Boletín FAHHO Digital No. 22 (Ene 2023)

La materialización de un sueño

Diana Pascual

Oaxaca es, y siempre ha sido, una tierra de rebosante creatividad inspirada en una geografía y naturaleza megadiversa. Los pueblos y sociedades que la habitaron y habitan crearon singulares muestras de sus artes, pensamientos y experiencias culturales que por su originalidad y poder de imaginación son únicos en el mundo. Fomentar el amor y cuidado por este patrimonio cultural y natural de nuestro estado es un compromiso necesario y constante. En este camino las posibilidades para brindar experiencias significativas a nuestro público son amplias y vastas, sin embargo, pensar en las infancias lleva a esta labor por caminos inexplorados, pero con resultados fantásticos.

En una época en la que la tecnología nos mantiene absortos en un mundo digital, atraer al público infantil a espacios culturales inspira a buscar nuevos horizontes. Nuestra intención es hacer crecer en ellos una semilla de amor y responsabilidad por la gran riqueza de la cual serán herederos. Sin duda, esta riqueza es amplia, diversa, y representa en sus piezas y tradiciones particulares la historia y diversidad de los pueblos de Oaxaca. Ante este panorama surgen las preguntas: ¿Cómo podemos ofrecer nuevas experiencias que a la vez sean formativas para las nuevas generaciones? ¿Cuál es el camino a seguir?

Con niñas y niños de naturaleza curiosa, y ávidos por el conocimiento, el juego resulta un magnífico canal para la transmisión de este amor por las expresiones culturales de nuestra tierra. En este sentido de conciliación entre el juego y la conciencia de la multifacética historia de Oaxaca nació un proyecto único: para disfrute de niños, niñas, curiosos y todos aquellos de espíritu joven se dio vida a un carrusel inspirado en el Códice Vindobonensis.

Este documento, originario de Tilantongo en la Mixteca Alta, en Oaxaca, es uno de los códices más excepcionales de Mesoamérica y, al mismo tiempo —aunque desafortunadamente algo desapercibida ante las obras del mundo clásico— una de las obras maestras de la literatura mundial, por su temática profunda, mística y global. Está compuesto por 52 páginas pintadas en el anverso, a las cuales se añadieron en un momento posterior 12 en el reverso. Su contenido relata la cosmogonía mixteca en un recorrido por historias sagradas sobre la creación del mundo, el nacimiento de los dioses, la primera salida del Sol, la fundación de los señoríos y —en la parte añadida— la historia dinástica de Tilantongo.

Entre las láminas se encuentra la historia de la primera creación por los Dioses que Siempre Han Existido; la concepción del tiempo representada por elementos que se empleaban en las artes hemerológicas y el calendario ritual, y la metáfora del Árbol de origen, de corteza blanca rodeado de fechas sagradas y del cual nacieron los hombres-piedra, los hombres-árbol y los sacerdotes que resguardan el Árbol del origen.

Sumergirse en la riqueza narrativa, simbólica y pictórica que posee este documento resulta fascinante y nos hace partícipes de las intrigantes historias sagradas que existieron en la Mixteca Alta antes del arribo de la religión católica. Por supuesto, es en primer lugar un tesoro invaluable de los casi medio millón de hablantes de alguna de las variantes de la lengua mixteca de hoy, con cuya cultura está intrínsecamente relacionado. Y como una de las sobresalientes creaciones artísticas y simbólicas de Oaxaca merece ser conocida y valorada. Por ello, transmitir su existencia a las generaciones más jóvenes se convirtió en una necesidad. ¿Y qué mejor entrada al tema que a través de una experiencia directa, física y lúdica? La materialización de elementos gráficos del códice en forma de un juego tradicional de las ferias resultó ser una tarea magnífica y compleja.

Esta traducción del documento a un carrusel requirió de un equipo apasionado por su labor y la enseñanza de este documento mixteco. El simbolismo es evidente: alrededor del Árbol de origen giran los elementos del universo mixteco: las águilas, las serpientes, los jaguares y demás animales ubicados en su morada: los cerros entre el cielo arriba y la tierra abajo. El ser humano que sube al carrusel es el visitante y participante en este ciclo eterno de la vida en este universo. En el trayecto de su diseño se combinó la magia, la alegría y la sensación de volar que provoca el carrusel con glifos calendáricos prehispánicos hechos de fibra de vidrio; tan bellamente pintados de colores naturales como el añil, y usando instrumentos tradicionales como las flores, espinas y esponjas hacen que estos “caballitos de carrusel” resulten auténticas esculturas.

Invitamos a todos aquellos de espíritu curioso a leer, en cada vuelta de este carrusel, la magnífica historia que nos relata el Códice Vindobonensis.

Iniciativa: María Isabel Grañén Porrúa
Dirección de proyecto: Minerva Cortés Soto, Taller de Restauración FAHHO
Fabricación: Edmundo Salazar. Tercera generación dedicada a la creación de juegos mecánicos en Oaxaca.
Modelado y pintado de piezas: Tonatiuh Estrada


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