Boletín FAHHO Digital No. 36 (Mar 2024)

La flama de la inmortalidad sigue encendida

Horacio Ibarra
Fotografías: Acervo del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano

Uno de los sucesos más importantes de los últimos años en el mundo del beisbol en México fue la inauguración del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, acontecida el 20 de febrero de 2019, dentro de las instalaciones del Parque Fundidora en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Este proyecto dio continuidad a la institución del Salón de la Fama del Beisbol en México, idea de Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano, surgida en 1939 e implementada el 10 de marzo de 1973, gracias al apoyo de don Eugenio Garza Sada para construir un edificio y patrocinar su funcionamiento durante cuarenta años, mismo que llegó a su fin el 13 de junio de 2013, día en que cerraron sus puertas.

Sin duda alguna, eran malas noticias para el beisbol mexicano: así desaparecía el recinto donde se había reconocido la trayectoria de los grandes ídolos del diamante, incluyendo a directivos, cronistas y ampáyeres que hicieron historia en el Rey del Deporte en México. Además, terminaba la época del referente histórico, el prestigiado recinto, el lugar obligado para visitar, no solo para los amantes del beisbol, sino para los turistas nacionales y extranjeros que se encargaron de difundirlo de manera contundente.

Parecía que el destino del Salón de la Fama llegaba a su fin, aunque hubo la intención de llevarlo a Culiacán, donde incluso el gobernador del estado trató de darle continuidad con la adecuación de un edificio para tal efecto. Sin embargo, los directivos de la Liga Mexicana de Beisbol, encabezados por su presidente, el C. P. Plinio Escalante Bolio, hicieron lo posible por que el Salón de la Fama permaneciera en Monterrey. Fue entonces que surgió la figura de don Alfredo Harp Helú, quien con mucha determinación tomó la estafeta para hacerse cargo del recinto y así evitar que saliera de la Sultana del Norte.

Fotografías: Acervo del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano

Ya con la disposición de apoyar al recinto, él bien pudo habérselo llevado a Oaxaca o a la Ciudad de México, pero prefirió dejarlo en Monterrey por dos razones: primero, “por respeto a la memoria de don Eugenio Garza Sada, quien patrocinó la construcción y operación del anterior Salón de la Fama durante 40 años”, declaró textualmente don Alfredo Harp en su mensaje durante la firma del convenio con las autoridades del estado, el 30 de noviembre de 2015, en el Salón Sopladores del Parque Fundidora. Y, segundo, por ser Monterrey la ciudad que había obtenido la sede permanente del Salón de la Fama por unanimidad, otorgada por la Asociación de Ligas Profesionales de Beisbol de la República mexicana el 20 de mayo de 1971. Don Alfredo proporcionó el apoyo incondicional para patrocinar la construcción monumental del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano y la operación de este. La obra estuvo a cargo del arquitectoDaniel López Salgado, quien realizó el diseño arquitectónico, y de la mano de la Constructora Maiz Mier, presidida por José Maiz García, construyó un edificio espectacular que obtuvo tres galardones en el Gran Premio Obras CEMEX 2021: el primer lugar internacional en Innovación a la Construcción, el primer lugar nacional en Innovación a la Construcción y el tercer lugar en Espacios Colectivos, convirtiéndose en la obra cumbre del beisbol mexicano.

La magna construcción está erigida con ladrillo rojo estructural para unir el inmueble a la tradición de los edificios industriales icónicos de Monterrey, como la misma Cervecería y la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. La variedad de formas de las bóvedas en la construcción está inspirada en la geografía característica de la ciudad de Monterrey y rinde homenaje al perfil de las montañas de la Sierra Madre Oriental que enmarcan y embellecen la ciudad.

Fotografías: Acervo del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.

Gracias al impulso y al apoyo incondicional de don Alfredo, el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano se yergue altivo y monumental a un costado del Paseo Santa Lucía, albergando las placas y las piezas que pertenecieron a los inmortales del beisbol nacional. Al mismo tiempo, el imponente edificio es uno de los destinos turísticos más atractivos y de mayor reconocimiento en la Sultana del Norte. De esta manera, ¡la flama de la inmortalidad en el beisbol mexicano sigue encendida!


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