Boletín FAHHO No. 5 (Mar-Abr 2015)

LAS ESTELAS DE SEGUIMOS LEYENDO

María del Socorro Bennetts Fernández

Cuando me pregunto qué es servir de manera voluntaria, lo primero que viene a mi mente son los rostros, sonrisas, voces y letras de más de doscientas almas que andan arando espacios, en su mayoría de asistencia social, para sembrar historias y regalar “algo precioso”, como ellos mismos lo expresan.

Como toda acción que emprende la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, llega el momento de mirar hacia atrás, tomar una breve distancia para valorar lo vivido y reconocer el esfuerzo y compromiso de quienes lo hacen posible. Este febrero nos reunimos con veintisiete ciudadanos para reconocerles de manera pública su invaluable labor, de manera ininterrumpida llevan de tres a seis años siguiéndole la estela al programa de lectura. Se sumaron, se subieron al barco, y hoy no se imaginan haciendo otra cosa. Desde amas de casa, obreros, profesionistas, jubilados, estudiantes, abuel@s, todos aportan, y reciben, en muchos casos más de lo que esperaban.

Los homenajeados expresan sus testimonios: “Es como un vicio, algo que ya no puedo dejar, la lectura llega más allá de las palabras, transforma a mis escuchas”. “Cuando no puedes brindar algo material, regalas una lectura, es algo único, las personas se impregnan de la historia y te regalan un abrazo, qué más puedes pedir, nada.” “El programa llegó a mí como si lo estuviera buscando”. “Somos compañeros, amigos, que hablamos el mismo idioma”. “Soy ama de casa, cumplo con todas mis tareas en el hogar y como mujer enseño a otras que podemos hacer muchas cosas más y trascender, hoy imparto talleres, me invitan a festivales y leo”. “Para mí ya es una forma de vida, de ser”.

Verlos a los ojos, y descubrir un brillo especial en ellos me hace reconocer que tienen un alto talante humano, que están buscando la luz a través de la palabra, y a veces también del silencio, cuando dialogan con sus escuchas. Ellos tocan a las personas, tienen una lectura de aliento para niños en situación de calle, para abuelitos del asilo, para jóvenes del Consejo de tutela, para pequeñitos hospitalizados en el momento que reciben su quimioterapia, entre otros. Los lectores voluntarios están en constantes procesos de formación y de creación, esto se los brinda el propio programa, es un derecho que ellos disfrutan y agradecen.

Cada semana se realizan treinta y dos sesiones de lectura en diversos espacios, esta cruzada es posible gracias a más de doscientos lectores voluntarios, hoy nos toca reconocer a veintisiete, los titanes y ejemplos.

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