Boletín FAHHO Digital No. 2 (Nov-Dic 2020)

Licencia de uso del fierro marcador para el ganado

María Isabel Martínez Ramírez

La práctica de marcar a los animales se ha realizado desde épocas remotas. Después de la llegada de los españoles, Hernán Cortés trasladó los primeros bovinos a la Nueva España, el ganado de su propiedad estaba marcado con un hierro que representaba tres cruces latinas.

Para poder marcar a los animales era necesario llevar el control y registro de las marcas. Así en 1529 surgió, en la Ciudad de México, la Mesta Novohispana, la primera asociación que se encargó de solucionar los asuntos ganaderos. Dentro de sus ordenanzas había una que indicaba la obligación de los dueños de los rebaños de registrar sus fierros marcadores para poder identificar el ganado y así evitar el abigeato —que es la venta de ganado de manera ilegal—, o si invadían algún predio saber a quién pertenecía el animal. Estas marcas eran registradas en un libro para el control e identificación del ganado; si no se cumplía con esta ordenanza los dueños eran acreedores a una multa; la Real Hacienda se encargaba de ejecutar estos castigos y, en el caso de incumplir con este registro, se decomisaba el ganado y pasaba a formar parte de los bienes mesteños. La marca era hecha con las siglas del nombre del dueño, el fierro, al rojo vivo por las altas temperaturas a las que era expuesto, se colocaba en alguna parte del cuerpo del animal. A esta marca también se le conoce como yerra.

Dentro de la vasta documentación que es organizada al intervenir los archivos históricos de los municipios, se han encontrado diversos asuntos ganaderos, como los registros del uso del fierro para marcar el ganado, incluso con el dibujo de la marca o los recibos por pagos hechos a la tesorería. Estos testimonios existen debido al registro de los animales y por el pago de los impuestos que generaba.

El documento más antiguo respecto a este asunto que hemos encontrado durante la organización de los archivos históricos municipales es una licencia de 1714 sobre el uso del fierro común en el pueblo de San Francisco Telixtlahuaca. Ahí se menciona que a don Ygnacio Fernández de Ribera, alférez guardia del conde duque de Linares virrey y gobernador de la Nueva España y presidente de la Real Audiencia, se le había conferido la facultad de dar licencia de uso y registro de los fierros del ganado. También era el encargado del cobro por este permiso: los naturales pagarían cuatro pesos, que serían destinados a la fábrica del real palacio, y otros cuatro pesos por la media annata —impuesto real por el otorgamiento de la concesión—, mientras que los españoles y los de color “quebrado” pagarían diez pesos y cuatro reales.

El mismo documento narra cómo se presentó el principal del pueblo de San Francisco diciendo que tenía ganado mayor; entonces mostró el hierro para ferrarlo y pidió licencia para usarlo. Luego de pagar cuatro pesos y cuatro reales se le otorgó el derecho de ferrar a sus animales. Este fierro fue registrado en un cuaderno para control de las marcas.

Los archivos históricos resguardan la memoria de la comunidad, sin la preservación de ellos los acontecimientos del pasado serían inciertos. Por ello hay que hacer conciencia sobre la importancia de su conservación y rescate en las autoridades que custodian estos vestigios, ya que estos documentos son el patrimonio cultural e histórico de la población y le dan identidad a la comunidad.


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