LETRAS VIAJERAS OAXACA-BARCELONA
Como en todo proyecto que se lleva a cabo con creatividad, con la intención de ayudar en la construcción de un mundo mejor e involucrando a niños en esa transformación; el proyecto Letras viajeras está llegando a su fin con éxito y resultados emocionantes.
Gracias a la experiencia y la confianza de la Fundación Jordi Sierra i Fabra de Barcelona y al entusiasmo y compromiso de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca, 50 niños de 5o de primaria, 25 de la Primaria Enrique Pestalozzi de Oaxaca y 25 de la Primaria Reina Violant de Barcelona, realizaron un intercambio epistolar durante cuatro meses.
La intención de cruzar mares y fronteras para lograr que niños de distintas realidades pudieran conocerse entre sí, e intercambiar ideas, gustos y sueños, es tan compleja que si se intenta poner en palabras nos quedaríamos cortos, así que hablaré del camino recorrido, ya que incluso si intentara enumerar los resultados correría el peligro de olvidar más de uno.
El proyecto dio inicio formalmente el 2 de febrero de 2016, la fundación de Barcelona tenía la experiencia previa con la ciudad de Medellin, Colombia, y nos compartió las pautas adecuadas para llevarlo a cabo. La meta era el envío y la recepción de tres cartas, con fechas y objetivos previamente establecidos.
En la primera carta que enviaron los niños de Oaxaca, en vez de hablar sobre la cultura de Barcelona, la cual habían estado explorando por tres semanas, las preguntas sobre videojuegos, películas y gadjets favoritos inundaban el texto. Para las coordinadoras del proyecto esto resultó un poco chocante, sobre todo por las expectativas que como adultos se tenían. Aún así se respetó la opinión y expresión de los niños y se enviaron. La sorpresa al recibir la respuesta fue encontrar el mismo tipo de inquietudes y preguntas de los niños de Barcelona, lo cual resultó contundente para entender que había que confiar en la energía del proyecto y en los niños participantes.
¿Qué es lo que nos hace esperar una carta enviada por correo? Ni más ni menos que el placer. Curiosamente, el gusto de la satisfacción inmediata nos hace preferir el medio electrónico para comunicarnos, y hemos olvidado las sensaciones que ofrece el uso del correo.
No se tache mi respuesta de exagerada, soñadora o romántica, puesto que viene desde la experiencia y la percepción sensorial del proyecto. Mi respuesta viene al recordar 52 ojos (incluidos los míos) brillando intensamente mientras ven un sobre… Respondo al recordar las cosquillas en el estómago durante los 20 segundos infinitos que se tarda uno en abrir ¡rápido! la solapa del sobre, sacar la carta y extenderla, y luego el deleite con el que se lee –añadiendo que esa parte puede durar el tiempo que uno decida–, mientras se toca y se huele aquel objeto venido de lejos, que estuvo en manos de la persona que nos lo envía.
Todo esto no es más que un esbozo de la deliciosa experiencia en la que tuve el honor de participar, mi mayor deseo es haberte invitado a ti, lectora o lector, a enviar una carta por correo.
PD. ¡Cuán útil es la posdata!, pero eso es tinta para otra carta.