Las exposiciones del MTO: Más allá de la urdimbre y la trama
Luego de 15 años de presentar exposiciones en el Museo Textil de Oaxaca, considero que este es uno de los aspectos que más sorprende a quienes nos visitan. Al encontrarse con textiles elaborados en comunidades que no habitan en Oaxaca, numerosas personas nos han cuestionado; en ocasiones, incluso, nos hemos enfrentado a la frustración del público. Sin embargo, existe un razonamiento profundo detrás de esta decisión.
Como punto de partida está la visión que tuvieron el maestro Francisco Toledo† y el Doctor Alejandro de Ávila (cofundador, asesor y curador de este museo). Ambos imaginaron un espacio de encuentro entre las personas que se dedican a la creación actual de textiles, un recinto que ofreciera la oportunidad de conversar, compartir experiencias e intercambiar conocimientos. A ese objetivo inicial se sumó el interés de la Dra. María Isabel Grañén (presidenta del MTO). Recuerdo que, a tan solo unas semanas de haber abierto el museo, ella nos decía continuamente: “Nos llamamos Museo Textil de Oaxaca porque estamos en Oaxaca, pero es importante que la mirada sea universal”.
Con ese espíritu se preparó la exposición con la que el MTO abrió sus puertas al público el 19 de abril de 2008: “De Mitla a Sumatra – El arte de la greca tejida”. La muestra sorprendió enormemente, pues detrás de algunos huipiles tejidos en telar de cintura en la región de la Chinantla, colgaban lienzos teñidos de brillantes colores que procedían de la localidad de Bujará, en Uzbekistán. Esto, sin embargo, no significa que no se presenten exposiciones enteramente dedicadas a la creación de textiles de Oaxaca (de hecho, hemos hecho énfasis tanto en textiles relativamente antiguos elaborados en el estado, como en los tejidos, bordados y teñidos que se realizan en la actualidad, lo que nos brinda la incomparable oportunidad de conocer directamente a las autoras y autores de estas labores), sino que la inclusión del arte textil de otras regiones de México y del mundo se debe a la particularidad que poseen los hilos como expresiones culturales concebidas, elaboradas y usadas por todos los pueblos que habitamos este planeta, existan o no conexiones explícitas entre ellos.
En los textiles se plasman conocimientos, historias, tecnologías, leyendas, gustos, identidades y funciones, entre muchos otros aspectos, y la intención de las exposiciones del MTO es justamente contrastar ese conjunto de elementos de las distintas culturas que dan forma y sentido al mundo que habitamos y, con ello, contribuir a nuestro propio entendimiento como seres humanos.
Esta visión podría resultar confusa para quien visita el museo por única ocasión. En este caso, queremos recordar la diferencia entre visitar una ciudad y habitarla. El MTO no cuenta con una exposición permanente: busca, mediante un programa continuo de exposiciones temporales, que el público se exponga a las distintas reflexiones que nos plantea la creación textil del mundo.
Dentro de las audiencias que recorren las salas de este recinto, nos interesa particularmente la presencia de quienes han preservado el conocimiento de las prácticas y tradiciones textiles de sus comunidades de origen. Es así como, en numerosas ocasiones, las tejedoras y los tintoreros nos han expresado la inspiración, la sorpresa y el reconocimiento que experimentan al ver un lienzo del occidente de África o un manto del extremo sur de nuestro continente. En alguna ocasión, en el marco de una exposición que presentaba textiles del centro de Asia, nos dijeron: “Si quisiéramos ver textiles de Irán, iríamos al Met”, refiriéndose al Museo Metropolitano de Arte, en la ciudad de Nueva York. ¿Y si alguien no tiene oportunidad de viajar a una de las ciudades más caras del mundo y pagar por entrar a un museo como el Met?
Así, las exposiciones del MTO no solo buscan contar historias por medio del arte de los hilos, también pretenden crear y fortalecer un sentimiento de empatía, que buena falta nos hace.