Boletín FAHHO No. 13 (Jul-Ago 2016)

LA RADIO: UN LEGADO SONORO

Daniel Olivo Ramos

En los tiempos que corren es irreal pensar en una sociedad incomunicada. La mayoría de las personas están dentro de una red social, por lo menos, por lo que la idea de un mundo aislado no existe.

La historia de la radio es quizá la historia de la comunicación. Es difícil definir dónde y cuándo se inventó, porque ha sido el resultado de una colaboración accidentada entre una cantidad de físicos involucrados y una sucesión de hechos que desembocaron en la transmisión realizada en 1899 por el italiano Guillermo Marconi entre Dover (Inglaterra) y Boulougne (Francia).

A partir de ese momento su historia se desarrolló vertiginosamente, con un éxito notable, no sólo como medio de comunicación y por su uso durante la Primera Guerra Mundial, sino al quedar al servicio del entretenimiento. En 1920 se dieron las primeras transmisiones de este tipo en Argentina, y en el mismo año se fundó la primera estación de radio con una programación regular y continua, la KDKA en Pittsburgh (Estados Unidos). En México también fue bien acogida, registrándose el primer programa en 1921 por los hermanos Adolfo Enrique y Pedro Gómez Fernández, además se creó la Liga Nacional de Radio, la Liga Central Mexicana de Radio, y México se adhirió a la Conferencia Internacional de Telecomunicaciones en Washington (Estados Unidos) en la misma década.

Después de mucha controversia sobre el inventor de la radio, la Corte Suprema de los Estados Unidos otorgó en 1943 los derechos de las patentes a Nikola Tesla como su inventor.

Un fenómeno interesante que surgió paralelamente al desarrollo de la radio fue la radioafición: se trata de personas que sin ser profesionales se dedican o interesan en la radio-técnica, con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro. Éste es el caso del capitán Felipe Pasarán Andrade, exmilitar que trabajó en Aeronaves de México (hoy Aeroméxico) y que al jubilarse se volvió radioaficionado. Al dedicar su tiempo libre a esta noble actividad, el capitán Pasarán fue adquiriendo radios de diferentes épocas, tamaños y marcas, hasta que logró juntar más de 200 radios en su hogar. Tras su muerte, su hijo, Carlos Pasarán, se hizo cargo de la colección cuidándolos y dándoles el debido mantenimiento que estos aparatos exigen. Actualmente, el legado familiar cuenta con 120 radios que difieren en características pero que nos cuentan parte de la historia de la radio. El tesoro está compuesto por radios de los años 20 hasta los 70 del siglo pasado. Algunos sobresalen por su forma, color, material de construcción o incluso por su excelente estado de conservación. Ni qué decir de los gramófonos que también forman parte y de la joya del acervo, el fonógrafo de Thomas Alva Edison, reconocido como la primera máquina capaz de grabar y reproducir lo grabado de una forma simple y sencilla.

La Fonoteca Juan León Mariscal, en colaboración con el Centro Cultural San Pablo, se complace en anunciar la exposición La radio. Una ventana sonora al mundo, que se inaugura el viernes 15 de julio en una de sus galerías. En ella se podrán apreciar todas estas piezas que por su belleza estética e histórica adquieren un valor intangible tanto para la familia Pasarán como para la sociedad oaxaqueña.


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