Boletín FAHHO Digital No. 37 (Abr 2024)

La formación en la presencialidad, en voz de un docente

Gerardo Cirianni

Hace aproximadamente cuatro meses tuve el gusto de compartir una jornada de cuatro horas de trabajo con el equipo de mediadores del proyecto Bibliotecas móviles de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Coincidió que viajaba al hermoso México desde mi ciudad natal Buenos Aires, fue una larga gira de trabajo por varias regiones del país. Oaxaca siempre estuvo presente en los proyectos de formación continua, así fue como se gestó un encuentro fructífero vivencial, que siguió de manera virtual con charlas, archivos sonoros, intercambio de materiales, entre otras riquezas mutuas.

Conocí a los diez promotores de las Bibliotecas móviles rurales y a los cuatro de las urbanas. En las siguientes líneas expreso los logros más significativos de este intercambio, a modo de testimonio:

  1. La exploración en intercambio de puntos de vista acerca de nuestras miradas sobre un acervo amplio y diverso de materiales de lectura.
  2. Los comentarios generados a partir del sentido común, en muchos casos enriquecidos por conceptos teóricos en relación con las dificultades que implica el acercamiento a la lengua escrita.
  3. El planteamiento de la necesidad de relacionar la práctica de la lectura con la práctica de la escritura.
  4. Las reflexiones que permitieran reconocer la voz como materia para que la lectura en voz alta, más que una experiencia motivadora, fuera una alternativa de reconocimiento de las capacidades de construcción de sentido de cada lector.

Fue muy grato para mí conocer a un grupo diverso en edad, género, experiencia laboral y criterios de prioridad para el trabajo de campo. Esto hace de los encuentros de lectura comunitaria algo vivo en función de las condiciones socioculturales de los grupos a los que prestan servicio.

Debo decir que mi asombro fue grande al conocer la entrega que caracteriza el trabajo de este equipo dadas las dificultades de movilidad y muchas veces la precariedad material comunitaria en la que deben generar espacios para la lectura.

Mi conclusión, aunque obvia, no la quiero soslayar, es que para la formación de mediadores de lectura no hay nada que supere la presencialidad. Esto lo pude comprobar una vez más en el trabajo realizado.

Agradezco a la FAHHO las facilidades brindadas, siempre aprendo de los colegas, fue un placer trabajar con tan buen equipo.


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