Boletín FAHHO Digital No. 8 (Oct 2021)

Lluvia es mar, mar es agua, agua es nubes

Jorge Contreras

Antes de toda creación, la hoja de un árbol flotaba en el mar. Sobre ella, Dios actualizaba la serenidad meditando; no había entonces nada, solamente había mente, aunque sin la certeza de su propia existencia. La mente era lo que transformaba y, a la vez, lo que se transformaba, era lo que fluía. La mente eran las aguas, y las aguas, por algún motivo, desearon. La vida biológica parece ser la manifestación de ese deseo.1

El maestro Francisco Toledo diseñó para el Centro de las Artes de San Agustín, Etla, espacios donde el agua puede permanecer en calma o moverse lentamente; subir a enfriar el techo de lámina, bajar en caídas estudiadas, pero siempre nuevas; albergar un árbol y, temporalmente, nubes que pasan, mantener peces o microorganismos, recibir hojas y flores que caen; funcionar como espejo para las aves, para las estrellas o para los seres de mundos invisibles.2

Quizá el maestro Toledo sabía que el agua, además de crear formas de vida, puede funcionar como transición entre mundos, y como metáfora de la mente.

Con esa idea como punto de partida, el Centro Cultural San Pablo y la coordinación de Medio Ambiente de la FAHHO presentarán este otoño una exposición que tiene como objetivo explorar las formas en que el agua y el sol se transforman en vegetación y vida.

Entre otras obras, la exposición incluye un experimento aparentemente sencillo, pero que implica una forma intensa de afecto por Oaxaca; la artista Elena Pardo construyó una cabina con una cámara de video y la instaló en el atrio del templo de Jalatlaco, para que cualquier persona grabara sus recuerdos del río que separaba ese barrio del centro de la ciudad.

El resultado de la obra es una forma de construcción de la memoria como aprecio por un lugar y, al mismo tiempo, como testimonio de que la transformación urbana puede mejorarse para conservar recursos naturales.

Gracias a los recuerdos e ideas en esa obra de Elena Pardo, es posible imaginar otra ciudad de Oaxaca rodeada por ríos limpios, más árboles y temporadas de flores y aromas y, de alguna manera, la obra nos hace ver la importancia de conservar y cuidar la belleza actual de Oaxaca. Aunque la memoria pone en marcha una realidad que ya no es accesible, también abre las puertas hacia mundos que pueden ser mejores.

Otra obra en la exposición es un árbol joven, un guaje que conmemora la fundación simbólica de Oaxaca hace 500 años. Porque igual que los seres humanos, construyendo mente y experiencia corporeizadas, los árboles y las plantas son también instancias de la vida, dibujos extraordinarios hechos con agua y tierra, voluntad del sol. ¿Quién más dibuja los cerros, los bosques, los mares, los animales, las ciudades y los mundos? Y para cada dibujo y cada vida: ¿cuánto fuego, cuántos soles, cuántas auroras y cuánta agua es necesaria?

Otra obra en esa exposición es Materia Mnémica, de Oswaldo Ruiz, que consiste en la exploración del artista sobre el mundo de la homeopatía como un tipo de conocimiento tradicional comparable a la medicina. El resultado es un libro que funciona como registro fotográfico de la carga simbólica que se puede otorgar a un objeto, una planta, un insecto, etc. El libro se exhibe en un mueble diseñado por el artista junto a objetos típicos empleados en la preparación de las pociones terapéuticas. Líquidos para restaurar la salud, líquidos que fluyen por el cuerpo modificando alguna cosa; líquidos que son agua combinada con algo más para intervenir la operación del sistema inmunológico, y con ello cambiar el rumbo de la vida.

Vida en otras ciudades, en otras épocas; vida de día o de noche, luminosa, oscura, vida sin control, compleja y sencilla; vida que se va, eligiendo otro rumbo, agotándose, llegando o renovándose. Vidas que debieran ser más de lo que son; vidas que descubren su sentido en el último día, vidas sutiles, o más sutiles todavía, biológicas y no biológicas; todas susceptibles a la experiencia y, por eso, todas intentando resolver una falla primordial mediante el significado. Vidas humanas o no, comparten mundos comunicados por agua.3

La vida en general es un proceso de poiesis, y en su modalidad de experiencia puede transcurrir como una experiencia estética. En 2007, el escultor británico Antony Gormley presentó en Hayward Gallery una instalación titulada Blind Ligth.4 La obra consiste en una habitación de vidrio de casi diez metros a cada lado llena de neblina tan densa que no permite ver más allá de un brazo extendido.

En esa caja enorme, el agua es neblina que es luz queriendo pasar a través del vidrio que la contiene, adentro se pierden las nociones de distancia y de espacio, por un
momento se puede intuir un vacío que se modifica mientras uno camina. En esta obra
de Antony Gormley la motricidad del cuerpo humano construye el espacio y la percepción en medio de la neblina que es agua.

Así como a veces a los peces se les olvida que viven en agua,5 a veces a los seres humanos se nos olvida que vivimos en la mente, que es un fluido construido y emergente. A propósito de la mente como fluido, el artista danés Olafur Eliasson presentó este año en la Fundación Beyeler, la exposición Life.6 En ella, el autor explora una manera de mirar el mundo sin tener como centro la perspectiva humana.

Para la muestra fue necesario remover las puertas y ventanas de la hermosa arquitectura de Renzo Piano, colocar agua en los pisos y montar pasillos como muelles por los que se podía transitar observando el piso líquido como caldo de cultivo de distintas formas de vida: bacterias, hongos, plantas. Con ello, el artista propuso pensar la diferencia entre adentro y afuera, para sugerir la posibilidad de extender la experiencia del arte a la vida cotidiana fuera de los espacios del museo.

También utilizando distintos filtros ópticos, Olafur Eliasson ofreció acceso a la forma en que diferentes animales pueden mirar los espacios de la exposición. Mediante imágenes en computadora era posible observar cómo mira un ave, una rana, una abeja y distintos insectos. La intención del artista en esta exposición es acceder a maneras no humanas de percibir el mundo y, de alguna manera, vegetalizar la percepción; siguiendo las ideas de Natasha Myers: las plantas —y no los humanos— son quienes hacen este planeta habitable.

De atrás hacia delante: la perspectiva humana no es la única en el mundo, mientras observamos la percepción de otras especies enriquecemos la experiencia humana. La vida biológica, como la mente, fluye
como un río y los mundos que construye son emergentes. La exposición en el Centro Cultural San Pablo abordará la noción de medio ambiente como un entorno que transcurre, en el que agua y sol dibujan mundos posibles; y artistas como el maestro Toledo son capaces de construir una obra de arte permanente para el agua, y
para la idea de agua.

1 Roberto Calasso. Ka. Barcelona, Anagrama, 2006.

2 https://www.facebook.com/casanagustin/photos/?ref=page_internal

3 Hans Jonas. El Principio Vida, Madrid, Editorial Trotta. 2000.

4 Antony Gormley. Blind Light. 320 x 978.5 x 856.5 cm. Hayward Gallery, Londres. 2007. Esta obra también se
ha presentado en Sean Kelly Gallery, Nueva York y en Pinchuk Art Center, Kiev, Ucrania. https://antonygormley.com/projects/item-view/id/241#p1

5 David Foster Wallace.

6 Olafur Eliasson. Life. Foundación Beyeler. Suiza. Abril-julio, 2021. https://life.fondationbeyeler.ch/en/



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