Boletín FAHHO Digital No. 31 (Oct 2023)

La milpa en la actualidad

José Diego
Fotografía de Archivos compartidos Tres Ríos.

La milpa es una práctica agrícola cuyos cultivares están basados, principalmente, en las especies de maíz, frijol y calabaza y que en diversas regiones son complementadas con chile, papa y una amplia variedad de quelites.

El origen de este sistema —actividad que realizaban, sobre todo, mujeres y niños— se remonta a los pueblos mesoamericanos precolombinos, quienes iniciaron con la domesticación del teocintle1 hace aproximadamente 7 000 años; en ese momento también se originó la diversidad lingüística, la vestimenta, cosmovisión, alimentación y, en general, el caminar de los hombres y mujeres del maíz. En este sentido, la milpa engloba no solo un sistema de producción agrícola, sino que pone de manifiesto la cosmovisión, representa la economía, las tradiciones y las prácticas bioculturales de los pueblos originarios.

Al tratarse de un cultivo cuya producción se destina, sobre todo, al autoconsumo, su desarrollo agronómico cobra importancia desde un enfoque agroecológico, ya que la revolución verde de la década de los sesenta se enfocó, en gran medida, en los monocultivos de alto rendimiento, contrario a un sistema que genera una gran diversidad de especies y cultivares que conjugan los conocimientos y saberes del entorno donde se cultivan.

En el contexto oaxaqueño, la milpa es la columna vertebral de los pueblos que habitan las ocho regiones del estado, con 35 razas de maíz nativo que constituyen el 70 % de la diversidad en México y que conforman, junto con el frijol, el 75 % de la ingesta diaria de los campesinos y habitantes del medio rural en la entidad. Dicho consumo es un mosaico de saberes y sabores que van desde alimentos como las tortillas, tostadas, tlayudas, totopos, tamales, empanadas, tetelas, a las bebidas como el atole o el tejate, o ciertos fermentos para uso medicinal y de carácter ritual.

Fotografía de Archivos compartidos Tres Ríos.

Paradójicamente, a pesar de que la milpa es un sistema de cultivo con alto valor biocultural, nos encontramos con un escenario complejo por parte de quienes habitan y conviven día a día con ella, pues se trata de comunidades con altos índices de pobreza, migración y desempleo. Aunado
a que la milpa es el sustento de comunidades enteras cuyas condiciones fisiográficas son las serranías y laderas, también hay que considerar que las mismas poblaciones realizan prácticas ancestrales que impactan significativamente en la erosión y degradación de suelos, como la roza, tumba y quema (RTQ) y la roturación por medio de yunta y otras herramientas manuales. Por otra parte, el uso intensivo de agroquímicos para el control de arvenses, plagas y enfermedades han generado un desequilibrio en la diversidad agrobiológica, además de la contaminación de manantiales, arroyos y ríos.

Lo anterior deriva, en su conjunto, en cambios de uso de suelo: apertura de nuevas parcelas agrícolas, fragmentación de cobertura vegetal y reducción de conectividad del paisaje; disminución de polinizadores, de microorganismos y la fertilidad del suelo; disminución en la retención de agua, incremento de la transpiración y recrudecimiento del estiaje, incremento de sequía y desertificación de áreas agrícolas.

Es importante señalar que entre otros impactos sociales adversos se encuentran los rendimientos decrecientes que no superan las 2.00 Ton/Ha, que a su vez ocasionan la pérdida de semillas nativas, la reducción de la base nutricional de la familia y la comunidad, la pérdida de la soberanía alimentaria por el incremento de los costos de producción y la dependencia del abasto de maíz externo, ya que la producción familiar no satisface la necesidad alimentaria de quienes cultivan y viven de la milpa.

Fotografía de Archivos compartidos Tres Ríos.

Por esta razón, desde la Coordinación de Medio Ambiente de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca sabemos que es importante sumar esfuerzos con diversos espacios para que los saberes y prácticas campesinas del sistema de la milpa se fortalezcan por medio de la implementación de un manejo adaptativo como estrategia y respuesta al cambio climático, basado fundamentalmente en el aspecto ambiental, económico y cultural, como la agricultura de conservación, siembra de árboles frutales en curvas de nivel, producción de abonos orgánicos, conservación de microorganismos del suelo, rotación y asociación de cultivos, conservación de granos y la selección de semillas nativas como elemento de resiliencia, entre muchas acciones más.

1 El teocintle es una planta gramínea considerada como el antecesor directo del maíz que fue domesticado como cultivo por lo antiguos habitantes de Mesoamérica. Los teocintles tienen varios tallos ramificados, numerosas “mazorquitas” en diferentes ramas con solo dos hileras de granos envueltos en una estructura muy endurecida. Por su parte, el maíz tiene un tallo robusto, con una o pocas mazorcas en la parte central de la planta; la mazorca es grande y sus granos están expuestos en numerosas hileras. Las diferencias en el maíz, principalmente el alto desarrollo de la mazorca, son producto del proceso de domesticación (Iltis 1993; Randolph 1976; Wilkes 2004).


Lo sentimos, la página que buscas no existe.

¡Muchas Gracias!
En breve nos pondremos en contacto contigo.