Boletín FAHHO Digital No. 4 (Mar-Abr 2021)

La colección numismática llega al Mufi

Israel Garfias Bernal

Las monedas están presentes en todos los rincones de nuestra vida, ya sea para pagar el periódico, cuando compramos algo en la tienda de la esquina o incluso para dar propina al “viene, viene”. A pesar de la existencia de otros medios de pago, el uso de las monedas está muy arraigado en nuestro país, ya sea por costumbre, o bien, por sus ventajas prácticas.

Además de su valor de cambio, las monedas antiguas y modernas poseen otro valor: son útiles para explicar gustos, tendencias y eventos históricos; a través de ellas podemos conocer más sobre algunos aspectos de las tradiciones, las costumbres y los vaivenes políticos del país que las emite. Hay muchas personas que, fascinadas por la historia y la belleza de las piezas, deciden coleccionarlas y estudiarlas.

Al estudio de las monedas, medallas, billetes y otras piezas similares que han servido como medios de pago a lo largo del tiempo se le conoce como numismática. La numismática tiene muchas características en común con la filatelia, ambas se dedican al estudio, la investigación y la difusión de monedas y estampillas. A menudo, el gusto por la numismática comienza por la herencia de un familiar (padres, tíos, abuelos) que lega diversas monedas o estampillas a sus hijos o parientes, las cuales, en una primera instancia, pueden ser interpretadas tan solo como un bien material. Sin embargo, para un numismático o filatelista esta herencia puede ser vista como una forma de transmitir la historia familiar que narran dichas piezas. Las monedas o estampillas “del abuelo” pueden ser desde monedas “del kilo” hasta timbres de una serie permanente, pero en ningún momento dejan de ser la colección, tesoro o herencia de una persona que desearía heredar a sus hijos o nietos para que puedan conservar una pieza de la historia familiar, y, a su vez, poder formar un vínculo con él, aunque ya no se encuentre físicamente.

Recientemente, el Museo de la Filatelia de Oaxaca ha recibido para su clasificación, investigación y resguardo la colección numismática de don Alfredo Harp Helú. Esta invaluable colección, compuesta principalmente por monedas nacionales, ha permitido que el museo amplíe sus conocimientos sobre esta disciplina. Como antecedente, podemos enumerar la exposición sobre numismática y filatelia realizada en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca en 1996 y múltiples exposiciones donde se ha mostrado material numismático, lo que nos ha permitido conocer el interés del público sobre el tema y la necesidad de tener mayor información.

La fase inicial de nuestra investigación (en la que trabajamos actualmente) ha consistido en una cuidadosa catalogación de las monedas. A partir del estudio y reconocimiento de cada pieza hemos podido obtener información muy valiosa, pues la mayoría de las piezas tienen grabada la fecha, el lugar en que fueron acuñadas y las iniciales de los responsables del proceso en la ceca: los grabadores, los impresores, los ensayadores, etcétera, lo que nos permite clasificarlas con base en determinadas jerarquías.

Por otro lado, la información procedente de archivos, libros y gacetas nos ha permitido aproximarnos a conocer el uso de los materiales empleados en su acuñación y el motivo de producción de cada una de ellas. Hasta el momento, hemos identificado algunas piezas de la etapa virreinal, monedas de plata que durante el siglo XVIII fueron conocidas como “columnarios” o “de mundos y mares” debido a que en su reverso tienen dos hemisferios sobre ondas de mar unidos por una corona, entre dos columnas también coronadas; alrededor la leyenda VTRAQUE VNUM, “ambos son uno”. Las monedas de este periodo son quizá las piezas virreinales más afortunadas en cuanto a su diseño, pues además de la buena ley (composición y pureza de la plata), se añadió su magnífica hechura y la belleza de su diseño, de modo que estas monedas, en esa época, se ratificaron como el principal medio de pago en transacciones internacionales.

A su vez, hemos podido encontrar monedas del Segundo Imperio, también conocidas como “arras Maximiliano” que destacan por su bella factura. En el anverso ostentan el perfil del emperador con la leyenda “MAXIMILIANO EMPERADOR”, y en el reverso el escudo imperial y la leyenda “IMPERIO MEXICANO”, la denominación y el año. Cuando el monarca Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena fue proclamado emperador de México, en 1864, una de sus primeras acciones fue acuñar una moneda bajo el sistema decimal, fue entonces cuando se produjeron las primeras monedas de “un peso” en México.

Por otro lado, hemos catalogado también monedas del siglo XX clasificadas por la leyenda “Estados Unidos Mexicanos” y en las que destacan piezas de 10, 20 y 50 centavos, de las primeras décadas del siglo. De años posteriores están las bellas y relativamente escasas monedas de dos pesos, “Victoria”, y dos onzas troy, acuñadas en plata .999, además de monedas conmemorativas de 5, 10, 25 y 100 pesos.

Sin lugar a duda, el manejo de la colección ha sido un trabajo arduo pero estimulante, desde el desembalaje hasta el registro en la base de datos, el inventario y la catalogación. A medida que la investigación avanza, se va adquiriendo experiencia en el manejo y la comprensión de las piezas. El equipo del Mufi sabe que una catalogación correcta, que permita adscribir una moneda o un timbre a un personaje preciso y a una cronología concreta, es imprescindible para alcanzar una valoración lo más ajustada posible de la pieza en sí misma, del momento histórico en que se inserta y del valor cultural que poseen.

A lo largo de estos 22 años, el acervo del Mufi ha crecido día con día gracias a las frecuentes donaciones y a las amables personas que han confiado en que el Museo de la Filatelia de Oaxaca es el mejor lugar para resguardarlas y darlas a conocer al gran público.


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