y Juvenil (XI edición), también celebramos la feliz colaboración entre la Fundación Alfredo Harp Helú, la Confederación Nacional de Escuelas Particulares y la Universidad La Salle Oaxaca, pues hemos colaborado en no pocos proyectos de educación, cultura, arte, deporte y acción social. La actividad académica y cultural que nos une trasciende los problemas diarios a los que nos enfrentamos, por lo que podemos afirmar que nuestra labor es plenamente humanista en el sentido más profundo del término.
Los hombres y las mujeres del Renacimiento se autonombraron humanistas porque prefirieron las letras humanas a las divinas (la Biblia), y en su bello esfuerzo por descifrar lo humano, acudieron a los antiguos griegos y a la naciente ciencia moderna. De su seno, en el transcurso de varios siglos, surgió la literatura de Dante Alighieri, la poesía de Petrarca y de fray Luis de León, la mística de Teresa de Jesús, la filosofía de Erasmo, la pintura de Leonardo y de Rafael, la escultura de Miguel Ángel, la arquitectura de Brunelleschi, la física de Galileo, la geometría de Kepler, la astronomía de Copérnico, la aventura hacia lo desconocido de Cristóbal Colón, el deseo de un mundo mejor de Tomás Moro, por mencionar solo algunos.
Poesía, literatura, mística, filosofía, pintura, escultura y aventura, pero también matemáticas, geometría, astronomía y ciencia se entretejieron con el deseo de un mundo mejor: Belleza, Verdad y Bondad. A eso se dedicaron los humanistas y esa es la esencia del humanismo.
El objetivo de esa época no era ya divinizarse o espiritualizarse, cosa por demás imposible, sino descubrirse como un ser inacabado y en continuo camino con otros, para configurarse como una persona humana, ayudado por la belleza, la verdad y la bondad.
El ideal renacentista, el humanismo, sigue presente el día de hoy en todas las sociedades y culturas modernas y no ha sido sustituido con otra narrativa. Aunque es cierto, desde hace 500 años, que cada época y cada sociedad acentúa un rasgo especial del humanismo: en ocasiones ha sido la búsqueda de la verdad, en otras, el deseo por una sociedad mejor y, a veces, el disfrute de la belleza y el placer.
Considero, sin embargo, que hoy en día nuestro querido México y nuestra querida Latinoamérica anhelan que nos enfoquemos en la Bondad. Nuestras sociedades tienen una sed enorme de paz, reconciliación, ternura, sanación, escucha y comprensión, aliento, misericordia, perdón, reconstrucción, esperanza. Me parece que visibilizar nuestra propia humanidad es uno de los signos más importantes de nuestra vida contemporánea.
Concuerdo con el jesuita Manuel Díaz Mateos, fallecido en 2018, quien decía que en el mundo estamos pasando de Amós, profeta de la justicia, a Oseas, profeta de la misericordia y del afecto, y que lo que hoy cuenta más es la intimidad y la realización personal.
A un pueblo desanimado, herido y roto, Dios lo alienta con el lenguaje cálido del afecto, del perdón y de la gracia. En el libro del profeta Oseas podemos leer con qué cariño se dirige Dios a su pueblo: “Y yo la volveré a conquistar, la llevaré al desierto y allí le hablaré de amor” (Os 2,16).
Todo lo anterior no significa que esperamos tener un mundo color de rosa, donde todo es correcto y afable.
Muy por el contrario, nos sabemos humanos y siempre habrá luchas y rencores. Se trata de saber, más bien, que tenemos la capacidad para perdonar y ser perdonados, y la posibilidad de reconstruir una y mil veces el destino fracturado.
Así que, mediadores de lectura, bibliotecarios, gestores culturales, maestras y maestros, ¿qué historias, qué narrativas contaremos a los niños, a los jóvenes y a los adultos? Ellos se convertirán en las historias que les contemos.
Celebro con mucho entusiasmo que el próximo diplomado que la FAHHO nos ofrece, con el esmero y cuidado que le caracterizan, sea sobre la cultura de paz.
Que Dios nos permita ser plenamente humanos y que nos entusiasme en esta gran labor humanizadora.
Ah, y por cierto, yo sí leo por puro placer.
Indivisa manent
Lo unido permanece