Boletín FAHHO Digital No. 36 (Mar 2024)

La revolución del beisbol

Othón Díaz
Fotografías: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú, Enrique Gutiérrez / Gabriel Roux

En el beisbol de México se han presentado muchos momentos que han marcado al Rey de los Deportes y el Estadio Alfredo Harp Helú es uno de los hechos que han causado una revolución en el beisbol desde el inicio de su construcción en 2014.

Hablar de este espacio es sin duda una de esas cosas que cambian tu vida, de esas que puedes contarles a tus nietos. Llegamos al autódromo Hermanos Rodríguez y vimos los campos de futbol, así como la pista de hockey sobre patines de ruedas que había en estos espacios, los cuales se convirtieron en esta obra monumental que la gente disfruta cuando viene a un juego de los Diablos Rojos. Eso es algo mágico, porque son cosas que no cualquiera puede vivir, son cosas que pasan una vez y muy pocos pueden experimentar.

Hay muchas anécdotas que narran grandes alegrías, pero también muchísimas otras que cuentan enormes preocupaciones. De inicio se estableció que el proyecto duraría un año y medio, sin embargo, fue muy distinto a otras obras y el trabajo se prolongó más de tres años. Desde el tema del cruce de la pista, ya que todavía no estaba el puente que hoy todos conocemos, hasta el increíblemente milimétrico trabajo de colocar los módulos del techo, hicieron de esta una labor compleja día con día.

Uno de los momentos relevantes de la construcción fue el techo. Se convirtió en una de las preocupaciones más grandes porque era algo que no se había hecho antes. Y el tema de la distancia entre la grúa que estaba en el centro del campo y el sitio donde se tenían que colocar los módulos provocó que cada una de las piezas requiriera una labor que necesitó muchas horas para realizarse con exactitud.

El terremoto de 2017 fue algo que complicó y provocó que el tiempo de construcción se alargara más de lo pensado, ya que si bien no hubo ningún tipo de daño a la estructura, sí repercutió en el ritmo de trabajo.

Y después de muchos momentos de esfuerzo, presión, estrés y análisis, don Alfredo Harp Helú dijo que ya no había más tiempo de espera y que la fecha para inaugurar el estadio sería el 23 de marzo de 2019.

Como sucede en un juego de beisbol, fue en el cierre de la obra cuando se vio el gran trabajo que hizoel equipo en todas sus áreas, una increíble labor colaborativa donde los constructores, la empresa que administraba y los Diablos trabajamos a marchas forzadas para tener todo listo, y así cumplir el sueño de don Alfredo y de miles de aficionados.

Ese día definitivamente tuve que pellizcarme para asegurarme de que lo que veía era realidad, porque fueron más de tres años de espera que culminaron en una obra monumental, la cual nos llevó a dar el siguiente paso: llenar el estadio. Llegó así el reto de operar el equipo, de crecer la afición, de cambiar todo lo que de alguna manera veíamos como áreas de oportunidad para poder llegar de la mejor manera a ese 2019.

Fotografías: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú, Enrique Gutiérrez / Gabriel Roux

Tras esa experiencia, el trabajo se enfocó en la operación de la nueva casa de los Diablos. Teníamos la misión de convertir esta hermosa obra en un hogar que pudiéramos llamar nuestro, y desde el juego con los Padres de San Diego empezó la revolución del beisbol.

Mucha gente dice que los resultados del Clásico Mundial fueron clave en el desarrollo de este deporte, pero tengo la certeza —que podría platicarla y debatirla— de que la verdadera razón por la que el fenómeno del beisbol mexicano detonó, fue este maravilloso estadio.

Llegó el momento de que el estadio tomara vida propia. Una vez que abrió sus puertas el reto fue otro, ahora debíamos lograr que los aficionados asistieran y para ello había que ofrecerles una experiencia que no solo se quedara en una primera visita, sino en sembrarles el deseo de querer regresar.

Este trabajo lo iniciamos desde el Estadio Fray Nano, pues, al llegar el equipo, la primera misión que don Alfredo Harp me dio fue llenar el recinto, ya que realmente el público era escaso. Y a pesar de que aún nos falta, logramos subir nuestro promedio de asistencia a 11000 personas por juego a más de 600000 en toda la temporada 2023.

