Boletín FAHHO No. 26 (Sep-Oct 2018)

LA PATRIA DE TODOS

Othón Constantino

Una leyenda afirma que los primeros zapotecas descendieron de las nubes y otros más brotaron de las raíces de los grandes árboles. La tradición, anclada en el Istmo de Tehuantepec en el estado Oaxaca, forma parte de las más ricas del sureste del territorio mexicano, posee oralidad, vestimenta, música, literatura y gastronomía. Existe –dicen– un don que hace inigualables a los zapotecas del sur en cualquier lugar u horizonte que se mire. Gracias a esta misma riqueza milenaria que se respira en Juchitán, la cultura zapoteca resiste en muchas formas al embate de los años cambiantes. Ya lo dijo el maestro y lingüista zapoteco Víctor Cata: “Si hemos logrado sobrevivir como cultura indígena es porque aprendimos a convivir con la tradición y la modernidad”.

En Juchitán se nace zapoteca, nos ligamos a la tierra, ella misma nos nutre, ella misma nos lleva; desde pequeños aprendemos nuestra lengua y vestimos nuestros colores; la oralidad en casa, la más importante, moldea nuestra voz en el camino que elijamos.

En la primera educación escolar es de suma importancia no perder el hilo de la tradición cultural. Muchas estrategias educativas docentes son implementadas para lograr el objetivo, y gran parte de ellas están basadas en la lectoescritura. Todo esto ha mantenido viva la lengua.

Hace cuatro años, lo que inició como una propuesta de preservación de las costumbres y tradiciones en el Jardín de Niños Juan Escutia se convirtió en uno de los trabajos más relevantes en la región: lári nandxo (‘tela sagrada’ o ‘bandera’), consiste en portar el traje y calzado típico zapoteca en la escolta, entre niños y niñas, llevando a cabo honores cívicos en lengua diidxazá. Fue tanto el impacto social, que provocó en otras escuelas la conciencia cultural y la implementación de la misma en su ámbito educativo.

Las imágenes de niños y niñas con vestimenta zapoteca que recorren los diarios han sensibilizado a un pueblo oprimido en su actual lucha por la defensa territorial y de sus recursos naturales. Aquellas imágenes criticadas de igual forma por quienes piensan en la ofensa a los símbolos mexicanos, sin saber que los pueblos indígenas también son patria. Actualmente nuestro centro preescolar ha sido reconocido por muchos aspectos, el más importante: la preservación de las costumbres en vestimenta y lenguaje. Estos cuatro años se resumen en el amor y respeto a la historia de una cultura milenaria, la zapoteca, aquella de los primeros hombres que vinieron de las nubes.

El MTO entregó un reconocimiento al Jardín de Niños Juan Escutia por estas iniciativas el pasado mes de junio. Los libros donados enriquecerán la biblioteca con la que cuenta este espacio.

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