La vida en una metáfora
En esta vida no es posible ganar todos los partidos.
Lo realmente importante es tener un mayor
número de juegos ganados que perdidos.
Alfredo Harp Helú
En una atmósfera cálida, rodeado de seres queridos, amigos y colaboradores, el contador Alfredo Harp Helú presentó, primero en el Centro Libanés de la Ciudad de México y después en la Universidad La Salle Oaxaca, la segunda versión de su autobiografía: Vivir y morir jugando beisbol. En busca de más campeonatos. Al abrir el libro, el lector se encuentra con una conmovedora dedicatoria: “Amo y dedico este libro a mi Dios que me guía todos los días. A mi preciosa familia, mis amigos que son mis hermanos, mis compañeros de juego a lo largo de diversas temporadas. A México y a todos los ciudadanos del mundo que creen en la paz”.
En la ya clásica forma beisbolera y metafórica de narrar su vida, el contador quiso dejar testimonio de algunas jugadas importantes que sucedieron durante los veinte años que siguieron a la primera versión, entre ellas, dos muy relevantes para él: una que perdió de manera fulminante, el fallecimiento de su hijo Alfredo, y otra que le ha causado enorme alegría, el nacimiento de su hija María Isabel, que desde hace varios años es conocida como Mira. La felicidad que le causó esta hija y los logros que ha tenido durante sus quince años de vida, así como sus nietos y el crecimiento personal de sus otros hijos –Sissi, Charbel y Santiago– motivaron al contador para escribir un segundo libro. En él profundiza aspectos tratados en el anterior, como las distintas etapas de su vida, desde que era niño hasta la fecha, su paso por el mundo financiero, el amor que le tiene a su esposa María Isabel Grañén Porrúa y la cantidad de proyectos que ha realizado con ella. Comenta también otros temas relevantes que han sucedido en este nuevo campeonato, como sus proyectos filantrópicos que han crecido sustancialmente, amistades queridas, colaboradores cercanos, personas significativas en su vida; también insiste en que la mejor inversión está en México y, por supuesto, continúa hablando de su gran pasión: el beisbol.
Como parte de las jugadas más exitosas que el autor plantea en su libro, están los 6 182 proyectos apoyados por la Fundación Alfredo Harp Helú, que cuenta con un patrimonio que asciende a $19,563,302,000 y el monto total acumulado de donativos otorgados es de $10,912,634,184. Entre los cuales se encuentra un 37 % dedicado a proyectos de educación, 27 % a cultura, 12 % a apoyo en desastres naturales y medio ambiente, 10 % a proyectos de asistencia y desarrollo social, 9 % en salud y 5 % al deporte.
El libro está lleno de reflexiones personales sobre la importancia de jugar en equipo y comprometerse al máximo en el juego. Cada capítulo está acompañado de un epígrafe del poeta libanés Gibrán Khalil Gibrán. Cuenta con una selección importante de fotografías que acompañan el texto y nos ilustran las diversas etapas de la vida del autor. La portada está basada en una obra realizada por su nieta Fernanda Narchi Harp, artista, fotógrafa e ilustradora quien juega con un tema que siempre le ha llamado la atención a don Alfredo: el origen del universo y la corta temporalidad de nuestra existencia. Es un libro pensado en su familia y los seres queridos que lo han acompañado a lo largo de sus campeonatos. Nos refleja la practicidad de don Alfredo, su calidad humana y su compromiso con sus raíces: México y Líbano.
La presentación en México estuvo acompañada de música libanesa y mexicana, las voces de los Hermanos Martell y Olivia Gorra así como danza de ambos países y bocadillos libaneses. Fue un espectáculo bicultural donde Mira Harp Grañén cautivó al público con la armonía de sus movimientos, su presencia escénica y la seriedad profesional con la que dedicó una danza a su padre.