El problema principal radicaba en cómo darle vitalidad a la infraestructura. Los arquitectos ya habían hecho su parte, ahora había que enfocarse en la afición. A principios de 2019 el estadio no era como lo conocemos ahora, para llegar a ello tuvimos que ir entendiéndolo a partir de todas las ventajas que la estructura nos ofrecía.

Actualmente contamos con un sistema de audio a la altura de los foros que ofrecen grandes conciertos; además, están las pantallas que nos permiten interactuar con el público a la vez que cumplimos con los socios comerciales; nuestra oferta culinaria es extraordinaria y combina de excelente forma con un equipo ganador. Así nos dimos cuenta de que teníamos como base toda una estructura para generar experiencias, que ha permitido que hoy por hoy la gente se refiera al Estadio Alfredo Harp Helú como uno de los lugares en donde mejor se disfruta de un juego.

Ahora que este parque cumple cinco años de vida, entendemos que la revolución que ha provocado Diablos Rojos para el beisbol en la Ciudad de México, sucedió después de que entendimos que la verdadera competencia no era con el futbol, el basquetbol o algún otro deporte, sino que nuestro objetivo era hacer que nuestros aficionados eligieran venir al estadio en lugar de ir al cine, quedarse en casa a ver una serie o salir a un centro comercial. Después de realizar y revisar varios estudios de mercado, comprendimos que la competencia eran los restaurantes, ya que los alimentos y las bebidas son un elemento crucial, por ello ideamos cómo combinar la experiencia deportiva con la culinaria.

Al día de hoy la gran variedad de opciones que tenemos permiten que los aficionados puedan decidir qué alimentos van a consumir, qué se les antoja. Por ejemplo, si decides ir a un restaurante italiano, la única opción que tienes es comida italiana, pero en el estadio los asistentes tienen un amplio abanico de posibilidades. Aquí todos pueden consumir el tipo de alimento que deseen y a veces lo difícil es elegir.

Fotografías: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú, Enrique Gutiérrez / Gabriel Roux

La experiencia Diablos también incluye el excelente entretenimiento proporcionado por un gran equipo encabezado por Eric Cruz, quien está a cargo de coordinar la operación de la pantalla, la música y la interacción con el público. Eric logró identificar lo que la gente estaba buscando como entretenimiento. Alguien me decía que es fácil hacer una playlist para un estadio, pero ninguna como la que se escucha durante los juegos de los Diablos Rojos; si a eso le sumamos la interacción, la emoción de la gente viéndose en las pantallas y la bienvenida que le dan a los jugadores, entonces se crea un gran espectáculo. Es como estar en Jurassic Park; al momento de llegar no imaginas lo que verás dentro.

Así es como el gran trabajo del equipo encabezado por don Alfredo Harp Helú y su hijo Santiago Harp Grañén, volvió realidad una obra monumental que llegó para transformar el significado de un espectáculo deportivo de primer nivel, en donde todo el público vive una gran experiencia desde su llegada, a lo largo de su estancia y hasta el momento en que salen del estadio.

El Estadio Alfredo Harp Helú y el equipo han vivido constantes adaptaciones y cambios gracias al trabajo de Santiago Harp Grañén, quien aporta la visión fresca de un joven que ama y sabe de beisbol. El tema de los uniformes y de las redes sociales se suman a esta experiencia, que se ha vuelto un fenómeno extraordinario para los fanáticos, el equipo de marketing, la prensa e incluso para aquellas personas que ni siquiera tienen gusto por el deporte, y que muchas veces llegan aquí para experimentar y disfrutar todo lo que este espacio les ofrece.

Si verbalizamos el efecto que han causado el Estadio Alfredo Harp Helú y los Diablos Rojos del México, puedo decir que hemos beisbolizado a los habitantes de la gran Ciudad de México, los hemos evangelizado en el beisbol y, les aseguro, sin temor a equivocarme, que más de la mitad de quienes ahora vienen al estadio son personas que hace cinco años decían que no iban al beisbol porque era muy aburrido. Hubo épocas en las que se regalaban boletos para que asistieran, y ahora hemos hecho una revolución que va por buen camino para seguir atrayendo a mucha más afición.


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