Las abejas nativas sin aguijón y su importancia en la polinización
Los pueblos originarios de Mesoamérica nos heredaron un tesoro de conocimiento y uso de la biodiversidad que se manifiesta en diversas expresiones bioculturales como la lengua, vestimenta, música, gastronomía, medicina y cosmovisión, por mencionar algunas. Este legado anida, principalmente, en comunidades cuyos sistemas productivos están basados en el autoconsumo y muy poco en la comercialización de los excedentes.
Por esta razón, dicho conocimiento se mantuvo resguardado y sin mayor difusión durante décadas, dado que no representaba un beneficio económico productivo; no obstante, se trata de elementos fundamentales que dan vida a las comunidades y que generan un mosaico de saberes del entorno natural.
En este contexto, las culturas mesoamericanas domesticaron cuantiosas especies de flora y fauna para su uso en la gastronomía y medicina tradicional, como en el caso de las abejas nativas sin aguijón (meliponinos). En México se tienen registros de 46 especies de abejas sin aguijón, o abejas meliponas, y Oaxaca cuenta con 35 de ellas.1
Dentro de estas 35 especies se encuentra la Nannotrigona perilampoides. Dicha especie no se emplea en la producción de miel para comercialización o consumo, pues durante un ciclo productivo apenas logra elaborar 100 ml por colmena que prácticamente consumen ellas mismas para su alimentación y reproducción. No obstante, el beneficio más importante que otorgan estas abejas es la polinización, tanto de flora silvestre como de especies vegetales cultivadas.
Al ser una especie nativa, sus características evolutivas les permiten polinizar flora local mediante tipos de polinización específica como la vibración, lo que las hace más eficaces. También resalta su tamaño, pues al ser más pequeñas pueden acceder a flores de tamaños más limitados. También sus hábitos al visitar las flores son diferentes y, por su gran actividad, realizan la polinización con mayor eficiencia.
Las abejas Nannotrigona perilampoides miden entre 4 y 4.2 mm, son de color negro mate en tórax, negro brillante en abdomen, poseen una antena café claro, ojos verdes y dos puntos claros muy finos en los bordes de la parte media del tórax que se notan a simple vista. En su mayoría, son abejas muy tímidas y se resguardan rápidamente ante cualquier disturbio; durante la noche cierran la entrada con un tejido de cerumen. En su estado natural anidan en troncos secos principalmente. Se encuentran en distintas regiones del estado de Oaxaca, razón por la cual se les conoce con distintos nombres (véase la siguiente tabla).2
Dado que se trata de especies polinizadoras, su protección y conservación es de suma importancia, pues desempeñan una actividad biológica fundamental para la permanencia y el equilibrio de los ecosistemas, sin embargo, hoy sus poblaciones se enfrentan a una disminución gradual por efectos del cambio climático global, la deforestación y el cambio de uso de suelo, el uso intensivo de agrotóxicos y la introducción de especies exóticas.
Actualmente, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca implementa actividades e intercambio de saberes encaminados a la conservación, manejo y cuidado de las abejas nativas sin aguijón.
1 Noemí Arnold, et. al Las abejas sin aguijón y su cultivo en Oaxaca, México. Conabio 2019.
2 Noemí Arnold, Catálogo de especies de abejas sin aguijón de Oaxaca, México. Conabio 2019