La insustituible presencia activa de Adabi para la Fundación Ajaraca
A la muerte de Ruth D. Lechuga, experta en arte popular, fotógrafa y coleccionista, la editorial Artes de México recibió la noticia de que había heredado su acervo fotográfico. Más de sesenta mil imágenes impactantes e insustituibles de un México que ha ido desapareciendo. Documentó en 23 estados paisajes, arqueología, mercados, artesanos en pleno trabajo, además de sus fiestas tradicionales, danzas, rituales y el uso de las máscaras, mujeres y hombres en su vida cotidiana, entre otros escenarios.
Durante más de 40 años, esta mexicana de origen austriaco recorrió el país cazando fragmentos de una realidad visual excepcional. Al mismo tiempo, benefició de diferentes maneras, y desinteresadamente, a muchos artesanos de todas las ramas que reconocían su profundo interés en ellos y en su trabajo. Fui testigo de cómo la abrazaban con inmensa emoción cuando la encontraban. Ruth también fue mentora en los estudios del arte popular que Artes de México emprendió desde sus inicios. Sin sus consejos y conocimiento no habríamos explorado a profundidad muchos de estos temas. Conscientes de la enorme responsabilidad que enfrentábamos, nuestro deber consistía en aprender cómo resguardar este patrimonio cultural invaluable y convertirlo en un archivo.
El camino no era fácil, pero gracias a la visión y los consejos de un hombre visionario, culto y generoso, Alejandro Soberón que nos recomendó crear una fundación, nació Ajaraca A. C., organismo independiente de la editorial Artes de México. Crear esa nueva asociación civil fue una ardua y larga labor que llevó meses. Primero se formó un Consejo con cinco participantes, generosos y activos, que redactarían el reglamento y darían seguimiento a los pasos de Ajaraca para realizar un riguroso plan de trabajo de rescate y salvaguarda de ese patrimonio. Conociendo la labor de Adabi, las nuevas integrantes ejecutivas de Ajaraca, Brenda Chávez y Myriam Ramírez, se pusieron en contacto con esta excepcional institución. Desde el principio recibieron no solamente una asesoría invaluable, sino un seguimiento puntual que evitó los errores comunes que solo los profesionales de los archivos conocen de sobra.
Con la mejor disposición y profesionalismo, en Ajaraca se fueron aplicando todos los consejos e indicaciones de Adabi. A los cuatro años de estudiar, limpiar, organizar, clasificar, digitalizar y resguardar cada una de las fotografías, Ajaraca recibe con gran alegría el reconocimiento del Acervo Ruth Lechuga como parte de Memoria del Mundo México, que otorga la UNESCO. Sin esa mirada atenta, generosa y sabia que nos brindó Adabi, el proceso se habría alargado. Su apoyo inyectó inteligencia, sabiduría y velocidad a este proyecto fundamental para la memoria visual e histórica de México y del mundo.